Hombres de Maíz (4a y última parte)

 "Ceremonia Maya"


“La Historia de Con”

“Al principio del mundo llegó del norte al Perú un hombre llamado Con, que no tenía huesos. Andaba mucho y ligero con la voluntad solamente y la palabra, como hijo del Sol que era. Hinchó la Tierra de hombres y de mujeres que creó, y les dio mucha fruta y pan, hasta que lo hicieron enojar y les volvió la tierra buena en arenales estériles; les quitó la lluvia y les dejó sólo los ríos, porque se apiadó un poco, para que pudieran trabajar y regar la tierra. Luego llegó Pachacamac, hijo también del Sol y de la Luna: desterró a Con y convirtió en monos a sus criaturas. Después volvió a crear a los hombres y las mujeres, como son ahora, y les dio todo lo que tienen”.

“Cuches, Mapaches y Ranas”

Dicen los lencas, de Honduras, que el principio del mundo, antes de la conquista de Dios, los cuches [cerdos de monte], los mapaches y las ranas todavía no eran animales, sino gente.

“Durante la Conquista, unos, por no saludar a Dios, se echaron a un pozo y así fue que salieron ranas. Otro se encaramó con su familia en un palo y se hicieron mapaches. El que iba a ser cuche se encerró en su casa y cuando Dios le preguntó quién estaba allí le dijo que no había nadie, sino puros cuches.

·       “’Cuche serás entonces’—, respondió Dios”.

“La Gente de Antes”

“Los eleguas son gente de antes, dicen los jicaques, de Nicaragua. Vivían encuevados y al morir se enterraban unos a otros, por eso se encuentran hoyos llenos de huesos. Eran gentes como nosotros. Trabajaban con estaquitas de hueso y con piedritas, pero como no sabían tener luz de Dios vivían a oscuras, como animalitos. En tiempos de ellos sólo había Luna. Cuando Dios puso el Sol ellos se quemaban y quedaban con un solo ojo, porque el Sol era muy fuerte”.

“Los Hombres Sin Cuerpo”

“Un día una flecha cayó del cielo en un lugar llamado Tezcalco, que ahora es un pueblo, según cuenta la gente de Tezcoco, en México. Del hoyo formado por la flecha salieron un hombre y una mujer, llamados Tzontecómatl y Tzompachtli. El hombre no tenía cuerpo, sino de los sobacos para arriba, ni tampoco la mujer, y enjendraron metiendo él la lengua en la boca de la mujer. No caminaban sino dando saltos, como lo hacen las urracas y los gorriones.

“El hombre hizo un arco y flechas para tirar a los pájaros que pasaban volando, y si acaso no mataba al pájaro que tiraba, la flecha caía sobre algún conejo u otra pieza, que comían cruda, pues todavía no conocían el fuego. Se vestían con pieles.

“Tuvieron seis niños y una niña, que se fueron a donde ahora es Tezcoco, que entonces no era sino un espeso monte, lleno de toda clase de bestias”.

“El Niño Sembrado”

“En el principio del mundo, en las cumbres andinas del Perú, no había comida para un hombre y una mujer que el dios Pachacamac había creado. El hombre murió de hambre y la mujer salió al campo a buscar hierba para sustentarse. Alzó sus ojos al Sol y entre lágrimas y suspiros se quejó de tal manera que el Sol le habló para consolarla. Le ordenó que siguiera sacando raíces y mientras ella lo hacía la preñó con sus rayos. Cuatro días después la mujer parió un hijo con gran alegría y creyó que habían acabado sus sufrimientos. Pero Pachacamac, celoso del Sol, que era su padre, despedazó a su medio hermano, sin que le importara el llanto de la madre, y luego sembró los pedazos del recién nacido. De los dientes del difunto brotó el maíz; de las costillas y huesos nacieron las yucas y las demás raíces; de la carne salieron los pepinos, los árboles y sus frutos. Desde entonces ya no hubo hambre ni necesidad”.

“Los Hombres Hechos de Maíz”

“Dijeron los Progenitores, los Creadores y Formadores, que se llaman Tepeu y Gucumatz: ‘Ha llegado el tiempo de que se termine la obra y aparezcan los que nos han de sustentar y nutrir; de que aparezca la humanidad sobre la Tierra’.

“Celebraron consejo en la noche; buscaron y discutieron, pensaron y reflexionaron. De esta manera salieron a luz claramente sus decisiones y encontraron lo que debía entrar en la carne del hombre. De Paxil, de Cayalá vinieron las mazorcas amarillas y las blancas. Estos son los nombres de los animales que trajeron la comida: Yac, el gato de monte; Utiú, el coyote; Quel, la cotorra, y Hoh, el cuervo.

“Esta fue la comida que entró en la carne del hombre creado, del hombre formado; de ésta se hizo la sangre del hombre. Así, por obra de los progenitores, entró el maíz en la formación del hombre. De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Unicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados.

“No nacieron de mujer ni fueron engendrados. Sólo por un prodigio fueron creados y formados por Tepeu y Gucumatz. Y como tenían la apariencia de hombres, hombres fueron: hablaron, conversaron, vieron y oyeron, anduvieron, agarraban las cosas; eran hombres buenos y hermosos. Fueron dotados de inteligencia. Vieron y al punto se extendió su vista y alcanzaron a conocer todo lo que hay en el mundo. Grande era su sabiduría. En verdad eran hombres admirables.

“Entonces el Creador y el Formador comenzaron a sentirse recelosos. No les parecía bien que sus criaturas lo supieran todo. ‘¿Acaso han de ser también ellos dioses?’, se preguntaron. Entonces el Corazón del Cielo les echó un vaho en los ojos, que se empañaron como cuando se sopla sobre la luna de un espejo. Sus ojos se velaron y sólo pudieron ver lo que estaba cerca, sólo eso fue claro para ellos.

“Entonces existieron también sus esposas y fueron hechas sus mujeres. Dios mismo las hizo cuidadosamente. Allí estaban sus mujeres cuando despertaron, y al instante se llenaron de alegría sus corazones a causa de sus esposas.

“Ellos engendraron a los hombres, a las tribus pequeñas y a las tribus grandes, y fueron el origen de nosotros, la gente quiché”.

“Colofón”

“HISTORIAS VIEJAS, COMO LOS DIAS DEL HOMBRE SOBRE LA TIERRA”

Estas breves o superficiales lecturas sobre algunas pocas teogonías y teosofías indígenas latinoamericanas, de suyos incongruentes con las realidades lógicas, son tan similares a las mitologías griegas, egipcias, judías, hindúes, mesopotámicas, etcétera. Todas ellas dan poderes ridículos a Dios o a los dioses. El Verdadero Dios Universal es Omnipotente, Omnipresente, Omnisciente; pero no es omniestúpido. ÉL ha creado la geometría; mas, jamás hará un triángulo cuadrado. ÉL ha creado al Sol; no obstante, nunca Dios lo hará brillar durante las noches tropicales; ni detendrá su divina trayectoria para que un vulgar asesino (todos los asesinos son vulgares), continúe la matanza del vecino a quien aquél le ha robado sus tierras. El ha creado Bondad; sin embargo, en el libro principal de los judeocristianos, el dios nacional Iahvé, bendice a asesinos (David mató a Urías), estafadores y ladrones (Jacobo estafó la primogenitura y robo la bendición de su hermano mayor; además, asesinó a todos los varones de una tribu no judía que le dio hospitalidad. Jacobo fue bígamo con dos hermanas y polígamo con las criadas de las dos hermanas, madres de las doce tribus, etc.).

Todo dirigente de religiones aún vivas y sus ramales sectarios, se vanaglorian anteponiéndose el título de “doctor en teología”. Doctorado no puede haber en una ciencia no existente. Ni los siete mil millones, —7,000.000.000— de actuales cerebros terrenales unidos, pensando al unísono, podrían comprender Majestad de ese Poder Inconmensurable, no comparable con la figura animal de ninguna especie terrestre, ni de astros celestes. A esos soberbios dirigentes religiosos, se les podría aceptar el titulillo de licenciado o ¿doctor? en teogonías o teosofías; pues la primera trata sobre el nacimiento de uno o más dioses, porque el Verdadero Dios Universal nunca nace y nunca muere: es Eterno, Infinito e Indescriptible. Entonces, vulgares “teosofías” son leyes, ritos, más otros imaginables inventados por ignorancia para sojuzgar a los pueblos. Verbigracia: Roma con su Júpiter, Marte, Apolo y un millar de diosas y dioses, conquistó el mundo periférico al mar Mediterráneo; españoles, portugueses, ingleses y franceses, con sus dioses mayores de origen hebreo, sumando sus dioses menores locales, —Santiago de España; San Jorge, el inglés; Santa Juana de Arco, la francesa; San Antonio de Padua, portugués italianizado, sólo por citar a cuatro— se dieron a innoble tarea de querer destruir ritos de teogonías y teosofías indo-americanas. Sus intenciones jamás fueron cristianizar; verdaderas intensiones de esos europeos fueron: esclavizar robando el espíritu religioso teosófico de indígenas, para en seguida robarles sus escasas fuerzas musculares y llevarles a la tumba antes de cumplir 30años de edad. El saqueo del oro,  plata, más minerales y miles de miles de otros bienes materiales, iba aparejada con la cruz.

17 de febrero de 2008.-