Anastasio Jaguar

Anastasio Jaguar

Breve Biografía de ANASTASIO MÁRTIR AQUINO (1792-1833):

Único Prócer salvadoreño verdadero en siglo XIX. Nativo de Santiago Nonualco, La Paz. De raza nonualca pura. Se levantó en armas contra Estado salvadoreño mal gobernado por criollos y algunos serviles ladinos, descendientes, éstos, de aquéllos con mujeres mestizas de criollo o chapetón y amerindia; pues esclavitud inclemente contra: indígenas, negros, zambos y mulatos, era insoportable para el Prócer Aquino. Fue asesinado por el Estado salvadoreño en julio de 1833, —después calumniado hasta lo indecible, tratando de minusvalorar sus hazañas; así como hoy calumnian a Don Hugo Rafael Chávez Frías y, ayer, al aún vivo: Doctor Don Fidel Castro Ruz.

En honor a tan egregio ANASTASIO AQUINO, este blog se llama:

“A N A S T A S I O A Q U Í S Í”

martes, 24 de abril de 2012

L OS POETAS


                  L O S   P O E T A S
               Tomado del libro “Así Habló Zaratustra”
      Del filósofo alemán Friedrich Nietzsche (*1844-1900†)

< ─ dijo Zaratustra a uno de sus discípulos─, el espíritu no es para mí sino para una forma de expresarse; y lo “imperecedero” no es tampoco otra cosa que un símbolo>>. < ─contestó el discípulo─; pero entonces añadiste que los Poetas mienten demasiado. ¿Por qué dijiste eso?>>  <<¿Qué por qué? ─dijo Zaratustra─; ¿Me preguntas el por qué? Yo no soy de esos a quienes se les puede preguntar su por qué. ¿Crees que mi experiencia data de ayer? Hace mucho que vengo experimentando las razones de mis opiniones. Si tuviera que llevar a cuestas todas mis razones necesitaría una memoria del tamaño de un tonel. Bastante tengo con retener sólo mis opiniones; y más de un pájaro se me ha ido volando. También me he encontrado a veces alguna paloma en mi palomar, que llegó allí volando, y que se echó a temblar en cuanto le puse la mano encima. ¿Qué te dijo Zaratustra aquel día?, ¿Qué los Poetas mienten demasiado? pues Zaratustra es un Poeta también. ¿Crees, entonces, que en ese momento te estaba diciendo la verdad? ¿Por qué lo crees?>>. El discípulo contestó: <>. Éste meneó la cabeza y se sonrió: <>
         
            Cuando Zaratustra dijo todo esto, su discípulo se sintió molesto con él, pero guardó silencio. También Zaratustra se quedó callado; sus ojos se habían vuelto hacia su interior, como si miraran hacia un lugar alejado. Por fin suspiró y respiró hondo. < ─dijo pues─; pero hay en mí algo que pertenece al mañana, al pasado mañana y al futuro. Estoy harto de los Poetas, del los antiguos y de los modernos; todos me parecen superficiales, unos mares con poca profundidad. No han pensado con suficiente hondura: por eso su sentimiento se sumergió hasta tocar fondo. La mejor de sus reflexiones no ha pasado de ser un poco de voluptuosidad y otro poco de aburrimiento. Los sones de sus arpas me parecen fantasmas fugitivos. ¡Qué han sabido ellos hasta ahora de los sonidos ardientes! Tampoco me parece lo bastante limpio; todos ellos enturbian sus aguas para que den la sensación de profundidad. Les encanta hacer de conciliadores; para mí, son gente dada al eclecticismo y a las medias tintas, seres enredadores. ¡Cuántas veces no habré echado yo mi red en sus mares tratando de pescar buenos peces, pero siempre saqué la cabeza de algún dios antiguo! Sólo una piedra le dio el mar al hambriento; y no hay duda de que los Poetas provienen del mar. Es cierto que a veces hay piedras dentro de ellos, pero eso hace que se asemejen más a los duros crustáceos. Con frecuencia encontró en ellos lodo salado en lugar de alma. También copiaron del mar la vanidad. ¿No es el mar el más vanidoso de los pavos reales? Hasta delante del más horrible de los búfalos abre el abanico de su cola, sin cansarse nunca de enseñar sus encajes de plata y seda. El búfalo lo mira con aire ceñudo, pues su alma prefiere la arena y más aún los matorrales frondosos, aunque una ciénaga colma todas sus apetencias. ¿Qué le importan a él la belleza, el mar y los adornos del pavo real? Esta parábola va para los Poetas. Sí, tu espíritu es el pavo real de los pavos reales, un mar de soberbia. El espíritu del Poeta ansía espectadores, aunque sean búfalos. Pero yo estoy ya harto de ese espíritu, y creo que llegará un día en que también él se cansará de sí mismo. Ya he visto yo Poetas que habían cambiado y que habían vuelto su mirada hacia ellos mismos. He visto venir penitentes del espíritu, surgidos de los propios Poetas>>.
         Así habló Zaratustra.     
                           
                                Niza, Francia, junio-julio en 1883.-