HISTORIAS
ESCONDIDAS
DE
TECOLUCA
VOLUMEN II
PRIMER ENVÍO PARA RAFAELITO
AYALA CASTRO
PRÓLOGO
Han pasado
alrededor de cinco años desde cuando se editó en primicia aquel volumen sobre “HISTORIAS ESCONDIDAS DE
TECOLUCA”.
Fue en julio de 2007. Ahora nos sentimos satisfechos por tan buena acogida
tenida dentro del conglomerado tecoluquense autóctono; pero en especial del
habitante en: Área Metropolitana de San Salvador, AMSS; Estados Unidos del
Norte; Australia, Canadá, Suecia y
del casi fantasmagórico Pueblito
Tecoluca, desertificado en menos de lo
que canta un gallo por causa de la guerra civil entre oligarcas ladrones
nacionales y proletarios guanacos esclavizados, también: guerrita terminada
empatada después de 20 ó más años vanos (1972-92); pues Tecoluca no son sólo
calles empedradas, adoquinadas, asfaltadas, pavimentadas, con casitas de: bahareque, adobes, ladrillo y
bloques modernos después de aquella catástrofe en enero 13 del año 2001.
Tecoluca es, en primerísimo lugar, el conjunto de nonualcos-tehuacanos sin
importarnos lugares actuales de residencias alrededor del mundo; y, todo aquél
quien lo haya escogido como terruño adoptivo o por naturalización. Ahora, tan amado Pueblito nuestro está siendo
poblado, en 90%, por otras personalidades llegadas desde: aldeas, cantones y caseríos del mismo o desde otros municipios y
departamentos de todo El Salvador, como nuestra respetada y querida señorita Teresita Pérez; nuestros
quijotes tecoluquenses: Don Carlos Cortez, ex alcalde y actual brillante diputado representando a
Tecoluca con FMLN;
Don Simón Antonio Amaya, padre putativo del Parque Eco-turístico Tehuacán y más,
quienes han entregado amores diligentes a tan pequeña ciudad capital del
mencionado municipio. Gracias a esos diligentes e inteligentes ciudadanos
dirigentes, ―ahora nonualcos-tehuacanos por naturalización migratoria y corazón
de Jaguar―, Tecoluca está resurgiendo como mítica Ave Fénix.
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Del millar de
ejemplares editados en aquel julio del 2007, sólo han quedado ―pero ya no vendibles―
alrededor de 30 libritos; sin embargo, si alguien, incluyendo a tan Honorable
Corporación Municipal actual, decidiese editar la segunda edición del
volumen uno, nosotros podremos ceder, sin costo monetario adicional alguno,
nuestros derechos naturales sobre susodicha obrita; pues nos sentiremos muy bien
pagados con sólo saber que nuestros futuros coterráneos: bisnietos y
tataranietos del Indio Anastasio Aquino, sabrán a perfección de dónde viene el
semen de sus vidas ya no tan inmensamente amargas:
Según el Poema “Patria Exacta” del Poeta salvadoreño Doctor Don Oswaldo Escobar Velado†; pues es, Tecoluca, Nequepio
precolombino, además de estar siendo ahora estudiada por el Departamento de
Antropología en Universidad de El Salvador, debiera serlo, asimismo, por Departamento o Facultad de Historia en misma
Universidad.
Comprendemos a
cabalidad: primera edición de nuestras “Historias Escondidas de Tecoluca”, a duras penas es microscópico
esbozo de tantas glorias nonualcas-tehuacanas sepultadas por implacables siglos
o milenios de abandono; descubriéndose ahora por tenaces esfuerzos del doctor Luis Melgar Brizuela y licenciada Xonja Krjstyna Guzmán
Méndez: ambos antropólogos y/o arqueólogos salvadoreños al servicio de
UES; sin embargo, si diez o más ciudadanos tecoluquenses en especial, dedicasen
algunas breves horas cotidianas a investigar o escarbar para luego escribir recientes
o lejanos pasados históricos: antropológicos, arqueológicos más misceláneos,
pudiésemos tener 10 ó más soberbios volúmenes que pudiesen competir con diáfana
claridad contra historias Mayas: hondureñas, guatemaltecas, chiapanecas y hasta
chalchuapanecas del Tazumal ya conocidas.
Hay, aún en Tecoluca, varios ancianitos nonagenarios pero muy
inteligentes, más una que otra centenaria vivas y vivaces quienes, entre mil
respuestas dadas a similar número de preguntas, darán 10% de respuestas lógicas
a similar número, para seguir escudriñando con el o con los mimos temas
históricos. Dos jóvenes nativos de Tecoluca, residentes dentro del radio urbano
tecoluqués; ambos amamantados por tetas
de aquella Leona de Piedra inmortalizada en Museo Antropológico del cantón San
Rafael San Diego en Tehuacán, municipio de Tecolotes: Rafaelito Ayala Castro y
Pablito Villegas, pudiesen escudriñar más viejas mentes de esa región esclavizada
por españoles toscos invocando al mítico Lorenzo mártir para aumentar aquel
terrorismo católico medieval que hizo más enriquecidos a tantos zánganos
venidos desde Mérida, Extremadura, etcétera. Estos jovencitos caballeros, dignos
descendientes de Jaguares Guerrilleros y de Tecolotes Sabios, con gusto podrían
entrevistar a viejas mentes o tesoros invaluables aún existentes en dominios de
doña Ciguanaba y de don Raymundo Nicolás Cañas Merino, ellos son: Doña Graciela
Salinas Vasconcelos viuda de Cañas Merino (101años); Doña Paulita Rodríguez
Molina viuda de Orellana Soler (97 años); Doña María Agapita Rodríguez Molina
viuda de Chávez Muñoz (93 años);Don Isabel de Jesús Salinas Vasconcelos (92
años); Doña Amalia Chávez Muñoz viuda de Morales (91 años); Doña Conchita Martínez
viuda de Rodríguez Molina (96 años); Don José Ricardo Chávez Cruz (89 años); Doña
Segundita Chávez Muñoz de Salinas Vasconcelos (91): Doña Merceditas Méndez
Barahona (98 años); y, Don Jesús Mauro Orantes Chávez (86): mayoría de ellos
residiendo en área metropolitana de San Salvador.
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Dos años más tarde de haber aparecido nuestras HISTORIAS ESCONDIDAS DE
TECOLUCA, VOLUMEN I, la
señora o señorita Blanca Julia Méndez Molina, otra Tecolota Nonualca, publicó
su libro también sobre algunos datos históricos de nuestro Pueblito, cuyo
título he olvidado a pesar de haberlo leído más de dos veces antes de donarlo
yo a Biblioteca Municipal tecoluquense. Dicho libro escrito o recopilado por
señora o señorita Méndez Molina, puede ser de gran auxilio para aquellos
estudiantes quienes pretendan saber más o investigar mucho más sobre temas
tehuacanos recientes: como fusilamientos del boyero Gonzalo Ávalos en quebrada
La Muerte, o mismo lugar donde él, allá por ¿1920?, asesinó a patrona e hija
cuando regresaban de San Salvador a San Miguel; pues, única vía expedita entre San Salvador-San
Miguel con carga, por fuerza pasaba por Tecoluca; o, fusilamiento de Vitelio
Roque en 1941 por asesinato de alguien en
Pozo Caliente de Río Caliente tecoluqués; o, sobre cruentas batallas en
inmediata Loma de la Guerra al oriente del poblado, cuando soldadescas
migueleñas y vicentinas se atracaron, 1824, sólo para satisfacer ambiciones
territoriales personales de malvada criollada contraria a ladrones chapines y
mexicanos; porque dicha autora o recopiladora Méndez Molina, en un solo delgado
volumen ha recopilado múltiples datos dispersos en diferentes archivos
católicos: parroquiales, obispales y arzobispales de San Vicente y San Salador,
en orden respectivo; asimismo, en archivos estatales: municipales, Judiciales,
y archivos generales de El Salvador. Por tanto: Blanca Julia Méndez Molina, le
ahorrará al estudioso estudiante la molestia de andar de la seca a la meca en
búsqueda de tantos datos históricos oficiales requeridos al respecto. En
cambio, éstas y aquéllas historias escritas o pulidas por el Médico Doctor
Ramón F Chávez Cañas, no podrían ser encontradas en recovecos o buhardillas
citadas; pues ellas son historias escondidas obtenidas en directo de ancianos
decimonónicos como el Poeta Don Juan Pablo Espinoza Aguilar y el escribano Don
Juan de la Cruz Chávez Rodríguez.
Felicitamos a la historiadora Méndez
Molina, y le auguramos, al menos, 200 años de relativa inmortalidad; pues,
bisnietos, hasta tataranietos descendientes de José Antonio, ―unigénito de
ella― serán felicitados en año 4013; porque, quien escribe sobre el pasado
siempre será dueño del futuro.
Apellidos principales en aquellos
parajes coloniales al sureste del Chinchontepec hasta playas Los Blancos y Los
Negros al sudoeste del Bajo Lempa:
llamado Tecoluca o Tehuacán de las Granadas, fueron de origen hispano
por ser toscos “encomenderos” de nuestros tatarabuelos después de 1635, cuando
se fundó villa San Vicente de Austria y Lorenzana como villa principal en mismo
Valle de Jiboa actual. Fueron tres apellidos “chapetones” quienes recibieron en
encomiendas católicas a nuestros antepasados aborígenes: Ocampo, Molina, Cañas.
Familia Ocampo fue de estancia fugaz en tal área nonualca-tehuacana, habiendo
migrado luego hasta Ciudad de los Caballeros de Santiago Apóstol de Guatemala o
actual Antigua Guatemala. Sólo quedaron familias Cañas
y Molina quienes, al emparentar con vecinos
Jiménez viroleños y Miranda sanvicentinos, por ejemplos, se amplió ese mal
ginaste en perjuicio de etnias mayas autóctonas, tatarabuelas de nuestro Indio
Anastasio Aquino,
de nuestros científicos y filósofos: Juan
Crisóstomo Segovia, Manuel de Jesús Merino Argueta, José Ricardo Chávez Cruz, ,
América Haydee Chávez Cañas, Lilliam Carmelina Chávez Cañas, Segundita Chávez
Muñoz, José Joaquín Morales Chávez, Ana
Vilma Chávez Cañas Mario René Orantes Chávez,
Oswaldo Octavio Orante Chávez, Francisco Ernesto Chávez Cañas,
Héctor Orlando Chávez Cañas, Mario René
Chávez Corvera con su Honorable padre: Don José Ovidio Chávez Muñoz; Edmundo
Garay, Rubén Mario Murcia Alvarenga, Rigoberto Ortiz Solórzano, José German
Alférez Ayala, Jesús Méndez Barahona, Carlos Román Bonilla, Eduardo Ayala
Castro, Carlos Henríquez Chávez hijo, Humberto Alférez Ayala, Ernestina Parras
Martínez, Ernestina Alférez Ayala, Enmita Arévalo Aguilar, Enmita, Glorita y
Sarita, trío de apellido Cañas Salinas e incontables más. Todos con
títulos académicos de primera categoría; y, las damas, con sólidos matrimonios
legales y religiosos; pero; por ya no acostumbrarse el “de” esclavizador
apelativo del esposo, con todo gusto lo omitimos al apoyar el Feminismo apoyado
también por el difunto Hugo Rafael Chávez Frías, Máximo Prócer Latinoamericano recién
fallecido
Con robo de bienes raíces hecho al
Estado salvadoreño por criollos guanacos desde 1879, ―esto se repetirá
tantas como cuantas veces haya lugar, pues programas oficiales de Historia
Nacional salvadoreña continúan ignorando verdades crudas de nuestro país, a
pesar de tener ya casi cinco años de estar siendo gobernados por FMLN―, nuestro municipio se inundó de apellidos
extraños en aquella comarca tehuacana, de manera especial en cantón El Palomar
o Mesopotamia salvadoreña: por tener aún las mejores aguas potables y mejores
tierras laborables de todo El Salvador. Entre apellidos más renombrados
llegados a ese cantón, aunque después pudieron haberse dispersado a otros del
mismo municipio, están: Garay, Solórzano, Amaya, Reyes, Rivas, Alférez,
Segovia, Espinosa, Ayala, Gámez, Orellana y más… (¿…?)… ¡¡No!!... Apellidos:
Roque, Rodríguez, Portillo, Chanchanico, Sánchez, Hernández, Villegas, Peñate,
Morales, Alvarado con decenas más, eran puestos por esclavistas encomenderos a
sus esclavos encomendados; como a principios del siglo XX a chinitos
continentales y a turcos o palestinos llegados a El Salvador allá por 1914, les
endilgaron el apellido Chávez sin tener nada qué ver con tan tristemente
célebres hermanos Chávez españoles de Mérida, Extremadura.
Muy interesante sería de que UES, por
medio de su Departamento de Antropología y de su Facultad de Historia,
profundizara estudios sobre tan súbita migración de tantas familias al vergel
El Palomar y a otros cantones como Santa Cruz Porrillos, El Playón, San Nicolás
Lempa, San Andrés Achiotes, El Carao, etc.
Con estos dos tristes
volúmenes de “HISTORIAS ESCONDIDAS DE TECOLUCA”, creo haber saldado parte de mi eterna
deuda por haber nacido allí; pues, por más que todavía escudriño, mis conocimientos
al respecto se estrellan en enero de 1980, fecha cuando ya no pudimos llegar
con libertad; mes cuando fuimos al casamiento de la entonces señorita
Carmencita Díaz Chávez: hija de Don Manuel Humberto Díaz Chanchanico† y de Doña
Blanca Luz Chávez Muñoz† de Díaz―. Luego, en marzo del mismo año, Dabuisón a
Riata ordenó asesinato del epónimo salvadoreño: Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, seguido, en mayo
de 1980, asesinatos de Don Jesús Alfredo Chávez y de Don Hugo Ernesto Chávez,
hermano el primero y sobrino, el segundo de este relator: asesinados o
martirizados al tratar de cumplir, predicando, la Teología de la Liberación,
predicada y defendida, en Tecoluca, por aquel presbítero católico llamado David
Rodríguez, originario de Apastepeque; pero destacado con eficacia en parroquia
de Jaguares tecoluquenses.
Ahora, esos cachorros jaguares y/o polluelos tecolotes mencionados en
primeros párrafos de este prólogo, pueden escribir 08 ó más volúmenes
ensalzando, con nombres y apellidos, a mujeres y a hombres tecoluquense
quienes, en nombre de Libertad con
Justicia Social, nunca dudaron en derramar sagradas sangres propias y putrefactas
de chacales, para que este empobrecido ciudadano pudiese escribir estos
párrafos que ya terminan.
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Algunos
de nuestros inmediatos lectores, en especial Doña Indira Berlina, nuestra primera
hija residente en México DF, han hecho atinadas observaciones al borrador
electrónico de este “Volumen II de Historias Escondidas de Tecoluca”, referentes
a desórdenes conceptuales o temáticos, sobre todo al capítulo titulado “Esquirlas de Bomba Atómica en Tecoluca”; pues, de
nuestro humilde Pueblito ―nunca bayunco― aún enquistado entonces en agonizantes
selvas naturales ahora casi desiertos polvorientos en litoral del Pacífico y
serranías nonualcas tehuacanas con
tierras agro ganaderas robadas por criollos en siglo XIX; luego, 60 años
después, ―1940―, esos mismos terrenos ubérrimos con mantos acuíferos
cristalinos subterráneos, empezaron a ser contaminados por hijos y nietos de
aquellos primitivos criollos ladrones con descaro enriquecidos. Principal tóxico
residual hasta presente año, se llama
DDT, causante en alto porcentaje de la epidémica y mortal Insuficiencia Renal
Crónica. Empezando a rumear esta herencia
mortal dejada por criollo decimonónico estábamos, cuando este escritor salta
hasta Europa-Japón-EEUU, dejando al lector abandonado o nadando en seco; para
luego volver al Pueblito “currutaco” en vísperas de fiestas patronales pueblerinas
en agosto siete de 1945, con carruseles, carreras ecuestres de cintas,
golosinas sabrosas al por mayor y menor; bandos municipales pueblerinos,
discusiones ideológicas más grescas entre hermanos y otros parientes cercanos peleando
a causa del fanatismo bipolar dogmático por inútil segunda guerra mundial
desarrollándose en Europa-Japón, allá entre 1939-45.
Comprendemos: estamos abusando de inteligente atención de nuestros pacientes
lectores, debido a lo cual pedimos triple perdón por tan inevitables pero necesarios
yerros; pues estos apuntes históricos antes escondidos durante decenios, siglos
o milenios, no pueden extenderse capítulo a capítulo, por decenas y decenas o
hasta centenares de páginas imposibles de escribir por este micro historiador
verídico. Entonces, al mencionar uno a uno más hechos o personajes del único
paraíso celestial persa (ahora trasladado a Tecoluca), aquéllos y actuales
arcángeles, al defecar por haber comido frutos del árbol prohibido, ―según
Emmanuel Kant, filósofo alemán del siglo XVIII, en su maravilloso libro
“Filosofía de la Historia”―, nacimos los humanos o terrenales sujetos en
general; y continúan naciendo nonualcos-tehuacanos en particular, como primicia
dada por dioses Jaguares de nuestros tatarabuelos Mayas quienes, trabajando en
común con nuestro sapientísimo Don Mario Tecolote Chávez Salinas, engendran o
conciben chuladas de guerrilleros contra injusticias cristeras, más bellezas de
cerebros dados por ave nocturna, quien protege sus grandes ojos con birrete de
profesional universitario no impostor.
Cuando parvularios presentes y futuros hijos,
lean en este Volumen II de “Historias Escondidas de Tecoluca”, nombres tristes
pero célebres de: Gonzalo Ávalos, Vitelio Roque, Julumbo, Chepe Cunco, Eduardo
Villegas con pocos más; ellos, nuestros con ciudadanos sesudos Tecolotes,
tendrán curiosidades e investigarán en registros civiles o eclesiásticos,
juicios públicos o legales amañados contra los dos primeros delincuentes mencionados, en particular; pues
fueron mártires indígenas, laicos por haber nacido pobres o empobrecidos a
causa del cristerismo o cristianismo del diente al labio, o degenerado por
codiciosos, avaros, envidiosos, hipócritas y hasta pérfidos.
En siglo XIX nació y murió
en Alemania cierto filósofo colosal cuyo
nombre fue Friedrich Nietzsche, ―1844-1909― quien, en tres de sus principales libros
repetía con frecuencia: aún no ha nacido generación humana capaz de entender a
cabalidad el contenido de mis escritos; pero, desde próximos cien años en
adelante (año 2000), sí, habrá centenares o hasta millares quienes podrán
descifrar, al menos, tales tres profundos libros: “El
Anticristo”, ”Así Habló Zaratustra”, “Más Allá del Bien y del Mal”;
pues, sobre todo en “El Anticristo”, él, el filósofo de marras, lanza profundos
y sutiles conceptos imposibles de haber sido publicados durante época medieval
europea sin haber sido convertido en chicharrón por órdenes papales o
cardenalicias. Un sociólogo francés de esa misma época decimonónica ―50 años
mayor que Nietzsche―: Augusto Comte,
1796-1857, lanzó la teoría llamada “El Positivismo”, donde
expone que para el siglo XXI (ahora), el respeto a los demás, incluyendo a Reinos
Animal con Vegetal y Medio Ambiente, será religión universal; y que el judaísmo
con su ensarta de sectas, a la cabeza el cristianismo, sólo serán piezas de
museos. Eso mismo piensa el autor de este librito histórico; pues,
investigadores formales o aficionados a la Historia patria, tratarán de
consultar vetustos archivos estatales y hasta enciclopedias de internet; pero
no encontrarán datos verdaderos asequibles, pues lo torpe escrito por falsos
historiadores del XIX, del XX y lo poco del XXI, ha sido y está siendo
manipulado por diferentes enriquecidos cleptómanos u oligarcas ladrones,
quienes ordenan qué y cuánto publicar hasta en el modernísimo espacio
electrónico.
Ramón F
Chávez Cañas
Santa Tecla---- de ------ en 2013