V E R
S O S D I V E R S O S
DE
RAMÓN
F CHÁVEZ CAÑAS
ELEGÍA
POR TERE CHÁVEZ v. de ORELLANA
Has
bajado a la tumba,/ querida hermana nuestra.
─De
entre dieciocho hermanos/ tú eras la “Terelén”
del
Viejo Ramón Chávez/ Henríquez†,
impoluto─.
La
gloria del cristiano/ desde antes era vuestra
porque
al necesitado/ de comida, también,
tú
siempre le ayudaste/ con fervor absoluto.
El
calvario causado/ por esa nëoplasia
en
ovario derecho/ durante treinta meses
puso
a prueba tu temple/ de mujer sacrosanta
en
el valle de lágrimas/ y caminando hacia
la
gloria del católico/ después de los reveces.
Por
esos sacros dones/ mi corazón te canta.
Junto
con José Ovidio/, Julio Asisclo y Alfredo
todos
Chávez Muñoz, ─los tres, hermanos nuestros─;
más
Doña Merceditas/ Muñoz, tu insigne madre,
estás
ya descansando/ en el Cielo. Muy quedo,
rogando
por nosotros,/ buscándonos los diestros
lugares
donde está/ nuestro bendito padre.
Con
Don José Orellana/ Portillo, digno esposo,
quien
ha muy pocos años/ se adelantó a la fosa,
estás
hoy reunida./ Fue tu esposo del alma.
Hugo
Ernesto, tu hijo,/ de su eterno reposo,
ha
despertado alegre/ en tan celestial choza
al
saber que su madre/ llega a darle más calma.
Doña
Arcadia Adolfina/, ─tía mamá Cayita─,
con
matriarcal Segunda/, nuestra paterna abuela
y
el abuelo paterno:/ Francisco Chávez Rivas,
estarán
festejando/ tu bien ganada cita
con
la gloria inmortal;/ aunque a nosotros duela
prematura
partida/ de diva entre las divas.
Tu
inmenso catafalco,/ concurridas exequias,
los
oficios católicos,/ más testimonios dados
por
miles que obtuvieron/ auxilios oportunos,
en
mi filosofía/ son magnas entelequias,
tal
vez no superables/ por tus Chávez amados,
como
este Chávez Cañas,/ salvaje cuales hunos.
Fui
tu hermano menor./ Cuando yo fui niñito
me
sentía orgulloso/ de tus años en rosa
y
después, de tus hijos:/ Hugo Ernesto, José
Amílcar,
Ana Miriam,/ Merceditas, Paquito
más
docena de nietos./ ¡Raza maravillosa
concebida
en tu vientre/ con un claro porqué!
El
clan Chávez Henríquez/ de Tecoluca bella
y
toda Tecoluca/ y toda La Herradura,
saben
cuánto han perdido/ por tu pronta partida;
al
mismo tiempo saben/ que han ganado una estrella
en
firmamento inmenso,/ pues fuiste hembrita pura
de
conducta intachable/ a través de la vida.
15de noviembre de 2007.-
PARA
UNA INFALIBLE AMIGA
Escribiré
tu nombre/ con las mayúsculas
porque
eres la amiga/ siempre imprescindible
de
todos los seres/ con frágil creación;
de
toda partícula,/ hasta las minúsculas
subatómicas
partes/ no conocibles
en
el mundo infinito/ del electrón.
Tu
nombre venero/ porque eres máximo
común
de comunes/ denominador;
pero
no preocupas/ a los vegetales
ni
a microorganismos./ Solamente al ánimo
de
quien se auto llama/ rey o emperador
de
todas las cosas:/ ¡seres despreciables!
Eres
siempre eterna:/ similar a dioses.
Mil
generaciones/ de todo lo creado
incluyendo
al átomo/ con cien sub partículas
al
fin de finales/ de otras dimensiones
cuando
hasta lo eterno/ esté ya parado
poniéndole
término/ a oscuras películas.
Entonces
tu reino/ estará radiante,
¡oh,
vil MUERTE nuestra,/ nuestra gran señora!,
la
MUERTE de todo/ del alfa al omega;
gran
MUERTE que aflige/ incluso al pensante
y
al rastrero vil,/ el que siempre añora
vivir
para siempre/ cual burro o borrega.
22
de diciembre de 2007.-
ELEGÍA POR CARLITOS HENRÍQUEZ CHÁVEZ
Mi
primo-hermano efectivo: Carlitos Henríquez Chávez
hijo
de padrino Carlos/ Antonio Chávez Henríquez†,
─dispensen
el trabalenguas/ de tan bellos apellidos─.
Carlitos
Henríquez Chávez,/ antes de las navidades
de
este /año dos mil siete/ de pronto se vino a pique
cuando
su vejez hermosa/ evocaba tiempos idos.
Carlitos
Henríquez Chávez,/ primer varón de unión libre
de
Carlos Antonio Chávez/ con Merceditas Henríquez†:
sólido
hogar natural/ con cinco vástagos fuertes:
dos
varones, tres hembritas: niños de recio calibre
nacidos
en Tecoluca,/ pueblito sin ningún dique
para
apreciar a sus hijos/ y protegerles de muertes.
Por
ello el primo Carlitos,/ hermano de Margarita,
de
Carmencita† , Roberto† y también de prima Miriam.
Con
Gloria, Deisy, Jesús/ y el primito Oscar Humberto,
─cuatro
hermanitos postreros/ hijos de doña Elvirita─.
Sin
contar con Adalberto† y su hermana, niña Vilma†,
─paridos
por doña Sara/ Quintanilla†─. Clan ya muerto.
Carlitos
Henríquez Chávez/ visitaba a una doctora
en
la ciudad capital./ Tal doctora era su hija.
Después
de una cena leve/ él empezó a vomitar,
luego
tremenda diarrea/ que a su intestino devora.
Fue
llevado a un hospital/ ya con la pupila fija,
pues
en cuestión de minutos/se llegó a deshidratar.
Asistimos
a su vela/ en Tecoluca, la nuestra.
Vimos
su rostro en el féretro,/ sereno cual fue en la vida.
Similar
al tío Carlos,/ gran padrino de nosotros.
Cruel
muerte se lo llevó: cruel muerte, esa gran maestra.
Hoy
te canto, primo-hermano,/ mientras llega mi partida.
Estás
en el más all/á contemplando divos rostros.
24de diciembre de
2007.-
EL
GRITO DEL MAÍZ
El
grano de maíz ha estallado.
El
biólogo Rutilio con mil locos
y
el pöeta Ramón más los infantes
escuchan
el misterio asolapado.
Los
granos de maíz aun siendo pocos
a
biólogo y pöeta, semejantes
a
locos y a niños, embelesa
al
escuchar susurros de la vida
surgiendo
de esa pulpa vegetal,
pues
sólo nos, pöetas, con belleza
de
vivir, o existencia adolorida,
a
tal misterio le pueden cantar.
30 de enero de 2008.
¿CUÁNDO?
¿Cuándo
te pararás, Sol hijueputa?
¿Cuándo
te caerás, Luna maldita?
¿Cuándo
se secarán, mares idiotas?
Cansado
estoy de oír agria disputa
de
científicos cursi e infinita
ignorancia
supina más las notas
cruzadas
entre tantos ignorantes
curas,
imanes, pastores, rabinos;
santones
de la India y más gurúes
discutiendo
entre sí cuales pedantes
descocados
conceptos y mezquinos
temores
a los sidas y a las lúes.
Científicos
con curas y rabinos;
imanes
más cristianos disgregados
junto
a los charlatanes de la India
pretenden
mangonear nuestros destinos
con
conceptos absurdos. Desfasados
están
esos imbéciles hoy día.
Hablan
del Sol, la Luna y las estrellas
cada
uno llevando a su molino
la
carga conveniente a intereses
de
su comodidad; pero se estrellan
contra
oscura barrera que el destino
jamás
revelará, aunque les pese.
El
religioso invoca incongruencias
calcadas
por milenios de milenios
desde
la prehistoria con los simios,
nuestros
tatarabuelos según ciencias
que
nosotros humanos somos genios
con
cerebros enormes, nunca nimios.
¡Que
se suicide el Sol, lunas y mares,
los
dioses más visibles de los torpes
científicos
de las pasadas Eras!
¡Que
se den “matacán” todos los lares
con
los ases y Odín, dios de los pobres
esclavizados
por las verdaderas
mañas
de los chamanes millonarios!
¡Al
carajo científicos de marras!
¡A
la mierda pastores y los curas!
Vivir
cien años o ser milenarios
sería
igual, pues nunca de las garras
nadie
se librará, ni en sus locuras.
Ostias,
vinos, patenas, se marcharon
a
descansar en tumbas de obsoletos
conceptos
irrisorios. Vida Bella
existirá
por siempre en los arcanos
más
allá de egoísmos y los retos
de
ese Sol moribundo, hoy nuestra estrella.
Que
el átomo es el rey de la creación,
que
azúcares son hadas de la vida,
que
aires y aguas son imprescindibles
en
el planeta Tierra del bribón
hombre
impotente que ni al mismo sida
ha
podido domar. ¡ Hombres risibles!
¡Que
se mueran toditas las galaxias!
Ya
murieron las diosas y los dioses
que
reinaron en miles de años viejos.
Ocho
o diez mil dirán esas arcaicas
leyendas
inventadas por ociosas
mentes
en cuerpos de seres pellejos.
¡Muérete,
oh, Sol para acabar las penas
de
nosotros, humanos puñeteros!
¡Muérete,
oh, Luna diosa de quimeras
de
pöetas, pintores y de quenas,
—primitivo instrumento de primeros
hombres
del Sur en estas nuestras Eras.
31 de enero de 2008.-
TESTIGO FIEL DE VISTAS Y OÍDAS
A
mis setenta años/ bien vividos
puedo
dar fe de asuntos increíbles
sucedidos
veloces en cien años
que
raudos en el tiempo están ya idos
porque
de un día a otro, indecibles
se
vuelvan obsoletos en antaño.
Ni
una generación en el pasado,
desde
aquellos períodos prehistóricos
hasta
llegar a década cuarenta,
ha
contemplado cómo se ha llegado
al
desarrollo de los alegóricos
espejismos
veloces cual tormenta.
Fue
el algodón que en esa cuarta década
se
vendió con tambores y platillos
cual
desarrollo de mis costas vírgenes
para
salir de la infamante época
pos
colonial robada por los pillos
herederos
de asquerosos orígenes.
Algodón
acabó con fauna-flora
contaminando
aguas subterráneas,
mató
cardúmenes de mis esteros.
Nuestra
campiña todavía llora
después
de medio siglo de esas bárbaras
prácticas
anti-agrícolas, ¡groseros!
Algodón
sí produjo nuevos ricos
o
aumentó el capital de los catorce,
también
enriqueció a sus adláteres
o
burgueses pellejos con sus micos
para
aumentarles sus falaces goces
y
dar al resto imaginarios dátiles.
El
café, el café, ¡ah, el café!
En
los años cincuenta fue diamante
de
catorce familias, ¡nada más!
Mientras
mis campesinos ni “conqué”*
tenían
en su mesa. ¡Repugnante
conducta
de oligarca o Satán!
El
café superaba a mil colones
el
quintal exportado al primer mundo;
pero
al bracero un colón pagaban
por
el quintal en uva, ¡qué bribones!
Evadían
impuestos con rotundo
descaro
legalista… así se hartaban
con
la sangre de adultos y de niños.
Ellos
en Europa o en La Florida
depositando
dólares cochinos,
paseando
en Costa Azul con sus corpiños
ignorando
a propósito la herida
infligida
a pëones campesinos.
Calles
y carreteras de la patria
surcadas
por lujosos automóviles;
veredas
y caminos de la misma
pisadas
por el caite o planta agria
de
los desheredados, los inmóviles
a
quienes el sistema roba chispa
al
no querer gastar en la salud
de
mentes y de cuerpos aborígenes;
al
reprimir los gritos de los héroes
defendiendo
a ignorante multitud
subyugada
desde aquellos orígenes
de
la colonia vil con sus perrones.
@@@@@
Energía
escondida/ de nuestro padre el Átomo
en
el cuarenta y cinco/ quedó bien retratada
cuando
el salvaje Truman/ cometió genocidio
al
destruir dos ciudades/ y convertir en páramo
a
ciudad Hiroshima,/ reducida a la nada
y
a ciudad Nagasaki/ a escombros y a ripio.
Energía
suprema/ dada por lo infinito
en
equilibrio exacto/ desde la infinitud
fue
a caer en las garras/ destructoras del hombre,
mal
llamado “Homo sapiens”/ de cerebro finito,
o
retrato del dios,/ del dios de ingratitud,
la
bestia que debiera/ tal vez ni tener nombre.
Plumilla-canutero/
en década cuarenta
fue
lanza quijotesca/ en aula pueblerina
con
un papel secante/ para absorber excesos
de
tintas en cuadernos/ antes de año cincuenta.
En
un bote de vidrio/ se llevaba anilina.
Cuaderno
blanco a rayas/ recibía los besos.
Tinteros
y plumillas/ fueron bien sustituidos
por
cierta pluma fuente: mi preciosa Esterbrook.
—Para
ricos había/ la de oro pluma Parker—.
Veloz
llegó el bolígrafo/ en sesentas, sentidos
años
del doctorado/ y matrimonio luz.
Bolígrafo
no tiene/ rival en este instante.
Las
cartas del correo,/ o correo tortuga
a
destino llegaban/ después de quince días.
Teléfono
en hogar/ sólo era mantenido
por
gente de dinero/ o encumbrada pechuga.
Los
pobres pueblerinos/ al llamado acudían
hasta
las oficinas/ para escuchar sonido
de
una punta a otra:/ puntas en pita bruja.
Telegramas
escuetos/ eran menos tardados
pues
la clave de Morse/ fue tan veloz cual rayo.
Correos
electrónicos/ desde ha quince años puja
en
nuestro El Salvador,/ convirtiendo en tarados
a
bolsón de carteros/ y a Morse: viejos ayos.
Antes
de años cincuenta/ apareció tal máquina,
máquina
de escribir/ movida a fluido eléctrico
y tan
fiel maquinita del siglo diecinueve
fue
a adornar los museos/ o se puso una jáquima
para
quedar inerme/ en mundo de lo tétrico.
¡Verla
momificada/ es algo que conmueve!
Máquinas
de coser/ junto a bel las victrolas
movidas
por pedales/ y metálicas cuerdas
junto
a duras agujas de acero inoxidable
y
discos de carbón,/ se quedaron a solas.
Hoy
el ingrato humano/ ni siquiera recuerda,
mucho
menos les canta/ con una estrofa amable.
La
carreta de bueyes/ y el caballo trotón
desde
el año cuarenta/ hasta el cincuenta y cinco
poco
a poco cedió/ dominio de milenios.
Carretas
y caballos,/ ¡pobrecitos los dos!,
pasaron
a la historia/ sin siquiera un relincho,
pues
los automotores/ fueron nuevitos genios.
A
mitad del cincuenta/ aparece una caja
con
muñecos adentro/ viendo a través de un vidrio,
hablando
cuales locos/ y sordos a la vez.
La
clientela de cines/ al final se desgaja
pues
es esclavizada/ por aparato frío.
¡Nuevo
rey del hogar! ¡Padre: se troca hez!
Finales
del cincuenta:/ cierta tarjeta larga
con
mil perforaciones/ aparece en mercado.
Máquinas
electrónicas/ son únicas lectoras
de
cartones puyados/ en esa Era amarga.
Fueron
los balbuceos/ de lo después llamado
mundo
de la informática/ o mundo de las loras.
Relojitos
de cuerda/ tan lindos y sencillos;
relojitos
pulsera/ fabricados en Suiza
con
múltiples rubíes/ en su caja de acero
fueron
desbarrancados/ por tan malditos pillos
relojes
automáticos,/ dándoles gran paliza.
¡Relojito
de cuerda:/ mil veces yo te quiero!
Tan
malvado automático/ pronto encontró su horma.
No
reinó ni veinte años/ cuando aparece un nuevo:
el
ahora imponente/ reloj de cuarzo fino
con
cierta exactitud/ sobrepasando norma.
Este
reloj de cuarzo/ podría ser el cebo
para
que en el futuro/ él sea peregrino.
Año
cincuenta y siete:/ Sputnik de los rusos
surca
tan virgos cielos/ de este planeta Tierra;
luego
la perra Laika/ en el siguiente vuelo
cruza
en un mismo día/ quince veces los husos
horarios
del planeta,/ desatando cruel guerra
de
ambiciones mal sanas/ por poseer el cielo.
Fueron
tristes comienzos/ del mundo en Internet;
fueron
tristes inicios/ de guerra en las galaxias;
fue
cuando se acentuó/ maldita guerra fría;
fue
cuando el hombre fue/ esclavo de un carné,
con
huellas digitales/ y con frustradas ansias,
convirtiéndose
en paria,/ para cruel ironía.
Aviones
de veleta/ lentos cuales tortugas
se
volvieron a chorro,/ veloces o saetas,
al
final de los años/ cincuenta, ya citados.
Tales
monstruos del aire/ con tan bofa pechuga
mandaron
al olvido/ a marinas veletas:
lujosos
transatlánticos,/ ¡ah, tiempos ya pasados!
Medicinas
empíricas/ del treinta hasta el cuarenta
con
el advenimiento/ de la Penicilina,
—magno
descubrimiento/ del inglés doctor Fleming—,
y
otros descubrimientos/ rayano en los sin cuenta
se
convirtió en remedio/ de factura divina
permitiendo
a esta Tierra/ llenarse más de semen.
A
inicios de la década/ en los años cincuenta
se
propagó el escándalo:/ La Revolución Verde.
Ganaron
Premio Nobel/ no sé cuántos sujetos.
Pregonaban
salvar/ de muerte no violenta
a
media humanidad/ por el hambre que hiere
a
miles de millones/ en naturales guetos.
Pero
la proclamada/ guerra en contra del hambre
se
convirtió en un fiasco/ debido a la ambición
de
ganar porcentajes/ más altos que el normal
en
la venta de insumos,/ volviéndose vil chambre.
Excesos
en cosechas/ de una rica nación
paraban
en carbones/ o, en fondos del mar.
La
tal revolución/ corrompió a nuestras tierras;
pues
las contaminó/ con químicos perversos
que
arruina hasta riñones/ de nuestros campesinos.
Esas
sustancias químicas/ son tan rabiosas perras
que
muerden al descalzo,/ lo afirmo en estos versos
con
gran veracidad/ de los pöetas dignos.
De
aquel viejo sistema/ colonial ya decrépito
sostenido
por armas,/ crucifijos, mentiras,
estafas,
desalojos,/ aquí en El Salvador
cuando
en otras naciones,/ sistemas, con estrépito,
fuéronse a buhardillas con destempladas liras;
mientras,
en nuestra patria/ dormimos con sopor;
con
sopor colonial/ aún sin despertarnos
a
Libertad tan plena/ de Cuba y Venezuela;
de
Ecuador, Costa Rica,/ Argentina y Brasil;
más
otras cien naciones./ Vamos a encontrarnos
con
otra esclavitud/ o yugo que consuela
al
“guanaco” viviendo/ en ilusorio abril.
Tan
Sacras Libertades,/ según Filosofía
de
dos antiguos griegos: Sócrates y Platón,
neoliberalismo/
les ha lavado el coco
tal
cual se lo lavaron/ españoles un día
con
caballos, espejos,/ más tan cruel ilusión
del
falso crucifijo/ del ibérico loco.
Los
neoliberales/ no son salvadoreños;
los
neoliberales:/ viles nuevos señores,
viven
en Norteamérica/ de raza anglosajona
y
en otras latitudes,/ consumiendo beleños,
opios,
cocas, más fármacos, volviendo soñadores
a
mundos del dinero/ y de vida glotona.
Nuestra
quinta columna,/ mirando siempre al norte,
son
residuos impuros/ de mezclas malinchistas;
carecen
del alcance/ para ver al futuro.
Cuando
les sea tarde/ no encontrarán soporte,
pues
amistad no tienen/ gringos imperialistas.
Entonces,
mis riquitos/ comerán el pan duro;
pues
serán viles peones/ cuales fueron los incas,
los
aztecas y mayas/ creyéndose mimados
por
cruces y espadas/ de escuálidos
ibéricos.
Los
globalizadores/ les expropiarán fincas
con
esclavitos yanquis,/ ¡asquerosos soldados!
Mientras
tanto: riquitos,/ se volverán quiméricos.
C O N T I N U A R Á
ç *Conqué = arroz, frijoles, queso, etc.
05de febrero en 2008.-