POEMAS
DISPRTSOS
DE
RAMÓN F CHÁVEZ CAÑAS.
LAMENTOS DE UN
VIEJO BURÓCRATA
Ya
tengo
treinta años / de ser asalariado
y
treinta y cinco abriles / de estar hipotecado.
Con
cinco añitos más / yo estaré embargado,
cuando
con mi ataúd / baje a tal fosa fría
a
dos metros y medio / de Madre Tierra y viva
sólo
con mis gusanos, / cierta fiel compañía.
Tal vez ni cajón tenga. / No
puedo predecir
ese
mínimo honor / aquí en mi país.
Quizá
mil zopilotes / me hagan, por aires, ir;
o
será tumba ignota / en mar con tiburones
por
escritos malignos,/ más pöemas sangrones
para
revivir a / los muertos corazones.
Hipotequé
mis frescos / o años juveniles;
mi
juventud primera: / mis diecinueve abriles
firmando
unos papeles / toscos, pero sutiles
a
favor del Estado, / nuestro Estado usurero;
porque
con pieles ásperas, / simulando cordero
disfrazaban
la usura. ¡Cabal!, así lo creo.
El
Estado “guanaco” / me seudo protegió;
por
ser yo pobre-listo / en mí se remiró
para
hacer otro peón. ─Ha siglo despojó
a
mis ancestros con / “Montada” marioneta
de
ladrones políticos, / como: hermanos Ezeta,
Dueñas, Zaldívar, Escalón, / y otros etcétera.
Tal
deuda de estudiante / renqueando la pagué.
Trabajé
cual esclavo / por ruin salario al mes,
dejando
en mis bolsillos / sólo para comer.
Yo
estaba agradecido / y siempre defendía
con
furia y con pasión / a imbécil burguesía
civil
y militar, / sierva de oligarquía.
Luego pensando así: / genealógicamente
cuando
cumplí veintiocho / años, tan de repente
tan
“santo” matrimonio / me invadió el subconsciente
y,
otra vez, el mísero / salario enajené.
Durante
cuatro largos / años yo cancelé
los
muebles o ajuar, / tal fiesta y más. No sé.
Cual “entierro de pobre” / más
rápido llegó
esa
media docena, / o fruto de mi amor.
Pero
escaso salario / muy pronto se estancó
cuando
coronel jefe, / husmeando encontró a
Dalton
o
“Ventana en el Rostro”. / También a Fidel Castro,
en
mi humilde escritorio / del llamado Catastro.
Cuartelazo esa noche. / El
jefe militar
perdió
su vida, sin / llegar hasta informar.
Gracias
le doy a Dios / por mí y por mi hogar;
sin
embargo yo siempre / continuaba leyendo
y
en noches intranquilas / seguiría escribiendo
al
compás de las balas / y del terrible estruendo.
La tercera hipoteca / de mi
vida y salario
constituida
en un plazo / de veinte calendarios
en
incierta oficina / de afamado notario.
Fue
para incierta casa / más cursi que corriente
en
aquella colonia / Miramonte Poniente,
buscando
vecindario / tal vez inteligente.
No
ha habido una cuarta. / Jamás llegaré a sexta.
Cara
canasta básica / me impide hacer la
siesta.
No
hay paseos a playas, / tampoco a mi floresta.
Tan
crasa carestía / me obliga a ser muy cauto
y
por la misma crisis / ni soñamos con auto.
Caro
infierno es vivir / con salario no apto.
Esperaré
otros cinco / años en vil empleo.
Con
promedio más alto / llegaré al jubileo
del
trabajo forzado, / cual de judíos leo.
Estoy
desencantado / por costo de la vida.
Por
eso aunque te cause / risas o simple ira
desearía
morirme / y ayudar desde arriba.
24 de septiembre en 1993
A
QUIEN INTERESE
Ellos dicen servirle a la
patria
matando
a lo Caín
a
los pobres más pobres entre pobres.
Pretenden
ignorar cruel vida agria
del
hombre vil o ruin.
Ellos
lucen sus insignias de cobres
fingiendo
un instituto verdadero.
Ellos
se auto gradúan,
se
auto ascienden, se auto dan de baja
cuando
su cuerpo todavía entero
se
busca otras garduñas,
trayéndole
al país mayor desgracia.
Ellos
le sirven sólo al hombre rico,
al
rico en vil maldad,
al
rico mal habido en su dinero;
aquél,
a quien le importa sólo un pito,
amores y amistad.
¡Pobres
diablos: los dos: amo y faldero!
25 de septiembre en 1993
POEMA
VAGO
Escribir
bien inmensidad de un verso,
del
verso concebido allá en entrañas
de
almas blancas con rojos corazones,
es
algo que al contar digo: no puedo.
Porque
el pöeta en noches y mañanas
remonta
mil alturas. Las pasiones
que
en su mente anidaban cual enredo
no
pueden expresarse, aun con ganas.
Marcar el pentagrama de las
letras
y
afinar diapasón del sentimiento
para
verter raudales de alegría
y
levantar así conciencias muertas,
hacen
que, del pöeta, el sufrimiento
se
vuelva tan sagrada sinfonía,
teniendo
el corazón puertas abiertas
para
dar libertad al pensamiento.
Hacer rimar lo frágil de
esta vida
con
lo infinito, arriba, allá en el cielo;
hacer
de oscuridad, la noche bella;
escribir
con razón bien compartida;
carecer
para siempre de recelo
por
hormigas y menos por estrella
en
el Pöema Vago sin fingida
humildad
del pöeta, habrá un anhelo.
25 de septiembre en 1993
DOMINGO PRODUCTIVO
Domingo
productivo: diez de octubre,
séptimo
aniversario del temblor,
de
ese sismo canalla y destructivo,
—al
que el gobierno con mentiras cubre—,
porque
nuestra ciudad, San Salvador,
fue
construida con hechos delictivos.
Noveno aniversario del
incendio
destructor
en fracciones de minuto
de
mis pobres haberes de doctor.
En
ciudad Santa Tecla fue ese engendro
del
Plutón, ese dios tan diminuto;
mas,
capaz de causarnos gran dolor.
Conmemorando dos trágicas
fechas
he
querido pasarlo en mi aposento
leyendo
“Última Guinda” de Quezada,
donde,
usando letras cuales flechas
paraliza
cerebros al momento;
pues
don Rutilio está en encrucijada.
Releído he “Suplemento Tres
Mil”
de
Diario “Co-Latino”, el de ayer,
con
profundos sonetos nacionales.
Un
fragante soneto de Masís,
el
Ulises Pöeta, Vate Rey,
muerto
en la soledad de los portales.
10 de octubre de 1993
A N T I G U O C U S C A T L Á N
POR
“ULISES MASÍS”
Podrás un día ya no ser cual
eres
perdida
tu pipil arquitectura.
Casas
de hierro y piedra. ¡Qué locura!
Verte
cautiva en fríos menesteres.
Tendrás
más bello el rostro; pero muerto,
sin
el moreno fuego de tu raza.
Vasos
de vidrio, en vez de calabaza
tendrá
quien tome tu lugar desierto.
Serás más grande y te
pondrán más nombres
soterrando
hasta el último testigo
y
desplazando cada vez tus hombres.
Pero
el progreso cruel y mi enemigo,
jamás
podrá, aunque tu suelo escombre,
desenterrar
el grito de mi ombligo.-
SANTO
REMEDIO PARA
MI DEPRESIÓN
Beethoven
me levanta los espíritus.
Sin
pretender ser músico
cuando
estoy deprimido
tal
cual ora lo estaba
en
horas matinales del domingo
segundo
de este incipiente año
cuando
tan triste tarde se anunciaba.
Tan exquisita Novena
Sinfonía
con
sus setenta y dos minutos largos
más
mi larga y endeble anatomía
con
sinsabores al piso tirados
se
mezclaban en algo inenarrable
para
sentir de nuevo cuánto es vida
con
amor, en mi hogar incomparable.
Esa
Orquesta Sinfónica de Dresde,
junto
con bellos coros y solistas,
—sonando
con tecnología láser—,
un
grandioso poder en mi alma tienen
cuando
al oír las notas finalistas
de
los altos y bajos en sus bases
por
la orquesta de Dresde en maestría
sonando
en mi cerebro preocupado
con
el eterno Himno de Alegría
para
sentirme todo renovado.
09 de enero en 1994.
DERECHO
A NADA
Abrazarme a última bondad
de
la palabra hablada,
¡no
puedo!
Abrazarme
con toda humildad
y
mendigar mirada,
¡no
quiero!
Oír
hablar de solidaridad
con
tanta humillación,
¡no
debo!
Hablar,
gesticular, ver, escribir.
Todo
será silencio.
¡Baldón!
No
quiero hablar, ni ver, tampoco oír
de
hipócritas el precio.
¡Cabrón!
¿Cuál,
entonces, será tu porvenir?
Aquí
reina desprecio.
¡Adiós!
30 de enero en 1994.-
CONTINUARÁ.-