MARTÍ, LUNA, ZAPATA, Y…
Por Chichipate Cañaverales
En este uno de febrero/ se cumplen setenta y nueve
años de aquel genocidio/ que todavía conmueve
y seguirá conmoviendo/ “per sécula seculorum”
a conciencias de Jaguares/ bisnietos del Indio Aquino,
quienes con magnos esfuerzos/ se labran mejor destino
aumentando cada día/ su hasta ayer, mínimo quórum.
Fueron tres los cabecillas/ del Partido Comunista
quienes pagaron con muerte/ dada por capitalista
gobierno de El Salvador, / cuya cabeza visible
fue el “Brujo de Aguash Azhulesh”/ con pelele Calderón.
Éstos, seudo militares/ malvados por vocación,
con grado de generales/ en gobierno corruptible.
Dirigente de los dos/ fue Agustín Farabundo
Martí, de Tëotepeque,/ —pueblo en bálsamo fecundo.
Luchó contra su familia/ por mejor trato a los peones;
pues progenitor don Pedro/ era próspero hacendado.
Colegio Santa Cecilia/ lo albergó en el internado.
En la U de El Salvador/ fue campeón entre campeones.
En tiempos de los Meléndez,/ cerca de los años veinte
dejó la Universidad/ por su carácter valiente
en pro del proletariado./ Expatriado a Guatemala.
Desde allí migró hasta México/ do fue revolucionario.
Después, en año veintiocho, / se aparece en el santuario
de Augusto César Sandino:/ azote de gente mala.
De regreso a su país, / en riberas de Ilopango,
el Partido Comunista/ funda junto a Miguel Mármol
en tiempos del presidente:/ un tal don Pío Romero.
A toda celeridad/ funda muchos sindicatos.
En el enero anterior, / cuales Jaguares, no gatos,
son presos y fusilados/ aquel uno de febrero.
Los dos valientes muchachos/ eran universitarios.
Alfonso Luna fue uno/ quien con pocos calendarios
luchaba contra desmanes/ de los hermanos Meléndez
y contra falaz gobierno/ del “Brujo de San Matías”,
cancerbero en propiedades/ de cacas* oligarquías.
¡Este imbécil militar/ adoraba hasta los duendes!
Mario Zapata, el segundo/ con una edad similar;
estudiante de Derecho/ tal cual lo fuese su par.
Ambos fueron asistentes/ a las riberas del lago.
También devotos alumnos de Farabundo Martí
hasta llegar al martirio/ por nuestra patria y por ti.
¡Mil historias oficiales/ lo dan como un hecho vago!
Indígenas occisados*/ allá en el pueblito Izalco
eran caciques genuinos/ en tan digno cacicazgo;
siendo dos los principales/ quienes fueron ahorcados
sin previo juicio legal;/ pero asistidos por cura.
Las panzas de zopilotes/ fue cristiana sepultura.
Y por nosotros, Jaguares,/ siempre serán venerados.
Francisco Sánchez, fue uno;/ otro: Feliciano Ama,
fotografiados los dos/ a la par de una sotana
con sus piecitos descalzos/ y su ropa: manta burda.
De tallas casi pigmeas/ a la par del cura criollo,
quien al bendecir metralla/ fue cómplice del embrollo
armado por oligarcas/ con mentalidad absurda.
Ellos no era comunistas, / ni los treinta mil restantes
asesinados indígenas/ por poderes aberrantes.
Medio siglo protestaron/ por robo de los Ejidos
o terrenos comunales/ en todos los municipios;
también robo de Realengos: / tierras sin fin ni principios;
bosques que el rey español/ los tenía protegidos.
Luna, Zapata y Martí; / Chico Sánchez, Feliciano,
y los treinta mil o más/ occisos de aquel verano
en el año treinta y dos/ del siglo veinte ya muerto,
estarán en las memorias de los Jaguares sufridos
que al leer esta Elegía/ quedarán comprometidos
a liberar al guanaco/ de ese su cerebro tuerto.
*Cacas = Ladronas; *Occisados = Asesinados.
*Brujo de aguash azhulesh y Brujo de San Matías = Genocida maximiliano hernández martínez 01 de febrero de 2011.