Anastasio Jaguar

Anastasio Jaguar

Breve Biografía de ANASTASIO MÁRTIR AQUINO (1792-1833):

Único Prócer salvadoreño verdadero en siglo XIX. Nativo de Santiago Nonualco, La Paz. De raza nonualca pura. Se levantó en armas contra Estado salvadoreño mal gobernado por criollos y algunos serviles ladinos, descendientes, éstos, de aquéllos con mujeres mestizas de criollo o chapetón y amerindia; pues esclavitud inclemente contra: indígenas, negros, zambos y mulatos, era insoportable para el Prócer Aquino. Fue asesinado por el Estado salvadoreño en julio de 1833, —después calumniado hasta lo indecible, tratando de minusvalorar sus hazañas; así como hoy calumnian a Don Hugo Rafael Chávez Frías y, ayer, al aún vivo: Doctor Don Fidel Castro Ruz.

En honor a tan egregio ANASTASIO AQUINO, este blog se llama:

“A N A S T A S I O A Q U Í S Í”

miércoles, 5 de septiembre de 2012

GUERRILLERA JAGUAR, 4^ ENTREGA



                NOVELA
LA GUERRILLERA JAGUAR
       Por Ramón F Chávez Cañas
    Final del primer capítulo


Dicho rejuvenecido hijo del “choferote-busero” atravesó a pie la carretera. Eran las 04:00hrs de ese memorable domingo de ramos. Iba estrenando zapatos viejos tipo “burros” vulcanizados, de marca “siete leguas”, usados sólo por campesinado pobre debido a inclemente explotación de oligarcas. Tal calzado se lo proporcionó un combatiente allá en El Roblar. Ropa ajada, pero no mal oliente, pues la había lavado en “El Ujushte” el día anterior al no poder montar su difunto auto, parecía haber salido de Montecarlo, almacén exclusivo para varones burgueses. Tuvo suerte: pudo llegar hasta estación de taxis sin ser detectado por mal llamadas “Defensas Civiles”. Ahí, después de regatear, por ¢200ºº fue transportado hasta ciudad Quezaltepeque.
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        Es difícil continuar relatando lo sucedido a este pobre hombre del pueblo, envilecido por presencia en abundancia, según él, del espejismo monetario o mil veces traidor dinero; pero, debemos continuar hasta lúgubre o feliz final, de acuerdo a quien interprete la historia por concluir.
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        En ciudad Apopa hicieron parada; pues taxista y ex prisionero estaban devorados por el hambre. Ahí ordenaron sendos rimeros de “popusas revueltas” con  respectivas enormes tazas de café amargo. Desayunaron. Eructaron “encurtidos” de: repollos, cebollas, ajos, vinagres, chiles picantes y centenar de etcéteras, fieles acompañantes de mentadas popusas. Pagaron. Retomaron su ruta. Mostraron papeles de identificación a 03 extorsionadores policías de Hacienda estacionados en cruz de caminos: Troncal-Quezaltepeque-Apopa, quienes exigieron “mordida” sin haber motivo. Continuaron su viaje hasta antigua ciudad de llamados “Güegüechos” (Quezaltepeque). Eran las 06:00am. Llegaron 30mins después (a alturas de Nejapa cambiaron  llanta pinchada). El hijo de la “chilatera” quiso hacer uso de su llavero; pero las puertas estaban muy bien trancadas desde el interior. Pronto empezó a gritar:
            —¡Pelaanchaa! ¡Pelaanchiitaa!... ¡Aquí estooyy!... ¡Ya viine!... ¡Me secuestró la guerrillaa!...
Cierta ventana exterior en balcón del altillo se abrió. Por ella apareció, todavía en ropas de dormir, la señora doña Esperanza de la Paz Guerrero de Galán Burgos quien, con olímpico desprecio le espetó:
            — ¡Vete al diablo hombre torpe y sucio!... ¡Tus “calaches” están donde tu nana!... ¡No quiero saber, en absoluto, nada más de ti!—. Con brusquedad cerró la ventana.
               
El recién liberado del secuestro continuó gritando tratando de explicar lo sucedido, sin algún resultado positivo. Aquel vecindario se estaba aglomerando. El taxista intervino para cobrar la carrera y ofrecerle, con cortesía, llevarlo a otro lugar designado por él. El humillado marido aceptó e indicó la casa de su madre. En tan breve camino recorrido, taxista le dijo: “Es inverosímil esa historieta del cautiverio llevada a cabo en Usted por tan poderosa Guerrilla”. Al preguntarle Galán Burgos el porqué, aquél prosiguió: “Los guerrilleros son personas muy malas. No tienen piedad de nadie; además, son asaltantes, cuatreros, violadores y comunistas. Si lo relatado por Usted fuese cierto, ¿cómo me explica que no le hayan robado esos 04 cordones de oro macizo colgantes de su cuello, esas preciosas pulseras de plata mexicana o boliviana y ese montón de anillos con preciosa pedrería en todos los dedos de sus manos?... El abatido hombre contestó con el silencio.
               
Desesperada anciana madre, sollozando de alegría-tristeza lo abrazó, le dio la bienvenida explicándole a su manera todo lo sucedido durante esa semana de su ausencia. Tío Agapito por poco le rompe la cabeza con una raja de leña; pero no pasó del amago. Mientras, su también anciano padre estaba en el parque Morán junto con otros “bolitos” tomando atole “shuco” y haciendo “cabuda” para comprar más “zangolote”. El Sol empezó a elevarse. Tal vendedor de “chacaleles” suizos, ya sin alcohol ni anfetaminas en sangre ni en cerebro, lloraba desconsolado. A 08:00am envió, cual mensajero de paz ante iracunda esposa, al compadre Baltasar Calero, —éste, ciudadano sereno, dueño de  marroquinería Balt-Balt en ciudad de güegüechos—. Calero regresó una hora después con el mensaje siguiente:
— ¡Compadrito: el matrimonio se acabó, me dijo la comadrita! ¡Todas sus “galladas” están aquí donde su madrecita! Yo traté de explicarle el infortunio suyo durante esos 08días de cautiverio; mas, ella puso oídos sordos a mis palabras.
        Intervino la sollozante y confundida madre:
        —Es verdad mi hijito. Aquí están tumbillas, cajas de cartón “lavasol” y  bolsas de papel “lintorrey” con todas tus pertenencias… Ninguna de tus caras valijas para tus viajes aéreos a México, ni tus atachés “samsonite” te ha mandado para acá esa ingrata—. Se hizo pausa de 10 segundos, luego doña Domitila prosiguió—: Pero como vos sos tan tontito, ¿quizás no hiciste “verrugueta” para enfrentar estas calamidades?
— ¡No, mamá! ¡No soy ningún tonto! Yo tengo mi cuenta bancaria personal en banco Capitalizador de esta ciudad. ¡No moriré de hambre! Necesito ser visto por un médico. Llamen al doctor Manuel Gaviria porque él es el mejor médico general de esta ciudad.
           — ¡Magnífico!—, dijeron madre, compadre y tío. Fueron por el médico.
         
         El doctor Manuel Gaviria lo interrogó, examinándolo con minuciosidad de cabeza a pies. Al final sugirió ser internado de inmediato en una clínica psiquiátrica de San Salvador, recomendando la clínica-hospital Santa Sofía del doctor Mario Rauda. Así fue hecho. Tal famoso psiquiatra doctor Mario Rauda diagnosticó: “Estado profundo de delirio por persecución con fuerte componente de culpabilidad sexual frustrada”. Además sugirió ser menester su ingreso en el nosocomio por al menos 4 ó 6 semanas. Costes aproximados andarían entre ¢30,000ºº y ¢40,000ºº. Se revisó estado de cuentas bancarias del enfermito. Al instante se aceptó lo sugerido por el galeno. Más tarde se enteraron: ese tratamiento, en otro país, costaría 10 ó 15 veces más.
               
          Sólo su adolescente y futura quinceañera hijita Lupita, llegó de visita 3 ó 4 veces en 6 semanas; pero acompañada de monja católica, porque estudiaba interna en  mismo colegio tecleño donde su madre se había graduado, 20 años antes, en tan extraña especialidad de entonces y de ahora: “Menagere”. Esposa y resto de sus menores hijos lo ignoraron. 8 semanas más tarde egresó curado. Con el dinero personal sobrante pagó, por adelantado, tres años de colegiatura para niña Lupita, asegurándole futuro grado de bachiller en internado colegial. Con resto monetario marchó rumbo al extranjero (EUA) pues tenía visa múltiple. En EUA trabajó cual verdadero camello al servicio de algunos derechistas vietnamitas exiliados, dueños de porquerizas. Trabajaba de Sol a Sol y más aún (14 ó 16hrs). Además de haber acumulado sólida economía, no se olvidaba de su abnegada madre ni de sus aún pequeños hijos: enviaba, mes tras mes, $800ºº (¢2,000ºº de entonces, al cambio oficial) para costear educación de dos hijos menores más sostenimiento de anciana doña Domitila. Ésta, en ausencia de aquél, trató de reconciliar con doña Esperanza; mas, todo fue inútil. Doña Esperanza pronto se “endamó” y fue negativa a todo.
               
          Durante estancia en EUA, dicho Garañón domesticado conoció a muchos refugiados compatriota suyos, quienes le relataron tantos sufrimientos pasados acá y cómo ellos habían escapado de fatídicos escuadrones de la muerte pro oligárquicos operando en ciudades, pueblos, villas, cantones y caseríos de la dimensión salvadoreña. Entre ellos conoció al señor don Julián Urquilla, campesino del municipio Tecoluca en departamento San Vicente, quien pormenorizó su espectacular fuga al ser llevado al seguro asesinato por “chaneques” y guardias nacionales vestidos de civil. “Yo me encontraba amarrado de pulgares, unidos con pita de cáñamo encerada; pero con las manos por delante, —dijo don Julián y prosiguió—: El chaneque apodado “Gorrión” me ordenó caminar para adelantarme a 20mts del pelotón porque me aplicarían la inhumana “ley fuga”. Tuve suerte, —continuó con mímica, más voz entrecortada del recién resucitado de la muerte aún no ganada—, porque a mi lado izquierdo se ofrecía  profunda barranca llamada El Burro. Sin pensarlo 2 veces me lancé, de rodadas, por aquel precipicio con ladera de 45 grados y espesa vegetación, más 100 ó 200mts de profundidad. Ellos, guardias nacionales y chaneques, dispararon a la loca o sea sin sentido. Creyéndome asesinado se marcharon, pues era hora de oración vespertina y la profunda quebrada estaba oscura. Yo, como pude, en lo más crudo de aquella madrugada (02:00am) con frío calador, logré desatarme. Partí en busca del sacerdote católico: Padre David Rodríguez, quien era mi instructor en catequesis, pues yo era predicador de la palabra divina según Vaticano II, Medellín y Puebla. El padre David me condujo hasta el palacio arzobispal de San Salvador. Por medio de la organización internacional de Derechos Humanos, más ayuda de Cruz Roja Internacional, logré llegar a este país, —magnífico para seres blancos arios; pero cruel para nosotros latinoamericanos, asiáticos y afro-americanos—. Todo esto sucedió en febrero de 1980, cuando democracia cristiana pactó nuestra entrega con satánica mafia nacional e internacional”.  Entristecido conoció con atención y estudió en esos años el testimonio de otro sencillo y honesto hombre salvadoreño quien fue dado por degollado sobre  acantilados del Océano Pacífico, allá por túneles de carretera El Litoral, entre  puertos la Libertad y Acajutla; también decenas o centenas más de mártires por la libertad con justicia.
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          5años después, 1987, tal esclavo de cerdos vietnamitas regresó al país. Venía transformado casi en totalidad: no era locuaz cantinflesco, ni cliente de burdeles; sus ropas eran sencillas y limpias; alhajas estaban ausentes. Se le vio par de veces en su Quezaltepeque natal, luego no se supo más de él. Infiel doña Esperanza, al cabo de 2 ó 3 años de estar “enchivada” con degenerado subteniente de la “benemérita”, había fracasado en lo moral, social y económico. Los tres hijos se habían trasladado a vivir en casa del tío materno: José Mauricio; pero costos de subsistencia y educación formal corrían, en 95%, por las remesas paternales.
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          El 15 de noviembre en 1989, ofensiva guerrillera “Hasta el Tope” estaba en su apogeo allá en colonias Los Santos I y II de Soyapango. Cubriendo retirada de tan heroica Comandante Úrsula, Guerrillera Jaguar, con su columna bélica, Próspero Galán Burgos parece haber dado la batalla final; pero antes de haber caído abatido por balas asesinas de cruel tiranía oligárquico-burguesa, había causado a soldadesca docena y media de bajas, entre muertos y heridos. Narraremos, con brevedad, posibles 15 ó 20mins vitales del controversial personaje nuestro. Antes, férrea Comandante Úrsula trató, llorándole y suplicándole, que pronto se uniera a la retirada; pues por órdenes expresas y precisas de Comandancia General del FMLN deberían estar reunidos en riberas del río Las Cañas para ejecutar asalto a lujosa Colonia Escalón y a Hotel Sheraton en misma rimbombante colonia; pero el Valiente Terco, sabedor como ella del inminente peligro, con voz de trueno a lo Júpiter o Plutón, Neptuno o Jehová, y tez más roja que cresta de gallo indio, la increpó a gritos, sin tartamudear:
          — ¡Váyase mi señorita Comandante! ¡Déjeme aquí con mi hijo Prosperito y con mi tío Agapito! ¡Acá resistiremos a vil soldadesca de esta tiranía! ¡Sálvese mi señorita Comandante! ¡Morir ya no nos importa, pues mucho más le debemos a la patria! ¡Por su juventud, inteligencia y valor, nuestro pueblo la necesita más que a nosotros!—. Luego, resollando y reflexionando en cuestión de segundos, pues esclavos armados de oligarquía estaban más próximos, volvió a decir —: ¡Llévese, pues, a Prosperito! ¿Quiere irse, tío?—. Tío Agapito al instante respondió—: ¡No! ¡Yo triunfo o muero con vos, sobrino mío!— .Y, empuñando respectivos ak47 le hicieron frente a la injusticia representada allí por famélicos soldaditos reclutados por fuerza en la campiña.
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          Mientras Prosperito Galán Guerrero, a 17 primaveritas, con odio infernal contra “benemérita o correyuda”, bajo órdenes de la sin par Señorita Comandante Úrsula, allá en márgenes occidentales del río Las Cañas, planificaban su incorporación a las demás aguerridas columnas que en esa madrugada inmediata asaltarían a “marines” y al Señor Secretario General de OEA, brasileño Joao Baena Soares, albergados en Hotel Sheraton de tantas veces mencionada y exclusiva colonia Escalón. El oficinista-comerciante-mujeriego-guerrillero y llorón Próspero Galán Burgos, pareció morir cual hombre valiente a sus 52 contradictorios abriles. ¡Que Dios pueda tenerle en paz!    
               
        C O N T I N U A R Á