MEMORIA HISTÓRICA
CACHIPORRISTAS GUANACAS
Por Chichipate Cañaverales
ANTECEDENTES INMEDIATOS. Diciembre 14, 1948. El presidente Salvador Castaneda Castro, alias: Mica Polveada, es desbarrancado del poder por medio de otro cuartelazo o golpe de Estado. Otro directorio cívico-militar —de entre tantos en 190 años—, convoca a elecciones caricaturescas. Septiembre 14, 1950. Se apoltrona en silla presidencial un sujeto apodado Cuchumbo, ex integrante de aquel directorio recién mencionado, mayor o coronel del también caricaturesco ejército nacional de entonces. El nombre de pila del tal Cuchumbo era Óscar Osorio (1950-56). Entre tantos miembros de su gabinete gubernamental figuraba alguien de apellido Salazar. Por supuesto: para esta gente, siervos de ladrones oligarcas, el 14 de diciembre de 1948 significaba el día de la “revolución salvadoreña” jajajajajá; tan importante o más que el trillado 15 de septiembre: día de falsa independencia centroamericana de la corona española.
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LAS CACHIPORRISTA. El ministro Salazar (¿Mario Héctor?), ideó, sugirió e implementó las festividades patrias a fin de conmemorar y celebrar tan fatuo cuartelazo. Para diciembre de 1951, dispuso montar, con toda parafernalia posible, el desfile capitalino y capitalista de la cacaraqueada seudo revolución. Para tal efecto, el número extraordinario programado y propagandizado por medio de prensa escrita y radial, era la marcha “espectacular” de un número considerable de jóvenes mujeres estadounidenses con residencia en Miami, Florida, llamadas ¿Dolly Sister?, traídas ex profeso con gastos redondos pagados; más compensaciones monetarias privadas a cada una, que sólo Salazar y Cuchumbo conocieron su monto; pero no había problema de liquidez, porque el “grano de oro” estaba en el Olimpo extranjero, pues el quintal oro valía ¢1,200ºº (u$s480ºº); mientras, el oligarca mañoso pagaba al cortador la ridícula suma de ¢18ºº (us$7,20) por cada quintal oro recogido.
Dicho desfile iniciaría en cercanías al parque Cuscatlán, para terminar frente al portón principal (oriental) del Palacio Nacional, donde Osorio y compañía se auto alabarían por aquella asonada de hacía exactos tres años. De 09:00 hrs a 11:00hrs, capitalinos no capitalistas, más gente fletada cuales reses en camiones nacionales desde el interior del minúsculo país, se deleitarían mirando marchar a “dolly sister” al compás de orquesta o banda de guerra traída expresa por ellas mismas; pues nuestros trompudos y haraganes músicos regimentales, no eran dignos de confianza para aquellos “prudistas” des-gobernantes (del partido electorero PRUD).
A fin de evitar seguros desórdenes callejeros montados por machistas guanacos o plebeyos, contingentes gubernamentales de seguridad pública fueron apostados a lo largo y ancho de toda la estrecha ruta de antemano trazada: Calle Rubén Darío hasta entronque con Avenida Cuscatlán, para luego virar a la derecha y, a 11:00hrs exactas, estar frente a padrastros de la patria, al capataz pro oligarcas y a abogadillos con ínfulas de magistrados en corte suprema de injusticia.
Aquellas mujercitas, rebajadas a mujerzuelas cachiporristas gringas por proxenetismo capitalista, —similar al fulano Olano, rufián de rufianes al traficar con señoritas guanacas aspirantes a miss universo—, luciendo lujosos pero repugnantes e insultantes trajes, medio cubrían: troncos con partes pudendas o púdicas; con botas blanquecinas cubriendo ¾ de piernas o pantorrillas; con copetes de cacatúas mamarrachas cubiertos por yelmos quijotescos modernos y, empuñando sendos bastones engalanados con flecos: bastón llamado cachiporra. Delante de estas inocentes mamarrachas pintarrajeadas hasta en los sobacos, iba tocando marchas militares la banda de guerra yanqui ya mencionada. Por fortuna, diciembre es mes benigno en ciudad capital salvadoreña; por eso, no había copioso sudor que las des pintarrajeara, ni viento impertinente para volarles al carajo el yelmo y en seguida descopetarlas.
Amaestradas cuales yeguas o potrancas peruanas de paso, sin ellas tan siquiera sospecharlo, hacían malabarismos y contorsiones aceptables; dejando boquiabiertos a campesinos y citadinos, quienes creían que esas hembras con cinturitas de avispas, glúteos, muslos y piernas concordantes con catálogos de costureras, eran extra terrestres o divinas; no obstante, a pesar de enorme vigilancia dada por cientos o miles de: guardias nacionales, policías de Hacienda, policías de línea más detectives y choriceros municipales; jóvenes y adultos, alebrestados por sus fluidos testosterónicos y sus machismos atávicos o bíblicos, se infiltraban hasta ellas para, por lo menos, manosearles bustos, glúteos y caderas; pues, tanto cuilios y soldados, al no poder ellos hacer lo mismo, se hacían del ojo pacho con aquella plebe concupiscente. Por no haber aún tv en El Salvador, solo radiodifusoras encadenadas por mandato oficial obligatorio, una docena de locutores radiofónicos se turnaban cada 20mins, desplazándose de un lugar a otro en el trayecto señalado, para narrar, atragantados, el paso apoteósico de aquello nunca visto. Entre esos locutores, muchos recuerdan a: Guillermo “Albertico” Hernández, Miguelito Álvarez, Francisco Medina Funes, y Roberto Castaneda. Esta payasada malinchista de Cuchumbo Osorio se repitió durante 4 años consecutivos, restantes de su sexenio programado. El “pueta” José María Lemus, sucesor del Cuchumbo, la descartó, quizás porque el grano de oro se volvió grano de cobre o latón. Entonces, escuelas públicas, colegios particulares, —exceptuando al Instituto católico Betania de Santa Tecla—, se dieron a tan innoble tarea de imitar, durante sucesivos años hasta el recién pasado 2009, a las señoritas gringuitas o súbditas del “tigre de papel”.
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Si alguien pudiese aumentar un poco más a estos verídicos relatos, sucedidos cuando este cronista aún era niñito “escuelero”; salvadoreños menores de 50 otoños, en especial jóvenes y adolescentes, estarán agregando un capítulo medio interesante a sus memorias históricas; pues estas historietas, entre tantas, no han sido registradas en falaces historias oficiales. Entonces, concluiremos: dichas cachiporristas gringas extorsionadas por proxenetas mafiosos, cuyo paraíso terrenal estaba en la Cuba de Batista, de Truman y de Eisehauer, llamadas dolly sisters o de otras maneras, significaron y significan Cero en nuestro auténtico folclor. Por eso causa pena ajena que ignorantes al respecto, en especial Alto-marrano diablodioy y Puercoespín Quijasno, —éste, alcalde centroamericano de San Salvador—, se rasguen vestiduras queriendo defender lo indefendible; porque ellos, cuales peones descalzos del neoliberalismo, quieren seguir corrompiendo o destruyendo nuestras seculares buenas costumbres. A continuación, para colmar más la paciencia de nuestros caros blogueros lectores, incluiremos un poema alusivo al artículo o reflexión actual, escrito en agosto de 1991: hace exactos 19 agostos.
PARA LAS BANDAS DE GUERRA
Por Chichipate Cañaverales
Cómo causan pena las bandas de guerra,
—que un mal presidente, de paz, les llamara—.
Las bandas de guerra, no importa ellas sean
de colegios laicos o de Santa Tierra;
de centros urbanos o aldea lejana;
de ser parvulario, o edades más bellas.
Cómo causan pena en febrero y marzo
llenos de sudor y mucho cansancio,
sonando tambores con rústico mazo.
Dicen que entrenando para honrar la patria
en septiembre quince: un día tan rancio;
pues la independencia de España fue falsa.
Cuando llega el, o días deseados
ellos van risueños, vistiendo sus galas;
trompetas brillantes, tambores, iguales.
Cachuchas, correas, todos enguantados
para así marchar en vías asfaltadas
o en polvorientas de pueblitos leales.
Verles que jadean a las doce en punto
marcando el compás del un, dos, tres, cuatro
al rivalizar con otras escuelas.
Y el mentor atlético, en la fila, junto
a flacos alumnos, va con traje a cuadros
marcando aquel ritmo dado por las suelas.
Atrás del desfile o en las boca-calles
estará Cruz Roja, la Verde o Celeste
con prestos equipos para dar socorro
a los niños pobres cuando lanzan ayes
y a los desmayados, no importa les cueste
gastar medicinas sin ningún ahorro.
Las calles se atestan de gentes curiosas
colmando esas vías de aceras estrechas
y hasta los arriates de parques y plazas,
más que por marchantes, por las cachiporras
o cachiporristas hechas y derechas
haciendo piruetas para torpes masas.
Entonces pregunto a todos vosotros:
¿Cuántas horas-hombre, cuántas horas-clase?;
¿cuánta horas-padre, cuántas horas-niño
se pierden en esos desfiles de potros?
¿Qué ganan, pregunto, con tanto desfase
para su intelecto, terso cual armiño?
No quiere decirse que en bajos estratos
de pobres ingresos y parasitados
estén con frecuencia tiernos escolares;
pues ellos carecen de buenos zapatos
para repeler gusanos malvados
causantes de anemias en nuestros hogares.
Amar a la patria de esa manera
es un modo absurdo, nada inteligente,
pues nuestros hijitos, del sur hasta el norte,
ignoran verdad. La historia embustera
ha hecho crëer a toda la gente
que los falsos próceres fueron de gran porte.
Pues para la patria mil veces soñada
debe ser la Ciencia y el Arte profundo;
el Deporte Olímpico, en todas sus ramas;
el respeto al prójimo, sin esperar nada;
el amor a Dios, Creador de este mundo
y el rechazo al mal, creador de las armas.
27 de agosto de 1991.-
El Salvador, 06 de agosto de 2010.-