Cosas Veredes, Sancho Amigo

                    COSAS VEREDES*,  SANCHO AMIGO

                               Por Chichipate Cañaverales

Imagínate, carísimo lector: si con maderas livianas y toscas zarandas metálicas de albañilería, tú construyeses una jaula de 2M3 = 2m x 1m x 1m, y con láminas de hojalata, o plásticas, más tablillas de madera amachimbrada, tú elaborases, en espacios interiores, 10 pisillos de 10cms de altura cada uno; además, entre uno y otro nivel colocases puertecillas abiertas y escalerillas para subir o bajar entre los 10 pisillos; le procurases adecuadas ventilación e iluminación, con resguardo para imprevista calamidad medioambiental; al mismo tiempo, fuente permanente de agua potable más adecuada cantidad de fresca harina enriquecida con vitaminas y minerales, mezcla apropiada para alimentar a roedores no humanos.

         

         Si en seguida te consiguieses una mancuernita (macho y hembra) de ratas o ratones jovencitos, acondicionándolos en cualquier piso; colocándoles recipientes adecuados para aguarlos y alimentarlos; velando, además, por mantener higiene mínima. A muy pocas semanas, dicho par de roedores, de suyo asquerosos, —similares a ladrones narcoarenazi guanacos—, parirían primera camada de ratitas o ratoncitos de pieles coloradotas repugnantes al ojo. Después de otras escasas semanas, padres e hijos, cometiendo pecado incestuoso, continuarían multiplicándose en forma geométrica (2-4-16-256- 65,536, etc.) hasta congestionar aquellos 2M3 no expansibles por no ser elásticos. Entonces empezarían batallas mortales entre esos mismos animalejos incestuosos: padres, hijos, hermanos, tíos, primos, sobrinos y más; batallas disputándose espacios vitales (aire, luz, fornicación), pero no por alimento líquido ni sólido, pues tú, atento lector, estarías proveyéndoles en cantidades adecuadas y, con agua a presión, lavando a diario aquella pestilencia real; también retirando decenas o centenas de cadáveres putrefactos, evitando otro flagelo entre ratas: enfermedades infectocontagiosas prevenibles.

         Con tal experimento, tú re-comprobarías la Selección Natural de especies, pues sobrevivirían sólo aquellos roedores más fuertes por naturaleza. Esta teoría dejó de serla cuando, hace más de 150 años, el inmortal biólogo inglés: Don Carlos Roberto Darwin, la comprobó, dejándola plasmada como Ley en su libro “Origen de las Especies”. Con este hipotético experimento para ti, pero real en vidas vegetales y animales, —incluyendo a soberbia y criminal “imagen y semejanza” del Jehová sionista, el mal llamado hombre—, podemos explicarnos muchos fenómenos sociales patológicos: matanzas o masacres al interior de presidios, los cuales están abarrotados  hasta con 4000 presidiarios cada uno, cuando fueron planificados y construidos para retener sólo a un millar de ellos, pero bien comidos, bien vigilados, bien bebidos y mejor vestidos aun pareciendo cebras. Cosas veredes, Sancho amigo.

         Licenciados, ingenieros y doctores, damas o caballeros mal graduados al pasar por aulas universitarias neoliberales establecidas en garajes para medio ilustrar a 60 estafados alumnos; pero, al ser quintuplicada dicha capacidad hasta llegar a 300 por aula, de plano o pronto se llega al caos de tan sagrada actividad humana, pues ésta se torna humanoide. Eso mismo está sucediendo con territorio salvadoreño, el cual sólo estaba capacitado para albergar a tres millones de humanos y humanoides; no obstante, tal capacidad se triplicó y, ahora, somos nueve millones de diamantes toscos o sin pulir; habiéndose, —por mismas causas del experimento narrado—, auto emigrado la 3era parte ó tres milloncitos de nacidos vivos en este nidito tibio llamado Cuscatlán. Eso mismo explica la docena cotidiana o más, de asesinados entre tantos diamantes no pulidos, de los cuales, uno de cada tres se está oxidando, por unos pesos gringos más, al servir de esclavo moderno en tierras del ladrón Tío Sam. Cosas veredes, Sancho amigo.

         A propósito: entre 1960-62, uno de nuestros tutores en Medicina Interna, Doctor Don Donaldo Moreno Bulnes†, hondureño nacionalizado acá, cuando El Salvador sólo tenía vivos 3,000.000 de diamantes toscos, nos decía: “El Salvador es inmensa bacinilla rebalsando con fétidos desechos humanos; sin posibilidades, esta bacinica, de expandirse ni hacia la mar océano. Por ello se explica tanta abundancia de fiebre tifoidea, tuberculosis, más otras enfermedades infectocontagiosas previsibles y prevenibles con Medicina Preventiva por medio de educación integral a toda nuestra ciudadanía. Cuando en año 2000, o sea dentro de 38 ó 40 calendarios, lleguemos a 7,000.000, y el presupuesto en Salud Pública y en Educación sea el mismo, en relación al Producto Interno Bruto —PIB—, no quisiera pensar en qué nos va a suceder”. Cosas veredes, Sancho amigo.

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         Pero Japón, China Gigante, la Chinita, Holanda, Luxemburgo e India, son jaulas similares a ratoneras descritas; entonces, ¿cómo explicarnos gigantescos desarrollos humanos  en: Ciencias, Letras, Tecnologías, Deportes, Artes, Humanismos, de esos terrícolas no humanoides en esas otras jaulas con mucho más habitantes por Km2 que en El Salvador? ¿Por qué nuestro índice de asesinatos por cada 100,000 habitantes no baja de 65?, siendo superior al colombiano y al mexicano; mientras, en países y reinados de Asia y de Europa, además de los mencionados antes, no llega ni a 10 x 100,000 habitantes; pues, arriba de esta última cifra, según OMS de ONU, ya es epidemia de asesinatos. Hay muchas preguntas por hacer; pero nos bastará, por ahora, elucubrar sobre estas dos: humanos salvadoreños y humanoides guanacos, hombres o mujeres, al nacer son diamantes en bruto esperando ser tallados por orfebres especializados en pulir uno o más prismas de esa misma gema al natural, tal cual se hace en naciones desarrolladas como: Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Noruega; no obstante, orfebres talladores profesionales no tenemos y, escasos profesores en tres niveles educacionales salvadoreños, incluyendo el universitario, son tratados peor que a peones jornaleros al servicio de arenarcos: salarios miserables, servicios médicos, hasta de hospitalización, les son prestados a niveles vergonzantes por ser inferiores a disfrutados en clínicas veterinarias para animales de arenarcos, incluyendo a mismos arenarcos; pues éstas están equipadas con medicamentos, servicios e instrumentales quirúrgicos similares a utensilios de salud en primer mundo. Cosas veredes, Sancho amigo.                   

         Dicho mismo factor sobre mala salud, es aplicable al resto de salvadoreñidad humana, pues importadores y maquiladores de medicamentos, siempre son guanacos humanoides narcoarenazis quienes, al no contar con enérgicos frenos legales respectivos, se dan satánicos lujos de escribir 500mgrs en viñetas, cuando tal pastilla o inyección en verdad sólo contiene 100mgrs de mediana calidad; asimismo, medicamentos no maquilados acá por narcoarenazis humanoides, a los cuales ellos mismos llaman “medicamentos de marca”, los expenden en sus narco-farmacias hasta 500% más caros, comparándolos con precios europeos, mexicanos y nicaragüenses, v.gr: Nifedipina 30mgrs (Adalat Oros Bayer), en México y Nicaragua vale USD15ºº la cajita de 30 pastillas; pero acá, en país de Jaguares dormidos, esas mismas 30 pastillitas Bayer son vendidas a USD$45ºº. Por supuesto: diputados narcoarenazis —arena, PCN, pescados y desganados—, están bien “plateados” por sus amos seudo farmacéuticos para no dejar pasar leyes reguladoras de precios y calidades de tales especies. Cosas veredes, Sancho Amigo.

         Por otro lado, el neoliberalismo ha venido a trastocar más los ya trastocados programas oficiales de Educación, sobre todo en Ilustración universitaria; pues por exigencias imperiales de FMI, BM, USAID y más, se han establecido varias decenas de universidades pellejas; habiendo ordenado a sus amanuenses arenarcos, estancar el presupuesto de nuestra Alma Máter o Universidad de El Salvador, llegando hasta el canallesco intento, —durante el rectorado de María Isabel Rodríguez de Sutter—, de privatizar el único templo superior de diosa Minerva. Cosas veredes, Sancho amigo.

          Aquí terminaremos estas breves, pero profundas y verdaderas lamentaciones; pues, si continuamos, aún no encontrando final de nuestras desgracias socio-políticas y económicas, llenaríamos los espacios cibernéticos de este Anastasio Aquisí. En próximas entregas, si nuestro Dios Omni-benébolo, —no Jehová ni Alá—, nos lo permite, profundizaremos más sobre otras calamidades salvadoreñas ocasionadas con sarcasmos por todos esos  riquitos ladrones y pobretones vergonzantes esclavizados, adoradores del dios Jehová sionista, simbolizado siempre, desde el Dracma mesopotámico hasta €, $ y libras esterlinas contemporáneas. Por tanto, nos despedimos repitiendo: Cosas Veredes, Sancho amigo.

                           *VEREDES: castellano antiguo = VERDADERAS.-

                                    15 de mayo de 2010.-