Anastasio Jaguar

Anastasio Jaguar

Breve Biografía de ANASTASIO MÁRTIR AQUINO (1792-1833):

Único Prócer salvadoreño verdadero en siglo XIX. Nativo de Santiago Nonualco, La Paz. De raza nonualca pura. Se levantó en armas contra Estado salvadoreño mal gobernado por criollos y algunos serviles ladinos, descendientes, éstos, de aquéllos con mujeres mestizas de criollo o chapetón y amerindia; pues esclavitud inclemente contra: indígenas, negros, zambos y mulatos, era insoportable para el Prócer Aquino. Fue asesinado por el Estado salvadoreño en julio de 1833, —después calumniado hasta lo indecible, tratando de minusvalorar sus hazañas; así como hoy calumnian a Don Hugo Rafael Chávez Frías y, ayer, al aún vivo: Doctor Don Fidel Castro Ruz.

En honor a tan egregio ANASTASIO AQUINO, este blog se llama:

“A N A S T A S I O A Q U Í S Í”

lunes, 24 de diciembre de 2012

CLAN CHÁVEZ HENRÍQUEZ DE TECOLUCA



          HISTORIAS ESCONDIDAS
                            DE
                    TECOLUCA
                          TOMO II

CLAN CHÁVEZ-HENRÍQUEZ DE TECOLUCA
                   Por Ramón F Chávez Cañas

        INTRODUCCIÓN
         TECOLUCA: Pueblito Nonualco, sub-raza Maya, 03 ó 04 veces más viejo que el mitológico o inexistente Matusalén, ─hasta cuando antropólogos y/o arqueólogos de Universidad de El Salvador, UES, demuestren lo contrario─, con poquísima profundidad está descrita por historiadores oficiales no profesionales en libritos o folleticos insatisfactorios, escritos por muy pocos investigadores aficionados sin métodos, como aquellos métodos poseídos ahora por Universidad de El Salvador. Entonces, varios osados a investigar sucesos salvadoreños pretéritos de alguna importancia cultural o lógica, como Jorge Lardé y Arthés, luego sucedido por su hijo: Jorge Lardé Larín; más: Jorge Arias Gómez, Santiago I Barberena, Rodolfo Barón Castro, Pedro Escalante Arce, Francisco Gavidia, Ignacio Gómez, Enrique Kuny Mena,  y uno que otro adicional, se han dado o están dando fatuos poses de sabiduría histórica sin tenerla. Sólo el HISTORIADOR CARLOS CAÑAS DINARTE, es única excepción. Por consiguiente, en escasos folletines “histéricos” ─reproducidos al pie de la letra en enciclopedias de internet o Wikipedia─, se puede leer pero no creer en: Alonso Ponce, Juan de Pineda, Manuel de Gálvez Corral, Pedro Cortez y Larraz, Antonio Gutiérrez y Ulloa, casi todos curas católicos itinerantes en diversas etapas coloniales; quienes, con tantas escasas ideas tenidas por ellos cuando fueron fugaces pasajeros religiosos, prejuiciados por fanatismos raciales y dogmáticos en cuestiones espirituales romanas pero pérfidas.

         Lo escrito a continuación sobre CLAN CHÁVEZ-HENRÍQUEZ DE TECOLUCA, es producto, quizás, de 40 ó 50 años de investigaciones minuciosas de este seudo historiador perteneciente al sub clan Chávez-Cañas del mismo Pueblito, por lo cual no pretende sentar cátedra sobre razas, raleas o linajes más allá del clan mayor al cual se está refiriendo; aunque le causa escalofríos siempre cuando lee u oye la primera estrofa de “Patria Exacta” del magnífico Poeta salvadoreño Oswaldo Escobar Velado†, la cual dice así:

Esta es mi patria:
un montón de hombre; millones
de hombres; un panal de hombres
que no saben siquiera
de dónde viene el Semen
de sus vidas
inmensamente amargas…     
                           
                                   @@@@@

        
        Desde Mérida, Extremadura, España, embarcados en Puerto de Cádiz, Atlántico español, con rumbo a Capitanía General o Reino de Guatemala, se dirigieron dos jóvenes hermanos españoles más un primo-hermano de éstos. Gonzalo y Hernando era aquella pareja hermana. Juan: el primo. Trío con apellido “de Chávez”. Imperial corona española en 1528, por ley ineludible, entre otros, enviaba a estos tres parientes entre sí, a prestar servicio militar obligatorio durante dos consecutivos años a este recién descubierto Nuevo Mundo. Después de haber hecho escala indispensable en isla Gran Canaria, aquel bergantín militar enfiló sus velas hacia La Habana, por ser este puerto y ciudad cubana a la vez, capital administrativa del recién establecido imperio español en toda América; ─pues Inglaterra tardaría 90 años (1620) para establecer trece primeras colonias en lo que ahora es EEUU─. Desde La Habana, siempre navegando en mismo velero, atravesaron Mar Caribe noroccidental; también Río Dulce guatemalteco hasta llegar al lugar donde después se construyó el castillo San Felipe para, de inmediato, encontrarse con el maravilloso lago Izabal. Pronto llegaron al paraíso celestial o Sierra Los Cuchumatanes, para luego descender  hasta Valle Ponchoy, donde aún está la Ciudad Antigua de Guatemala, entonces capital de Centroamérica colonial.

        Pasados breves días de receso por tan largo viaje transatlántico, a esos tres jóvenes apellidados “de Chávez”, se les envió a “apaciguar” ciertas tribus aborígenes en área guatemalteca llamada Esquipulas, cerca del barrancón hondureño de nombre Ocotepeque: barrancón por donde corría y corre nuestro Río Lempa; pues estas tribus Lencas de Ocotepeque y Esquipulas, aún no aceptaban cadenas ni yugos ibéricos. En uno de tantos combates al fondo de tal barrancón, cayó herido de muerte el soldadito ibérico invasor Juan de Chávez: al parecer con flechas disparadas por el CACIQUE LEMPIRA. Muerto el primo Juan, sólo quedaron ambos hermanos: Rodrigo y Hernando de Chávez quienes, cumplidos dos años obligatorios en América, 1530, retornaron a Extremadura añorada. Tres años después del retorno, 1533,  ya casados, dispusieron volver al Reino de Guatemala o Capitanía General en América Central. Rodrigo de Chávez y esposa prefirieron domiciliarse en la capital o Ciudad Antigua de Guatemala. Al parecer, sucumbieron ahogados cuando el Volcán de Agua, en copioso temporal, inundó y destruyó a tan señorial Ciudad Antigua allá por 1541. En esa misma ruina pereció, además, Doña Beatriz de la Cueva llamada la Sin Ventura, esposa del Capitán General Pedro de Alvarado.

         En cambio, Hernando de Chávez y señora, ─del cual, por dicha o por desgracia, descienden clan y sub clanes tecoluquenses─, de manera espontanea decidió fincar su hogar en ciudad San Salvador; pero, entonces, Ciudad San Salvador estaba asentada en Valle La Bermuda, próxima a ciudad Suchitoto; pero, aquel domicilio en La Bermuda fue fugaz, porque, alrededor de 1537, Pedro de Alvarado decidió llegar hasta Perú a disputarle “El Dorado” a Pizarro y a Almagro; para lo cual necesitó reclutar a todo español principal con sus “encomendados”; construir su escuadra naval en bahía de Jiquilisco, Usulután, para pronto partir hasta El Callao. En esos trajines Pedro de Alvarado llegó hasta valle La Bermuda a reclutar a Hernando de Chávez,  quien a la sazón ya era padre de familia de dos varoncitos. Con esposa y críos partieron a fincarse en riberas de bahía Jiquilisco; sin embargo, señora e hijos no soportaron rigores tropicales calurosos, viéndose obligado tal padre de familia a buscar tierras menos insanas pero próximas al astillero en Jiquilisco. Allí, en Santa Elena, Usulután, quedó residiendo madre e hijos; mientras, Hernando de Chávez  continuó en preparativos del viaje hacia Perú acompañando a Pedro de Alvarado. Llegados al Perú, Pizarro y Almagro no permitieron desembarco de aquellos recién llegados, comprándole, a Alvarado: barcos, ─menos uno, el del regreso a El Salvador o a Guatemala─; aperos, armas, provisiones y hasta gente europea e indígena. Entre esa gente europea fue vendido Hernando de Chávez; quedando abandonada en Santa Elena, con todo y críos, la esposa del Hernando, cuyo nombre las antiguas crónicas de Sevilla no lo registraron. Sobre Hernando de Chávez no se supo más en El Salvador ni en resto de América Central. Sólo quedó, ─se recalca─, en Santa Elena, Usulután, aquella esposa abandonada con aquellos dos críos, quienes fueron, desde 1560, vástagos progenitores de clanes salvadoreños orientales, en especial HERNANDO DE CHÁVEZ II, cuyos eslabones genéticos fueron invisibles durante ¼ de milenio, hasta cuando aparecieron, 1875, en cantón El Palomar tecoluquense, durante vísperas de privatizaciones o robos autorizados por asamblea nacional legislativa guanaca, con evidente aval de Rafael Zaldívar, criollo presidente salvadoreño también guanaco, esperando subastas efectivas a iniciarse en 1879. Al sur, en departamento San Vicente, Realengos y Ejidos fueron robados con parciales supervisiones de cierto bachiller sanvicentino llamado Esteban Castro, pelele del presidentillo Zaldívar. Esteban Castro, luego doctor, aún está en nómina de incontables “ilustres” sanvicentinos,    
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                CLAN HENRÍQUEZ ANGELINO: En años 70’s del siglo XVIII, Carlos III de España expulsó de aquella península a todo judío habitante y/o nativo de su reino, dándole único privilegio de poder fincarse sólo en últimos rincones americanos o filipinos de su entonces extenso reinado, donde nunca había ocaso lunar ni solar. Entre sin cuenta judíos expulsados estaban dos familias: HENRÍQUEZ y Galindo. Sólo remarcaremos al primer apellido. DON MOISÉS HENRÍQUEZ, esposa y prole, al llegar como colonizadores a La Habana en 1777, de plano fueron rechazados y desviados hasta puerto guatemalteco Santo Tomás de Castilla. Navegando sobre temblorosos cayucos movidos a remos, cruzaron Río Dulce y Lago Izabal, hasta ascender-descender sierra Cuchumatanes para llegar a Valle Ponchoy,  ─como lo hicieran, 250 años atrás, aquellos tres conquistadores apellidados “de Chávez”─; pero, autoridades coloniales de ciudad Guatemala antigua,  tampoco aceptaron ni como colonizadores a esos judíos Henríquez, remitiéndolos a puertos del Océano Pacífico (¿Champerico?) rumbo a puerto Corinto nicaragüense. Desde allí viajaron a pie hasta León, entonces ciudad principal en Nicaragua. Fueron aceptados con algún desgano. En León nacieron tres generaciones, alternando nombres de: Adolfo, Moisés y Lorenzo, para respectivos primogénitos.

         Entre 1810-21, se dan aquellos terremotos políticos hasta alcanzar cierta independencia de España, ─excepto Cuba─, pues criollos españoles continuaron esclavizando a: ladinos, indígenas o aborígenes, negros, mulatos, zambos, etcétera. Conseguida parcial independencia centroamericana, en 1822 DON MOISÉS HENRÍQUEZ III decidió trasladarse para vivir en ciudad San Vicente del Salvador entonces.  Dos años más tarde nació DON ADOLFO HENRÍQUEZ, quien llegó a ser joven obrero talabartero con taller, respetado y querido por engreída sociedad sanvicentina. En 1855, a San Vicente llegó cierta compañía artística mexicana de operetas y zarzuelas. Entre tan elegante elenco sobresalía la cantante mesosoprano de nombre ARCADIA ANGELINO. Ésta, señorita con 22 años primaverales, originaria de ciudad San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México. Joven ADOLFO HENRÍQUEZ, con 30 abriles cumplidos, se enamoró al instante de aquella alondra mexicana. La persiguió por resto del periplo iniciado en: Quezaltenango, ciudad de Guatemala y Zacapa; Santa Ana, Sonsonate y San Salvador; para continuar a: San Miguel, Nacaome, Tegucigalpa, San Pedro Sula; regresando a San Cristóbal de las Casas después de haber debutado en Mérida, Yucatán. Desde San Vicente en El Salvador, Adolfo  Henríquez abandonó su talabartería para agregarse, como enamorado o novio, a la caravana de artistas mexicanos cantores. Boda Henríquez-Angelino se efectuó en iglesia catedral de San Cristóbal de las Casas.

         Dos años después, 1857, tal matrimonio consolidado por leyes eclesiales y civiles, retornó para establecerse en ciudad San Vicente, El Salvador. Dicho joven esposo reabrió su talabartería, añadiéndole el normado de sobreros finos o de pelo. En 1864-65, ─en días cuando se asesinó por fusilamiento a un ex presidente salvadoreño apellidado Barrios por órdenes de un tal Francisco Dueñas, también presidente entonces; éste, azuzado por un arzobispo tecleño: Saldaña─, nació la niñita SEGUNDA HENRÍQUEZ ANGELINO: matriarca cofundadora del clan CHÁVEZ-HENRÍQUE TECOLUQUENSE; clan fundado en diciembre 08 de 1888, cuando señorita HENRÍQUEZ ANGELINO recién había cumplido 23 primaveras. Esta señora SEGUNDA HENRÍQUEZ ANGELINO VIUDA DE CHÁVEZ RIVAS, partió hacia la Nada Cósmica en diciembre 31 de 1944.
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         DON RAMÓN FRANCISCO CHÁVEZ RIVAS, componente masculino del CLAN CHÁVEZ-HENRÍQUEZ DE TECOLUCA, nació en Santa Elena de Usulután, alrededor de 1842. A 30 años vitales contrajo nupcias con señorita Mirtala Rodríguez, ambos originarios y vecinos del pueblito Santa Elena. En 1875 nació niño Juancito de la Cruz Chávez Rodríguez; pero, debido a ese parto, doña Mirtala falleció. Cuando el señor viudo Chávez Rivas trasladó su domicilio al catón El Palomar tecoluquense, niño Juancito tendría entre 05 y 07 primaveritas. Casado, luego viudo, tal señor Chávez Rivas ganaba el pan cotidiano fletando sal común o marina desde salineras en Bahía de Jiquilisco y desde Estero Jaltepeque hasta ciudades: San Miguel, Usulután, Zacatecoluca, San Vicente y Cojutepeque. Para ello contaba con semovientes de tiro o bueyes, más 12 carretas entoriladas con cueros crudos de reses y en-costilladas a base de bagazos de cañaverales azucareros; además, de 15 a 18 boyeros disciplinados o fieles, con respectivos peones cargadores; pues ferrocarriles IRCA ni se soñaban acá. Así: entre 1879-84, compró Ejidos municipales tecoluquenses equivalentes a ¼ del total o sea 50ht u 80mzs, localizadas al poniente del cementerio municipal, más tierras similares al sudeste del Pueblito o Ejidos  “Sunqueque” contiguos a Río La Mora; asimismo, partes medianas o parcelas desmembradas de latifundio o Realengo Hacienda Concepción de Cañas, lotes llamados “Los Amates” y “Marcial”; al mismo tiempo, en área costeña, contiguo al Bajo Lempa tecoluquense, compró una haciendita llamada “Taura” de 200mzs, desmembrada  del inmenso latifundio o Realengo primitivo nombrado “Hacienda San Jerónimo de Molina”. Bachiller Esteban Castro le  ofreció en venta Hacienda “Las Pampas”: joya en corona agro-ganadera y hortelana tecoluquense; pero la cobija monetaria no le ajustó. En 1884 terminó de construir casa propia en barrio El Centro de Tecoluca: construcción a base de gruesos adobes con bases pétreas más calicanto, maderas duras en techumbres de tejas arcillosas con cielos de acapetates de tulle; repellos de cal apagada con mezclas arenosas ya no usadas; pisos de barro horneado en forma de ladrillos muy bien cocidos. Además de múltiples bienes raíces rurales y urbanos, poseía: farmacia o botica, venta de jarcia, zacate para bestias caballares, mulares, de tiro en extenso urbano solar, donde también había contiguo bar-restaurante-hospedaje,  para encumbrados pasajeros orientales. Este honorable patriarca tecoluquense falleció en junio de 1917.

         Conviene agregar: Don Ramón Francisco Chávez Rivas no fue el más acaudalado habitante de Tecoluca; pues había tres primos cercanos Chávez, pero no amigos: David, Pío y María, quienes fueron nativos de pueblito Santa Elena y, en sociedad familiar, 1879-83, lograron ¿comprar? inmensas propiedades vírgenes en partes bajas y chagüi-tosas de aquel fantástico municipio sanvicentino o Tecoluca: bosques o selvas vírgenes que el rey de España llamaba “Realengos”, donde había  abundantes: jaguares, pumas, caimanes, venados, boas, jabalíes y hasta dantas; tierras despreciables para criollos capitalinos y tecleños, quienes ya se habían apropiado de excelentísimas tierra en valles de: Zapotitlán: 20,000mzs robadas por Emetrio Ruano; Zalcoatitán como finca Los Pericos hurtada por Francisco Dueñas; Jiboa, mal habida por Jeremías Iglesias; Apopa, con hacienda e ingenio El Ángel de familia Meléndez-Ramírez; Nejapa: con complejo agroindustrial El Castaño estafada por Vilanova Castro; Soyapango con Ingenio azucarero Prusia de mismos Meléndez Ramírez; Santa Tecla: faldas del volcán Quezaltepec, de Cecilio Amparo Bustamante y de Manuel Gallardo; y más de Vilanova Castro. Entre principales criollos-ladrones de Realengos salvadoreños estaban apellidos ahora no tan rimbombantes: Dueñas, Palomo, Meléndez, Sol, Vilanova, Bustamante, Alfaro, Morán, Regalado, Borja, Escalón, Rosales, Villafañe, Ruano, etcétera; todos residentes en una u otra de estas ciudades: San Salvador, Santa Tecla, Santa Ana, Ahuachapán o San Miguel. Segundo lugar, después de aquella trinidad Chávez, seguía el clan Molina, de propiedades dispersas tanto o más como sus genéticas: propiedades que allá por 1940 estaban reducidas a mínimos exponentes. Don Ramón Francisco Chávez Rivas, ocupaba tercer honroso lugar económico entre aquella flor y nata residente en Tecoluca.  En 1880, bodegas portuarias de tres puertos marítimos salvadoreños existentes entonces, empezaron a llenarse de alambre espigado pedido a Europa y a EEUU por criollos ladrones guanacos, quienes de inmediato lo retiraban de aduanas para ir, ipso facto, a cercar miles de hectáreas robadas a legítimos dueños: aborígenes salvadoreños no guanacos.

         David y/o Pío Chávez de Tecoluca, sólo reconocieron a un hijo natural: Antonio Ponce Chávez (*1900-¿?), pariente e íntimo amigo de Don Ramón Francisco Chávez Henríquez (*1900-1989†); pero, al parecer, sólo heredó el apellido paterno; sin embargo, Doña María Chávez, concibió y parió, de un tal José Molina, a una niña quien llevó por nombre María Teresa Chávez Molina (*1880). Muertos aquellos tres primitivos hermanos Chávez, la zarina María Teresa Chávez Molina fue heredera universal y emperatriz económica del Pueblito: desde 1910 hasta su muerte  en 1947. María Teresa heredó varias haciendas en costas tecoluquenses, siendo las más importantes: San Jacinto en cantón El Palomar; Los Tigüilotes en cantón El Playón; La Bolsa en cantón San Nicolás; El Terrero en cantón San Carlos Lempa. Muerta esta zarina, aquel imperio se hizo humo al repartirse en herencias despilfarradas en muy pocos años. Entonces, el imperio económico tecoluquense pasó a manos de Doña Juana Francisca del Carmen Chávez Henríquez de Orantes Vela, sobrina, mas no gran amiga, de María Teresa. Este último imperio comenzó a boquear en 1980, coincidiendo con asesinato del Arzobispo católico Óscar Arnulfo Romero y Galdámez y, desapareció por completo en julio de año 2000, con deceso de Doña Juana Francisca ya viuda de Orantes Vela.    

         En esos mismos años decimonónicos, Don Ramón Francisco Chávez Rivas conoció, para enamorarse por segunda y postrer vez, a tan agraciada señorita sanvicentina: SEGUNDA HENRÍQUEZ ANGELINO, hija de aquella mesosoprano mexicana y del talabartero sanvicentino. Esta graciosa señorita Henríquez Angelino junto con su hermana mayor, Soledad, cada dos semanas, días de pago en haciendas y fincas, acudían con mercaderías varias; pues Tecoluca era as comercial porque al no haber ferrocarriles ni automotores; tampoco puentes, ni en el sur ni en el norte sobre el entonces caudaloso Río Lempa, el único paso de oriente a occidente y viceversa, era en niveles costeños de los aún cantones: San Nicolás y San Carlos Lempa. Tecoluca, pues, era paso obligado de todo Oriente para acceder a San Salvador y más allá. Entre cantones recién mencionados, ─Río Lempa de por medio─, existía enorme lanchón flotante con capacidad para seis carretas tiradas por bueyes, más jinetes y peatones en ida y vuelta sobre el Lempa. Lanchón sin motor, movido por musculatura humana auxiliada con varas de bambú especiales impulsadoras, pues el río allí es muy poco profundo. Tres y medio años más tarde después, 1888, se constituyó tan sólido clan tecoluquense ya mencionado hasta causar nauseas.

         De este inaudito clan nacieron: Doña Arcadia Adolfina Chávez Henríquez viuda de Posada (*1890), quien nunca concibió a pesar de sus 25 años de fertilidad calculada; Doña María Josefa de mismos apellidos (*1895) pero viuda de Avelar, quien enviudó a 06 meses de casada sin haber concebido; pero, cuatro años más tarde, en matrimonio por ley natural, concibió a José Ricardo Chávez Cruz y a Marina Victoria: ambos hijos del honorable señor telegrafista, Don Rafael Cruz; Don Ramón Francisco Chávez Henríquez (*1900): casado-viudo de su primer matrimonio con Doña Mercedes Muñoz Díaz, quien le regaló siete descendientes entre nenas (4) y nenes (3), luego, Doña Carmela Cañas Merino, segunda esposa, le dio nueve hijitos surtidos: tres hembritas y seis varoncitos (sin contar abortos y prematuros inviables en ambos matrimonios): Don Carlos Antonio Chávez Henríquez (*1904) quien, en sus dos matrimonios naturales, sin ser bígamo natural, engendró diez surtidos angelitos. La última, Doña Juana Francisca del Carmen Chávez Henríquez (*1909), de su único esposo: Don Jesús Orantes Vela, telegrafista, parió tres varoncitos, mortinato el primero.

         No redundaremos sobre incontables sub clanes descendidos de este GRAN CLAN CHÁVEZ-HENRÍQUEZ, porque, tres tomos de mil páginas cada uno, serían insuficientes; además, cansaríamos en exceso a quienes se animaran a descifrar esos casi infinitos apelativos repetitivos como tantos Buendía en “Cien Años de Soledad”; o, en sinnúmero de engendros contenidos en obsoleta biblia judía con cuatro evangelios cristianos agregados, también obsoletos. Quienes deseen armar su propio rompecabezas genético, aquí tienen el tronco o punto de partida para que sepan con certeza de dónde viene el Semen y/o el Óvulo de sus vidas no tan inmensamente amargas.
           
          Santa Tecla, El Salvador, diciembre 21 en 2012.-

miércoles, 19 de diciembre de 2012

HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRÍAS



HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRÍAS
          Por Ramón F Chávez Cañas

Nadie se explica porqué/ tan ricas oligarquías
ignoraron al garçón/ en escuela militar
y/ en primeros peldaños/ de esa profesión castrense.
Rapaz Hugo Rafael,/ de apellidos Chávez Frías
desde edades parvularios/ todo quería cambiar
porque él no debía ser/ otro infeliz  amanuense.

Hijo de conforme empleado, ─cual lo fue García Márquez─,
con cierta “maihstra” de escuela/ en “Barinas Vibrador”.
Educado a lo católico/ sirviendo de monaguillo
en aquel tan rico suelo/ con minerales de embarque.
Luego del bachillerato,/ con juramento de honor
se incorporó a la milicia/  y cantaba como grillo.

Graduado de subteniente/ le encomendaron buscar
a cien nidos guerrilleros/ en Andes venezolanos,
en llanos del Orinoco/ y en inmensos latifundios;
mas, Don Hugo Rafael,/ practicando gran bondad
aprendida de sus padres,/ al recorrer esos llanos
protegió a tantos Rebeldes/ inventándose él infundios.

Con ocho o diez soldaditos/ allá en agreste montaña
formarían el primer/ Batallón Simón Bolívar.
Ni con esta clara seña/ ejército pro oligárquico
nunca pudo deducir/ qué ocurriría el mañana.
Jamás pensaron, quizás,/ que tan rica miel o almíbar
terminaría en purgante/ para el poder estomáquico*.

El año noventa y dos/ de la centuria pasada
en perfecta rebelión/ contra el poder abusivo
no pudo tumbar a Pérez./ El tiro por la culata
le salió a  perfección. / Con hazaña fracasada
barracas fue nuevo hogar./ En cruel prisión, obsesivo,
estudió comunes tácticas/ de la política ingrata.

Otro anciano presidente/ sucesor de Carlos Pérez
pasado par de veranos/ le devolvió libertad.
Gran Jaguar acorralado/ retornó a palestra cívica.
Por diez puntos cardinales/ entre hombres, entre mujeres
Chávez Frías recorrió/ tan fértil inmensidad
con su clarísimo verbo/ e incomparable mímica.

Recorría medio globo/ desde Europa hasta América.
Su primer amigo fiel/ fue Don Fidel Castro Ruz
y también fue profesor/ en el arte de pensar.
Chávez Frías no ofreció,/ jamás, idea quimérica;
sin embargo, a sangre fría,/ es el torpe Jorge Busch
quien más temprano y no tarde/ quiere mandarlo a matar.

Diciembre en noventa y ocho:/ aplastantes mayorías
en comicios  dan el voto/ al “Tribilín” Hugo Chávez.
─ ¡Cuántos quisiéramos ser/ su pariente aún lejano
porque de  Mérida hispana/ descendemos muchas crías!─.
Volviendo a Hugo Rafael/ quien vuela mejor que aves
para procurar sustento/ a su desvalido hermano.

No contento con la Carta/ Magna bastante obsoleta
en aquel noventa y nueve/ convoca a Constituyente.
Con otro triunfo apoteósico/ se redacta nueva Carta.
Politicastros a sueldo/ pronto se tornan veleta
tratando de confundir,/ de sencillos, pobre mente
al lanzar pedradas necias/ y de improperios, ensarta.

La bebé Constitución/ ordena nuevos comicios
para elegir Presidente/ con períodos de seis
años, más la reelección/ por otro mandato igual.
Osado Hugo Rafael/ Chávez Frías con los mismos
argumentos democráticos/ retiene noble Poder.
¡Mil cagatintas estallan/ emulando a Satanás!

Los micrófonos vomitan/ heces fecales absurdas;
pantallitas de tv/ caen hasta en lo ridículo
en combate de palabras/ contra Poder Constituido.
Tan flamante Presidente/ no escucha frases palurdas
y continúa marchando/ con su proceder olímpico
para dar a Venezuela/ alto puesto merecido.

Cruel imperio nunca duerme./ Vil imperio es avizor.
Halcones de turbios “busch”/, cuales aves carroñeras,
o zopilotes mojados/ avizoran los petróleos.
Meten la pata en Irak,/ en mi patria El Salvador,
en Colombia de Nariño —¿destruyendo cocaleras?—;
pues su reserva energética/ ya pide los santos óleos.

Tales buitres caras pálidas/ han olfateado mil pozos
de Maracaibo-Orinoco/ en tierra bolivariana.
A Dráculas modernísimos/ se les acaba la sangre.
A cinco y treinta minutos/ emerge Sol de raposos
y Drácula no ha encontrado/ alguna vena galana.
Eso mismo pasa al gringo:/ de combustibles, el hambre.

Con esta insaciable sed/ de esos dráculas actuales
aliados con oligarcas,/ sus cachorritos mimados,
tramaron un cruento golpe/ en aquel once de abril
del reciente dos mil dos./ ¡Triunfaron los criminales!
Un vil Carmona y Estanga/ liderando a descarados
se declaró presidente/ por período sutil.

Pedro Carmona y vileza/ imperó por pocas horas
porque los venezolanos/ a mares taparon calles
y seis soldados leales/ negáronse a ejecutar
órdenes de asesinato/ emanadas de las loras
contra de Hugo Rafael/ sin importar más detalles
cuando estaba secuestrado/ en islita militar.

El día trece de abril/ Don Hugo vuelve aclamado
a Palacio Miraflores/ para seguir gobernando
a tan segura nación,/ humillando al Punto Fijo
y a vil Cuarta República./ El imperio enajenado
por fracaso no previsto,/ continuó exacerbando
cizaña contra Hugo Chávez/  con cierto odio más prolijo.

En mes noviembre inmediato,/ peleles de PDVSA
tramaron otro complot/ contra clara Democracia.
Más de dos meses duró/ esa huelga puñetera;
pero el fracaso llegó/ a oligarquía perversa;
también se le vino encima/ ataques de teocracia
de un espurio cardenal/ con zarpazos de pantera.

En dos mil cinco reciente,/ gran fecha: quince de agosto
se instala Revocatorio/ para remover a Chávez.
Victoria fue contundente/ con más de sesenta puntos.
Oposición se quedó/ con su pensamiento angosto
silbando sobre la loma./ Hasta ahora ya no saben
porqué les fallaron cálculos/ y se sienten más difuntos.

En subsiguiente elección/ para escoger diputados
la canalla se corrió/ sin inscribir candidatos
alegando corrupción/ en Consejo Electoral.
Asamblea se instaló/ con cien “chavistas” honrados.
Hoy lloran cual plañideras/ desde hace ya muchos ratos
pues el pueblo ya no crëe/ su farsa fenomenal.

Calendario dos mil seis,/ exacto: tres de diciembre
el Don Hugo Rafael / con la concurrencia inmensa
vence con más del setenta/ por ciento en tal votación.
Son ya novenos comicios, ─excluyendo este presente
a realizarse en tres días/ (diciembre dos)─. ¡Qué vergüenza
mirar a esa escoria activa/ llamada “globo-visión”!

Decrépito rey de España/ con edecán Zapatero
allá en Santiago de Chile/ en la Cumbre de Naciones
defendiendo al asno “aznar”,/ ruin neonazi fascista,
arremetieron  furiosos/ por tv del orbe entero
contra de Hugo Chávez Frías./ No darán explicaciones
de ese proceder nefasto/ en contra del socialista.

Individuo Álvaro Uribe,/ presidente colombiano,
suplicó a Chávez Frías/ ayudarle en los rescates
de cincuenta o más rehenes/ en poder de esas guerrillas;
pues ya no aguanta reclamos/ de aquel grande pueblo hermano.
Con Senadora Piedad/ Córdova de altos quilates
fue aceptada tal misión/ por Don Hugo Chávez Frías.

Entusiasmados andaban/ ambos alegres quijotes
buscando liberación/ de gringos y una francesa
más otros personajillos/ de cuarta categoría.
Pero Uribe se achicó/ como tambor de jolotes
echándose pies atrás/ semejando a una pavesa
aconsejado por “busch”/ as de tan vil satrapía.

“Con un pueblo inteligente/ no es difícil gobernar”,
─dijo en alguna homilía/ Monseñor Óscar Romero─.
Venezuela ya no es/ la Venezuela ignorante
de los “gómez” de los “pérez”,/ ah, vergüenza nacional.
Hoy cada venezolano/ tiene en su patria, primero:
Democracia con Verdad,/ sin ruin poder aberrante.

         *Estomáquico = Pensar sólo con y para el estómago.

              San Salvador, 15 de diciembre en 2007