AL DOCTOR DON FABIO CASTILLO FIGUEROA
Por Ramón F Chávez Cañas
Profesor Fabio Castillo/ Figueroa: Gran Maestro.
Gran Doctor en Medicina/ y en Fisiología: Diestro.
Jefe en el Departamento/ de Fisiología Humana.
La Nefrología clínica/ era su especialidad
en aula y en laboratorio/ con inmensa claridad.
Ex alumnos recordamos/ con gratitud y ufana
sensación de ser nosotros/ alumnos privilegiados
cuando Don Fabio Castillo/ más otros iluminados
en aquella Escuela Madre/ a final de años cincuenta,
cuando Don Fabio Castillo/ fue Jefe de los docentes
o pléyade de extranjeros/ con nacionales valientes.
Su batuta de Maestro/ traspasó hasta años setenta.
A inicios de sexta década/ del siglo veinte difunto,
el Doctor Fabio Castillo/ Figueroa, en este punto,
cual Patriota Incorruptible,/ para salvar al país,
de oligarquía voraz/ y de obispo Tamagás
se inclina por la política/ sin importar lo demás
para salvar a su pueblo/ o gente hecha de Maíz.
Pasada aquella experiencia/ robada por oligarcas,
quienes no se resignaban/ a dejar quietas las arcas
del saqueado El Salvador/ volvieron a saquear más
hasta llegar al momento,/ en año setenta y dos,
cuando al secuestrar las urnas/ se dio aquel fraude feroz;
entonces guerra civil/ llegó cual ave rapaz.
Esbelto Fabio Castillo/ con su estampa de dos metros,
debió salir al exilio/ para evadir a siniestros
o guardias y policías/ integrantes de jaurías
quienes por una miseria/ llamada salario mínimo,
empezaron a matar/ con el cinismo más cínico
desde tiempos coloniales/ por sus conciencias vacías.
En tanto el Doctor Castillo/ Decano en la Facultad
Médica de El Salvador/ con su personalidad
y con cuerpo aún atlético/ de deportista campeón
más pos grados académicos/ ganados en primer mundo
y su amor a esta patria/ indecible por profundo
debió marchar al exilio/ y a Costa Rica llegó
a dar a ese pueblo hermano/ toda su sabiduría;
mientras nación de Jaguares/ diezmada era noche y día.
Y la cabeza entrecana/ de Castillo Figueroa,
más su delgada figura/ con aplomo filosófico,
era frustrado recuerdo/ en el pensar siempre lógico
de estudiantes superiores/ esperando nueva aurora.
Después de firmado Acuerdos/ de Paz en Chapultepec
el Doctor Fabio Castillo/ pronto decide volver.
Es elegido Rector/ de nuestra Casa de Estudios.
En seguida reelegido:/ ¡fue tercera reelección!
Durante tres Rectorados/ nuestra Casa floreció
a pesar de presupuestos/ ridículos por espurios;
pues con ellos él logró/ aumento de las matrículas
y becas para estudiantes/ sustanciales, no ridículas.
Terminada su faena/ siendo ya octogenario
se decidió a trabajar/ ad-honorem, por el Bien
de toda la educación/ y Democracia, también.
¡Su vida es muy productiva/ a pesar de su calvario!
A noventa y tantos años/ su salud se ha quebrantado.
Ex alumnos, este día/ con presura han convocado
a reunión general/ en Facultad de Derecho
y allí planificar/ un merecido homenaje
para nuestro Profesor/ por su excelente bagaje
y un corazón palpitante/ dentro de atlético pecho.
Doctor Don Fabio Castillo/ Figueroa ha de vivir
noventa o cien años más;/ pues es necesario aquí,
en la tierra de Jaguares/ donde tanto se le quiere
o mejor: se le venera/ por ser un Ser meritísimo
de estos veinte mil kilómetros/ cuadrados, suelo riquísimo
y será aún más próspero/ si Usted nunca se nos muere.
San Salvador, 23 de agosto de 2010, a 23:55hrs