DIOS EN EL COMERCIO NEOLIBERAL
Por Ramón F Chávez Cañas
Desde ocaso prehistórico y albores de escritura cuneiforme, —aproximados diez mil años atrás—, el siempre miedoso e hipócrita Homo erectus, para evadir cobardes y pérfidas responsabilidades creó y crió, en su insegura mentalidad, la idea de un ser protector superior contra maldades de entes inferiores, pero destructores. Pasado breve o largo lapso, quizá ya evolucionado hasta Homo sapiens, minorías ínfimas de éstos observaron que mayorías no eran sapiens ni en lo más mínimo; en seguida, poniendo sapiens a trabajar su maquiavélico cacumen, de por sí avaro y codicioso por genética tal vez, estas minorías —aún hoy sobrevivientes a pesar de tantos dioses—, vieron tan magnífica oportunidad para poder comer sin trabajar. Entonces, invocando lo imaginado por miedos, terrorismos y supersticiones, tales vividores empezaron a pergeñar cuartillas cuneiformes e inventar mitologías; asimismo, auto-graduarse hasta con títulos seudo universitarios de licenciado o doctor en teología que ellos mismos se habían inventado desde la Nada. Por tanto: estos Homo sapiens, sapiens, son doctores en la Nada.
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Con esta breve e imperiosa introducción, queremos reflexionar sobre supuestas existencias divinizadas desde cuatro mil a seis mil años antes de nuestra Era; sin embargo, mucho antes, en Kenia africana donde: antropólogos, paleontólogos y geólogos, con razonables hipótesis han señalado la cuna de nuestro origen, o sea cuando pasamos de primates humanoides a humanos primitivos, según restos óseos del Hombre de Cromañón o del de Neanderthal. No se elucubra más sobre esta cuestión por no haberse encontrado aún el Eslabón Perdido.
Al desconocerse mínimos datos históricos más allá de últimos diez mil años, sólo podemos teorizar basándonos en hallazgos encontrados por científicos en ramas antes mencionadas; pues se supone: desde Kenia hasta Egipto, Asia Menor y Europa, el Homo erectus o ergáster, para llegar a Homo sapiens debió haber empleado 90 mil años de su evolución prehistórica antes de haber empezado a dejar primitivas huellas de escritura cuneiforme, pinturas rupestres y más, hasta llegar, —cuatro mil años más tarde—, a las espectaculares Culturas Mesopotámicas, entre Ríos Tigris y Éufrates, o Culturas Babilónicas; florecientes dos mil años antes de haberse inventado crear y criar al dios judío llamado Jehová o Iahvé.
Cuatro mil años después de finalizada Cultura Mesopotámica, Constantino, emperador romano, creó y crió al dios Jesucristo para sustituir al tonante Júpiter y su harem de diosas mayores y menores; por tanto: hace seis mil años, —a partir de este enero en 2011 hacia el pretérito tiempo tal vez nunca llegado a descifrar—, existió el primer dios comercial o civilizado llamado Marduk. Marduk, dios menor babilónico, después de estar varias centurias cual prisionero en sótanos históricos mesopotámicos como dios menor, de 3era ó 4ta categoría, de un solo envión fue catapultado a Dios Mayor por el sabio mortal recién coronado: Rey Hammurabi. Desde luego: Marduk mitológico fue investido con omnipotentes poderes por rey real Hammurabi: poderes limitados sólo sobre pueblos mesopotámicos antiguos. Este es primer caso religioso registrado por Historia Occidental de un ser mitológico llamado dios, privatizado al actual estilo neoliberal por un individuo de carne y hueso, mucho más astuto que sus congéneres supersticiosos. Hammurabi necesitaba de Marduk, y sus ejércitos para, por temor a fuerzas brutas y a fuerzas supersticiosas, imponer su sabiduría resumida en una lápida cuneiforme llamada “Código Hammurabi”.
En forma no cronológica hasta el presente, se dieron y se están dando, con mayores garduñas, privatizaciones globalizadoras, sobre todo de la trinidad monoteísta actual: Jehová, Jesucristo y Alá… Faraones egipcios privatizaron, a su favor, entre otros, a dioses: Isis, Osiris y Horus… Helénicos o griegos, a: Zeus, Atenea, Heracles y más. Romanos: a mismos dioses griegos, pero latinizando sus nombres: Júpiter, Minerva, Hércules (éste, hijo “ilegítimo” de Júpiter con mujer terráquea llamada Alcema; similar a Jesús, hijo de María terrenal con divino engendrador o espíritu santo).
Judíos sionistas (asesina extrema derecha religiosa monoteísta), con sus escasos 30 milloncitos mundiales de entes raciales y secuaces, sigue privatizando a su Jehová o Iahvé; tratando, además, en desbarrancar al dios cristiano muy bien, hasta ahora, enraizado en Europa y América; habiendo perdido, Jesucristo, su antigua capital imperial: Roma y buscando su nueva: Washington, pues todo credo religioso, junto con acciones militares, están a las órdenes de cualquier imperialismo en turno… Cristianos creados y criados por romano Constantino, tienen 1,686 años de vender en el mercado absoluto a Jesucristo (2,011 menos 325 = 1686), con sus cientos o miles de sectas cristeras, quienes tratan de llevar aguas monetarias sólo para sus estafadores molinos.
Hace aproximados 1,400 inviernos surgió la última secta monoteísta derivada del anciano Abraham; éste, tal vez senil fantasía: el Islamismo de Mahoma, también fraccionado en sectas: Sunitas, Chiitas, etc. Por tanto: de una o varias figuras vagas e inconsistentes a razonamientos filosóficos, matemáticos, químicos, físicos, geométricos y más, cada raza o grupo de naciones diversas, obedeciendo a instintos ególatras por codicia y avaricia, ha inventado y, trata de vender, hasta imponer por medio de terrorismos religiosos = mitológicos a su dios; empleando, ahora, fuerzas infernales incubadas en bombas atómicas, hasta bendecidas por sus ilógicos dioses o diosas. Todo con fines malévolos de subyugar al resto de razas, para así robarles tantas riquezas naturales abundantes en sus respectivos territorios.
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El Dios o Dioses Universales Verdaderos, sí, existen; pero, no tienen nombres ni figuras específicas. Ni el conjunto de siete mil millones de cerebros humanos terrenales actuales, podrían figurar una imagen ni un nombre; pues dios o dioses es armónico conjunto de Energías Vivas emanadas del Infinito Universo. Hasta el “dios-hombre verdadero” se queda pachito… Podríamos aceptar sólo a un dios espiritual, —no científico, porque Ciencias no son pastos para pastores hocicones—, siempre y cuando este dios moral sea bien manipulado por auto llamados licenciados y hasta doctores en “teología” o, “representantes de ‘divinidades’ en este planeta”; cuando tales “ministros” sin carteras, dejen de ostentar titulillos fantasiosos, y difundan, al menos con ejemplos, aquellas sabias palabras pronunciadas por el joven Filósofo mártir llamado Jesucristo; pero modificadas con sutileza por el autor de esta Reflexión: “RESPETAOS los unos a los otros, como yo os he RESPETADO”.
13 de enero de 2011.-