EL
CURSO SOBRE SEGURIDAD NACIONAL EN EL MINISTERIO DE DEFENSA
Colaboración enviada, desde Canadá, por Doctor José
Joaquín Morales Chávez
Mentiras y guardaespaldas
El
veterano de Vietnam que dictó el curso fue agregado militar aquí en el apogeo
del terrorismo de Estado, dato que Puricelli borró de su biografía. También
hizo escuchas telefónicas en Colombia y entrenó al ex presidente Uribe. En
Guantánamo no se violan los derechos humanos porque los presos aumentan de peso
y los abusos en Abu Ghraib fueron obra de unos pocos jóvenes soldados. Cómo
usar a los medios para engañar a la población. Una PCI de la Armada en
Inteligencia. Saín pidió la renuncia de Puricelli.
Por
Horacio Verbitsky
Una de las diapositivas utilizadas por
los instructores estadounidenses en Seguridad Nacional, Guerra No Convencional
y Operaciones de Información: la política interna bajo la lupa militar.
El Brigadier Mayor (R) Richard Goetze,
uno de los especialistas estadounidenses en Seguridad Nacional, Guerra No
Convencional y Operaciones de Información, que durante toda la semana pasada
entrenaron a tres docenas de funcionarios civiles del ministerio de Defensa,
fue agregado militar en la Argentina durante los peores años del terrorismo de
Estado. Este dato esencial fue omitido en el curriculum del instructor que el
ministerio de Defensa distribuyó a los participantes en el curso pero sí figura
entre las biografías que la Fuerza Aérea de Estados Unidos suministra sobre su
personal. Allí se constata que en julio de 1976 llegó a Buenos Aires como
agregado militar a la embajada de su país, donde permaneció hasta julio de
1978. Aquí reunió dos agregadurías: la de la Fuerza Aérea y la del Pentágono
(http://www.af.mil/information/bios/bio.asp?bioID=5567). Esos fueron los años
más intensos en la represión clandestina organizada por el gobierno militar.
Según el cálculo realizado por la Conadep en su informe Nunca Más, entre 1976 y
1978 se produjeron el 93 por ciento por ciento del total de las desapariciones
de personas y los aviones de las distintas fuerzas fueron utilizados para
arrojar prisioneros al mar. Si este antecedente hubiera sido difundido, los
civiles asistentes al curso podrían haber enriquecido el diálogo con la explicación
en primera persona del brigadier Goetze sobre aquellos años del terrorismo de
Estado. Quien hoy dirige el Grupo Militar en la embajada de Estados Unidos en
Buenos Aires, el coronel Patrick D. Hall, también tiene una historia
interesante que los cursantes no conocen: Hall estaba asignado en Caracas
cuando el presidente Hugo Chávez denunció la injerencia militar estadounidense
en la política de su país. Hay otros componentes engañosos de esta historia,
que reflejan los modos de conducción del ministro Arturo Puricelli. El
secretario de Estrategia y Asuntos Militares Oscar Cuattromo dijo en la sesión
inaugural que luego de leer la nota del domingo “Welcome back, boys” quería
dejar en claro que el curso estaba en línea con la política del gobierno nacional
desde 2003 y dentro de las leyes vigentes. Es decir, aquellas que separan la
Defensa Nacional de la Seguridad Interior. Luego solicitó que se acercara el
subsecretario de Formación, pero Carlos Pérez Rasetti prefirió permanecer en
las gradas del anfiteatro del salón Roca del ministerio. “No hace falta”, se
excusó, mientras las pantallas gigantes reflejaban el desconcierto de Cuattromo
ante su gesto de distancia. Por más que un comunicado oficial haya minimizado
la gravedad del curso, su divulgación lo convirtió en una mancha venenosa con
la que nadie quiere contaminarse, porque más allá de las palabras
tranquilizadoras implica una regresión inocultable en la política oficial hacia
las Fuerzas Armadas. Los instructores suministraron abundante material para justificar
estos temores a la extralimitación castrense que propone el Pentágono.
Verdades
a medias
El comunicado que emitió el ministerio
el mismo domingo destacó que estos cursos también se dictaron entre 2007 y
2010, lo cual es sólo una parte de la verdad: no se compraban llave en mano
como ahora sino que su contenido era analizado con antelación por el
ministerio, que vetaba todo aquello que colisionara con las columnas de la
arquitectura institucional argentina, de modo que los instructores no tocaran temas
doctrinarios sino sólo técnicos. Otra verdad a medias de la información emitida
por Puricelli, luego de recibir el insistente reclamo de la presidente CFK,
quien lo localizó en Santa Cruz, fue que el ministerio había decidido que por
primera vez los cursos se dirigieran sólo a personal civil. La realidad es que
el 18 de julio Pérez Rasetti se dirigió a Cuattromo para solicitarle los datos
de todos los militares que participarían ya que “conforme a los requisitos
establecidos por el Grupo Militar de los Estados Unidos, los postulantes
inscriptos deberán ser autorizados por el gobierno de los Estados Unidos para
asistir al curso”. Cuattromo, a su vez, lo remitió el mismo día sin ninguna
observación, al Subsecretario de Planeamiento Estratégico y Política Militar,
Martín I. Plaza. Fue el Secretario de Asuntos Internacionales, Alfredo Forti,
quien le informó al jefe del Grupo Militar, coronel Patrick Hall, que la
autorización para asistir a un curso la daba el gobierno argentino y no el
estadounidense. Hall le explicó que para entregar los certificados de
asistencia contemplados en el curso, la ley de su país exige un previo estudio
sobre los postulantes, para asegurar que no tengan vinculación con
estupefacientes, terrorismo o violaciones a los derechos humanos. En esas
condiciones, no puede realizarse el curso, replicó Forti. Hall insistió varios
días después: podemos hacerlo para civiles, que no están incluidos en los
requisitos de nuestras leyes, dijo. Hall también está ofreciendo cursos a las
fuerzas de seguridad, con las que mantiene contacto directo sin pasar por el
Ministerio de Seguridad. El comunicado oficial de Defensa también pretende que
la actual gestión dispuso que “prevalecieran los cursos del tipo operativo y/o
técnicos, desechando aquellos de contenido doctrinario”. El que transcurrió del
lunes al viernes lo desmiente. Pese al cuidado que tanto los invitados como el
Ministerio pusieron en cada palabra, los expositores se referían en forma
indistinta a Seguridad y Defensa, como si se tratara de lo mismo. En la ronda
de preguntas varios funcionarios asistentes señalaron esta contradicción con el
marco normativo argentino. Los norteamericanos prefirieron no profundizar el
punto.
–Son sólo ideas –dijeron.
Ideas que el propio Goetze se encargó de
mostrar cómo se llevan a la práctica. Contó que junto con Bruneau impartieron
un curso sobre planificación y comunicaciones de la Defensa e Inteligencia al
en ese momento presidente electo de Colombia, Alvaro Uribe, y a su gabinete
ministerial. Ante cada herramienta de planificación sobre la que se explayaba,
Goetze ponía como ejemplo a Colombia. Un funcionario le preguntó por la
dimensión ética de esas enseñanzas, dadas las masivas violaciones a los
derechos humanos que se verificaron en Colombia, con los numerosos casos de
falsos positivos. Otro asistente cuestionó también la efectividad de esa
intervención militar en la seguridad interior, aduciendo que las guerrillas de
las FARC seguían presentes en el valle del Cauca. Goetze lo admitió, con una
sorprendente crítica a su discípulo Uribe, por las órdenes que impartió a los
jefes militares. “Lo mismo nos pasó a nosotros en Vietnam. Si el gobierno pide
muertos, los jefes militares se los darán.” Contó entonces una anécdota
personal. “Después de una batalla en Vietnam apilamos juntos los cadáveres de
los dos bandos, para que vieran cuán efectivos éramos.” Bruneau, que es un
experto en Inteligencia sobre Brasil, expuso en portuñol sobre el caso de
México. Dijo que el uso de las Fuerzas Armadas en tareas de Seguridad Interior
había fracasado, porque se cometen violaciones a los derechos humanos, igual
que en Centroamérica.
–¿Y entonces, por qué Estados Unidos
sigue presionando para involucrar a los militares en tareas policiales? –le
preguntaron.
Bruneau hizo un largo silencio hasta que
contraatacó:
–¿Por qué dice que presiona? A mí no me
consta.
–Figura en el Programa operacional 2016
del Comando Sur –insistió otro participante.
El brigadier Goetze acudió entonces al
rescate de Bruneau. Negó que el Comando Sur promocionara el uso de las Fuerzas
Armadas en la Seguridad Interior. “Tienen programas de ayuda a las Fuerzas
Armadas para que puedan asistir a las autoridades civiles en casos de
catástrofe”, dijo. (Esa es la nueva línea que EstadosUnidos se ilusiona con
imponer en la Conferencia de Ministros de Defensa que sesionará el mes próximo
en Uruguay, asignando el rol de coordinación a la obsoleta Junta Interamericana
de Defensa.) Cuando Goetze intentó dar un ejemplo produjo una de las
revelaciones más asombrosas de la semana:
–En Colombia nosotros hacíamos
Inteligencia, escuchábamos las conversaciones telefónicas y a los militares
sólo les pasábamos las conversaciones sobre drogas. Y del dinero que recibíamos
de Estados Unidos, la mayor parte iba a la policía.
–Pero en Colombia la Policía Militar
depende de Defensa, opuso otro cursante.
–Es cierto –admitió el militar
estadounidense.
Bruneau y Goetze también estuvieron
trabajando en Chile, Guatemala, El Salvador, Rumania y Mongolia. Una de las
pantallas de un power point utilizado durante el curso, que se reproduce en la
tapa de esta edición, se refiere en forma explícita al uso de los militares en
la seguridad pública.
Medios
de comunicación
Otro capítulo de gran interés fue el que
dictó Goetze sobre los medios de comunicación. Explicó que al gobierno le
interesaba influir sobre ellos y a través de ellos sobre el sistema político.
Dijo que a la luz de la experiencia de Vietnam (“Al volver no podía usar mi
uniforme en la calle, y hasta me escupieron”), el jefe militar conjunto en Irak
planteó mantener lejos a los periodistas. Pero, agregó, la jefa de prensa del
Pentágono lo convenció de que podían invitarlos a formar parte de las unidades
y que esto los comprometería a transmitir el punto de vista de las tropas. “Fue
un éxito. Los 120 periodistas invitados se entusiasmaron y transmitieron la
visión táctica de la guerra, los detalles de cada enfrentamiento y no el cuadro
estratégico general. En definitiva, el público quiere ver los tiros, eso le
dimos y esa fue la visión que tuvieron también los legisladores, porque lo
vieron en los medios.” Como quien medita en voz alta, dijo que “un problema de
insertar a los medios en las unidades es que los militares se sienten
limitados”, y volvió a ejemplificarlo con su experiencia como piloto en
Vietnam: “Uno no hace las mismas cosas cuando lleva gente de prensa que cuando
no la lleva”. La biografía que difundió Puricelli también omite que Goetze
piloteaba aviones AC-47: Son aquellos que en apoyo de las tropas limpiaban el
terreno ametrallando a toda figura humana a la vista. Al referirse a las
violaciones a los derechos humanos cometidas en la prisión iraquí de Abu
Ghraib y la cubana de Guantánamo, sobre las que mostró imágenes estremecedoras,
Goetze dijo que habían constituido fallas de la comunicación, porque generaron
“mala imagen” en el mundo. “Pero en realidad los autores de los abusos en Abu
Ghraib fueron unos chicos jóvenes soldados, y en Guantánamo no es cierto que se
violen los derechos humanos. El general Douglas Frazer, jefe del Comando Sur,
me dijo hace dos meses por teléfono, desde el avión en que regresaba de una
visita a Guantánamo, que los presos tienen comida en cantidades industriales,
hasta están aumentando de peso y todo es legal. El problema es la percepción
que transmiten los medios, que en política es más importante que los hechos.”
Por su parte, Bruneau citó notas del diario La Nación sobre inseguridad en la
Argentina y comentarios que escuchó en el programa A dos voces del Canal TN.
Según Goetze, la manipulación de la prensa es parte de la función de Defensa.
Incluso citó una presunta definición de Winston Churchill, según la cual la
verdad es tan importante que siempre debe llevar algunas mentiras como
guardaespaldas.
Seguridad
y redes sociales
Bruneau y Goetze son autores de diversos
artículos sobre el empleo de las Fuerzas Armadas centroamericanas para la
represión de las pandillas juveniles conocidas como maras, y han asesorado
sobre el tema al ex presidente de Guatemala Oscar Berger. Esto potencia el
interés de una afirmación de Bruneau durante el curso en el ministerio de
Defensa, cuando reconoció que el único país de la región sin maras era
Nicaragua y lo atribuyó al entramado social y organizativo que creó el
sandinismo, que no dejó espacio para que penetrara el crimen organizado. Cuando
Bruneau justificó el empleo militar en cuestiones de seguridad de México por la
corrupción de la policía y la demanda social de militarización, un asistente le
repuso que las demandas sociales no suceden en el vacío, que son construcciones
mediáticas, dijo que los medios son empresas comerciales que buscan utilidades
y que en su afán de ganar dinero estimulan esas medidas. Otro participante
introdujo un tema sociológico no menor:
–Investigadores de la Universidad
Nacional Autónoma de México mencionan la relación entre el tratado de libre
comercio de Norteamérica y el crimen organizado, porque el Nafta desestructuró
el campo y la migración a las ciudades proveyó de mano de obra barata de los
carteles.
Bruneau la pateó afuera:
–No voy a opinar del Nafta –dijo.
Tampoco hizo referencia al patrullaje de la costa occidental de Guatemala que
200 marines estadounidenses realizan desde hace dos semanas para combatir el
narcotráfico. Es la primera vez que los marines entran en acción allí desde
1978, anotó la agencia Associated Press.
Sin
tiempo para el opio
La coronela de la Fuerza Aérea Anne
McGee se refirió a herramientas de planeamiento, con el viejo esquema FODA (que
analiza las Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas, propias y del
enemigo). Algunos de los académicos presentes objetaron que era un método
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a
Todo imperialismo, en especial el anglosajón y su mal parto: el imperialismo estadounidense, son derivados del Iahvé hebreo; pues imperialismos: portugués, español, italiano y francés, ---ahora en francas desgracias---, derivaron de la secta cristiana escindida del sionismo hebreo. Por lo cual el neoliberalismo sionista quiere borrarlos del mapa económico mundial.
ResponderEliminarPor ello, este artículo enviado por el Doctor Morales Chávez, donde queda de manifiesto la saña criminal del gringo sionista contra musulmanes o mahometanos y contra latinomericanos cristeros, pero ambiciosos en general, caerá como anillo al dedo o como anillo en trompa de cuche, a quienes tienen mentalidad filosófica popular.
A nuestros miopes politicastros en nada les interesa leer artículos como el presente enviado por el Jaguar Salvadoreño Doctor José Joaquín Morales Chávez (UES), pues nuestros analfabetos virtuales, aun obstentando múltiples títulillos o diplomitas de universidades pellejas o de garage, ---comprados por exis cantidad de dinero malhabido---, nunca llegarán a entender nada de política internacional; pues EEUU con sus ignorantes presidentes esclavizados por el sínodo sionista de Nueva York, para ellos, guanacos salvadoreños, son los dioses padres adorables, por ser los sionistas los más acaudalados de la Tierra, sin importarles que tales extremistas derecheros sean los ladrones-asesinos más grandes de este planeta.
ResponderEliminarEste articulo fue publicado recientemente por el periodico Argentino Pagina 12... este es un periodicocon mucha informacion interezante sobre los crimenes en la guerra sucia en Argentina.. les pido que lean esta pagina digital en el interntet ....
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