E L
B A I
L E D
E G A L A
Del libro “Historias Escondidas de Tecoluca”
Escrito por Ramón F Chávez Cañas
PERSONAJES
PRINCIPALES
ZURRÓN: éste era muchacho sanvicentino
frisando en 30 años de edad; de estatura algo menor a la mediana; gordito sin
ser obeso ni atlético. De tez blanca ladina; cabellera, barba y bigotes castaños;
locuaz cuando estaba cerveteado o tragueado; dueño de cierta agencia Philips (venta de electro-domésticos)
en ciudad San Vicente; un donjuán de
ambiente pueblerino; desnalgado, usando pantalones tronconeros. El apodo de
Zurrón puede también convertirse en Turrón.
CARLITOS
VILLALTA ORANTES: muchacho tecoluquense con similar edad a la del Zurrón;
pero más alto, más delgado y más fornido. Callado mientras gozaba con Baco
(dios romano del vino); no obstante, al ser provocado, se volvía peligrosa
fiera empuñando su esmitingüeso especial
de seis pulgadas, heredado de su recién difunto padre: arma nueva, pavón azul,
calibre .38.
GLADIS
BARRERA LÓPEZ: exquisita muñequita diamantina tecoluquense de ojos verdes;
cabellera larga, rubia natural y frondosa; blanca, delgada, esbelta, alta, sin
envidiarle nada a las mises universo.
A 18 años estaba en plenitud de su belleza; siendo codiciada por todos aquellos
galanes en 30kms a la redonda. Mal envidiada por casi todas las féminas
locales, al punto de apodarla: Chele ojos de gargajo, o Chele pelo de melcocha,
o rubia oxigenada.
MONCHITO
CHÁVEZ: estudiante, también tecoluquense, del último año de bachillerato en
Instituto Nacional Doctor Sarbelio Navarrete de ciudad San Vicente. Él y
Gladis, nacieron en mismo mes y año. Monchito era alto (1.88mts.), delgado (60kgr.
ó 130libras), blanco rosado y bien calificado en estudios; por cuyas cualidades
había sido escogido como abanderado de su colegio en próximo desfile cívico-militar
del quince de septiembre, fecha de falsa independencia centroamericana.
AMBIENTACIÓN
LUGAR:
casa del “Club Social de Tecoluca”, departamento de San Vicente, El
Salvador, Centroamérica, ubicada en una esquina frente al primer local ocupado
por antigua ANTEL (hoy privatizada) u oficina de teléfonos y telégrafos
nacionales; frente al hogar de señorita Gladis,
en barrio San José Pasaquina (salida hacia el Rión y al cantón El Palomar).
Casa con amplios salones y servicios para múltiples menesteres del club.
FECHA:
sucedió la noche del nueve de agosto en 1957, víspera del Santo Patrono del
Pueblito: San Lorenzo Abad y Mártir. Tal Baile de Gala estaba siendo amenizado
por marimba-orquesta “Alma Vicentina” la cual, pocos años más tarde, se
convirtió en la ahora famosa “Orquesta Internacional de los Hermanos Flores”.
*****
Por supuesto: aquella Reina de Fiestas
Patronales era la encantadora señorita Gladis
Barrera; por tanto: el Baile
de Gala estaba dedicado a ella. A 00:00hrs sería coronada por señor alcalde
municipal, don Andrés Roque Portillo, y salutada por magnífico poeta, de madre
tecoluquense y padre sanvicentino.
Mentada fiesta danzante comenzó a 09:00pm, cuando Santo
Patrono había regresado a su templo y colocado en cúspide del altar mayor, su
sitio habitual, después de haber sido paseado por todos los barrios y contornos
del Pueblito. Soberbia alborada con pólvora de colores y estrépito de morteros,
habíase iniciado. Asimismo, sillas voladoras, caballitos, chicaguas (corrupción
idiomática de Chicago), chicagüitas,
carros locos, el gusano, loterías de cartón y más, inundaban el ambiente con
cacofónicos sonidos. Ponches, panes con pavo, pasteles y otras golosinas,
hacían su agosto. Periquitos de la suerte, desvelados, continuaban sacando
papelitos; en tanto: fotógrafos callejeros con sus telones negros doblados; con
trajes y sombreros de charro al servicio de quien los pidiera en fotografías;
con caballitos de palo a la orden de
niños a fotografiar; con baldes de hojalata llenos de agua en donde
revelaban negativos, y con enormes cámaras de trípodes toscos guardadas,
descansaban bajo portales exteriores, esperando el ansiado día siguiente, para,
también ellos, continuar haciendo su agosto.
A 23:00hrs, salones del centro social estaban al tope de su
capacidad; corredores interiores y área de cantina al fondo de aquella
construcción, repletos de consumidores quienes, entre chascarrillos, libaciones
y risas, daban más esplendor al momento. En esa alegre muchachada estaba, entre
otros, Carlitos Villalta Orantes, ya descrito. La reina electa,
vistiendo traje blanco largo acampanado, guantes de seda de similar color y
hasta los codos, disfrutaba su trono constituido por varias redes grandes de
maíz en elote. Sobre de ellos, el sillón real: butaca en forma de abanico, muy
bien engalanada con papeles de estaño dorado. Reina, ansiosa, esperaba doce
campanadas para ser coronada, recibir el cetro y salutación hecha por el
laureado poeta. Toda la selecta concurrencia masculina vestía sus mejores galas
(saco y corbata).
De repente, a esa hora, hace su
intempestivo ingreso el sanvicentino Zurrón o Turrón, quien llegó
en pechos de camisa manga larga color caqui; con pantalón de mezclilla (vaquero); mas, en desnalgada cintura se
apreciaba ancho cinturón repleto de balas; a la derecha del cinturón colgaba,
envainado, un pistolón color plata Colt .45. Al momento de ingresar, se le
observó algo embriagado con alcohol etílico; sin embargo, la gente continuó
bailando. Zurrón se paseó solo por el salón y sus interiores, pues nadie, al
parecer, lo conocía. Pasado breves minutos, éste encontró a Monchito
Chávez Cañas, su único conocido, pues Monchito estudiaba en ciudad San
Vicente; pero no eran amigos. Con desaforado grito de alegría, Zurrón se
abalanzó sobre el estudiante para darle efusivo abrazo en señal de saludo
amistoso. Luego le dijo:
―Mira Monchito: yo ando con varios amigos sanvicentinos. Venimos de
vacunar algunas reses allá en cantón San Carlos Lempa, por eso traigo esta
vestimenta informal. Mis amigos prefirieron quedarse en el burdel de Simona
Gálvez. El jeep lo hemos dejado frente a ese burdel. Yo preferí venir hasta acá
porque quiero ser primero en bailar con la Reina... ¡Esa mamacita está de chupete!
El estudiante replicó:
―Dices bien, Zurrón; pero, debemos esperar una hora más, o sea, hasta después
de la coronación y la salutación poética. En seguida de la primera pieza, la
cual por protocolo corresponde al señor alcalde; la segunda, siempre por
protocolo, le pertenece al poeta Manuel Amancio Cornejo Garay. Las
demás, parecen estar comprometidas con Mundito Najarro, muchacho sanvicentino
conocido tuyo y condiscípulo mío.
Con tono subido e
inesperado, Zurrón despotricó:
— ¡A mí me
valen verga el señor alcalde, el mentado poeta y Mundito Najarro; también me
paso por los “güevos” (huevos,
testículos) la tal coronación! ¡Venite, vamos a bajar de los matates a la
chulada esa; pues ando muy preciso! ¡No puedo esperar por babosadas!
Monchito, sobrio, trató de hacer entrar en buena razón
al impertinente recién llegado. Esto les consumió otro par de minutos. A esas
alturas, Carlitos Villalta Orantes, quien libaba con sus amigos en la
barra, fue avisado. Se acercó a una de tantas puertas interiores del salón
principal. Desde ahí, con señas y gestos, llamó al futuro bachiller para ser
enterado por éste de las necedades del desnalgado soez. Preguntó:
―Primito: ¿quién es ese carajo, vos? ¿Por qué
te habla golpeado? ¿Le debes algo?
― No,
Carlitos, ―contestó el calmado
estudiante y prosiguió—: él es conocido
mío. Pretende bailar de inmediato con nuestra Reina...
Carlitos Villalta
Orantes, de tajo interrumpió al primito para, con tono indignado, decirle:
― ¡Andá a sugerirle a ese caballero cómo debe
comportarse, o se las verá conmigo!
El estudiante regresó
al desnalgado. No dio el recado para no alborotar más al ya alborotado
bailarín, quien, más porfiado, hacía ademanes bélicos y continuaba
despotricando contra la concurrida fiesta y de la Reina. Sonidos agradables de
la marimba-orquesta disimulaba el mal palabrerío del Zurrón; pero, Carlitos
Villalta Orantes, desde el patio inmediato, no despegaba el ojo hacia el
escandaloso; mientras tanto, el casi bachiller seguía cundundeando (tratándolo con educación) al imprudente
forastero. Valiente larguirucho Villalta Orantes perdió la paciencia. Dando
cuatro o seis largos veloces pasos, se
hizo presente al lugar central de la necedad. Cual relámpago, sacó de su
pretina cubierta por el saco, un revólver
“Spetial Smith & Wesson”, el mismo descrito antes; se dirigió al
intruso, después de haberle colocado la trompetilla del arma en axila derecha
(sobaco), le dijo:
— ¡Óigame caballero: ¿por qué usted quiere tener a mi
primo como su guachimán?! ¡Arriba las manos o lo cocino a balazos!
Dirigiendo fugaz
mirada y firmes palabras al primo, Villalta ordenó:
― Monchito: ¡Quitasle el arma!... Sacasle el cargador... Pajeá esa babosada...
Recogé la bala. Vaciá el cargador...
Quitasle el cinturón. Registrasle hasta las botas... Mirá si no anda cuchillos,
ni más municiones.
El futuro
estudiante universitario cumplió a cabalidad, dando palabras de consuelo al Juan tenorio humillado.
En este punto, desparpajo de
bailadores y de músicos fue inenarrable. Don Paquito Cornejo, saxofonista
estrella del conjunto, salió disparado cargando sobre hombros el finísimo instrumento.
Reina de tacones altos, casi queda enredada en cordeles de matates, habiendo
dejado, sobre elotes del trono, el carísimo par de zapatillas elaboradas a mano
por obreros especializados de don Paquito Cornejo quien, ─además de excelente
filarmónico─, era magnífico empresario zapatero. Doña Eva Angelina, madre de aquella Reina, por salir en
estampida se olvidó de la hija. El salón quedó vacío de mujeres; sólo unos
pocos hombres se quedaron de expectantes.
Carlitos, con admirable serenidad, tenía siempre “camán” (manos arriba) a Zurrón... Éste estaba mudo y pálido,
quizá porque Villalta Orantes le restregaba trompetilla de la mitingüeso en costillas y sobaco, además
de tenerlo sujetado por parte posterior de la pretina, haciendo, donjuantenorio, forzada pinganilla de balletista
consagrado. El bachiller in fieri terminó
de registrar al imprudente. Luego se le devolvió el esqueleto del arma; también
¼ L de aguardiente marca “La
Vicentina” encontrado en sus botas. Fue despedido con la
advertencia siguiente hecha por Carlitos:
― Usted ha venido para arruinarnos la fiesta; mas, por
eso no merece morir todavía... Tome su libra de moho (el arma) y
márchese ya del Pueblito... La fiesta continuará... A 03:00am, cuando el baile
haya terminado, lo iremos a buscar... Si lo encontrásemos, sin
misericordia le daremos mecha (matar).
Zurrón salió
cabizbajo quizá rumbo al burdel de Simona Gálvez. Músicos y escasa gente junto
con la Reina,
reingresaron al salón. El señor alcalde no regresó. Madre de aquella Reina quiso coronarla; mas,
corona y cetro no aparecieron. Mundito Najarro, novio oficial de la Reina, fue notable por su
ausencia. Al poeta Cornejo Garay no le importó extravío de joyas reales; él,
algo tembloroso por recién pasado susto, extrajo de bolsas interiores de su
saco un largo pliego de papel bond escrito a máquina con versos endecasílabos,
cuya primera estrofa decía más o menos así: “¡Salud, insigne reina de este hermoso/ edén de hombres valientes y de
rosas!/. Eres tú, entre todas las
preciosas/ quien inspira hoy mi canto
fabuloso”//. Temblorosos
filarmónicos, desafinados por nerviosismo, tocaron Marcha de Coronación sin
corona. Esta pieza musical y dos más, fueron ofrecidas al poeta Cornejo Garay
en ausencia del alcalde y de Mundito. Cornejo Garay era un chuchacuta
(persona ágil) bailando “Adiós Muchachos” y “Tango uno”. En
seguida, aquel laureado poeta tomó el timón de su flamante automóvil, en cuyas
puertas se leía el logotipo: “Café Pilón”. Hizo andar el motor y se retiró del
Pueblito con rumbo a San Salvador. Tan timorata ausencia de Najarro fue
sustituida por presencia del gallardo Monchito, quien se deleitó bailando y
conversando con aquella preciosura salida de Las mil y una noches. Villalta &
friends (amigos), volvieron a sus puestos en la cantina hasta
cuando el cantante, Francisco Flores (Chicón), daba gracias a selecta concurrencia por atención
prestada. Escasa flor y nata residual,
bajo leve llovizna atemporalada, presurosa buscó refugio del hogar. Carlitos,
Monchito & Co., salieron en compacto grupo. Al llegar al ya desolado campo
de las ruedas, en esquina opuesta a desaparecida comandancia de Guardia
Nacional local, (mal llamada la
benemérita), ahora ocupada por Alcaldía Municipal; sobre gradas iniciales
del portal perteneciente entonces al siempre bien recordado bachiller don José
Gilberto Parras, estaba el sentenciado sentado con codos sobre muslos y cara
sostenida entre ambas palmas, simulando, aunque en otra posición, al Pensador de
Rodin. Indignado Villalta Orantes, con su lámpara de cinco pilas nuevas,
alumbró al solitario bulto. Al instante reconoció al ex altanero. Dirigiéndose
a él, le dijo:
― ¡¿No te has ido gran jueputa!?
Ex bellaco, con cara
desconsolada e indescriptible, contestó así:
― Por favor, don Carlitos, no me vaya a matar...
Mis amigos me dejaron...A pie no puedo irme... Usted sabe los peligros de estos
12kms hasta ciudad San Vicente... Aquí en Tecoluca no tengo a nadie, tampoco
hay hospedajes decentes.
Intervino el ahora
Doctor en Medicina y apaciguó al obligado pistolero. Entre todos acompañaron a
Zurrón hasta burdel-pensión del Primohermano (apodo), donde el sanvicentino frustrado pernoctó el resto de la
madrugada, tal vez acariciado por alguna de tantas famélicas prostitutas.
Y, calabaza,
calabaza, cada quien para su casa.
FIN
16 en septiembre del 2004.-
Conocí a Don Carlitos Villalta Orantes y era tal cual lo describe el retrato hablado de este artículo histórico de Tecoluca... Era pariente afín del los Chávez Orantes tecoluquenses, por haber sido aquél hijo natural y primogénito del telegrafista Jesús Orantes Vela, quien al ser trasladado a Tecoluca prontó se casó con la señorita Carmen Chávez Henríquez, heredera de una riqueza pueblerina que permitió dejar el telégrafo al señor Orantes Vela.
ResponderEliminarCarlitos Villalta Orantes llegó a Tecoluca a edad aproximada de 08 años, en 1928, llegó acompañando a su padre al nuevo empleo de éste como telegrafista. Quien esto evoca y escribe, recuerda al joven Villalta Orantes cuando él tendría alrededor de 16 años y yo, tal vez 06 abrilitos.
Por ser entenado de doña Carmen Chávez de Orantes, todos los menorers de edad de aquella frondosa familia Chávez Henríquez tecoluquense, aprendieron a aceptarlo como un primo cercano. Por eso fue que al entonces bachiller Monchito Chávez, Villalta Orantes le dijera primo cuando Zurrón o Turrón lo estaba importunando con la necedad de ir a desbarrancar a la Reina de su trono constituido por matates.
Además, Villalta Orantes no era ebrio bochinchero ni escandaloso, Actuó así obligado por tanta necedad del sanvicentino imprudente. Villalta Orantes fue nativo del pueblito o villa llamado Jerusalem en departamento de La Paz.
Es solemnísima verdad: Señorita Gladis Barrera López fue muñeca tecoluquense indescriptible más allá de lo ya leído en esta breve reseña sobre "El Baile de Gala" en Tecoluca; asimismo, su novio oficialde entonces: José Edmundo Najarro Silezar, sanvicentino de alto quilataje ayer y ahora.
ResponderEliminarSeñorita Barrera López, aun con su brillante belleza, perdió sana popularidad cuando decidió ser socia activa y fanática del ahora cascarón o esqueleto del "partido conciliación nacional" o "pcn", llamado, además, "Partido de las manitas mañosas"; pues, aliada con el paramilitar de "orden" llamado Atila Cañas, perdió su belleza espiritual... ¡Ah, qué tiempos, señor don simón!
Chichipate Cañaverales.-
este relato hace que me pregunte:
ResponderEliminary MONCHITO CHÁVEZ tenia a bien la realizacion de las fiestas liturgicas en ese entonces? ....mi pregunta es porque en ningun momento despotrica en contra del evento.
tal parece que el Salvadoreño siempre a maltratado a la fauna local, tan así que por eso en este tiempo carecemos de especies que se vieron en aquel entonces, como pericos, guaras, bagres, venados, tilapias, jaguares, gatos de monte, reptiles de coral venenosas y no venenosas, tarantulas selvaticas, cocodrilos, lagartos, barracudas, cangrejos gigantes color verde/naranja metalico, ... en fin, tanto animal que antes abundó en esta tierra. Otra observación que tengo es acerca del mentado "zurrón", porque ése, solo con la "mecha" en la cintura o en su mano se sentía macho, pero al ver el cañon de una de esas armas contra su humanidad (si se le puede llamar así), sentía que se le venia un tsunami de s'es fecales por todo el perímetro que su miserable cuerpo ocupaba....comparo eso con el dia a dia de la actualidad, en donde abundan los cafres, en donde abundan los vivianes en los negocios, en donde abundan los hipocritas en la asamblea legislativa de este pedazo de tierra.
Solamente eso, ya no digo más, porque por ser salvadoreño oriundo de la tierra de cuscatlán, se me puede salir alguna "barrabazada" más, y entonces tendría a la DECO, GOES, PRAL, FAES, BIRIs, ...DEA, FBI, ICE, IRS....y quien sabe cuantos energumenos más!!!! tocando a mi puerta con una "almadana" de 10 lbs., amarrando de las uñas de los dedos pulgares hasta mi "San Simón"...que bastante me ha ayudado!!!!!
SALUDOS DON RAFRACHACA!!!!!!!
esto huele a cuando yo estaba morro, que a pesar de estar ya bien moderna la cotidianidad, los pueblos nuestros tenian aquella magia que aún conservan, solo que era pura magia, porque hoy en dia casi nadie puede ver esa magia ya que se encuentra sumergida en basura, enfermedad y podredumbre!!!!
ResponderEliminarcómo extraño mi verdadero país!!!
Respondiendo al anónimo de ayer a 06:11pm, le diré: no despotrico contra San Lorenzo, patrono, ni contra la fiesta pueblerina tecoluquense del 09 de agosto en 1957, porque en tal época mi entendimiento pueblerino aún estaba en pañales, como lo estaría, en su tiempo adolescente, el entendimiento del abogado marxista leninista del licenciado Alirio Montoya allá en su añorada ciudad oriental: Santa Rosa de Lima.
ResponderEliminarDespues de que Monchito Chávez Cañas pasara cortos seis años en aulas médicas de UES y 30 años más en Universidad La Calle, curando y tratando de evitar muchas muertes prevenibles, pero insalvables por falta de recursos estatales indispensables; y, de escuchar peroratas vacías, sectarias, de los principales dirigentes religiosos ofreciendo cielos bienaventurados a los desventurados guanacos y a poquísomos ciudadanos Jaguares; también, después de haber leído, de pasta a pasta, en 3 ocasiones, las mal llamadas por ridículas "sagradas escrituras" más a una docena y media de filósofos griegos antiguos, con renacentistas ilustrados de siglos XVII, XVIII y XIX, en especial a alemanes Karl Marx y Friedrich Nietzsche, la mentalidad de Monchito Chávez Cañas viró en 180º.
Ramón F Chávez Cañas.