¿DÉBESE CREER EN DIOS?

No. No debe creerse en Dios… Creer significa dudar, significa estar en lo incierto… Nosotros podemos creer estar vivos mañana, en próximas horas, minutos o segundos, porque nunca estaremos seguros de poder seguir viviendo en futuro inmediato o a corto y mediano plazo… Próximo segundo pudiese ser fatal para cualquier viviente sano y joven, vegetal o animal. Podemos creer en posibilidad de lluvia vespertina o nocturna de un día determinado, pues no está en nuestras facultades mentales predecir tal fenómeno atmosférico; hasta meteorólogos con instrumentos sofisticados al respecto no pueden pronosticar al 100% tales fenómenos climáticos. Nosotros debemos creer en el amor profesado a nos por amistades o parientes irregulares; pero nunca dudaremos del amor de nuestros padres, cónyuges, —siempre cuando nuestro amor y fidelidad sean recíprocos—, hermanos e hijos; por tanto: no creemos en esos amores familiares porque estamos segurísimos de poseer tales cariños sinceros… Aún no conociendo: Oslo, Tokio, Londres, Moscú, Calcuta, etcétera, sabemos de sus existencias por medio de fotografías estáticas y móviles, y por relatos de quienes han estado en dichos lugares… ¿Podemos o no podemos creer en alunizaje humano? Ello dependerá de la capacidad analítica mental de cada cual; pues, de acuerdo a adelantos tecnológicos en cinematografía fantasiosa puesta al servicio de ambiciosos politicastros del nefasto imperio injertado en el norte de nuestra América, tal alunizaje fue un truco tecnológico similar a trucos inauditos cuando se nos presentan en pantallas chicas o grandes, intrépidos vuelos de súper hombres gringos, japoneses o “taiwaneses”; sin embargo, espectadores acuciosos descubren con relativa facilidad yerros cometidos por “expertos” al filmar semejantes proezas, ejemplo: bandera gringa ondea en superficie lunar; cuando está comprobado por métodos científicos, inexistencia de aire en nuestra madrina: la señorita Luna. Conclusión: nuestra Luna continúa siendo virgen… Tal truco sólo sirvió para amedrentar al contra-imperio representado por ex Unión Soviética y, de paso, dejar boquiabiertas a quienes nunca han tratado ni tratarán de cultivar sus hermosos cerebros, aún contando con recursos económicos suficientes. De esta terrible debilidad de nuestros ignorantes haraganes, se valen lobos con cayados de pastores para vender sus ilusas mercaderías espirituales y cobrar 10% ó más de pírricos ingresos salariales obtenidos por el tercer mundo latinoamericano.
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Después de meditar a profundidad sobre premisas anteriores, podemos afirmar en forma contundente: DIOS, SÍ, EXISTE. Él es Director Supremo de Orquesta Sinfónica Universal. No es necesario imaginar su anatomía; mucho menos homologarla con alguna figura animal terrestre o astro sideral (hombre judío, griego y romano; cocodrilo egipcio, buey hindú, jaguar maya, Sol y Luna egipcios y más); —si ratones, conejos, tigrillos, etc., fuesen pintores y, a Dios pretendieran retratar, de inmediato tendríamos imágenes: dios-ratón; dios-conejo y dios-tigrillo; porque su propia imagen retratarían. Nos basta mirar colores de Magnífica Creación manifestada en: arco-iris, pájaros, peces, flores, auroras, celajes e innumerables manifestaciones vitales; sentir indescriptibles sabrosuras del aire límpido, cristalinas aguas potables, variados buenos sabores de nuestros alimentos; del merecido reposo corporal y mental por medio del sueño nocturno, de sentir el pálpito de nuestra perfecta bomba aspirante-impelente llamada corazón; del momento orgásmico-sexual para prolongar existencia de razas, especies animales, vegetales y, al estudiar cualesquiera ramas científicas, conocer magnificencia de ese Grandioso Poder de Paz enfilado siempre al Bien de todo el Universo; imposible de asimilar por medio de teosofías regionales diversas en multo milenaria Historia de nuestro planeta Tierra. Entonces, no dudaríamos en afirmar la rotunda existencia de Dios.


Por Anastasio Aquí Sí