Gota de Sabiduría Indoamericana

                  GOTA DE SABIDURÍA INDOAMERICANA

               Por Ramón F Chávez Cañas

SABIDURÍA genuina no es propiedad exclusiva de estadistas o devoradores de textos diversos, ni de ancianos con sanas experiencias mundanas. Puede haber Sabiduría en cualesquiera ciudadanos: hombres o mujeres y hasta en niños preadolescentes, sin excluir a nuestros analfabetos de uno u otro sexo. Sabiduría tampoco es Don divino dado sólo a determinados personajes religiosos reales o mitológicos. ¿Es Don divino? Sí, lo es; pero no privativo del Corán, Popol Vuh o Biblia. “Cien Años de Soledad” del Gabo, “Confieso que he vivido” de Neruda y “Don Quijote” del Manco de Lepanto; todo lo escrito por Saramago, y filósofos generales, incluyendo a tantos apodados: herejes, apóstatas, renegados, ateos, masones, idólatras, paganos y más, nos dan Sabiduría en cada página escrita por sus dedos o dictada por sus cuerdas bucales. 100% de cúpulas teosóficas sectarias siempre han pretendido y seguirán pretendiendo atribuir Sabiduría sólo a muchos personajes de sus “cartas magnas”, llámense éstas: Popol Vuh, Corán, Rabinal Achí, Ramayana, Mahabarata, Biblia, etcétera.

De tanto escuchar decir al vulgo iletrado en Historia Universal, pero empapado en historia futbolística local y mundial, más en mitologías bíblicas, así: mejor futbolista internacional ha sido: o Alfredo Diestéfano, o Pelé, o Maradona, o Ángel Lebruna, etc.,  pasando, por causa de fanatismo futbolero,  desde agresiones verbales hasta agresiones armadas. Similares conflictos presentan fanáticos políticos y religiosos. Mitológicos del antiguo testamento dicen: Sabio fulano bíblico mandó a partir en dos “cumbos” a cierto lactante disputado por dos mujeres quienes alegaban respectiva maternidad sobre tal criatura. Una de ellas accedió conforme a recibir un “cumbo” o medio lactante; mas, la otra prefirió perder matriz potestad y no preciosa vida del recién nacido. Por esta acción —sin duda sabia—  a tal personaje, inflado más por soberbia mitología hebrea, se le da título de único gran sabio de la humanidad; ignorando adrede que ese mentado sujeto mandó a matar a su hermano mayor llamado Adonías, para robarle trono de Israel; además de idolatrías, concupiscencias con cierta reina africana, lujos desmedidos y otros innumerables crímenes “perdonados” por dios Iahvé sionista. Adonías fue asesinado al interior de indeterminada  sinagoga, así como fue asesinado por sicarios dabuisonianos Don Óscar Arnulfo Romero y Galdámez o San Romero de América, verdadero Sabio salvadoreño, sin importar sus inclinaciones cristianas católicas, pero no cristeras.

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A continuación narraremos una gotita de Sabiduría real sucedida hace casi cien años en norte de México, en plena guerra civil azteca, —recrudecida desde 1910 y “terminada” en 1930, según historia oficial; no obstante, de acuerdo a realidades palpables por todo el mundo, dicha Revolución Mexicana continúa al presente, al no haberse alcanzado objetivos fundamentales: libertad, igualdad, fraternidad. Condiciones similares imperan en nuestra América, exceptuando a Cuba y, tal vez, en futuro de cortas décadas, a Venezuela Bolivariana.

Doroteo Arango, alias: Francisco “Pancho” Villa, fue principal general rebelde en la División del Norte mexicano, pues al Sur lo fue Emiliano Zapata. Entre centenares de oficiales bajo órdenes del General Pancho Villa estaba cierto capitán apellidado Godínez quien, comandando un pelotón o patrulla, llegó a cierto poblado rural, habiendo éste observado cuando esbelta mujer joven se introducía a su choza de habitación. Tal capitán Godínez de inmediato, sin acompañantes, dirigió sus pasos hacia humilde cabaña campesina. Con aspereza llamó a la puerta. El esposo o compañero de vida de esbelta mujer joven estaba dormido.  La madre de familia en común de tres criaturas, abrió la desvencijada puerta. Godínez, sin contestar preguntas obligadas de ¿quién toca? ¿En qué podemos servirle?, de inmediato acribilló a balazos al también joven compañero de vida o consorte de tan hermosa campesina. Al súbito tronar de la pólvora, resto del pelotón acudió a la morada trágica; pero asesino Godínez, pistola en mano, ordenó retirada del pelotón o patrulla hasta su inmediato lugar de procedencia. Así fue hecho. Ya a solas, asesino Godínez, frente a dos menorcitos hijos del occiso, de siete y cinco indefensos abrilitos; apartando del seno materno a un lactante menor, bajo amenazas de muerte inmediata  contra ella procedió a violar a tan aterrorizada hembra. Consumadas dos eyaculaciones en término de 30mins, dicho bestial violador se reintegró al mando del estacionario pelotón patrullero, habiéndose jactado con descarada sorna de tan abominable “hazaña” sexual realizada. Ningún soldado celebró, ni con sonrisa fingida, semejante porquería; en cambio, cierto sargento sub comandado por nauseabundo criminal capitán, de inmediato dio parte al General Francisco “Pancho” Villa. Éste hizo comparecer al instante  a violador-asesino. Le dijo:

—  ¡Godínez!: ¿es verdad que usted… (esto y esto)… ha cometido?

—  ¡Sí, mi general!, es verdad; pues nosotros, valientes mexicanos similares a Usted, somos muy machos, de lo cual me siento orgulloso al máximo.               

—  Entonces, capitán Godínez, usted está obligado a casarse con tan desgraciada mujer.

—  De acuerdo, mi general Villa: lo haré. Al fin y al cabo nosotros, tan valientes guerrilleros mexicanos, en todas partes somos forasteros. Al marcharnos de aquí esa puta no volverá a verme.

Pancho Villa, impertérrito ignoró semejante sarcasmo recién pronunciado por criminal capitán. Levantándose de rústicas silla y mesa usadas cuales sillón y escritorio, salió al patio y al instante ordenó lo siguiente:

—  ¡Soldados!: vayan a traerme al señor juez de lo civil, a la señora “novia” de Godínez y a dos testigos mayores de edad con su respectiva cédula de identidad. Tienen 30mins para ir y regresar junto con las personas mencionadas; mientras tanto, usted, Godínez, entregue su armamento al sargento fulano, pues en tal ceremonia nupcial usted no puede ni debe estar armado.

—  ¡Con mucho gusto, mi general!: aquí está mi rifle Máuser, mi Colt 45, mi yatagán y mis dos bandoleras.

En menos de un santiamén los soldados regresaron con el juez de lo civil, la llorosa dama violada, el par de adultos testigos y, de ribete, traían hasta al señor cura párroco, el cual no había sido requerido por Pancho Villa. Éste recusó al religioso católico, ordenando a tres soldados acompañar al cura en su retorno hasta domicilio en casa parroquial. Mientras tanto, la joven señora mancillada al enterarse sobre matrimonio forzado a celebrarse de inmediato, protestó aireada con llantos y desmayos a repetición e inenarrables. Después de indeterminadas pócimas vegetales administradas por curandero lugareño, aquella lastimada dama medio se calmó y habló:

—  No puede ser posible, General Francisco Villa, que Usted me obligue a nupcias con este cerdo asesino de mi esposo, quien fue padre de mis tres tiernos retoños ahora en orfandad paterna y yo ofendida, tan mal, en lo más íntimo de mi reputación femenina. ¡¿Cómo?!... ¡¿Cómo?!...

—  Cálmese, Doña, — replicó el revolucionario supremo General Villa, quien prosiguió—: Sus hijitos necesitan padre sustituto y esta piltrafa Godínez ha aceptado convertirse en ello. Yo, Doroteo Arango o Pancho Villa, desde este instante me convierto en garante o tutor de su matrimonio civil con esa bestia ahora bajo mis órdenes. ¡Si no cumplo mi palabra, que las huestes infernales me den lo merecido!     

Tan abominable ceremonia se efectuó. En seguida, Pancho Villa solicitó constancia nupcial respectiva al señor juez de lo civil. Obtenida ésta, al instante ordenó al pelotón de fusilamiento pasar por las armas al repugnante violador-asesino, dándole al cadáver el clásico “tiro de gracia” por medio del sargento denunciante. Todo esto efectuado en presencia consciente de tan desgraciada víctima femenina. Después de efectuada tal ceremonia mortal, Pancho Villa, —también apodado “El Centauro del Norte”—, ordenó al juez hacer reconocimiento legal del cadáver; luego, dirigiéndose a la dos veces viuda en menos de 04hrs, dijo:

—  Señora viuda: tenga por suyos estos documentos. Váyase de inmediato al Registro Civil correspondiente. Allí entregará estos papeles… (¡¿…?!)… Sí, señora: comprendo a perfección su indignación, pesar y estupefacción; pero, no había otra solución posible, pues sus hijitos no podían quedar en completo desamparo monetario. Con estos documentos legales, al instante la declararán heredera a perpetuidad del canalla Godínez, sobre todo, del salario mensual de tal delincuente. Mientras sus niñitos sean menores de edad, nuestras leyes mexicanas les protegerán, pues dicho señor juez obtuvo del asesino la firma reconociendo como hijos suyos a sus tres desventurados huérfanos de padre. Al mismo tiempo, en estos documentos va el acta de defunción de tan asqueroso marrano.

        

Con esta “pasadita” de tan rústico general guerrillero mexicano de origen campesino, —tal vez iletrado real, pero no virtual—, queda demostrado: la Sabiduría reside en: continentes, islas, islotes y cayos de la Tierra; asimismo, en cerebros y corazones de toda raza humana, sin importar credos políticos, filosóficos, ni religiosos.      

                                       11 de noviembre de 2009.-