PERSONAJES
INOLVIDABLES
De
“Historias Escondidas de Tecoluca"
Por Ramón F Chávez
Cañas
Tercera Entrega
VII
En semana santa
de 1973, tal era nuestra costumbre, con mi esposa y nuestras dos primeras nenas
visitamos a mi suegro, padre y abuelo respectivo, allá en la señorial ciudad San
Vicente de Austria y Lorenzana. Mi suegro, don Carlos Joaquín Cornejo Merino,
después de intercambiar saludos respectivos, me dijo: “Mira, Moncho, este libro lo ha escrito y me lo ha obsequiado un mi
pariente. Está muy interesante. Yo lo he leído tres veces. Ahora te lo regalo;
pues conozco tu gran gusto por la buena lectura”… “¿Quién es él?”, inquirí
con normal curiosidad. Me dio el nombre, pero no me sonó. Guardé tal libro en
baulito del coche. Todos, ese día, partimos para El Cuco. Estando en esa playa,
después de baños, libaciones y comidas de rigor, al día siguiente, acostado
sobre hermosa hamaca de mezcal cacaoperense, dispuse abrir, para hojear el
referido ejemplar. En segunda o tercera página aparecía la fotografía del
autor: foto de medio cuerpo tamaño pasaporte con saco y corbata; cejas negras espesas
con patillas pobladas y largas; bigote negro, también espeso y delgado, muy
bien trabajado por algún experto fígaro, dije en mi interior; de frente amplia,
sin asomos de calvicie; cabellera abundante, no cana. Mi primera no manifestada
impresión, hasta ahora fue: “¡Ve!, este
señor cincuentón le da un aire a algunos campesinos palomareños de Tecoluca”.
Después
de hojearlo por lapso de quince minutos, comencé la lectura formal. Primero leí
rasgos biográficos del autor: ¡maravillosa redacción desde principios hasta finales,
escrita en dobleces de portada y contraportada! De pasta a pasta, este escritor
nos transporta, con pulcra y clara pluma, hasta aquellos remotos momentos de
alegrías y tristezas vividos por él. Penetra en nuestro intelecto y en nuestra
conciencia con bellos giros idiomáticos de profundo humanismo filosófico
sencillo hasta para nosotros, los menos letrados. Se advierte, en todos esos
rasgos biográficos, su inmensa gratitud y amor para: El Orfebre Infinito, sus
padres, sus hermanos, parientes y amigos; sus profesores, benefactores y su
burrito “Pepeto”. En seguida, me extasié con aquella prosa descriptiva, donde
resalta bondades maravillosas de su terruño: ciudad San Vicente. Al mismo
tiempo, se lamenta, cual patriarca Job, de tantas desgracias naturales y
artificiales sufridas por la misma ciudad desde aquel terremoto decembrino en
1936.
Crónicas
de este patilludo señor, —dije para mí—: no envidian nada a las de Arturo
Ambrogi, ni a las del guatemalteco famoso: Enrique Gómez Carrillo. De regreso a
mi hogar, ya con más concentración, releo todo el texto. Cada vez quedo más
convencido de su hermoso natural numen. Poemas del mismo libro están elaborados
con clara expresión y enmarcados en métrica española. Estro poético profundo de
este vate se adivina desde primeras estrofas. Este señor escritor-poeta sanvicentino,
desde su adolescencia ha vivido en San Salvador.
Pasaron
quince años. Tal vez por la guerra civil nuestra de casi dos décadas, no volví
a saber más de él hasta cuando, Indira Berlina, mi primera nena, extasiada tal
cual yo, llevó dicho libro a la universidad, donde los cacos rompieron un
vidrio de su auto y lo robaron. Entonces, por guía telefónica contacté con las
tantas veces no mencionado autor. Éste, con gran gentileza me hizo llegar otro
ejemplar. Así nació gran amistad entre él y yo. El título del libro: “P U N T O S”. Su autor: el Personaje
Inolvidable de ahora: DON MANUEL AMANCIO CORNEJO GARAY. En la
actualidad, DON MANUEL AMANCIO edita una revista sanvicentina: “EL CORREO DEL ARTE”,
la cual va por tercero o cuarto número anual; además, tiene en prensa dos o
tres libros de sus poemas y prosas refinadas, sencillas y sublimes.
*****
VIII
Había tan
enorme distancia generacional, intelectual y social entre este Personaje
Inolvidable con este relator; pues aquél pudo haber sido abuelo un tanto joven
del mismo relator. Además, su famosísima “fama”
de intelectual sanvicentino impedía, por timidez e ignorancia de quien esto
escribe, el acercamiento a él; porque nosotros éramos “chorreados zagales” estudiantes del primer curso de Plan Básico
(ahora séptimo grado) del Instituto Navarrete sanvicentino a principios de años
50’s del siglo XX. Este Personaje Inolvidable a describir, recién había regresado del Norte, donde había
obtenido, con notas altas, doctorado en matemáticas de cierta prestigiosa
universidad neoyorkina. Además, era famoso por ser poliglota, —inglés, francés,
italiano, portugués, alemán y castellano—; por meticulosa filología del idioma español,
filosofía humanística y vastos conocimientos técnicos en agronomía. Vivía en ciudad
San Vicente en casa colonial antigua,
—calle de por medio—, frente al viejo caserón ocupado desde su fundación y
durante muchos años por el Instituto Navarrete, ya citado. Este viejo caserón
fue adquirido más tarde por un colegio de monjitas católicas. Ahora, aplastado
por el fuerte terremoto del trece de febrero del corriente año (2001). Tal casa
de habitación del matemático-políglota se ubicaba sobre calle principal
terminada frente a un templo católico del barrio El Calvario; vivía junto a su
hermana: señorita solterona, profesora emérita en educación primaria.
Desde
esa dimensión y vecindad por breves horas, este jovenzuelo pueblerino de
Tecoluca, observaba con atención los pasos de aquel sabio sanvicentino. A
diario era visitado por la crema intelectual, política y económica local: Don
Baltasar Carballo, gobernador; don Paco Velasco, diputado; don Leoncio Amaya,
alcalde; don Chepito Monzón Herrera, director del Navarrete; los bachilleres:
Adalberto Miranda y Luís Roberto Artiga (el Indio Artiga): ambos, férreos
opositores políticos a los des gobernantes regímenes militaristas de aquellas
tristes décadas; don Miguel Ángel Zamora, filosófico subdirector del mismo
instituto; don Francisco Paniagua, doctor en medicina, con su hermana: señorita
Mariíta Clementina; lozanas señoritas jovencitas: Juanita Ávalos, Luisita
Acevedo, Angelita Martínez (hermana del cabezón Luís Felipe Martínez); Telma y
Rosa Elena Artiga; Rosa Aura Aguilar Pacas y, decenas, por no decir centenas
más.
Durante
su corta estancia en esos lares, este Personaje Inolvidable era asiduo
visitante en la “Casa de Cultura” donde, con el señor delegado escolar (¿don
Crisanto Lemus?) y, pléyade mencionada, trataban de actualizar y aumentar la
escasa y obsoleta bibliografía existente. Estos señores encabezaban principales
desfiles cívicos por aquellas calles con delicadezas empedradas. Tres o cuatro
de ellos, incluyendo a nuestro Personaje Inolvidable en turno, hacían vibrar a inmensas concurrencias en el parque Antonio
José Cañas (la torre) con fogosos discursos alusivos a la conmemoración en
turno.
Este
doctor matemático siempre vestía con impecables trajes enteros de casimir,
cáñamo o lino; con sombreros de pelo (fieltro) o de Panamá (Jipijapa).
Sombreros acordes con el color de los trajes. Su estampa mediana y robusta,
concordaba con su mediana edad (¿cincuenta primaveras?)
Después
de algunos cortos meses, — ¿veinticuatro?—,
la euforia cultural de esa ciudad volvió a su crónico letargo; pues el
políglota filólogo había regresado al Norte en calidad de cónsul en Nueva York
o en San Francisco California. Durante dos lustros, ya estando quien esto
relata cursando fabulosos años en Facultad de Medicina en UES, se encontraba,
una vez por semana, con cierta crónica en Prensa Gráfica firmada por el señor tantas
veces loado, pero no mencionado.
Con el correr de muchos años, el joven Oscarito
Miranda, —hijo del doctor Marco Antonio Miranda—, visitador médico de una
famosa firma francesa, se presentó a la clínica privada de este ¿historiador a
medias? Del baúl de su auto bajó tres voluminosos paquetes; los depositó,
sudoroso, sobre escritorio y mesa de exámenes clínicos; luego, con voz
entrecortada se expresó casi así: “Doctor
Chávez Cañas: tal cual lo habíamos acordado, aquí le entrego una mínima parte
del legado cultural y científico perteneciente a mi difunto tío… Lloré lágrimas
vivas cuando encontré este legado abandonado, humedecido y apolillado en último rincón de última bodega de aquella
bicentenaria casa de mis tatarabuelos… Recíbalo, doctor, porque sólo usted
tendrá capacidades de apreciarlo, después de leerlo”.
En
efecto, este ¿cronista? leyó y rumió múltiples recortes periodísticos
publicados en prensa nacional y extranjera especializada; tanto en español como
en inglés; más unos pocos en francés e italiano. Asimismo: algunos ensayos
culturales y filosóficos escritos en rudimentaria máquina de escribir, hoy
sustituida por la computadora.
Este Personaje falleció de muerte natural en la capital
salvadoreña. Su nombre: SEÑOR LICENCIADO ERNANI* MIRANDA.
*Ernani es nombre propio italiano. No puede
modificarse.
08
de noviembre de 2001
*****
IX
Estatura, blancura de su tez ladina; pero, sobre todo,
enorme prestancia de este nuevo Personaje Inolvidable, fueron formidables: 1.90cms;
100kgrs., y ¿65 años?... Todo, menos enorme prestancia y edad, era similar a la
de este narrador; pues éste sería quince años menor.
Ambos se
encontraron, por azar, en un pequeño espacio para meditación espiritual. Aquél,
terminando de confesar a feligresía de esa comunidad numerosa. Este relator,
después de algunas diligencias personales ahí mismo, dándole gracias al Amo
Universal por tantas bondades para con sus 4 pequeñas hijas… Se encontraron
cara a cara…, casi en privado en mencionado recinto… Quien esto relata, tomó mano
derecha del Personaje para besar la sortija: joya representativa de aquella
autoridad moral… El Inolvidable de ahora, con sabia humildad, retiró su sagrada
mano volviéndola hacia uno de los hombros de este medio arrodillado, diciéndole
con paternales palabras: “Levántate… Sólo
tu intención basta… Tú eres tecoluquense, ¿verdad?”… “Sí, Excelencia”, respondió
con inmensa alegría aquel insignificante interlocutor… “Entonces”…, prosiguió aquel democrático santo varón…, “Tú eres de los Chávez, ¿verdad?”… “Sí, su
Señoría”. Acto seguido hizo movimientos
manuales para darle la bendición cristiana católica; luego, agregó:…”Salúdamelos a todos, en especial a don
Moncho, tu padre, ¿verdad? Sonriendo cual hombre de bien, se alejó.
La fecha
fue: 28 ó 29 de octubre en 1986. Lugar: capilla del Instituto Betania en Santa Tecla,
donde estudiaban aquellas cuatro nenas de este atolondrado “escribidor”. Personaje Inolvidable era: el Ilustre vicentino
nacido en pueblito llamado San Esteban Catarina, departamento de San Vicente.
Sacerdote salesiano íntegro y, Señor Arzobispo Metropolitano de San Salvador,
Su Excelencia Reverendísima: Monseñor
Doctor Don JERÓNIMO ARTURO RIVERA Y DAMAS.
*****
C O N T I N
U A R Á
Yo también muy bien recuerdo a Monseñor Rivera Damas, salesiano: Arzobispo de San Salvador mucho más valioso que el obispo sanvicentino llamado aparicio Quintanilla, también saleciano.
ResponderEliminarMonseñor Jerónimo Arturo Rivera Damas sólo fue superado por Monseñor Óscar Arnulfo Romero Galdámez; pero no en aspectos religiosos católicos, sino en fervor cívico para desvalidos salvadoreños espoleados desde hacía 500 años por chapetones, criollos y ladinos; pues, a Monseñor Romero y a Monseñor Rivera, nada les importaba que el medio esclavizado campesino fuese adorador de otros ídolos no representantes de Jehová ni de Jesucristo.
Curas católicos y pastores de otras sectas no católicas, tienen altos porcentajes de peligrosidad. Según Friederich Nietzche en sus tratados "Así Habló Zarasthustra" y "El Anticristo", estos perversos hombres, cuales marionetas, son manejados desde sus respectivos centros de poder maligno, léase: Roma, Londres, Washington, Berna, etc. Ellos, fanatizados o corrompidos por la inaceptable "biblia", pretenden cristianizar a siete mil millones de humanos y humanoides actuales pobladores de esta pelota.
ResponderEliminarAsí como Hernán Cortez en México, Ricardo Corazón de León en Palestina de Las Cruzadas, y el genocida Josué bíblico, quienes implorando al inexistente poder de los dioses judíos y cristianos, incluyendo a María, pedían a esos ídolos extranjeros (israelitas), ser "iluminados" hasta por el Sol para continuar asesinando a: niñitos, mujercitas, embarazaditas y ancianitos.
Entre ese bajísimo porcentaje de curas católicos y adláteres protewstantes podemos ubicar a Monseñores: Óscar Arnulfo Romero Galdámez, Jerónimo Arturo Rivera Damas, Martin Luther King; Gregorio Rosa Chávez, Medardo Gómez Soto; y en el otro extremo, colocaríamos a los pusilánimes salvadoreños: José Matías Delgado, José Simeón Cañas Villacorta, Hermanos Aguilar, Edgardo López Beltrán y, paremos de contar.
Don Manuel Amancio Cornejo Garay, sanvicentino ilustrado a profundidad en artes poéticas es, además, prosista de alto quilataje. Mucha razón tiene el también ilustrado poeta y prosista historiador: médico-doctor Ramón F Chávez Cañas, en tenerlo como uno de sus escasos Personajes Inolvidables; pues, Don Manuel Amancio Cornejo Garay, es uno de los pocos vates o aedos salvadoreños vivientes al presente que en verdad sí, saben a perfección cómo se maneja la métrica española para arrancar de las letras, sílabas y estrofas, aquellos dulces arrullos que embelesan oídos y corazones de quienes saben que: "Mientras exista una mujer hermosa, habrá Poesía".
ResponderEliminarNosotros, los llamados ateos por no aceptar cuales dioses al Jehová, al Jesucristo ni a virgen María, y, al ya no poder asesinarnos con horcas ni con llamaradas achicharrantes; ahora, tales impotentes fanáticos de dogmatismos traídos de cabellos, se sienten reconfortados esperando que la Madre Naturaleza nos castigue enviándonos rayos eléctricos en seco, o terremotos tan nefastos como aquel chileno en 1960 y que Madre Tierra nos tragara en cuerpo y alma.
ResponderEliminarSin embargo, nosotros, ateos según imbéciles cristeros, admitimos en la humilde posada celestial de nuestro Dios no soberbio, ni machista, tampoco avaro ni codicioso, a los monseñores y pastores cristianos, quienes con sus ejemplos cotidianos transformados en hechos bondadosos, están sirviendo a dios o dioses, sin importar figuras zoomorfas ni antropomorfas.
Cerebros y cerebelos como los de Don Ernani Miranda, sin duda abundan en El Salvador; pero, por crónicas explotaciones de oligarcas descendientes de criollos españoles, ---ahora narcoarenazis al servicio del neoliberalismo sionista---, esos incontables e inlocalizables genios en bruto se perdieron y continúan perdiéndose.
ResponderEliminarAsí, El Salvador, nunca llegará a ser país de "Renta media alta", como despotricaron, durante 20 años, aquellos cuatro ladrones jinetes apocalípticos del partido "arena".
Estos recuerdos históricos del doctor Chávez Cañas, aún no habiéndolos vivido yo en lo personal, me deleito releyéndolos; porque mi imaginación se transporta a ese recóndito pueblito al cual tampoco conozco; asimismo, nunca he conocido a Macondo o Aracataca del colombiano Gabriel García Márquez; sin embargo, al releer "Cien Años de Soledad" imagino que es Tecoluca del Chávez Cañas.
ResponderEliminarLa esposa del doctor Ramón F Chávez Cañas, médico, poeta y prosista además de historiador, me obsequió un poemario escrito por el Poeta Manuel Amancio Cornejo Garay con motivo de conmemorarse 375 años de haber sido fundada la ciudad de San Vicente en El Salvador. Poemario con 90 sonetos alejandrinos que Cornejo Garay concibió y escribió contando en cada soneto uno por cada año de su tan fecunda existencia.
ResponderEliminarLos he releído en incontables veces, y los seguiré leyendo tantas como cuantas veces mi espíritu poético me lo pida; pues, cada vez que abro dicho poemario, siento cuánto vale la poesía cuando ésta es manejada con dulce sutileza como lo hace la pluma de este bardo salvadoreño originario de ciudad San Vicente. Pienso: a 90 años de edad, casi nadie está apto para concebir maravillosos versos alejandrindos enmarcados en las estrictas leyes de la métrica española.
Sí, Don Manuel Amancio Cornejo Garay, cercano pariente mío por genes maternales mutuos, tiene tan enorme dicha de haber sido escogido por aquellas Musas tehuacanas del Volcán Chinchontepec, como bohemio cantor de tanta belleza que a él lo rodea. Yo me siento muy ufano por ser su imitador pariente.
EliminarRamón F Chávez Cañas.
En este país de mier...coles, habitado por millones de adultos capitalistas de espejismos---lo cual se refleja al obtener, las extremas derechas, alrededor de un millón y medio de votos de entre tres millones de electores con 40% de ausentismo---; salvadoreños capitalistas, pero sólo en mentes dementes, porque esos bolsillos, con respectivos estómagos, nacieron y mueren siempre vacíos; pues genética de esclavismos aún la portan, sobre todo el esclavismo religioso juedocristiano aterrorizante al amenazar con los infiernos.
ResponderEliminarEntonces, ningún Manuel Amancio Cornejo Garay, Ernani Miranda, ni Jerónimo Arturo Rivera Damas, tienen valores poéticos, ni científicos, ni humanísticos; porque, al guanaco salvadoreño se le ha "amaestrado" (cual perro o caballo), sólo para admirar riquezas malhabidas de sus criminales amos: la oligarquía guanaca, ahora representada por el partido polítiquero de los "Narcoarenazis".