H E
R E J I A
S
Trigésima
octava entrega
Por Ramón F. Chávez
Cañas
CCLXI
Con
los doscientos sesenta/ y un sonetos hasta ahora
—y
con muchas redundancias/ imposible de evitar—,
con
inocente honradez/ hemos querido alumbrar
tan
tenebroso sendero/ ocultando bella aurora
a
Humanidad desvalida/ quien debiera ser Señora
honesta
en esta Creación/ de aquel Dios Universal
degenerado
en tu biblia, / asimismo en el corán.
¡Desvalida
Humanidad/ la Paz duradera añora!
Pero
imperio de sionistas, —genéticos y/ hechizos—,
a
través de tres mil años/ tal paz duradera niega
invocando
al dios Iahvé, / un dios de canosos rizos,
atizan
mil fuegos bélicos/ desde Colombia a Noruega;
desde
Australia a Pakistán/ poniendo vellos erizos
a
todo ente pensador/ desde el alfa hasta el omega.
CCLXII
Desde
primera edición,/ en dos últimos sonetos
de
estas Herejías puras/ dijimos no
será grato
abordar
tan milenario/ problema de suyo ingrato
por
miedo a vil agresión/ de estos bélicos sujetos.
Luciérnagas
o cocuyos/ alumbrando tantos guetos
serían
estos pöemas/ escritos por este gato
de
genética ladina/ o tal vez noble mulato.
¡Ojalá
nunca se queden/ en estaciones de fetos
abortados
a dos meses/ de concepción cerebral!,
pues
nuestra tétrica gente/ ya no quiere ni saber
de
cierta vida mejor/ terrenal no imaginaria
de
estar mirando ad aeternum/ al Jëhová
celestial
inventado
por judíos/ como prepotente ser
porque
no pasará más/ allá de estática área.
Santa
Tecla, 18 de octubre de 2009.-
CCLXIII
Nunca
un hombre fue acusado/ de efectuar dos brujerías
porque
nunca se le vio/ volando sobre una escoba.
Siempre
fueron calcinados/ por esa doctrina boba
señalados
por doquier/ de predicar herejías
contrarías
a dogmatismos/ o fantasiosas teorías
de
mil diablos o cien ángeles/ en cierta lujosa alcoba
enamorando
al creyente/ por medio de burda coba
para
llevarlo al infierno/ o al cielo de tonterías.
En
cambio, a ingenuas mujeres/ voluptuosas e ignorantes
al
rechazar amoríos/ con arzobispos o curas
o
al declarar embarazo/ del cardenal o abad,
rápido
eran acusadas/ por esos falsos orantes
de
brujas endemoniadas/ con diabólicas locuras
hasta
ser quemadas vivas/ y parte sin novedad.
CCLXIV
Nacimiento
de Jesús/ bajo cueva, en un pesebre
sin
duda donde cuadrúpedos/ masticaban su alimento
porque
no pudo encontrarse/ albergue en ese momento.
Fue
ese día veinticinco/ de aquel mes nunca con fiebre.
Por
órdenes imperiales/ en ese frío diciembre
debían
empadronarse, / contra mareas y viento,
judíos
y palestinos/ cual si fuera sacramento
o
bautismo de católico/ que te hará cristiano siempre.
Un
asno, un buey y José,/ daban calor de pulmones
al
recién nacido infante, / más a su madre María.
Fue
cuadro conmovedor/ hasta en toscos corazones.
¿Por
qué el imperio romano/ impuso negra porfía
empezando
crudo invierno? /Hay muy lógicas razones
para
rechazar tal mito/ de textos en agonía.
CCLXV
Embarazo
de una humana/ cuando está en noveno mes
lo
miran hasta mil ciegos./ Una prueba de ese porte
José
hubiese presentado; / pues él era su consorte,
para
evitar rudo viaje/ hasta pueblito Belén.
Autoridad
competente,/ viéndola de rostro a pies,
sin
ser un médico obstetra/ ni magistrado de corte,
con
noble conciencia hasta/ movida por un resorte
muy
bien pudo exonerarla, / como hace perfecto juez,
pues
no existe ser perverso/ frente a dama en gestación
desde
principios humanos/ en Era de Cromañón
que
no doblegue su testa/ ante futuro producto
sin
importar no saber/ que por virginal conducto
empezaría
a bajar/ el llamado niño dios.
Esto
a sionistas les causa/ indigestión con eructo.
CCLXVI
Grandes
naciones del orbe, / recién pasadas y actuales,
ejemplos:
Unión Soviética/ y los Estados Unidos
en
el Norte de esta América, / pudiesen no ser vencidos
por
tantos países chicos, / pues éstos no son iguales.
Otra
nación poderosa/ ora se encuentra en pañales:
será
Unión Europea/ cuando destruya los nidos
heredados
del Medioevo/ con cristerismos podridos.
Tal
Unión Europea/ empieza a darnos señales
de
ser báscula romana/ entre gringos contra rusos;
entre
China y Venezuela/ contra mismos ambiciosos.
Viles
yanquis endiosados/ por sus cerebros obtusos
doblegarán
sus perfidias/ o quehaceres codiciosos
porque
tan culta Europa/ delimitará esos husos
entre
el Tigre de Papel/ y países laboriosos.
CCLXVII
Claro
ejemplo de naciones/ que antes fueron absolutos
reinados
o cacicazgos/ en Viejo y en Nuevo Mundo;
destrozándose
con flechas/ por cierto idealismo inmundo:
conquistar
reinos, imperios,/ sin importar tantos lutos
dejados
por mil batallas/ sobre pueblos impolutos.
La
Tierra está despertando/ con pensamiento rotundo.
Toda
guerra acabará/ cuando imperialismo dundo
reciba
buen jaque mate/ que Europa dé a esos brutos
gringuitos
de Norteamérica,/ o, a futuros canallas
del
Asia o de donde sean;/ pueden ser hasta del África.
Vendrán
millones de/ años/ en Paz. Ya no habrá batallas.
No
habrá más sucias heridas/ que se curaban con árnica.
En
museos se verán/ tan oxidadas metrallas.
León
y gacela estarán/ jugando en región del Ática.
CCLXVIII
Gacelas
y leones son/ los cristianos y cristeros.
Tales
cristianos: escasos;/ cristeristas: abundantes.
Éstos
mezclados con “turcos”/ más sionistas
aberrantes,
a
Jesús, Iahvé y Alá, / se los pasan por traseros;
porque
el dios de estos sujetos/ son los oros o dineros.
Ellos
no tienen naciones,/ ellos siempre han sido errantes
buscando
fácil fortuna/ con negocios repugnantes,
dejando
a tanto esquilmado/ tan sólo en sus puros cueros.
Tantos
cristeros católicos,/ asimismo evangélicos,
deberían
divorciarse/ de sionistas y de turcos;
deberían
regresar/ al cristianismo de auténticos
apóstoles
primitivos/ sin placeres sicodélicos;
deberían
retornar/ a sembrar cansados surcos
abiertos
en Galilea/ y sentirse siempre idénticos.
CONTINUARÁ...