MEMORIA HISTÓRICA
REFLEXIONES SOBRE ACTA DE INDEPENDENCIA
Por Chichipate Cañaverales
Desde parvularia, hasta educación secundaria y parte de universitaria, lectura complicada de anodina Acta de Independencia Centroamericana en lugares públicos, celebrando o conmemorando cada 15 de septiembre nos causaba cansancio, y hasta somnolencia; a pesar de ser niños o jovencitos y estar de plantón alrededor del quiosco de la famosa torre en aquel, todavía entonces arboleado Parque Cañas en ciudad San Vicente; más bostezos sacados a nosotros por voces cabrunas, tiples o naso-guturales (gangosas) del secretario municipal vicentino o del profesor Monzón Herrera, anciano éste director del instituto Navarrete, leyendo, uno u otro, tan kilométrico e incomprensible por cacofónico documento nunca impreso ni repartido, al menos, entre estudiantes de bachillerato, —y ni por asomo entre universitarios de nuestra única UES de entonces—; tampoco publicado en prensa escrita, radial, o televisiva. Que terminara tan larga media hora era anhelo del estudiantado todo: niños, niñas, jovenzuelos y señoritingas.
Pasaron incontables calendarios. Ya en postreros años universitarios en Escuela de Medicina UES, —propiedad espiritual laica del Insigne Doctor Don Fabio Castillo Figueroa—, en biblioteca de dicha Facultad médica empezamos a meditar sobre texto y contexto de tan desconocido documento firmado en ciudad de Guatemala el 15 de septiembre, 1821. Al despertarnos incertidumbres aquellos 18 artículos del sesquicentenario papel en aquel entonces, decidimos volvernos historiadores aficionados sobre nuestros próceres sin P. Empezamos consultando cierto libro escrito al respecto por Don José María Monterrey, más Apuntes Históricos del Doctor Manuel Gallardo; pues restantes historiadorzuelos guanacos hasta bien entrada última centuria recién pasada (1975), redundaban afirmando, año tras año, las mismas falsedades, verbigracia: seudo libertad de esclavos por José Simeón Cañas. Pero ni por asomo mencionaban fraudes presidenciales de Arce contra: José Cecilio del Valle, Francisco Morazán y Dionisio Herrera; tampoco sobre viaje a EUA de: Delgado, Arce y Juan Manuel Rodríguez, a negociar nuestra futura esclavitud; pero sí lo relataban como primer viaje diplomático salvadoreño al septentrión continental americano.
Nunca, jamás, aquellos falsos historiadores, —de cuyos nombres es mejor no acordarse—, hicieron ni someros análisis lógicos de tan inmensos bienes raíces robados a futura república de El Salvador por tan “pre oscurecidos próceres”; ni mínimos análisis creíbles sobre tan llevada y traída Acta de falsa independencia Centroamericana. Causa pena propia por cargar inmensas penas ajenas de aquellos no preclaros señorones, narizones oligarcas por añadidura, quienes permitieron se redactara un acta en la cual, de primas a primeras, sin ambages manifestaron por escrito, en primer considerando, sus miedos acobardados a que el verdadero pueblo capitalino de Guatemala hiciera efectiva la Verdadera Independencia del Istmo Centroamericano, dejando silbando sobre lomas a esos “ilustres” saqueadores esclavistas.
En siguientes numerales del susodicho documento, queda clarísima la ignorancia supina de: Aycinena*, Delgado, Arce, Cañas y otros, al encomendar la redacción de la mal redactada acta, tan llevada y traída en esta reflexión, al abogado-notario José Cecilio del Valle, —éste, criollo fernandistista consumado; pero súbdito honrado— quien, conociendo muy bien a tantas ratas o tacuacines cargados de muchos bienes y dineros mal habidos, les impuso en el papel al anciano Capitán General Gabino Gaínza, español imperialista, como presidente de esa nueva junta gobernante en la Capitanía recién redimida de España, cuyo nuevo monarca era don Fernando VII. Eso fue similar como poner un gato a cuidar ratones. Al mismo tiempo, el notario hondureño: del Valle, les hizo firmar o reafirmar, obediencia casi absoluta al gato Gaínza, quien fungiría en adelante como tal hasta marzo de 1823, o sea: al instalarse la primera Asamblea Nacional Constituyente; no obstante, mientras transcurrían tan largos 18 meses para instalar el colegio constituyente, hasta sobraría tiempo para engrilletar a Centroamérica al Plan de Iguala mexicano proclamando al nuevo emperador azteca: Agustín de Iturbide, criollo novohispano nacido en Valladolid mexicano quien, asediado por Don Vicente Guerrero y Antonio López de Santa Anna; —aquél, verdadero Prócer mexicano—, no pudo consolidar su ambicioso y fugaz sueño; pero, esa es harina de otro costal.
ANÁLISIS RESUMIDO: Quien tiene más saliva quiere tragar más pinol; o, ninguna riqueza monetaria es absoluta, pues toda fortuna económica, casi siempre mal habida, —según el anarquista francés Proudhon—, está escalonada, desde miserias de nuestro Juan Pueblo Pérez, limpiabotas; hasta Carlos Slim o Bill Gates o Nelson Rockefeller, así: ladrones enriquecidos guatemaltecos, encabezados por el marqués José Mariano de Aycinena, magnate del añil más otras exportaciones, y de toda importación desde España al Reino de Guatemala, tenía dominado 100% de intercambio comercial, incluyendo a provincias que después formarían este El Salvador. Entonces, al continuar ciudad de Guatemala siendo Capital Centroamericana, Aycinena seguiría siendo capitán general virtual en nuestros terruños.
Esa fue principal razón para que los gallina guanacos, falsos próceres, hubiesen acudido hasta el Norte Americano a ofrecernos cuales esclavos a un presidente gringo de apelativo Lincoln; (pero no el Prócer Abraham, de generales conocido). Mientras tanto, Gabino Gaínza y Agustín de Iturbide, en secreto profundo avalado sólo por Aycinena, habían pactado anexión de Centroamérica al aún no naciente y después fugaz imperio mexicano de Iturbide; lo cual no convenía a Delgado y secuaces, pues seguirían siendo esquilmados por Aycinena & Co. Esto fue 2do motivo para acudir a EUA… Al fracasar en EUA, —pues gringuitos acababan de librar duras batallas contra Reino Unido quien quería reconquistar sus viejas colonias—, Delgado & Co., en febrero 02 de 1841, decidieron separarse de la Federación Centroamericana, para continuar haciendo su agosto en este ahora “VULGARCITO” de América, con sus narcoarenazis acaparadores de bienes esenciales para el pueblo; acaparados por una docena de manos narcoarenazis, similares a las de Aycinena & Co.-
*Aycinena: similar al Cristiani actual.
Al terminar de leer tan clarísimo artículo sobre el acta de independencia centroamericana, ---escrito con minúsculas pues no es documento veraz en positivo---, de inmediato se me viene a la memoria aquellos papeles de compra-venta que turcos, judíos y contrabandistas criollos le hacen firmar al cliente, sin leerle las letra menuditas estampadas al reverso del mencionado contrato en donde, al escudriñarlo despacio en casa, el pobre consumista o cliente es el bandidazo de la película; mientras, el vendedor o dueño de la tienda de electrodomésticos, es el tipazo luminoso semejante al cristo resucitado.
ResponderEliminarYo tampoco he sabido dónde se vende o regala es documentillo; pero, por lo afirmado por don Chichipate, don Dagoberto Gutiérrez y una señora o señorita Historiadora de UES, más aberraciones seculares de la derecha guanaca, no necesaito leerlo; pues todo confluye a desconocer lo actuado por aquéllos tacuazines enriquecidos hace 200 ó más años, al robarse realengos, ejidos, sudores y sangres de nuestros tatarabuelitos, tal cual lo fue DON ANASTASIO AQUINO.
Marina Panzarriba.
Salvador Sánchez Cerén, Vicepresidente Constitucional salvadoreño y Ministro de Educación ad honorem (de gratis, de choto o sin ganar nada por ello), debería con urgencia reformar todo el sistema educativo salvadoreño, de manera especial cuanto se refiere a Ciencias Sociales: Historia verdadera, Filosofía no dogmática de teósofos, etc.
ResponderEliminarHistoriadores genuinos como Cañas Dinarte y otros de UES no muy bien conocidos por no publicitarse, pùdiesen corregir o enmendar la falaz historieta salvadoreña más guanaca que el animlito andino. Debe dársele su puesto a, entre otros: Santiago José Celis, Pedro Pablo Castillo, hermanas Miranda de Sensuntepeque y San Vicente; de todos los presidentes decimonónicos, desde Arce hasta el Cuto Regalado (1822-1900) sin importar cuántas cabezas rodarán por empedrados históricos, y cuántas, también, se erguirán hacia alteres patrios verdaderos; porque: todos, entre ellos Gerardo Barrios, tienen las colas pateadas al describirlos con mentirotas o mentirillas como aquélla cuando el francés Napo III le entregó el mando de tropas a Barrios allá en Campos Eliseos parisinos; o, como cuando nos dijeron que don Chico Gavidia había sido maestro de Don Ruben Darío; o, como cuando nos mintieron afirmando que nuestro himno nacional, ---plagiado de Ópera El Profetea de Meyerber---, HABÍA OCUPADO 3ER LUGAR MUNDIAL DESPUÉS DEL FRANCÉS Y DEL HIMNO MEXICANO; o, que El Salvador era Japón o Tigre asiático latinoamericano, etc.
No podemos elevarnos a niveles mundiales en cuanto a desarrollo sustenible, si no sepultamos ese lastre opiaceo o religioso con el cual nos han mantenido narcotizados; así como fue mantenida Bolivia hasta antes de llegar el INDIO EVO MORALES.