H E
R E J I A
S
Cuadragésima Entrega
Por Ramón F Chávez Canas
CCLXXVII
Hay
garrafales errores/ cometiéndose en la Tierra.
—Error
es involuntario,/ entonces, no son errores—.
¿Cómo
es posible dejar/ ilustración de menores
al
cuidado de personas/ creyendo en libro que aterra?
Edén,
diluvio y ballena;/ Babel, con no justa guerra
del
Josué parando al Sol,/ son ejemplos inferiores
atribuidos
al Jehová/ con todo lujo de horrores.
¡Iahvé
no puede ser Dios,/ pues nuestro Dios jamás yerra!
Enseñar
ridiculeces/ contrarias a Galilei,
a Carlos Roberto Darwin,/ a Bruno y a Sabonarola
a Da Costa, a Spinoza,/ a Juan
Huss y/ a Servet,
sería
mejor ponerles/ en aula una sinfonola
o
hacer que legislativos/ promulgaran cierta ley
declarando
celestial/ a virulenta rubeola.
CCLXXVIII
Tantos
clérigos cristeros/ y profesores afines
nunca
tendrán argumentos/ con lógica solidez
para
imponer testamentos/ rayano en ridiculez
cual
Lobo y Caperucita/ en revistas y/ en cines.
Si
cristeros se enmarcaran/ en enseñar buenos fines
conductas
rectas, morales,/ a toda nuestra niñez,
sin
presionarles jamás/ para aceptar aquel pez
del
bíblico vil Jonás,/ ni historietas de pasquines.
Enseñanzas
religiosas/ no deben ser impartidas
en
escuelas oficiales/ ni en colegios de cristeros.
De
acuerdo a libre albedrío/ de familias constituidas
cada
quien tiene sus dioses/ hipócritas o sinceros.
En
cambio, Ciencias y Artes/ deberán ser compartidas
en
aulas independientes,/ sin influencias de los cleros.
CCLXXIX
Padres,
madres, o tutores/ con responsabilidad
pueden
enviar a sus hijos/ en horas no estudiantiles
a
escuelas del tabernáculo/ o de templos más sutiles
para
rumiar tanto dogma/ en completa libertad.
Pero
enseñanzas morales/ empiezan en nuestro hogar
alumbrados
por las noches/ con coloniales candiles
en
tiempos de juventud/ de bisabuelos pipiles.
¡Catecismo
de Ripalda/ flageló mi pubertad!
Rieles
de todo cristero, —quedó dicho en otros versos—,
deben
quedar circunscritos/ a sus creencias privadas,
sin
forzar a los demás,/ por terrorismos perversos,
a
comulgar con adobes./ Pueden ser equivocadas
creencias
del uno y otro./ Tantos discursos diversos
salen
por izquierdo oído/ porque terminan en nadas.
CCLXXX
“Zapatero a tus zapatos”,/ dijo Apeles, pintor griego,
cuando
mequetrefe intrépido/ después de haber criticado
un
defecto del pintor/ cometido en el calzado,
quiso
seguir corrigiendo;/ pero mequetrefe ciego,
embustero
cual real pavo/ e insuflándose en su ego,
veinticuatro
horas después,/ por Apeles fue observado
haciendo
malsanas críticas/ a otro cuadro terminado.
¡Zapatero
a tus zapatos!/ le dijo escupiendo fuego.
Eso
pasa con cristeros:/ sabiondos y sabe nada,
pues
pretenden imponer/ por ley del absolutismo
verdades
no religiosas,/ verdades de marranada.
Han
querido apantallarnos/ con oscuro cristerismo
Lo
mismo hacen pastorcillos/ con tal biblia desfasada.
Verdades
siempre se imponen/ al emerger del abismo.
CCLXXXI
Cien
mil pelotas cuadradas/ Iahvé fabricó en un día;
igual
número de triángulos/ con cuatro esquinas extrañas.
Al
Polo Norte terrestre/ manda un millón de pirañas.
Toneladas
de anacondas/ él remite hasta Oceanía.
Anacondas
en Australia/ viven santa lozanía.
Tal
diosecillo inventado,/ usando sutiles mañas,
convertirá
a jovenzuelos/ en fuertes hombres arañas;
pues
este mago divino/ tiene mucha fantasía.
Volverá
a parar al Sol/ como Josué lo pidió
tantas
veces cuantas pidan/ los asesinos de Gaza
y
volvería a nutrir/ a fieles hijos de Sión
con
misterioso maná/ rico en proteína y grasa.
Volvería
a castigar/ a moderno Faraón.
Usando
otra vez su espada/ en Mar Rojo calle traza.
CCLXXXII
Hay
miles de fantasías/ producto del fanatismo,
atribuidas
a ese dios/ para esclavizar países
corrompiendo
sus culturas,/ anulando sus raíces
al
imponerles quimeras/ invocando al cristianismo.
Dios
de Verdad no es payaso/ ni faquir del hinduismo.
Nunca
esfera será cúbica,/ ni peces serán maíces.
¿Luna
llena al mediodía,/ o vertebradas lombrices?
Lo
hace sólo un dios menor,/ cuando éste sufre esclavismo
y
desea congraciarse/ para así ser adorado
por
imbécil humanoide,/ fanfarrón llegando al cubo.
¡Nuestro
Dios Universal/ jamás será esclavizado!
Ciencias
o Dios Verdadero/ pronto quitaran cruel yugo.
Entonces
oscurantismo/ por temor entronizado,
viajará
hasta prehistoria/ encerrado en férreo tubo.
CCLXXXIII
A
nuestro Prócer hindú,/ también mártir y profeta:
Mohandas Mahatma Gandhi. —Repito: al Prócer nuestro
porque
él es de Humanidad—.Él también fue Gran Maestro
asesinado
con balas/ por no ser frágil veleta.
Cierta
vez fue interrogado,/ en entrevista indiscreta,
referente
al cristianismo./ Gandhi, con
cerebro diestro
inspirándose
en sus dioses/ destiló todo su estro.
Sin
titubear ni un instante,/ con firme palabra neta
se
expresó de esta manera:/“El Cristianismo
es perfecto.
Lástima que no lo cumplan/ quienes debieran
cumplirlo,
porque lo han degenerado/ a doctrina comercial”.
Dos
milenios de existencia/ aún no muestran efecto
de
respeto ni de amor./ Tal cristiano es galgo mirlo:
—cierto
astuto pajarraco/ con proceder demencial.
CCLXXXIV
Escribas
y fariseos/ tenían por enemigo
al
joven de treinta abriles/ llamado Cristo
Jesús.
Nuestro
Mahatma era odiado/ por vil secta
del hindú.
Cuando
murió balaceado/ solo Shiba fue consigo.
Óscar Arnulfo Romero,/
consagrando hostias de trigo,
por
bala fue derribado,/ pero vive su virtud.
Al
Mariscal de Ayacucho/ lo abatieron
en salud.
Simón Bolívar lloró/
la muerte de aquel amigo.
Fariseos
e hindúes,/ lo mismo cristianos falsos,
asesinaron
a Próceres/ por ambición tenebrosa.
Tantos
torpes puñeteros/ de mente o sesos descalzos
hoy
les proclaman como héroes/ con hipocresía odiosa,
pues
ya no sienten cosquillas/ por diabólicos cadalsos.
Jesucristo y
el Mahatma,/ ora son sublime cosa.
C O N T I N U A R A