Anastasio Jaguar

Anastasio Jaguar

Breve Biografía de ANASTASIO MÁRTIR AQUINO (1792-1833):

Único Prócer salvadoreño verdadero en siglo XIX. Nativo de Santiago Nonualco, La Paz. De raza nonualca pura. Se levantó en armas contra Estado salvadoreño mal gobernado por criollos y algunos serviles ladinos, descendientes, éstos, de aquéllos con mujeres mestizas de criollo o chapetón y amerindia; pues esclavitud inclemente contra: indígenas, negros, zambos y mulatos, era insoportable para el Prócer Aquino. Fue asesinado por el Estado salvadoreño en julio de 1833, —después calumniado hasta lo indecible, tratando de minusvalorar sus hazañas; así como hoy calumnian a Don Hugo Rafael Chávez Frías y, ayer, al aún vivo: Doctor Don Fidel Castro Ruz.

En honor a tan egregio ANASTASIO AQUINO, este blog se llama:

“A N A S T A S I O A Q U Í S Í”

viernes, 19 de octubre de 2012

GUERRILLERA JAGUAR, 10^ entrega



                      N O V E L A
      LA GUERRILLERA JAGUAR
                   Por Ramón F Chávez Cañas
                Continuación del Capítulo IV

Aquella alta sociedad quezalteca toda vestida de etiqueta, durante esa inmensa noche hasta 05:00am del día siguiente, rindió honores y vítores a su nueva soberana; entre quienes estaban: don Filadelfo Lucas López y doña Isabelita Vaquero de López; don José Antonio Quesada López y doña Josefina Flores de Quesada; don Joaquín Alfaro Brizuela y doña Betty Chamorro de Alfaro; don Napoleón Quezada y doña Ernestina Coto de Quezada; don Juan Miguel Menéndez Bolaños y doña Teresita Avelar de Menéndez; don Ernesto Granados y doña Isabelita López de Granados; don David Sabaleta y doña Teresa Ramírez de Sabaleta; don Rosendo Menéndez y doña Victoria Bolaños de Menéndez; don Pedro Alonso Argueta y doña Graciela Sabaleta de Argueta; don Enecón Leiva y doña Victoria de Leiva, don Tancredo Hernández y señora, don Sinforiano Cartagena y señora, don Agatón Quinteros y señora; más 10 docenas de distinguidos invitados. También asistieron muchos solterones y viudos, entre quienes sobresalían: don Ernesto Cheves, hombre muy querido y respetado; don Silvestre Cornejo, viejo centenario padre y abuelo de cierta distinguida prole, ambos ya difuntos.
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        Pasada tal algarabía momentánea e ilusoria de fiesta medieval, todo volvió a la calma; pero corazones del joven Galán Burgos y señorita Guerrero Flores continuaron con su fiesta interior. Cuatro meses después de aquel suceso festivo, joven Próspero se atrevió a visitar residencia de reina pueblerina para pedir permiso a padres y así poder visitarla como novio formal u oficial. Esto dio motivo a murmuraciones del vulgo y de “alta alcurnia” pueblerinos, habiéndose quedado estrellados por cordial acogida que tuvo el joven Próspero entre padres y hermano mayor de la agraciada:, José María hijo, quien por ese entonces tenía grado de capitán en ejército nacional.
       
Conviene hacer paréntesis para explicar cómo fue tan vertiginosa carrera ascendente hacia riqueza millonaria de esposos Guerrero-Flores: don José María padre era primo-hermano (hijos de dos hermanas) del general Maximiliano Hernández Martínez. Su nombre completo era José María Guerrero Martínez. Don Chema Guerrero Martínez sería 20 años menor que su primo-hermano: el general. Ambos fueron originarios del municipio-villa San Matías, —8kms al noroccidente de ciudad Quezaltepeque—. El General guardó  profundo respeto y cariño por la madre de don Chema padre quien, a la vez era tía materna del tal general. Don Chema padre había nacido en 1910, de hogar humilde y pobre, pero honesto, inteligente en el bien y trabajador. En 1932, general Hernández Martínez (brujo de aguas ashules), ganó discutible notoriedad histórica al reprimir, con infernales fuegos de metrallas, la subversión campesina en occidente de El Salvador, ocasionando en pocas semanas genocidio de 30,000 ó más muertes de pipiles-izalcos explotados; liberando de esa forma, hasta este momento (1995), al capital de grandes terratenientes o latifundistas. Por ese hecho y por otros más en sus largos y despóticos 13 años de mal gobierno, oligarquía no podía negarle favor alguno. Fue así como tal “brujo de aguas ashules” recomendó con señores Vilanova Castro, dueños de hacienda ganadera San Lorenzo en jurisdicción de villa-municipio San Matías, a su mencionado primo-hermano. A raíz de esa recomendación, todo ganado bobino más productos lácteos que dicha hacienda sacaba al mercado regional, era adjudicada con precios preferenciales a don José María Guerrero Martínez. Don José María padre era también primo lejano de don Rogelio Palacios, salvadoreño que en Guatemala servía cual hombre de confianza al general Jorge Ubico, presidente y dictador de aquel país, al grado de haberlo nombrado Director General de Policía Nacional chapina. Con tales conectes tan claros, don Chema padre tenía expeditas tres fronteras de dos países para poder meter o sacar ganado y otras mercaderías sin mayores trámites aduanales. Su primo Palacios también le ayudaba a adquirir bienes raíces allá en Guatemala. Por eso el anarquista francés Proudhon, en siglo XIX dijo: “Toda propiedad privada exagerada es robada”.

En 1930 don Chema padre contrajo matrimonio con señorita Filomena de la Paz Flores, damita de la mejor sociedad suchitotense residente, con su hermano Leonardo, en ciudad Quezaltepeque. Un año después, 1931, nació primer hijo quien fue bautizado con mismo nombre paterno; llevado a pila bautismal por su tío, el general Hernández Martínez. Luego nacieron otros dos varones. Por último, en 1942, nació Esperanza de la Paz. Vocación militar de aquellos tres muchachos de entonces, con alguna posibilidad fue heredada de su tío, el general genocida. Sus ingresos a escuela militar nacional se vieron sin duda favorecido por su ancestro, aun cuando entonces el gobierno de Hernández Martínez ya había caído con estrépito; mas, conectes e influencias castrenses por muchos años se mantuvieron intactos, tal vez se mantienen todavía, aunque muy diezmados por presiones continuas del pueblo y de comunidades internacionales.
       
Después de este breve paréntesis continuaremos conociendo desarrollo de aquel noviazgo nacido al calor de majestuosidad fantástica en coronación recién pasada. Noviazgo que duró cuatro  años, terminando en paradisíaca boda en diciembre de 1966, similar a la descrita por poeta Roque Dalton García en “Historias Prohibidas de Pulgarcito” donde, “Verena Alejandrina” su boda y consorte, son descritos en página social de uno de los principales diarios escritos de ese tiempo; narrados por cronista de alta sociedad salvadoreña: Marquesa de Escalante. Se recomienda leer esa parte de la obra parida por Dalton García para formarse criterio más apegado a verdad burguesa y gran fantasía de la misma. —Hubiésemos querido reproducirlo en este texto por respeto y admiración hacia escritor y poeta Roque Dalton García; pero no se hace por carecer del permiso legal, pues se debe respetar derechos de autor—. Famosa crónica de Dalton García fue escrita en esos mismos meses cuando pareja Galán-Guerrero, pequeños oligarcas locales, también contraían nupcias en iglesia central de Parroquia quezalteca, y celebraban tal acontecimiento en casona colonial y lujosa del tío Leonardo.

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        Boda Galán-Guerrero fue amenizada por seis famosas orquestas nacionales del momento, interpretando música selecta sólo para centenar de invitados especiales atendidos en  tres inmensos salones, corredores interiores techados y jardines privados de don Leonardo Flores; por diez mariachis acomodados en traspatios y caballerizas, para complacer a quienes no llegaban a figurar en primera categoría, pero eran excelentes clientes en  diversas actividades comerciales de don Chema padre y señora;  más sinfín de “combos” tocando sobre aceras exteriores adyacentes a enorme mansión. Tocaban sobre tales aceras para complacer a toda aquella plebe y a servidumbre doméstica, comercial y agrícola de familia Guerrero-Flores, pues al interior sólo estaba gente “distinguida” o “desinfectada”; pero sólo en aspectos económicos, pues gran mayoría eran burros cargados de “pisto”. Se repartía diluvio de licores finos y ordinarios de acuerdo a escala social preestablecida; comida en abundancia y más música de alegres tropicales combos tocando más allá, en calles y aceras del vecindario. Fiesta de bodas duró más de 48hrs. Orquestas se turnaron repartiéndose en diversos horarios; lo mismo mariachis y combos. Empezó a 10:00hrs de ese 12 de diciembre para terminar al anochecer del día 14, cuando toda la “crema” se había retirado, quedando presente sólo la “majada”, servidumbre y par de  anfitriones; pues jóvenes nuevos esposos, a 04:00pm del primer día de festividades abandonaron tan elegante reunión para ser transportados hasta aeropuerto internacional de Ilopango, donde tomarían vuelo de 06:00pm en avión de Pan American International Airlines con destino a México DF. Ahí pernoctarían. Dos días después continuarían con su deleite en playas de Acapulco; seis  días más tarde volarían hasta Hawái, terminando  fabulosa luna de miel, pasados 22 días, en Islas de Polinesia, en Tahití, para ser más específico. Afamada agencia de viajes “Ibalaca Tours” se encargó de hacerles  perfectas conexiones aéreas y hoteleras.

Al regresar del soñado viaje de bodas, ya don Chema padre tenía lista la dote mencionada en primera parte de esta narración. Se establecieron. En corto periodo de seis años procrearon tres hijos con los cuales Dios les bendijo. Enterraron a glotones padres de esposa; vieron partir hacia el exilio al hermano mayor de ella, coronel Chemita hijo. Poco tiempo después de partir Chemita hijo, sepultaron al otro hermano de doña Esperanza: Manuel de Jesús, —muerto en simulado accidente de tránsito en  carretera Troncal del Norte, jurisdicción La Palma, departamento de Chalatenango, tal cual fue dicho en párrafos anteriores—. Vieron morir a su tío, don Leonardo Flores, y muchos acontecimientos más, largo de enumerar. También miraron crecer sus fortunas personales. Aceptaron resignados desigual reparto de cuantiosa herencia paterna; quedándose con mayor parte José Mauricio y huérfanos del difunto Manuel de Jesús. Estos últimos vendieron a terceros y se marcharon a vivir a Guatemala con objetivo de administrar bienes raíces de “Chapinlandia”. Coronel Chemita hijo también vino a vender su herencia, pues estaba radicado en México DF, sin pensar volver a este nido de víboras y ratas. Allá en México invirtió en ganadería, actividad conocida a perfección por él, pues aquí la había aprendido cuando su padre transaba con hacienda San Lorenzo. En esos años Próspero Galán Burgos se aficionó a bebidas alcohólicas y  tranquilizantes menores; lo mismo que a faldas fáciles y a lujos desmedidos del turismo solitario, de joyas exclusivas y del vestir fino. Mientras tanto, doña Esperanza se desilusionaba cada día más. Quizás perdía el amor para con su esposo.

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        Matrimonio Galán-Guerrero, 1978, 12 años después de aquella su deslumbrante boda, fueron invitados-padrinos a presenciar y participar en otra boda rimbombante; otra boda tipo realeza inglesa en miniatura: se casaba último hijo legítimo del señor don Napoleón Quezada y doña Ernestina Coto de Quezada, llamado don René Quezada Coto, con majestuosa señorita Cecilia Saballos Munguía, hija del señor doctor Carlos Saballos y señora Doña Gilma Munguía de Saballos. —Tan cultísimo doctor Saballos era químico farmacéutico nicaragüense de renombre; y esposa, miembro de principales familias cafetaleras, algodoneras y financieras del Oriente salvadoreño. Este ejemplar matrimonio Saballos-Munguía había fincado su residencia en maravilloso pueblo o ciudad Quezaltepeque—. Boda de esta “Verena Alejandrina Saballos” se realizó casi en privado; pues sólo fueron invitadas 14 familias más prominentes de tal localidad. Resto fue de la mejor sociedad de: San Salvador, Berlín, Santiago de María, Usulután, San Miguel y Managua. Nupcias civiles y religiosas se efectuaron en dos  inmensas salas sociales del castillete y en capilla privada residencial del novio, por orden respectivo; o sea, en mansión de finca Santa Cruz. Recepción social se llevó a cabo en extensos jardines bajo frescos: cedros, conacastes, bálsamos y copinoles de mencionada finca. Se sirvió el mejor whisky escocés e insuperable ron centroamericano “Zacapa Centenario”, destilado y añejado en barriles de roble blanco durante 23 años en la hermana república de Guatemala, —ron igual o superior a escoceses de 12 ó más años—. Cocineros, traídos en exclusiva desde hotel chapín “Cortijo de las Flores” en Antigua de Guatemala, adobaron carnes de: faisanes, venados silvestres cazados por don Napoleón padre con su jauría de 80 sabuesos pura sangre; similar preparación les dieron a docena y media de tepezcuintes que don Raúl Sarmiento Canizales había cazado de antemano para regalar a incipiente pareja. Don Felipe García Salinas había ido a pescar hasta río Bandera, Sonsonete, el cada día más escaso pescado “tepemechín”, ¡sabrosura palatina!, carente todo él de peligrosas espinas. Hubo, además, carne de “pajuil” traído de Nacaome, Honduras y de Somoto, Nicaragua. —Dícese de esta carne, lo mismo del tepemechín y tepezcuinte: no hay en todo el mundo carnes más sabrosas; por tanto, constituye ambrosias o “bocados de cardenal”.
       
Para entonces, 1978, descontento social se estaba acrecentando; pero no había explotado. Organizaciones campesinas desposeídas de Ejidos y Realengos desde 1879-81, sobre todo FECCAS y UTC, también organizaciones estudiantiles y obreras: MERS y UNTS, en orden respectivo, entre otras, estaban combatiendo con ideologías democráticas al recién ascendido gobierno fraudulento del milico Carlos Humberto Romero. Señor Arzobispo de San Salvador, también recién nombrado por el Vaticano, combatía desde sagrada cátedra: injusticias, asesinatos y represión contra clases más desposeídas y disidentes. Por ironía, Arzobispo, —quien después fue martirizado al asesinarlo a bala mientras oficiaba santa misa en capilla de un hospitalito para cancerosos pobres en El Salvador; asesinato ordenado por un tal Dabuisón, creador y criador de fatídicos escuadrones de la muerte—, llevaba mismo apellido del carnicero en turno. Entonces, si alguien mencionaba apellido Romero, pregunta obligada era: ¿cuál Romero: el malo o el bueno?
       
Don Napoleón Quezada, padre del desposado, previniendo cualquier intromisión por delincuentes políticos, sociales o comunes, giró invitación especial al director general de mal llamada “benemérita” guardia nacional; pero éste no pudo hacer presencia, ordenando al comandante de puesto local de “correyuda” desplegar diez parejas de guardias nacionales alrededor de la tantas veces mencionada finca, para garantizar seguridad a selecta concurrencia. Así se hizo. Teniente o subteniente comandante de puesto local con su contingente, se hizo presente desde tempranas horas en la tarde, pues ceremonias principiarían a 07:00pm (a lo inglés) prolongándose tal fiesta hasta amanecer; pero, don Napoleón Quezada y doña Ernestina, padres del novio y dueños de la mansión, —se repite—, invitaron “de boca” al susodicho teniente. Éste, ni lerdo ni perezoso aceptó complacido. De prisa se fue hasta el local de comandancia situada en cercanías del centro penal local, frente al taller mecánico-automotor propiedad de don Juan Francisco Morán Pinto (don Nito), para camuflarse de persona humana con traje azul negro o conocido por “el de reír y llorar”. Así se presentó a 07:00pm en punto, cuando todavía ningún invitado se había hecho presente. Ceremonia comenzó de acuerdo a tradicional impuntualidad salvadoreña (08:00pm), no a la inglesa.  Entonces, 75% de invitados estaban presentes, incluyendo a flamantes esposos Galán-Guerrero, quienes eran parte de escasos invitados locales. Notario Álvaro Marinero, —quien a posteriori fue protector de señorita bachiller Lupita— en sala principal de tal mansión efectuó aquella ceremonia civil; luego, en capilla barroca residencial, presbítero Juan Roberto Trejo, cura párroco-vicario de Quezaltepeque, procedió a celebrar ceremonia católica. No hubo coros, pues suegros y consuegros prefirieron gastar más en comer, beber y bailar, que en pormenores baladíes religiosos, porque múltiples integrantes corales serían plebeyos no gratos. Breve homilía pronunciada por “nueva-olero” presbítero Juan Roberto Trejo estuvo encaminada de forma sutil a recalcar cumplimiento de futuras obligaciones sociales cristianas de nueva pareja, y a disimulada crítica por despilfarro, mientras a escasos 300 ó 400mts en callejón al cantón Platanillos, muchos moradores en casuchas con primitivos techos de paja y paredes con varas de jalacate, hojalatas herrumbrosas o simples cartones, estaban siendo maltratados e interrogados por 10 ó 15 parejas de guardias nacionales garantes externos de exclusiva boda. 

Terminadas tales ceremonias, aristocrática concurrencia bulliciosa se repartió en múltiples mesas alrededor del zoológico privado; zoológico desinfectado con aromas y jabones especiales comprados para el caso en tienda veterinaria “Supervet” de San Salvador. Por desgracia del destino, en mesa asignada a parejas Galán-Guerrero y a Granados-López sobraba un asiento; en él, doña Ernestina de Quezada, anfitriona principal, acomodó al comandante local de la ya empalagosa benemérita. El tal teniente, al cabo de ¾ de hora estaba medio borracho, dándose lujo de dirigir piropos vulgares a señoras jóvenes de  tan distinguida concurrencia, en especial a monumental señora Guerrero de Galán. Esto obligó, a 11:30pm, al retiro para su domicilio del matrimonio Galán-Guerrero. Don Napoleón Quezada, antiguo “prudista”, en esa actualidad “pecenista” fanático, estaba mordido contra señor sacerdote Trejo por conceptos vertidos por éste en homilía reciente. De inmediato, a primera oportunidad, 10:00pm, lo increpó de la siguiente manera:
        — ¡Óigame padre Trejo!: nunca he imaginado tenerle a usted como enemigo personal. Usted bien sabe todo lo profesado por nosotros para con su persona y para con nuestra madre iglesia; pero Usted ahora la “cagó” con ese su discursillo “nueva-olero” o mejor dicho: comunista. Usted está permitiendo que nosotros, abnegados finqueros, ganaderos y macro comerciantes locales, le retiremos apoyo y nos pasemos a testigos de Jehová.
        Sacerdote Trejo sobrio, sonriente, aún vistiendo negra sotana, contradijo:
        —Cálmese don Napoleón. Palabra divina es eterna; pero ha sido tergiversada a través de los siglos en beneficio de minorías europeas y ahora americanas para tolerar explotación de los más pobres y ofrecer a éstos sólo consuelo del paraíso celestial después de muerte física; pues el…
         
       Don Napoleón no dejó terminar la siguiente frase del sacerdote, porque de inmediato se puso en pie, rompiendo fino vaso cristal Murano conteniendo carísimo ron guatemalteco ya mencionado contra cuero cabelludo del religioso. Teniente “correyudo” al instante se puso a órdenes del anfitrión para arrestar, meter preso o hacer desaparecer al insolente cura; pero inmediata y oportuna intervención de: don Miguelito Menéndez Bolaños, don Toñito Quesada López y don Joaquín Alfaro Brizuela con don Próspero Galán Burgos, impidieron que aquel penoso incidente se agravara más. En automotor todo-terreno “cheerokee” de uno de tantos selectos concurrentes, fue evacuado el sangrante abad Juan Roberto Trejo hasta puesto de primeros auxilios en inmediata ciudad quezalteca o ciudad de “güegüechos”. Por fortuna, lesión contusa-contundente no revestía alguna gravedad. Dicho religioso tampoco presentó demanda judicial contra del agresor.
       
Pocos meses después de este penoso incidente, don René Quezada Coto,  recién casado, junto con cuatro parejas de GN incursionaron en hacienda “Asunción”, jurisdicción municipal de Suchitoto, propiedad de don Napoleón Quezada, su padre, para desalojar a pobres colonos catalogados por él de ser comunistas y ladrones, habiéndose producido enfrentamiento armado, con muerte de tres campesinos y de un guardia nacional. A raíz de agresión contra el cura y estas últimas muertes, numeroso grupo de campesinos organizados en UTC por otro sacerdote: Inocencio Alas, suchitotense, se hizo presente en mansión quezalteca Finca Santa Cruz, para hacer justicia revolucionaria; pero al no encontrar a varones, sólo a doña Ernestina, esposa y madre respectiva de aquéllos, comunicaron a ésta el objetivo de esa visita, prometiendo volver por la tarde o a la mañana siguiente. Para esa misma tarde, señores Quezada Coto habían abandonado la ciudad, dejando en silencio tan lujosa morada; sólo vigilada por tres mayordomos de confianza quienes, al tratar de hacer frente a enfurecidos campesinos, encontraron la muerte en jardines y salones de medieval estancia. El más conocido mayordomo occiso era don Marcos Chávez, padre del jovencito Carlos Chávez (Calín), quien aún lo llora. Animales del zoológico fueron liberados. Hambrientas turbas marginales, en pocos días desmantelaron lujosa residencia, dejando erguidas sólo paredes. 80 sabuesos pura sangre constituyentes de jauría mencionada en anteriores párrafos, fueron puestos en libertad por enfurecidos sublevados de UTC. Estos perros eran vistos deambulando por  mercados citadinos o hurgando en basureros municipales; Además, disputándose con fiereza por hambre, extremidades, más vísceras humanas diseminadas por callejones y veredas cantonales del alterado municipio; pues cacería humana llevada a cabo por  incipientes e insipientes escuadrones de muerte pro oligárquicos, se iniciaba hasta prolongarse por infernales 14 años o más.
       
Con caída del milico presidente Carlos Humberto Romero, —15 de octubre en 1979—, último fraudulento milico impuesto por PCN o “partido de manitas mañosas”, reino del terror acrecentó en 20,500kms2 nacionales. Esto obligó a terratenientes, industriales y fuertes comerciantes quezaltecos con sus adláteres, a emigrar presurosos. Total: a finales de 1981 sobraban dedos de una sola mano para contar a quedados. Entre ellos estaban esposos Galán-Guerrero. Unos emigraron hacia el extranjero; la mayoría buscó seguridad en ciudades más grandes del país: San Salvador, Santa Ana, Santa Tecla y más.
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        Desde aquella noche en la celebración de elegante boda Quezada-Saballos, aquel comandante local “benemérito” quedó, con malignidad, enamorado de guapa joven señora de Galán Burgos. Maligno tipo fue trasladado a otras comandancias de pueblos distantes; pero, concupiscente acoso sexual contra sensual doña Esperanza no disminuyó. Aprovechaba, pues conocía, infalibles ausencias dominicales vespertinas del esposo infiel. Entonces hacía indiscretas visitas al bazar o, al menos, llamadas telefónicas de larga distancia continuando el acoso, amenazándola con atentar contra de cualquier ser querido, si tal doña no prestaba debida atención. Al cometer el esposo  grave error de encaramar en la “montero” a insospechada Comandante guerrillera no guanaca, y aparecer ocho días después, acosador sexual estaba, por su cargo, enterado de todos los pormenores del asunto. Aprovechándose de esas sucias circunstancias, con mismas amenazas incrementó acoso. Esperanza habló al respecto con su hermano José Mauricio quien, muy acobardado le dijo:
        — ¡Ay, mi hermanita!: Yo he vivido en entrañas de ese mismo monstruo. Al pedir la baja del ejército no lo hice tanto por muerte de nuestro padre: lo hice por  atrocidades presenciadas y cometidas por mí contra de indefensos como tú. Creo: te será imposible liberarte de los ojos de uno como ése. Si no deseas males mayores para ti, para tus 3 hijitos o para mí, debes acceder (no accesar) a sus requerimientos. Por otro lado: el tal Próspero ni buena vida te da.
        
     Ella permaneció callada, pensativa. Abandonó la casa del hermano con muchas contradictorias ideas bulléndole en su mente.
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        La madrugada del domingo de resurrección de 1982, mientras el pueblo católico se aprestaba a iniciar procesión del Ángel del Farolito y su esposo infiel allá en quebrada “El Ujushte” esperaba 03:00am  para ser llevado por compitas hasta pueblo Aguilares, doña Esperanza sucumbía frente al insistente acoso desvergonzado, habiendo abierto la puerta a 01:00hrs. La abrió para recibir en su morada a ese tantas veces citado rufián GN. Al amanecer del mismo domingo de resurrección (06:00am) al presentarse el infeliz esposo en la calle frente al altillo del bazar Lupita para darle explicaciones respectivas no pedidas, se produjo tan agrio intercambio de palabras ya conocido.

Con hospitalización del “sementalito” frustrado, más su desesperada posterior marcha hacia el extranjero, mentado amante tomó más fuerzas y más domino en  voluntad de tan débil y desamparada fémina; dominio acrecentado cinco años más tarde al regresar aquél de EEUU y de inmediato incorporarse a filas insurgentes bajo órdenes de aquella otra elegante y valerosa fémina, quien en un dos por tres le había anulado sus pretensiones deshonestas a la entrada del ya empalagoso motel. Maldito subteniente, —cuyo nombre no merece figurar escrito en este texto—, movió palancas e influencias para conseguir de nuevo ser trasladado a comandancia local quezalteca, lo cual fue logrado. Su cotidiana y aterradora presencia en casa de doña Esperanza terminó al conmemorarse con rezos nocturnos el cabo de nueve días de la muerte por asesinato de doña Domitila (asesinada por nazi-fascistas escuadrones de muerte dirigidos por tan criminal subteniente). Éste fue ajusticiado por su misma guardia de seguridad personal, al pretender engañar a astuta insurgencia, sacando por fuerza hasta azotea residencial a  tan desdichada mujer, para que ésta fuese confundida con él y muriera acribillada a balazos disparados por numerosos francotiradores acechando, apostados en terrazas altas de varios edificios céntricos aledaños a casa de morena señora. Al ocurrir muerte violenta del acosador, al instante doña Esperanza sufrió extraña transformación hacia la alegría, a pesar de encontrarse en medio del infierno bélico, —contó al joven hijo de la doña el guardia nacional cautivo, al reorganizarse aquella madrugada de noviembre allá en  riberas del río las Cañas para marchar después a toma de colonia Escalón. El guardia prisionero continuó hablando:
        Mis padres fueron colonos de tus abuelos maternos: don José María padre y doña Filomena. Tus abuelitos siempre fueron magnánimos con nosotros: niños campesinos humildes. Yo logré ingresar a este cuerpo represivo por recomendaciones directas de don Chemita hijo, tu tío, cuando él las podía con el gobierno del coronel Julio A. Rivera; a grado de no requerir presentar, porque no lo había estudiado,  certificado de “Plan Básico” pues apenas con ayuda de doña Filomena, quien me proporcionaba alojamiento y alimentación gratis en su casa, pude terminar sexto grado. Yo recuerdo muy bien a tu mamá cuando era jovencita: siempre llegaba a la hacienda “Estaquerías” donde nosotros éramos unos de múltiples colonos; llegaba con regalos consistentes en: ropita nueva, calzado también nuevo, dulces, golosinas y más; en Navidad y Año Nuevo nos llegaba a obsequiar: cohetes, piñatas y juguetes; dándonos a creer que tales donativos eran enviados por Santo Niño Dios. También recuerdo a tu padre, don Prospero, quien a dichosa señorita siempre la acompañaba como novio y después como esposo. Por tanto: mi cariño, respeto y fidelidad hacia ustedes nunca murió, aunque en el cuartel central de GN siempre nos infundieron odio contra del civil y obediencia ciega sólo al militar, pues el militar era símbolo viviente de la patria. Por eso, relató el prostituido campesino quien al parecer estaba comprendiendo efectos del opio mental inculcado en su cerebro. Prosiguió—: No me tenté los “hígados” para acribillar a ese esbirro en la menor oportunidad. Lo volvería hacer mil veces si el caso se presentare otras mil veces más. —Jadeante por emoción, con lagrimones rodando por sus curtidas mejillas, tosco campesino GN continuó—: la ráfaga a quemarropa disparada por estas manitas agradecidas, doblegaron al instante al malvado. Doña Esperanza, quien temprano de la noche me había visto y a propósito me ignoraba, cayó en mis brazos. Luego, poniéndose de rodillas con manos elevadas hacia el cielo me dijo: “¡Gracias Julián Guardado, mil veces gracias colono del alma! Nuestro Dios te ha mandado para mi liberación. Ahora soy libre y no temo ni a la metralla vomitando fuego allá afuera”; pero antes, — prosiguió el prisionero—: yo ya había narrado a mis otros 3 compañeros tantas bondades de tu madre, de tus abuelos y de tu padre. Ellos me comprendieron al instante; luego sacamos sábana blanca cual bandera de paz. El fuego guerrillero se suspendió. Ello nos permitió evacuar el cadáver hasta acera opuesta: allí lo abandonamos. Ahora, joven Galán Guerrero, disponga usted lo más conveniente para con este miserable.

Prosperito consultó con Úrsula, Guerrillera no guanaca, quien esa noche del 15 de noviembre en 1989 había escuchado todo el relato. De común acuerdo accedieron a dejarlo en libertad; pero el prisionero prefirió incorporarse desarmado al contingente, sólo como auxiliar de servicios. Prosperito le entregó un rifle G3 en señal de confianza. De más está narrar la fidelidad demostrada en lo sucesivo por el campesino libertador de doña Esperanza. Ya libre de ese embrujo diabólico, señora Esperanza trató de contactar con su guerrillero esposo; pero fue imposible. Tampoco pudo comunicarse con su hijo, pues ellos andaban muy atareados en montañas buscando libertad conculcada por el opresor. Ante constante amenaza de fuerzas del mal, doña Esperanza optó por exiliarse en Costa Rica, —donde estaba exiliado René Quezada Coto con su esposa Cecilia—. Torcida doña Esperanza pronto vino a vender los pocos haberes aún conservados, regresando a misma Costa Rica donde, don René y don Bernardo Masferrer, —otro paisano exiliado—, ayudáronle a ingresar en convento de monjitas caritativas a nivel internacional, a quienes no interesaba en absoluto tal factor dinero. Al parecer, ahora se encuentra en calles de Calcuta al servicio de los más pobres de los pobres, sin importarle: color de piel, ni de ojos, ni sexo, ni edad, ni nacionalidad, ni cultura, ni religión profesada por el o los sufrientes. Sólo le interesa servir al humano desvalido, hecho a imagen y semejanza del Dios universal.

Don Próspero Galán Burgos pudo haber muerto combatiendo e ignorando por completo tan sabia decisión tomada por su esposa. Ésta se enteró de la posible muerte de aquél dos años después, al lograr comunicación con sus hijos: Lupita y Prosperito, residentes en México DF en casa-hogar del tío Chemita hijo e incorporados a vida profesional y estudiantil, en forma respectiva, de esa hermana gran nación; la cual ahora empieza a ascender al calvario (uno de enero en 1994) ya ascendido por nosotros; pero, con inteligencia y sin derramamiento de sangre humana hermana, lo superará.

A última hora doña Esperanza ha sabido algo más positivo y reciente de su querido hijito: Prosperito se había marchado hasta Cuba por invitación expresa del comandante supremo de Gloriosa Revolución Cubana, Señor Doctor Don Fidel Castro Ruz, para continuar en Facultad de Medicina de Universidad de La Habana, carrera ya empezada en UNAM. Esa Facultad cubana es una de tres mejores Facultades a nivel mundial. ¡Léase bien!: ¡A nivel mundial! (no del segundo, ni del tercero, ni del cuarto mundo; sino a nivel de todo el planeta Tierra). Allí, por preclara inteligencia, por su profundo amor con respeto a libertades patrias ahora conculcadas, por su acentuado respeto a Derechos Humanos, por heroicidad demostrada en pasada guerra civil salvadoreña, por complexión y rendimiento atlético coronará, Dios mediante, tan difícil y hermosa carrera de Hipócrates e Imhotep.
        Algún cercano día, madre mía, estaremos reunidos en nuestro querido país ya en completa paz—, decía Prosperito en misiva reciente a su abnegada y sufrida madre.
         
          Esperamos que eso pronto sea así.

C O N T I N U A R Á

domingo, 14 de octubre de 2012

GUERRILLERA JAGUAR, 9^ entrega



                            NOVELA
LA GUERRILLERA JAGUAR
        Por Ramón F Chávez Cañas


CAPÍTULO IV

Doña Esperanza de la Paz Guerrero de Galán nació a finales de 1942. Hija legítima de don José María Guerrero padre y de doña Filomena Flores de Guerrero. Fue 4to y postrer parto de doña Filomena. Controles de embarazo con asistencia casera del parto, fueron hechos en visitas domiciliares por un doctor de apellido Fishnaler, —único anciano médico-cirujano residente en Quezaltepeque de entonces—. Fue parto sin complicaciones. A  seis meses, en iglesia parroquial católica de misma ciudad natal, nena Esperancita Guerrero Flores fue llevada a pila bautismal por 2 parejas de magníficos padrinos: Don Napoleón Quezada padre y Doña Ernestina Coto de Quezada; Don Rosendo Menéndez y Doña Victoria Bolaños de Menéndez. La primera pareja pertenecía y pertenece a una de las familias con mayor abolengo en toda esa comarca, con residencia fabulosa en afueras inmediatas de la ciudad. “Santa Cruz” es nombre de esa quinta o villa residencial, donde había preciosos jardines con todas las flores inimaginables, incluyendo exóticas orquídeas difíciles de cultivar; además, zoológico privado donde se podía admirar casi toda la fauna montaraz existente entonces en  campiña salvadoreña. No faltaban venados cola blanca de diversas ramazones y tamaños; tigrillos, jaguares, pumas, coyotes, ocelotes y tepezcuintes; boas, tamagases, víboras, chinchintoras, mecasalas y tepelcúas; chachalacas, tucanes, guaras, loras y pajuiles; lagartos, garrobos, iguanas doradas, tapires y mucho más. —Estos señores Quezada-Coto son descritos con maestría por doctor José Rutilio Quezada, biólogo y escritor quezalteco, con su formidable novela: “DOLOR DE PATRIA”, donde narra  problemáticas del campesino enpobrecido, deforestación y contaminación del Medio Ambiente en nuestro suelo chico—. Ese matrimonio Quezada-Coto, junto con sus varios hermanos: varones y hembras, eran terratenientes más fuertes de quienes habitaban en forma permanente tan tranquila ciudad quezalteca; pues eran propietarios de casi todos los terrenos que antes de 1879 constituían tierras ejidales o comunales de cada municipio; tierras ubérrimas adjudicadas en forma no legal, después de 1879-82 a grandes o medianos terratenientes afines a gobernantes de turno para ser cultivadas con cafetos. Principales repartidores y usurpadores de estos bienes públicos fueron unos presidentes de apellidos Zaldívar, uno; Ezeta, el otro. Cultivo de cafetales estaba tomando impulsos, pues añil o jiquilete venía en decadencia porque químicos alemanes habían descubierto colorantes sintéticos o anilinas. Estos viejos hermanos Quezada descendían de don Máximo Quezada, un viroleño quien, emigrando de áreas costeras en su municipio (Zacatecoluca) a finales del siglo XIX, poco a poco fue comprando parcelas abandonadas por quienes no tuvieron vocación agrícola-cafetalera. Don Máximo las compró para convertirlas en vergeles del grano semi droga. Incluso compró partes de Realengos en virginales faldas del volcán Quezaltepec o Volcán de San Salvador y en Suchitoto. Tantos descendientes de don Máximo, en especial don José y don Napoleón, aumentaron herencias trabajando sin descanso, ahorrando al máximo e invirtiendo con seso honrado sus honestos capitales. Por ello son apreciados en todas las capas sociales locales y foráneas.
       
La otra pareja de padrinos: Menéndez-Bolaños, eran grandes terratenientes propietarios, entre otras, de hacienda “Rancho Quemado”, localizada en riberas ponientes del mal llamado Río Sucio, pues entonces era limpio, jurisdicción municipal del pueblito San Matías, siempre en departamento La Libertad; pero residencia oficial de ellos estaba en ciudad Quezaltepeque y en ciudad Santa Ana. Este matrimonio Menéndez-Bolaños era padre de familia de numerosa prole: 8 ó 10 muchachos y muchachas altos, blancos ladinos, elegantes, laboriosos y muy bien educados en el amor a Dios y respeto a prójimos. Don Juan Miguel Menéndez Bolaños es prototipo de ellos, quien está casado con dama del más alto abolengo quezalteco: Doña María Teresa Avelar Guevara de Menéndez Bolaños.
       
Don Napoleón Quezada fue diputado, casi vitalicio, por parte del único partido gobernante: “Pro Patria”, luego transformado en PRUD. Don Rosendo Menéndez: en alcalde municipal, también casi vitalicio, pues era nombrado en forma directa por el presidente de la nación: general Maximiliano Hernández Martínez.
         
       Tenencia de la tierra en Quezaltepeque y demás municipios circunvecinos, en esa época estaba bien definida: oligarcas genuinos, latifundistas o los “catorce” a secas, quienes gobernaban todo el país en lo económico, político, social y religioso. En esa comarca eran dueños de todas las planicies desde Valle Zapotitán hasta primeras estribaciones del cerro Guazapa; desde más alta cima del Volcán de San Salvador, con sima de su Boquerón, hasta fértiles riberas sureñas del Río Lempa, donde sirve de límites al departamento de Chalatenango con otros departamentos: La Libertad, San Salvador, Cuscatlán y más. Estas ubérrimas tierras cañeras, cerealinas, ganaderas, cafetaleras y turísticas, eran explotadas por 8 ó 10 familias, sobresaliendo: Vilanova, Deininger, Bustamante, Quiñones, Álvarez, Orellana-Valdez, y Meléndez. Los oligarquitas regionales, medianos o provincianos, sin llegar a categoría de latifundistas, ni tener gran peso en grandes decisiones político-económicas de El Salvador; pero sí para vida económica de sus regiones, departamentos o comunidades. Estos medianos terratenientes, —entre quienes se ubicaría a Quezada-Coto, Menéndez-Bolaños y Guerrero-Flores—, poseerían cada uno, entre 800 y 1000hts, equivalentes a 1500mzs en promedio. Latifundistas mayores o “Catorce” poseían varios miles de hectáreas diseminadas en todo el territorio nacional. En tercer lugar estaban y están aún todos los pequeños terratenientes, o aparceros: dueños de hasta 30mzs de cafetal, 60mzs de cañaveral, 90mzs de maizal y 120mzs de potreros con respectivo ganado mayor y menor. En 4to y 5to lugar estaban arrendatarios y jornaleros, en orden respectivo. Concluyendo: esas tres honorables familias quezaltecas por “pistudas”, junto con anciana señorita “beata” Merceditas López y hermanas, —Honorables tías del también Honorable Don José Antonio Quesada López—, eran flor y nata económica, social e intelectual quezalteca. Se relacionaban muy bien con sus homólogos de municipios aledaños: don Yaco Cornejo del pueblo San Pablo Tacachico; don Felipito Choto de Nejapa; doña Estercita Valver de San Juan Opico; señores Martínez de San Matías; señores Gomero de Apopa y Guazapa; señores Cañas Prieto de Aguilares y con etcéteras similares de esa amplia región agro-ganadera.
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        Para celebrar tan magno y postrer acontecimiento maternal de doña Filomena Flores de Guerrero, —pues doctor Fishnaler en hospital capitalino: Clínica Máter, había ligado trompas de Falopio de la madre tres días después del parto en casa—; el tío materno de recién nacida Esperancita, honorable Don Leonardo Flores, hermano de doña Filomena, terrateniente de Suchitoto y dueño de la farmacia mejor surtida y con  mejor clientela quezalteca, organizó con doña Lala, su esposa e hijos, —siendo la más conspicua hija: Señorita Josefina Flores, quien a la sazón era novia formal del inteligente y honorable caballerito José Antonio Quesada López —, organizó fiesta en su céntrica residencia privada: enorme caserón colonial de esquina construido alrededor del año 1773, en más de ½ manzana (media hectárea); con interminables corredores interiores, olorosos mirtos, rosales siempre floridos, araucarias en sus patios; casa de adobes alta, amplia, fresca; con patio, traspatio y caballeriza (garaje antiguo); también con fuentes coloniales de aguas cristalinas permanentes movidas por gravedad, pues el agua era potable y abundante. Para amenizar más tan magno acontecimiento bautismal, se contrató a marimba de don Moisés Chávez, —emparentado por afinidad con hogar Quezada-Coto—, siendo cantante estrella el joven Pedro Alonso Argueta, recién regresado de Panamá (El Canal), donde en horas libres había tomado lecciones de canto. Este joven Argueta fue muy popular en esa su ciudad natal, pues era astro para: bailar, boxear, jugar fútbol, billar, trompo, capirucho, canicas, yo-yo, pepas y mucho más. En tal fiesta cantó sin aparatos eléctricos amplificadores de voz, sólo con tosco amplificador acústico que vio fabricar con madera allá en El Canal, y que al estar en su lar patrio, Pedro Alonso imitó. Fue felicitado y exigido por toda la concurrencia hasta dejarlo afónico. Sería imperdonable no dejar constancia de joven señorita Josefina (Finita) Flores y del apuesto caballerito José Antonio (Toñito) Quesada López, quienes pocos años después, 1945, unieron destinos por todas las leyes para formar el ahora sólido clan Quesada-Flores, residentes en ciudades: Santa Ana, San Salvador, Los Ángeles, San Francisco California, etcétera.   
       
El tiempo inexorable siguió su enrielado rumbo desconocido: Nena Esperanza de la Paz Guerrero Flores crecía, crecía; mientras, también crecían arcas económicas de sus padres quienes, de comerciantes en ganado mayor para destace, habían llegado a comprar casi todas las propiedades agro-ganaderas a señoritas López, allá en  márgenes del mal llamado Río Sucio; más otras propiedades rústicas y urbanas en  diversos municipios de esa región, incluyendo casas en numerosas colonias de San Salvador y ciudad de Guatemala; pues eran parientes cercanos de un coronel salvadoreño: don Rogelio Palacios, contemporáneo del general Maximiliano Hernández Martínez. Don Rogelio Palacios estaba al servicio de Jorge Ubico, dictadorzuelo guatemalteco pro yanqui, —derrocado en 1944 por Revolución de Octubre encabezada por el Doctor Don Juan José Arévalo Bermejo y por el pulcro Coronel Don Jacobo Árbenz Guzmán (éste, casado con una Vilanova de oligarquía salvadoreña), más otro militar de apellido Arana.

        Al estar nena Guerrero Flores en edad de educación parvulario (1945), la matricularon en escuelita privada local, adonde sólo iban hijitos de familias solventes; pues no querían, todavía, desprenderse de sus tiernos retoños enviándolos a internados capitalinos o tecleños. Esa escuelita privada era manejada por dos admirables hermanas francesas, cuya cabeza era la señorita Emilia Mércher. Párvula Guerrero Flores cursó ahí  hasta sus cinco abrilitos; mas, por exigencias sociales debido al raudo crecimiento económico y social de sus progenitores, éstos se vieron obligados a  matricularla interna en cierto colegio tecleño, en esos tiempos exclusivo de clases sociales privilegiadas en lo económico, no en lo intelectual ni moral; pues se exigía  pago previo anual completo de escolaridad; solvencia adelantada del Casino Tecleño, Club Salvadoreño, Círculo Deportivo Internacional, Club de Equitación y Polo; Casinos: Vicentino, Santaneco, Migueleño, etcétera; además, presentar “la Magnífica” escrita en letras de oro sobre pergamino piel de cordero, con “nihil obstat” firmado de puño y letra por reverendo monseñor Luis Chávez y González, arzobispo metropolitano de San Salvador (1939-1958) .
       
Este colegio tecleño había sido proyectado, a principios de este agonizante siglo XX, para educar a seudo princesas de seudo sociedad pudiente de El Salvador y Centroamérica. Así se asignaron, valiéndose de “tinterillos leguleyos” que siempre han existido y existirán, 4mzs urbanas donadas por doctor Manuel Gallardo, — suchitotense del siglo XIX, quien vivió en casa capitalina y conoció a la madre, más hermanos del verdadero Prócer: Pedro Pablo Castillo (1833), cuando doctor Manuel Gallardo tenía 9 abrilitos, llevado por la vida impredecible desde Suchitoto hasta San Salvador. Tal filántropo doctor Manuel Gallardo, a puro “golpe de caite”, fue educado hasta doctorarse (médico) en Francia. Se radicó, dentro de 10 primeros años de su fundación (1864), en la entonces bebé ciudad Santa Tecla. Doctor Manuel Gallardo progresó en lo intelectual, moral y económico: donó terrenos donde hoy se asienta el colegio salesiano Santa Cecilia, más terreno urbano donde debería estar asentada  incierta institución dedicada a velar por educación o ilustración de los más pobres de entre los pobres; pero, fue prostituido al entregárselo a monjitas del colegio “menagere”, donde doña Esperanza de la Paz Guerrero de Galán se graduó en artes culinarias, manuales y de “bar-tender”—. Tal colegio medieval fue fundado por ciertas religiosas católicas guatemaltecas al servicio de politicastros más impunes, allá por 2da década del presente pero agonizante siglo XX, cuando también se le arrebató (robó) al pueblo tecleño, lindas  llanuras: “El Cafetalón”, dejadas por don ¿Ángel? Guirola, otro filántropo, para solaz de toda la población tecleña. Dicho arrebato, con la complicidad de todas las “actoridades” (no autoridades) “guanacas” (ladronas y cobardes), fue en beneficio de reducida minoría constituyente de un mal llamado “club de equitación y polo”. Tan mal habido privilegio de oligarquía tecleña y capitalina, terminó a mediados de últimos años 50’s (¿1955?); mas, aún continúa abuso del desfasado “menagere”.
       
Tal colegio del “menagere” no tuvo impacto socioeconómico pronosticado por patrocinadores. ¿Por qué?... Porque genuinos oligarcas capitalinos, tecleños, santanecos, sanmigueleños, ahuachapanecos y más, preferían enviar a sus hijos, —niñas y señoritas, sobre todo—, al país originario de sus neocolonialistas abuelos o bisabuelos, venidos acá para emparentar con malinchistas criollos, quienes eran 100% de origen español con bajas etnias. Esos extranjeros caza fortunas llegaron acá a mediados de centuria decimonónica para, mezclándose con señoritas criollas, constituir clase dominante actual: (Baldocchi-Dueñas; Mathies-Regalado; Canessa-Gutiérrez; Barton-Hernández; Moore-Alfaro; Wriath-Alcaine; Poma-Delgado y muchos, muchos más). Agréguese: después, a principios de este cadavérico siglo XX, aparecieron los “ turcos” o árabes palestinos, para acabar de hundir a pobre e indefinida sociedad, en mercado del consumismo, sin dejar producir nada a etnias puras o mezcladas, para no competirles. ¡Hasta humildes popusas tienen competencia con mal fabricadas hamburguesas y “pizzas turcas”!, aunque procedencia de origen sean alemana e italiana. Entonces, el tal colegio sirvió para instruir en “menagere” a hijas de potentados provincianos y de  principales servidores de oligarquía: abogados, contadores, sicarios, coroneles y generales, en arte de agradar a invitados y pretendientes; en arte de buenas maneras,  buena cocina, buena costura y buena hipocresía, para conseguir buenos partidos en el fácil arte de explotar sutil o con descaro, a nuestros pobres riquitos provincianos. Por fin, este proceder, hace 25 años aproximados, desapareció cuando Iglesia Católica promulgó nuevas leyes nacidas del Concilio Vaticano II, seguidas de humanizadas doctrinas de Medellín, Colombia. Ahora, señoritas, todas,  son orientadas al respeto indiscriminado para personas humanas y al arduo estudio de ciencias. Ya no hay más clases de costura ni de cocina ni de cócteles ni de cortesía cursi. En su lugar se enseña  manejo de computadoras en ciencias y matemáticas puras; respeto, se repite, a sagrados Derechos Humanos. Tampoco se exige por anticipado pago anual completo del año escolar; cuotas, altas todavía, están más al alcance de seudo oligarcas y de testaferros modernos; tampoco exigen la “magnifica”, ni solvencias de casinos o clubes sociales ya mencionados. Así las cosas: doña Esperanza fue de las últimas alumnas educadas con esa disciplina medieval traumática. Quizás por eso tuvo grandes problemas con la conducta machista o antifeminista de su legítimo esposo y de su patán amante.

Agosto, 1960: señorita Esperanza había o estaba por cumplir tiernas 18 primaveras. Entonces, comisión encabezada por señora alcaldesa: doña Gilma Munguía de Saballos, se apersonó a residencia-hogar Guerrero-Flores pidiendo a padres de familia consentimiento para que encantadora hija del matrimonio fuese reina absoluta de todas aquellas fiestas patronales a celebrarse desde 10 al 19 de diciembre de ése y de cada año, en honor a San José esposo de Virgen María. Orgullosos padres consintieron gustosos; pero, al llegar de inmediato tal noticia a oídos de religiosas del colegio tecleño donde ella estudiaba, éstas, al instante llamaron a vanidosos padres para discutir sobre tan espinoso tema. Padres de Esperanza Guerrero Flores presurosos se presentaron al colegio. Sor superiora, echando más chispas que mil buscaniguas, les dijo:
— ¡Señores Guerrero!: nosotras dábamos por descontado el conocimiento, por parte de vosotros, de todo nuestro reglamento; pero nos hemos llevado tan desagradable sorpresa de nuestro error, con temblor en quijadas más miradas de saeta,  prepotente religiosa continuó—: ninguna de nuestras alumnas en casi medio siglo de nuestro noble funcionamiento, ha desairado de ninguna forma a nuestra institución; ¡Esperanza de la Paz Guerrero Flores no será excepción! Si ustedes han aceptado ese “honor” o como quiérasele llamar, retiren ahora mismo a la mencionada alumna.

Don José María padre, hombre calmado y prudente, escuchó cabizbajo semejante diatriba; mientras esposa cambiaba de colores tal cual lo hacían en aquellos tiempos tantas sinfonolas públicas pueblerinas también llamadas “cinqueras”. Después de breves segundos para una pausa, señora Filomena Flores de Guerreo dijo:
— ¡Dispénseme reverenda Madre!; pero coronación de mi hija se llevará a cabo la noche del 18 de diciembre próximo. Para entonces ella estará gozando de  vacaciones anuales finales; mes y medio después, en primera semana de febrero, ella volverá a este colegio para iniciar nuevo curso estudiantil. Por tanto, no veo ningún inconveniente. Por otra parte, debería Usted saber: fiestas patronales de nuestro pueblo son muy solemnes y bastante parecidas a las organizadas en ciudad Suchitoto por el señor don Alejandro Coto. Usted debe comprender: nuestras fiestas patronales, además de ser turísticas por su estilo medieval, son muy decentes.

Sor superiora, al oír estos argumentos se volvió más furiosa que culebra zumbadora a quien se le hubiese destapado su cueva después de 3 ó 4 días de estar tapada. Con quijadita más batiente tal cual sucede con fríos  palúdicos, dijo:
¡Aunque se esté de vacaciones finales por 3 meses, alumna es siempre  alumna y está siempre obligada a guardar correcta compostura!

Ahí terminó todo el proyecto concebido en mente de alcaldesa y de todos aquellos honorables miembros del comité de festejos.
                              
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        Agosto de 1962, —2 años después de tan penosa discusión con Sor Superiora engreída—, codiciada candidata había cumplido o estaba por cumplir  preciosas 20 primaveras y era bachiller en extrañas por sofisticadas artes ya descritas; por tanto, sin ningún nexo con susodicho colegio. Entonces se presentó a misma residencia la misma alcaldesa con misma comitiva para hacer misma petición frustrada 2 años atrás. Esta vez el éxito fue total. Señorita Esperanza de la Paz Guerrero Flores se convertiría al fin, en reina de Fiestas Patronales quezaltecas de 1962. Conviene hacer notar: no había elección, sólo nombramiento unánime del comité permanente de festejos, que cada año escogía a la soberana. Entre principales personalidades integrantes del comité en ese año estaban los señores: don Ernesto Granados, diputado por partido oficial PCN; don Simón Vidal Varela Quezada, bisoño político quien llegaría muy lejos; don Pedro Alonso Argueta, secretario de los juzgados locales y cantante inamovible en marimba-orquesta de don Moisés Chávez, y don Leonardo Flores, suchitotense residente quezalteco, tío de agraciada futura reina. Además de señores adultos principales, había varios jóvenes y adolescentes entusiastas, magníficos colaboradores con el comité. Entre ellos se destacaron: jovencito Ovidio Gallardo Rubalcaba, hacendado quezalteco con extensas propiedades en municipio El Paisnal y, a posteriori, padre del larguirucho Denis Gallardo, —quien no falló ningún misil de 12 encomendados a él—. También estaba el joven Próspero Galán Burgos quien, en lo económico todavía no figuraba; pero le distinguía su cordialidad, jovialidad y buen vestir; porque, aun de origen humilde, descollaba en negocios personales. Para entonces manejaba camionetilla Fiat 1100 modelo del año 62, comprada al estricto contado a turcos Batarse de Risek Motors en San Salvador. Este automotor le servía para trabajar y pasear. ¡Esto, en aquellos tiempos, era mucho! Se pidió, tal cual en años anteriores, colaboración y asesoramiento del comité suchitotense homólogo, para que  coronación revistiese solemnidad de época medieval europea con pajes, princesas, heraldos, chambelanes y más. Señor Don Leonardo Flores ofreció, para efectuar fiesta danzante alusiva a coronación de querida sobrina, su elegante, céntrica, amplia y colonial residencia, descrita en párrafos anteriores. (Todas las fiestas similares antes y después de ésta, se llevaban a cabo en casino “Vicente Alejandro López”, llamado así en honor a ese hombre quien dejara gratos recuerdos en generaciones quezaltecas de su dorada época, mereciendo ser descrito en novela biográfica).
       
Tres semanas antes del magno acontecimiento comenzaron ensayos. Niños: José Antonio Quesada Flores (Tony) y hermanita Lucy, eran pajes principales;  inteligentes jóvenes: Próspero Galán Burgos y Ovidio Gallardo Rubalcaba, eran primer chambelán y primer heraldo de acuerdo al orden respectivo; además, numerosas adolescentes señoritas sirviendo de medievales princesas. Todos ellos, junto con señorita principal: Esperanza de la Paz, se reunían tarde a tarde durante 3 ó 4hrs bajo dirección del  enviado por cineasta Alejandro Coto, para perfeccionar hasta último detalle tan delicada y fantasiosa ceremonia. Joven Próspero Galán Burgos conocía sólo de vista a señorita Esperanza de la Paz Guerrero Flores. Ésta lo desconocía en absoluto, pues  mayor parte del tiempo lo había pasado en internado colegial; sin embargo, dado el puesto de primer chambelán asignado a él, le era permitido estar más tiempo en contacto verbal directo con su majestad, la Reina Esperanza I. Esto permitió que conversaciones entre ellos fuesen más frecuentes, prolongadas y privadas; llegándose a comprender por  miradas y a gozar de mutua compañía.
       
Poema de salutación a Esperanza Primera fue encomendado al distinguido periodista, escritor y poeta quezalteco: Don Joaquín Castro Canizales, mejor conocido en El Salvador y Centroamérica por pseudónimo “Quino Caso”. Este viejo poeta nacido junto con presente decrépito siglo XX aceptó gustoso tal distinción. Preparó largo poema con versos alejandrinos, el cual leyó esa noche de coronación. ¡Lástima grande no poder repetirlo aquí; pues nadie de tantos consultados al respecto ha dado pistas para encontrarlo y don Quino Caso ya es difunto! Es indescriptible magna solemnidad de tal ceremonia, empezando por majestuosidad de carroza real y recorrido sobre finas empedradas calles de la ciudad; por “Te Deum Laudamos” entonado por cura párroco y vicario quezalteco, acompañado por jilgueros, senzontes  y calandrias de Sociedad Coral Salvadoreña, deleitando con tan angelicales cantos hasta llegar al cenit cuando fue coronada por nativo doctor apellidado Avelar, alto funcionario gubernamental del reciente pasado y, a salutación ya referida. En seguida se abrió gran fiesta danzante amenizada por orquestas de: Paquito Palaviccini, Lito Barrientos; también agregada Marimba-Orquesta Alma Vicentina; ésta, a pocos años se convertiría en actual y famosa “Orquesta Internacional de los Hermanos Flores”.  
        C O N T I N U A R Á