Anastasio Jaguar

Anastasio Jaguar

Breve Biografía de ANASTASIO MÁRTIR AQUINO (1792-1833):

Único Prócer salvadoreño verdadero en siglo XIX. Nativo de Santiago Nonualco, La Paz. De raza nonualca pura. Se levantó en armas contra Estado salvadoreño mal gobernado por criollos y algunos serviles ladinos, descendientes, éstos, de aquéllos con mujeres mestizas de criollo o chapetón y amerindia; pues esclavitud inclemente contra: indígenas, negros, zambos y mulatos, era insoportable para el Prócer Aquino. Fue asesinado por el Estado salvadoreño en julio de 1833, —después calumniado hasta lo indecible, tratando de minusvalorar sus hazañas; así como hoy calumnian a Don Hugo Rafael Chávez Frías y, ayer, al aún vivo: Doctor Don Fidel Castro Ruz.

En honor a tan egregio ANASTASIO AQUINO, este blog se llama:

“A N A S T A S I O A Q U Í S Í”

viernes, 22 de abril de 2011

Vaguedades Insólitas

      VAGUEDADES INSÓLITAS
         Por Ramón F Chávez Cañas

Desde hace aproximados cien años hasta hoy, Ciencias en general han tenido, están teniendo, tendrán, múltiples y vertiginosos desarrollos ahora impensables. Al mismo tiempo, tantos descubrimientos científicos, de inmediato serán llevados a realidades por tecnologías paralelas a mencionados desarrollos científicos, de manera especial en electrónica y medicina; pues hace 150 años sólo toscas máquinas a vapor reinaban en este mundo, seguidas más tarde por electricidad aplicada al alumbrado y a mover maquinarias rudimentarias antes funcionando a base de vapor hídrico obtenido por combustión de hulla y/o leña. Después, hará 125 almanaques, cual combustible de automotores y máquinas industriales apareció el petróleo para hacer menos pesada toda existencia humana. Gracias a 150 calendarios recién pasados, esclavismo material humano, al menos en Occidente, poco a poco ha ido mermando, pero no desaparece. En cambio, nuestra Medicina y Cirugía en esas mismas épocas sólo contaba con historias y exploraciones físicas hechas por rudos o inteligentes galenos. Experiencias clínicas fueron  cartas únicas de presentación ofrecida por viejos doctores, avalados por frecuentes buenos resultados. Dicha ciencia empezó a modernizarse cuando en 1819 el médico francés Antonio T. Laënec descubrió el estetoscopio. Asimismo, otro francés, Luis Pasteur, descubrió maravilloso mundo microbiológico, valiéndose del microscopio inventado por holandés Antón Van Leeuwenhoek; seguido por trabajos del alemán Roberto Koch, quien en 1882 descubriese bacilos de tuberculosis y del cólera. En seguida aparecieron Rayos X basados en trabajos de Guillermo Crookes y perfeccionados por otro alemán de apellido Roentgen. Desde entonces hasta nuestros días, pueden llenarse miles y miles de libros describiendo Historia de la Medicina.

En últimos 50 ó 55 años, —desde satélite Sputnik soviético lanzado al espacio en octubre de 1957— y, después, desde hace 20 ó 30 brillantes primaveras, tan vertiginoso desarrollo científico-tecnológico humano está creciendo en forma geométrica, a tal grado que, de una semana para otra, muchísimas tecnologías nuevas o de “punta” están quedando obsoletas, sobre todo en electrónica; pues, a finales del XX, de tubos en radio-receptores se pasó a transistores descubiertos por japoneses, hasta llegar a modernos chips de cuarzo y más, como actual tv digital y comunicaciones personales intercontinentales de vista y oídos por medio del “Skype” en internet; sin conocerse aún secretos bélicos desarrollados por 5 ó 6 bárbaras potencias mundiales (Rusia, China, EUNA*, Francia e Inglaterra), pues tanta inventiva moderna conocida se originó en ambiciones guerreristas de esas y otras naciones, sobre todo durante dos grandes guerras de centuria anterior: aviones, tanques, radares, sonares, gases tóxicos, guerra bacteriológica, más infernal bomba atómica.

Dentro de 10 años, en 2020, tendremos a nuestro alcance el “palpa-visor” o tv en 3era dimensión. Quienes adquieran tan sofisticado chunche podrán darse la mano con muñecos de pantalla chica. Más tarde, tales muñecos podrían salir del cajón a cantar, bailar, discutir y hacer o decir muchas cosas más en vivo virtual; pero en miniatura, actuando en uno u otro rincón de sala o dormitorio del amo quien, con solo pulsar un botón les devolverá al mundo de ilusiones y, pulsando un segundo, tendrá a sus órdenes, en los mismos rincones, a otro elenco de esclavos cibernéticos. Hace 50-60 otoños esto fue profetizado en tira cómica periodística llamada “El Chico Abner Calabaza”. Gente acuciosa como es el Profesor Filósofo Francis Fanci, deben recordarlo.

En próximos cinco injustos veranos e inviernos, 2014, —si neoliberalismo esclavizador no reventase antes con gran escándalo accionando su propia dinamita—, estaríamos pagando tributo por nuestros propios pasos naturales dados, incluso en el extranjero; por volúmenes de aire aspirado y exhalado por nuestras indefensas fosas nasales o narices, sin descontarnos atmósferas polucionadas en centro de San Salvador y Soyapango; por pensamientos, malos o buenos, procesados en nuestros desnutridos cerebros, —entendiéndose por desnutrición cerebral toda falta de cultura general positiva, y no cultura “chatarra” aparecida en tv, radio, más prensa escrita “formal” o pasquines matutinos plagados de anuncios comerciales, farándulas del bajo mundo intelectual con artistas cursis casi enseñando órganos sexuales externos podridos por sífilis o sida, e ideologías descabelladas propias de extremas derechas ladronas y narcotraficantes—; además, tributaríamos por palabras pronunciadas; horas de vigilia y sueño; latidos cardíacos; volúmenes mensuales de orina más peso de heces fecales; pensamientos agudos u obtusos, angelicales o diabólicos. En fin, hubiésemos sido segura fuente productiva  de millardos más millardos en euros, libras esterlinas, yenes, rupias u otras monedas fuertes tal cual se está consolidando el Bolívar F venezolano y se consolidará futuro Sucre del ALBA sudamericano, porque desfasados dólares gringos sin respaldo sólido, ya ni al Tigre de Papel** sirven. ¡Neoliberalismo hubiese sido amo universal absoluto! Al momento de elaborar mentado plan esclavizador, se estaba diseñando talleres o fábricas mecánicas y electrónicas para iniciar fabricación de: ideó-metros, audiómetros, visionó-metros, palabro-metros, pasó-metros y, en fin, sutiles aparatitos capaces de medir toda actividad simpática o parasimpática de cuerpos humanos. Se ahorrarían raquíticos salarios de esclavos subalternos, medidores ambulantes; sólo, refunfuñando, amos neoliberales pagarían cobradores a morosos, pues la banca de ellos mismos recaudaría 90% del total deudor. Micro contadores serían leídos desde oficinas centrales en todo el mundo occidental, pues en el oriental (China, India, Rusia, Vietnam, Corea del Norte y más), Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, etc., en Latinoamérica, hace varios años derrotaron satánica doctrina económica. Ellos, neoliberales, valiéndose de ondas hertzianas similares a telefonía móvil o celular, controlarían nefastas operaciones tarifarias, ahorrándose millones y millones en salarios. Maldito plan estaba muy bien diseñado: iniciaría funciones desde enero en 2014. Nosotros, desheredados de inteligencia maligna en cuanto a enriquecimientos ilícitos, hubiésemos caminado sobre nuestras calles exhibiendo antenitas de vinil similares a las del cómico Chapulín Colorado, más argollitas sui-géneris en nariz, oídos, boca, ano, meato urinario, etcétera; fingiendo o creyendo, gracias a letales propagandas masivas difundidas por globalizadores de miseria, ser libres al no arrastrar en tobillos, herrumbrosas y pesadas cadenas metálicas; ni estaríamos herrados a perpetuidad con hierros candentes en nuestra frente, tal cual lo estuvieron nuestros aborígenes tatarabuelos: mayas, nonualcos, aztecas, incas, mapuches, quechuas, guaraníes y más; pues, buena parte de neoliberales descalzos o “chuñas”, con inteligencias raquíticas, todavía se sienten dichosos de esa su moderna esclavitud.       

Agua potable y alimentos sólidos pasarán a la historia. ¿Por qué? Porque ingenio de Homo impredecíbilis, diabólico o divino, domesticará fuerzas atómicas adaptándolas a fisiología animal de dos patas, quitándole radiaciones nocivas, dejándole sólo acciones benéficas como actual colesterol bueno. Entonces, en chips o adminículos pequeñísimos, éstas serán injertadas en sub dermis, con duraciones variables entre 5 y 20 abriles. Dichos adminículos darán energía cotidiana a: cerebro, corazón, pulmones, huesos y músculos. No darán energía a tubo digestivo ni al sistema urinario por no ser necesario. Boca, —excepto lengua—, esófago, estómago, tripas y recto; hígado, páncreas más otras glándulas menores de secreción digestiva; riñones, uréteres y vejiga, —menos pene ni vagina—, se atrofiarán, cumpliéndose aquella premisa enunciada en tiempos de Ilustración Europea, al parecer acuñada por Carlos Linneo, científico sueco: “Órgano que no se usa, se atrofia”. Desechos del metabolismo atómico humano consistentes sólo en CO2 serán expulsados al aire por medio de respiración pulmonar, tal cual narrara Kant al referirse al paraíso celestial, —no terrenal bíblico de cristeros—, de persas o sumerios de hace diez mil o más años. Miserables cantidades de metales y metaloides propias de tejidos, al no ser eliminados por heces ni por orinas, se auto reciclarán. Agricultura y ganadería, en especial proteínas y azúcares, serán innecesarias por razones energéticas suplidas con átomos domesticados, como quedó manifestado en párrafos anteriores.

Más adelante, allá por años 2050-60, médicos científicos habrían vencido al ahora común rechazo de tejidos trasplantados a personas necesitadas; además, se habrán  construido tejidos universales a base de células madres sintéticas. En esa época se pondrá de moda: manos, penes y vaginas descartables que, empleando maniobras sencillas y rápidas, futuros usuarios, legos en cirugía menor, podrían acondicionarlos, similar a quienes se colocan cada día espejuelos o anteojos de contacto, ahorrándose  jabón y condones; evitando, por este raro medio modernísimo, enfermedades infecto-contagiosas comunes o sexuales. Veinte años más tarde, en 2080, habrá: caderas, muslos, rodillas, piernas, tobillos, pies y dedos pedios; hombros, brazos, codos, antebrazos y muñecas; costillas, columnas vertebrales, cráneos, cerebros, corazones y pulmones, todos de repuesto, todos derivado de células madres sintéticas. Sistema circulatorio, necesario para llevar oxígeno hasta últimos rincones de quintos dedos, será sustituido, en año 2110, cuando malos o buenos científicos descubran nueva fisiología de alimentación tisular autónoma, la cual pudiese ser por ósmosis o ¡qué sé yo! Bibliotecas grandes, medianas, pequeñas y domésticas, de inmediato desaparecerán… (¿…?)… Porque, empleando microscópicos circuitos mil veces superiores al cuarzo actual e implantándolos en circunvalaciones cerebrales correspondientes al aprendizaje y a la memoria, se instalarán mentadas bibliotecas habidas y por haber, desde la de Alejandría hasta la caricaturesca bibliotequita de mi Pueblito: Tecoluca. Por supuesto, tales micro chips fabricados ya especializados, sólo abarcarán ciertas disciplinas vocacionales de cada candidato: niño, joven o adulto, —de uno u otro sexo—; pues al hacerlos generalizados, imprudentes humanos pudiesen volverse humanoides, enloqueciendo hasta morir creyéndose dioses o diosas. Así se derrotaría a mítica leyenda sobre Torre de Babel, pues todos seríamos políglotas. Con tantos parciales pero profundos saberes implantados en cerebros tal cual se ha dicho, religiones terráqueas desaparecerán; porque, si sólo existe un verdadero dios o diosa; budismo, confucionismo, hinduismo, judaísmo, cristianismo, cristerismo, islamismo y más, no tendrán objeto de existir, pues hasta el más remoto ciudadano habitante en Amazonia, Congo-Belga, Cochinchina, Malasia, Madagascar y Tecoluca, dejará ignorancias y terrorismos religiosos, evitando continuar siendo pasto de vividores bien llamados pastores; pues éstos, los pastores, sólo sirven para esquilmar, sacándoles raquíticas lanas llamadas diezmo y más, a mal llamadas ovejas famélicas cerebrales, aun siendo burros cargados de dinero; porque de auténticos dirigentes religiosos, curas y pastores no tienen nada de nada.
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Al término de 20 calurosos veranos, —2029—, Don Hugo Rafael Chávez Frías, Don Rafael Correa, emires y sultanes árabes, quedarán silbando sobre la loma… (¿…?)… Porque petróleo más gas natural aún existentes en pequeños reservorios  profundos y subterráneos, habrán pasado de moda al ser remplazados por hidrógeno de aguas, sobre todo de mares. Transporte, calefacción, aire acondicionado, más diversas maquinarias industriales, incluyendo generadoras de electricidad, serán movidas por medio de esta nueva tecnología científica no contaminante ni agresiva en directo contra seres vivientes: vegetales y animales; pues energía eólica, hídrica y solar, hasta entonces serán insuficientes… (¡…!)… ¡No, por favor, no! Hidrógeno planetario será eterno mientras sea eterno nuestro sistema solar. Recordemos tan célebre enunciado físico atribuido a Lavoisier o a Carnot: “La materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma”. Átomo de hidrógeno es postrera o primera expresión de la materia. Al mezclarse con átomo de oxígeno (H2 O) vuelva a ser materia prima dispuesta a transformarse, otra vez, en combustible.
         *EUNA = Estados Unidos de Norte América. **Tigre de Papel = EUNA
                                    26 de junio de 2009.- 

lunes, 18 de abril de 2011

Reflexiones sobre Cándido

     REFLEXIONES SOBRE “CÁNDIDO” DE VOLTAIRE
                          Por Ramón F Chávez Cañas

Voltaire (1694-1778), escritor y destacado Filósofo francés inspirador de Enciclopedia Francesa y ésta, mecha encendida de Revolución Francesa. Sus escritos filosóficos son cáusticos e irónicos, sobre todo contra poderes católicos, protestantes y monárquicos europeos; por lo cual en más de una vez sufrió prisión en La Bastilla. Fue poeta y autor de obras teatrales. Edipo, escrito en prisión, fue su primer drama de gran éxito en estreno. Exiliado en Londres durante dos años, donde escribió dos libros en lengua inglesa. De regreso a Francia por su renovada buena relación cortesana, le permiten varias creaciones literarias; pero, al escribir sus Cartas Filosóficas contra iglesia católica y autoridades monárquicas, se marcha de París hacia el ducado norteño de Lorena, donde mantiene relaciones concupiscentes con la marquesa de Chateleu.

         Pese a su conducta antimonárquica y anticlerical, es elegido miembro de la Academia Francesa. Se hace amigo de Mme. Pompadour, célebre concubina de Luis XV, por lo cual pasa tranquilo durante varios años. Federico II de Prusia (El Grande), lo invita a Berlín, hospedándolo en el palacio Sanssouci, donde reside durante dos años; abandonando tal edén debido a frecuentes choques humorísticos contra la solemnidad del monarca prusiano, regresando a su Francia.  Era amigo casi íntimo de Catalina la Grande de Rusia. —Si hubiese habido internet en siglo XVIII, Voltaire no hubiese sido Filósofo genial, ni Catalina, zarina—. Esta reina rusa le otorgó pensión económica vitalicia.

         Contra el clero y filósofos, en especial contra David Hume, filósofo escocés, escribe su novela Cándido, partiendo de la teoría filosófica sofista: “Siendo Dios perfecto, no puede salir de sus manos una obra imperfecta; pues este mismo es el mejor de los mundos posibles”. Las espantosas y cómicas aventuras de Cándido, quien nunca pierde el optimismo, son ilustraciones hechas por Voltaire a la teoría mencionada; pues Cándido es cándido creyente en Pangloss, su filosófico maestro.

         Cándido es libro clásico del humorismo filosófico; sus aventuras nos apresan, obligándonos a seguirlas aun sin interés sobre la corriente filosófica idealista. Este joven personaje tiene enorme similitud con Don Quijote de Cervantes; pues es lectura buena y meditativa para toda edad y sexo, por cuya razón es gran clásico de la literatura universal.
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         En un castillo alemán de Westfalia, propiedad de un barón de apellido impronunciable ni escribible en español, aparece el joven Cándido como pariente natural cercano del señor barón ( hijo bastardo de una hermana ya difunta del noblote alemán); pero, al ser descubierto aquél por este noblote, besando a la señorita baronesa llamada Cunegunda, hija del barón, de inmediato, a patadas y empellones, Cándido es expulsado del castillo por su tío: el barón; marchándose con su profundo amor truncado y con su inmensa admiración y gratitud por el ayo o preceptor de aquella realeza alemana de Westfalia: filósofo Pangloss quien, a escondidas, tras jardines de palacio, fornicaba con una de tantas criadas llamada Paulita.

         Ya en la vil calle, Cándido se topa con soldadesca de un rey búlgaro, quienes le propinaron sinnúmero de azotes por sinrazones bien detalladas en el libro; pues Cándido, con su candidez filosófica pura, no fue oído. Ayudado por un médico-cirujano quien le curó golpes y heridas, logró fugarse del campamento bélico búlgaro para toparse entre dos fuegos de ejércitos monárquicos distintos. Logró escapar de tantas balas cruzadas. Caminando a pie llegó hasta Holanda donde pidió limosna, habiendo sido amenazado por ello de recluirlo en algún orfelinato. Al ser preguntado Cándido, en una plaza pública por beato sacristán, sobre si el papa romano era Anti Cristo, aquél dudó; entonces, la mujer del interrogador en la plaza pública, fue y regresó de su casa, bañando a Cándido con agua caliente. Luego, en la misma Holanda, un negrero judío sionista lo semi esclavizó pagándole una miseria por salario. Intentó fugarse; pero, en el camino, buscando salirse de Ámsterdam, encontró un mendigo a quien le donó el escaso dinero portado; dicho mendigo callejero estaba pustuloso, tuerto, con único ojo opaco, nariz chata por efecto de microbios, dientes ennegrecidos y al toser escupía pedazos careados de muelas.

         Pero antes, la soldadesca búlgara había asaltado el castillo alemán de nombre in-escribible, asesinando al barón, a la baronesa obesa, a la baronesita Cunegunda y al hermano de ésta; asimismo, al filósofo Pangloss, a Paulita y al resto de realeza y servidumbre. —Detalles de este capítulo son tan terroríficos como son matanzas actuales en: Iraq, Afganistán, Palestina y Paquistán; matanzas éstas llevadas a cabo por gringos y sionistas.

         El mendigo a quien Cándido donó el dinerito recibido del judío anabaptista holandés llamado Jácome, era nada más ni nada menos: el filósofo Pangloss. El texto relata detallado el cómo Pangloss escapó de aquella carnicería dentro del castillo alemán de Westfalia. El ayo le detalló cómo Paulita lo había llenado de sífilis, quien a la vez había sido contagiada por un cura franciscano; a éste lo había contaminado cierta condesa viuda, vieja y devota; quien la había recibido de un capitán de caballería, el cual la absorbió de una cortesana contagiada por un paje; a este paje se la había pegado un jesuita, quien siendo novicio la adquirió de primera mano de uno de los compañeros de Cristóbal Colón. Cándido volvió con el pordiosero a casa del avaro judío anabaptista de nombre Jácome  quien, —por extraño que parezca—, pagó la curación del sifilítico filósofo. De inmediato lo incorporó como su tenedor de libros; llevándose, a ambos, hasta Lisboa en viaje de negocios, donde se toparon con furiosa tormenta, habiendo muerto la mitad de pasajeros al hundirse el barco; mas, esa misma fecha por la noche, un terremoto con tsunami asoló ¾ partes de la urbe portuguesa (1755). Por razones fanáticas religiosas, Cándido fue apaleado y Pangloss con Jácome, ahorcados. Todo ordenado por el obispo inquisidor mayor lisboeta. Con fuga novelesca, Cándido logró escapar hasta Cádiz, junto con Cunegunda, a quien por azar encontró en Lisboa; pues ésta era amante forzada de un banquero judío y del inquisidor mayor portugués a quienes, previo a la fuga hacia Cádiz, Cándido había dado muerte a puñaladas. Con fuga novelesca, —acompañados por una vieja aristócrata caída en desgracia  y quien hacía veces de guardiana de la baronesita alemana, y cuyos emolumentos pagaba el obispo inquisidor prorrateados con el banquero judío; pues ambos se turnaban los días semanales para fornicar con tan desventurada baronesita—, lograron embarcar con rumbo a Buenos Aires. En esta bella ciudad sudamericana, por natural belleza de Cunegunda tuvo serios problemas con virrey del Río de la Plata, llamado don Fernando de Leiva, Figueroa, Palo-meque, Álvarez, Silva, Benavides y Sotomayor; habiendo huido a caballo, con todo y criado llamado Cacambo, hasta una misión militar-religiosa gobernada por jesuitas. Mató a un cura-coronel jesuita —quien resultó ser hermano de su adorada Cunegunda—; pero no se puede entrar en detalles al respecto para no enmarañar más este relato resumido. Al huir de tal misión jesuita paraguaya, Cándido y Cacambo, su criado, por poco son desayuno, cena o almuerzo de indígenas caníbales Orejones, quienes gritaban  bailando felices porque  iban a comer carnes de jesuita; pues Cándido había huido vistiendo ropajes del cura asesinado. A ruegos de Cacambo, quien hablaba muy bien en guaraní, ambos se liberaron de ser defecados al día siguiente; y, después de marchar por selvas vírgenes, pantanos, riscos y quebradas, llegaron a El Dorado, donde arenas son oro puro, más diamantes y piedras preciosas eran usadas como argamasas y ladrillos para construir casas sencillas; además, esa gente no conocía robos ni asesinatos, por tanto: carecían de jueces, policías y cárceles.

         Durante varias semanas gozaron de aquella filosófica hospitalidad, hasta haber sido huéspedes de honor en palacio imperial. Obedeciendo al impulso interior indescriptible pero obligante, porque nadie está a gusto como Dios lo tiene, decidieron marcharse hasta Surinam y de allí embarcarse rumbo al Viejo Continente. Al partir de El Dorado, aquel democrático o filosófico rey les donó muchísimos quintales de oro puro en pepitas y arenas, más miles de piedras preciosas ya labradas por Madre Natura: diamantes, esmeraldas, rubíes, topacios, lapislázuli, etc. Para transportarse desde El Dorado  — ¿entre Bolivia y Perú?—,  hasta Surinam en costas atlánticas nórdicas de Sudamérica, el rey les proporcionó custodios no más allá de límites fronterizos del reinado; además, 40 guanacos, alpacas o carneros de oro para transportar, cada uno, 100 libras de aquella carísima carga con peso total de dos toneladas métricas. Al quedar solos Cándido y Cacambo ya en territorio venezolano de Nueva Granada, se encontraron con inmensos pantanos donde se ahogaron, con todo y carísima carga, 38 guanacos o carneros. Llegaron a Surinam sólo con dos animales sobrevivientes, más el tesoro adosado a sus cuerpos y bolsillos; pero allí es estafado por aduaneros, y un holandés capitán de barco quien le roba los dos carneros cargados con dos quintales de oro más gemas; pero antes, había enviado a Cacambo hasta Buenos Aires para rescatar a Cunegunda del secuestro lujurioso hecho de ella por el virrey español de siete apellidos.

         Cándido se embarca rumbo a Burdeos, Francia, llevando sólo mil diamantes ya tallados adheridos a su cuerpo y bolsillos. A medio Atlántico recupera un carnero de oro sobreviviente al naufragio del velero donde el ladrón holandés iba rumbo a Países Bajos. Cándido llegó a Burdeos. Ahí fue estafado por: curas, judíos, tinterillos y policías, —todos en contubernio al descubrir la todavía inmensa riqueza residual a la pérdida en camino desde El Dorado—. Deambulando a ciegas o a locas llegó a París, donde encontró corrupciones de: leyes, costumbres, religiones y modas, pareciendo aquella Ciudad Luz una sucursal de Sodoma o Gomorra. Varias semanas después se trasladó a Londres; pero no desembarcó al mirar, en vivo, decapitar con almádanas a un almirante naval inglés derrotado en alta mar por otro similar francés.  Atravesó mar Cantábrico hasta esquina noroeste española. Ya en el Atlántico, pasó frente a Lisboa con su río Tajo, tapándose los ojos. Con su nuevo criado, Martín, contratado en Surinam, atravesaron el Mediterráneo, y, a nivel del tacón de bota italiana, navegaron hacia el norte en el mar Adriático hasta llegar a Venecia, Reina del Adriático; pues esa era la ciudad donde Cacambo llevaría a liberada Cunegunda. No estaba ésta, sólo aquél; quien le manifestó a Cándido sobre cautiverio-esclavitud de su adorada baronesita comprada por incierto musulmán turco y que ella, la esclavita germánica, estaba irreconocible por prematura vejez, más otras dolencias tropicales.

         En Venecia: Cándido, Cacambo y Martín, —éste, nuevo criado contratado en Surinam, como ya se dijo, para sustituir a Cacambo, quien había partido hasta Buenos Aires al rescate de baronesita de apellido in-escribible en castellano—, se encontraron con la sifilítica Paulita prostituta, acompañada ésta de un tal fray Jenaro. Paulita narró sus desventuras al ejercer la profesión más antigua de la humanidad. También, en taberna-hospedaje-comedor de media estrella, durmieron, libaron y comieron con media docena de: reyes, zares, beyes, y monarcas destronados por sus propios pérfidos primogénitos,  hermanos, o milicos insurrectos; llegando Cándido al extremo de dar limosna a dos de aquellas ex encopetadas majestades. Visitaron a un soberbio sabelotodo veneciano con cargo político de Senador Procurante ¿ ?. Dicho Procurante, en su palacete o castillete los atendió a las mil maravillas; pero, a toda pregunta sobre obras de pintores famosos, o de escritores y filósofos universales encontrados por admirados  visitantes en salas y bibliotecas del palacete, tal pavo-real Procurante respondía cual ignorante erudito. Entre personajes contra los cuales despotricó, estaban: Rafael, Miguel Ángel, Da Vinci, Virgilio, Ovidio, Homero, Horacio, Cicerón, Séneca, Milton, Sócrates, Platón, Aristóteles y más.

         Al embarcar rumbo a Constantinopla, entre tantas docenas de ilotas remeros, descubrió al maestro Pangloss y al barón jesuita-coronel ex asesinado en Paraguay y hermanito de Cunegunda. Pagó alto rescate por aquella desgraciada mancuerna de remeros. Todos: Cándido, Martín, Cacambo, Pangloss y el barón jesuita-coronel, casi al instante desembarcaron en Constantinopla. Debieron devolver a la esclavitud, y no asesinar, al barón jesuita-coronel por oponerse, éste, al matrimonio de Cándido con la ya prematura escuálida baronesita germánica; pues tal barón degradado a última categoría infra humanoide, no aceptaba que un plebeyo llegase a ser su cuñado. Ya expulsado de aquel grupo filosófico optimista, el noblote esclavo retornó a galeras náuticas para seguir remando por no haber querido plebeyisarse.

         Se encaminaron a pie buscando a canosa y arrugada Cunegunda. La encontraron cuando lavaba ropa y secábala al Sol; también fregando platos y atizando fuegos en la cocina de su esclavizador: un rey otomano sin corona, quien apenas sobrevivía con 500 duros mensuales enviados por su primogénito, usurpador del trono. Cándido, sin frenos ya por su inmenso o infinito amor, con velocidad de cañonazo y ofreciéndole inmediato matrimonio para romper al instante tan oprobiosas cadenas, quiso estrechar en sus brazos a tan desventurada Dulcinea. Respuesta dada por Cunegunda fue ácida por negativa y soez. Con tambores destemplados o pólvora mojada, Cándido, Cacambo, Martín, Pangloss; más Paulita y fray Jenaro, —agregados éstos en Venecia, y la vieja aristocrática degradada, guardiana de Cunegunda cuando ésta era prisionera sexual del banquero judío y del obispo inquisidor portugués—, buscaron frondosa sombra a fin de deliberar sobre sus inmediatos futuros.

         Con muy poco dinero sobrante del inmenso tesoro obsequiado por monarca de El Dorado, Cándido compró, en suburbios agrícolas de Constantinopla, varias hectáreas de tierra fértil, donde aquel grupo filosófico frustrado por anti filosofía, se volvió tan eficaz hortelano. A diario tales cosechas eran llevadas al más próximo mercado verdulero de Constantinopla. Esta tarea era cumplida con óptima diligencia por sifilítica Paulita y la vieja desnalgada, ex guardiana de la tan desagradecida señorita baronesa Cunegunda. Durante tardes y noches de ocio, —pues trabajaban de domingo a domingo—, aquel grupo filosófico venido a menos en lo material; pero siempre encumbrados en cimas del optimismo, discutían a profundidad, —con respeto, aun disintiendo—, sobre altibajos pasados, y oscuros porvenires de la Humanidad, o  creación más despreciable del Jehová sionista o del Alá islámico.
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         Conclusiones filosóficas sencillas, aplicables a nuestro fácil o difícil entorno cotidiano; de manera especial en países donde aún hace su agosto el sistema neoliberal sionista ya agonizante, nos darán más fortaleza para igualar o superar a Cándido, a Pangloss y resto de aparentes desgraciados descritos en esta novelita concebida y escrita por Voltaire en término de 72hrs para desmentir, también, a clérigos cristeros europeos quienes, valiéndose de tanta congoja terrorífica desatada por furiosa tempestad, terremoto más tsunami destructivos, querían aterrorizar más a miles y miles de lisboetas desvalidos, al culparles de haberse ganado la ira divina por no cumplir con diezmos y primicias; ni acudir a misa al menos en domingo, ni confesarse para comulgar una vez cada mes; de cohabitar amancebados y de otras acusaciones anti cristeras causantes de hilaridad en nosotros, ahora, después de 255 almanaques de aquella catástrofe portuguesa: similar a la haitiana maldecida por un troglodita gringo apellidado Paterson; y a la chilena aún no maldecida por cristeros de una u otra secta.
                                          25 de mayo de 2010.-