Fueron centenares o miles, por no decir millones de mujeres sacrificadas en hogueras de cristianos: cristeros católicos, apostólicos y romanos en su mayoría. Duro imperio del fuego “sagrado”, asesino de hombres herejes y de mujeres brujas duró alrededor de 1500 años, ─desde Concilio de Nicea en 325d.C. hasta el secuestro de archivos vaticanos por Napoleón Bonaparte en 1808d.C. cuando, entre otros muchos juicios amañados, se encontró el incubado contra el célebre astrónomo Galileo Galilei (1633) ─. 1500 años “oficiales” de martirio contra la Verdad Científica y Filosófica por vil mentira teosófica, fanática e ignorante; pues, hasta ahora malignos fanáticos, basados en sofismas y fetichismos disfrazados de cultura occidental religiosa para conseguir diabólicos fines, continúan quemando con fuegos sofisticados y metafóricos o virtuales (revólveres, rifles, granadas, bombas atómicas, excomuniones, libelos panfletarios, etcétera) a rectos hombres laicos sabios y a escasos religiosos de las mismas creencias cristianas-judías: Leonardo Boff, Elder Cámera, Camilo Torres†, Miguel de Escoto, David Rodríguez, Rafael Palacios†, Rutilio Grande SJ†, Ignacio Ellacuría y compañía SJ ††††††††, Óscar Arnulfo Romero†, Juan Gerardi†, Ernesto Barrera† con miles y miles más, quienes fueron asesinados (con cruces se señalan) por otros ¿feligreses católicos?, con disimuladas venias de jerarquías episcopales.
¿Por qué desde siglos XIX, XX e inicios del XXI, nadie ha visto toscas escobas voladoras cabalgadas por feas o bellas mujeres? ¿Por qué desde siglo XVIII hacia atrás, tímida gente temerosa del infierno desconocido y del fogón católico real, sí, miraba brujas a cual más fea; brujas más feas que nuestra Ciguanaba? ¿Por qué sólo a mujeres, feas o bellas, se acusaba de brujería, mientras a hombres se les quemaba acusándoles de: herejes, apóstatas, renegados, ateos, masones, rosacruces y otros epítetos denigrantes según los inquisidores?
Razonando de acuerdo a luz dada por 200 años pasados con relativa libertad religiosa “otorgada” a fuerza por maldita “santa” inquisición, podemos reflexionar, siempre enmarcados en lo razonable por lógico: nuestras desgraciadas tatarabuelitas ─incluidas latinoamericanas desde 1508 hasta 1808 (¡300 años!)─ eran degradadas a esa despreciable categoría por puros motivos sexuales deshonestos (sexualidad pura es sagrada). De acuerdo a Segismundo Freud, sexualidad es uno de los primeros poderosos motivos gobernantes en conductas animales (humanas para este caso). Las irracionales conductas animales siempre terminan agrediendo a los más débiles, incluso del mismo género ─masculino y femenino─; de manera especial cuando el machismo bíblico todo el tiempo ha echado de menos a las, entonces, pobres mujeres madres de todas las razas y sub-razas humanas. ─Sólo María, madre de Jesús, no ha sido desprestigiada por machistas católicos, apostólicos, romanos; pero sí por machistas de otras sectas cristeras.
Otro aspecto negativo a tomar en cuenta es el hecho del celibato sacerdotal (curas y monjas). Esta forzada castidad no es ley bíblica ni del nuevo testamento. Celibato religioso católico, para curitas y monjitas, fue impuesto por Roma (ahora Vaticano), de manera progresiva desde siglo IV a siglo XII; siglo éste cuando quedó solidificado tal celibato. ¡800 años resistieron aquellas generaciones mantenidas en limbo de ignorancia y miedo! ¡800 años demuestran cuán poderoso es el instinto de procreación en todas las especies! ¡Ocho siglos necesitó la tiranía despótica, religiosa-católica para hacer de sus esclavos timoratos, unos virtuales eunucos sin necesidad de llegar hasta castración quirúrgica! ¡1200 años después del advenimiento del llamado salvador del mundo, medio se impuso la castración psíquica! Decimos medio se impuso porque más del 50% de curas y monjas católicos mantienen relaciones homosexuales o heterosexuales entre ellos o con feligreses ¿Por qué el papado ordenó ley tan antinatural por grosera?
Otros de tantos vicios humanos, después de sexualidad desenfrenada, es la codicia, usura y avaricia. Claro está: el papado jamás permitirá compartir limosnas y primicias con esposa e hijos del cura católico; tampoco le importa al papado que curitas, monjitas, quebranten a diario esa pésima ley, pues va contra de Dios por ser antinatural. Un alto porcentaje de estos pobres varones quebranta a diario esa demoníaca ley al volverse pederastas, pedófilos: violadores de hembras y de varones menores de edad; al mismo tiempo, homosexuales pasivos y lesbianas, se recalca.
Con reflexiones anteriores se puede arribar: el poder dado a curas, abates, vicarios, obispos, arzobispos, cardenales, papas, etcétera, por miedos, ambiciones e ignorancias, les volvía descarados e inclementes frente a cualquier acusación contra de ellos mismos hecha por cualesquiera señoras o señoritas, ─desde “humilde” curita ermitaño hasta encumbrado y apoltronado en silla de san Pedro─. Además, la negativa de ellas a fornicar con frailes, abades, párrocos y más, en el acto les acarreaba el sambenito de “Brujas”. El juicio inquisidor no se hacía esperar. La dama acusada podía decir verdad al acusar al concupiscente religioso violador; pero, “ratas del mismo piñal” aumentaban acusaciones hasta llegar a llamar, a pobres mujeres: “brujas concubinas del diablo”. Lo mismo sucedía cuando la pobre fémina salía embarazada de un religioso. De inmediato se declaraba embarazo de Lucifer con mentada bruja; también de inmediato la gestante, con embrión o feto viables, era calcinada viva en la pira de la satánica “santa” inquisición.
Desde hace 60 ó menos años, en países cristianos de Europa y Norteamérica no dominados por credo católico-apostólico-romano, millares de religiosos católicos “representantes de Cristo en la Tierra”, están siendo llevados a tribunales civiles laicos. Vaticano calla y está pagando multimillonarias cantidades de euros o dólares para resarcir en parte daños hechos a millares de niños, ahora adultos; asimismo, soborna a principales medios masivos de comunicación social mundial para tratar de parar escándalos cotidianos de ese género. Todavía hace 100 años, sacerdotes católicos eran padres de familia de numerosos niños con madres solteras, a ciencia y paciencia de obispos, arzobispos, nuncios, cardenales, papas y autoridades civiles o militares. “Beatas” católicas salvadoreñas llegaron a decir: “El sacerdote es el representante de Cristo en la Tierra, por tanto: es dios y hombre verdadero. Del ombligo hacia arriba, el señor cura es divino; del ombligo hacia abajo, el señor cura es humano”.
10 de marzo de 2008.-