Anastasio Jaguar

Anastasio Jaguar

Breve Biografía de ANASTASIO MÁRTIR AQUINO (1792-1833):

Único Prócer salvadoreño verdadero en siglo XIX. Nativo de Santiago Nonualco, La Paz. De raza nonualca pura. Se levantó en armas contra Estado salvadoreño mal gobernado por criollos y algunos serviles ladinos, descendientes, éstos, de aquéllos con mujeres mestizas de criollo o chapetón y amerindia; pues esclavitud inclemente contra: indígenas, negros, zambos y mulatos, era insoportable para el Prócer Aquino. Fue asesinado por el Estado salvadoreño en julio de 1833, —después calumniado hasta lo indecible, tratando de minusvalorar sus hazañas; así como hoy calumnian a Don Hugo Rafael Chávez Frías y, ayer, al aún vivo: Doctor Don Fidel Castro Ruz.

En honor a tan egregio ANASTASIO AQUINO, este blog se llama:

“A N A S T A S I O A Q U Í S Í”

sábado, 18 de septiembre de 2010



MEMORIA HISTÓRICA 

 REFLEXIONES SOBRE ACTA DE INDEPENDENCIA

Por Chichipate Cañaverales

Desde parvularia, hasta educación secundaria y parte de universitaria, lectura  complicada de anodina Acta de Independencia Centroamericana en lugares públicos, celebrando o conmemorando cada 15 de septiembre nos causaba cansancio, y hasta somnolencia; a pesar de ser niños o jovencitos y estar de plantón alrededor del quiosco de la famosa torre en aquel, todavía entonces arboleado Parque Cañas en ciudad San Vicente; más bostezos sacados a nosotros por voces cabrunas, tiples o naso-guturales (gangosas) del secretario municipal vicentino o del profesor Monzón Herrera, anciano éste director del instituto Navarrete, leyendo, uno u otro, tan kilométrico e incomprensible por cacofónico documento nunca impreso ni repartido, al menos, entre estudiantes de bachillerato, —y ni por asomo entre universitarios de nuestra única UES de entonces—; tampoco publicado en prensa escrita, radial, o televisiva. Que terminara tan larga media hora era anhelo del estudiantado todo: niños, niñas, jovenzuelos y señoritingas.

        Pasaron incontables calendarios. Ya en postreros años universitarios en Escuela de Medicina UES, —propiedad espiritual laica del Insigne Doctor Don Fabio Castillo Figueroa—, en biblioteca de dicha Facultad médica empezamos a meditar sobre texto y contexto de tan desconocido documento firmado en ciudad de Guatemala el 15 de septiembre, 1821. Al despertarnos incertidumbres aquellos 18 artículos del sesquicentenario papel en aquel entonces, decidimos volvernos historiadores aficionados sobre nuestros próceres sin P. Empezamos consultando cierto libro escrito al respecto por Don José María Monterrey, más Apuntes Históricos del Doctor Manuel Gallardo; pues restantes historiadorzuelos guanacos hasta bien entrada última centuria recién pasada (1975), redundaban afirmando, año tras año, las mismas falsedades, verbigracia: seudo libertad de esclavos por José Simeón Cañas. Pero ni por asomo mencionaban fraudes presidenciales de Arce contra: José Cecilio del Valle, Francisco Morazán y Dionisio Herrera; tampoco sobre viaje a EUA de: Delgado, Arce y Juan Manuel Rodríguez, a negociar nuestra futura esclavitud; pero sí lo relataban como primer viaje diplomático salvadoreño al septentrión continental americano.

        Nunca, jamás, aquellos falsos historiadores, —de cuyos nombres es mejor no acordarse—, hicieron ni someros análisis lógicos de tan inmensos bienes raíces robados a futura república de El Salvador por tan “pre oscurecidos próceres”; ni mínimos análisis creíbles sobre tan llevada y traída Acta de falsa independencia Centroamericana. Causa pena propia por cargar inmensas penas ajenas de aquellos no preclaros señorones, narizones oligarcas por añadidura, quienes permitieron se redactara un acta en la cual, de primas a primeras, sin ambages manifestaron por escrito, en primer considerando, sus miedos acobardados a que el verdadero pueblo capitalino de Guatemala hiciera efectiva la Verdadera Independencia del Istmo Centroamericano, dejando silbando sobre lomas a esos “ilustres” saqueadores esclavistas.

        En siguientes numerales del susodicho documento, queda clarísima la ignorancia  supina de: Aycinena*, Delgado, Arce, Cañas y otros, al encomendar la redacción de la mal redactada acta, tan llevada y traída en esta reflexión, al abogado-notario José Cecilio del Valle, —éste, criollo fernandistista consumado; pero súbdito honrado— quien, conociendo muy bien a tantas ratas o tacuacines cargados de muchos bienes y dineros mal habidos, les impuso en el papel al anciano Capitán General Gabino Gaínza, español imperialista, como presidente de esa nueva junta gobernante en la Capitanía recién redimida de España, cuyo nuevo monarca era don Fernando VII. Eso fue similar como poner un gato a cuidar ratones. Al mismo tiempo, el notario hondureño: del Valle, les hizo firmar o reafirmar, obediencia casi absoluta al gato Gaínza, quien fungiría en adelante como tal hasta marzo de 1823, o sea: al instalarse la primera Asamblea Nacional Constituyente; no obstante, mientras transcurrían tan largos 18 meses para instalar el colegio constituyente, hasta sobraría tiempo para engrilletar a Centroamérica al Plan de Iguala mexicano proclamando al nuevo emperador azteca: Agustín de Iturbide, criollo novohispano nacido en Valladolid mexicano quien, asediado por Don Vicente Guerrero y Antonio López de Santa Anna; —aquél, verdadero Prócer mexicano—, no pudo consolidar su ambicioso y fugaz sueño; pero, esa es harina de otro costal.

ANÁLISIS RESUMIDO: Quien tiene más saliva quiere tragar más pinol; o, ninguna riqueza monetaria es absoluta, pues toda fortuna económica, casi siempre mal habida, —según el anarquista francés Proudhon—, está escalonada, desde miserias de nuestro Juan Pueblo Pérez, limpiabotas; hasta Carlos Slim o Bill Gates o Nelson Rockefeller, así: ladrones enriquecidos guatemaltecos, encabezados por el marqués José Mariano de Aycinena, magnate del añil más otras exportaciones, y de toda importación desde España al Reino de Guatemala, tenía dominado 100% de intercambio comercial, incluyendo a provincias que después formarían este El Salvador. Entonces, al continuar ciudad de Guatemala siendo Capital Centroamericana, Aycinena seguiría siendo capitán general virtual en nuestros terruños.

        Esa fue principal razón para que los gallina guanacos, falsos próceres, hubiesen acudido hasta el Norte Americano a ofrecernos cuales esclavos a un presidente gringo de apelativo Lincoln; (pero no el Prócer Abraham, de generales conocido). Mientras tanto, Gabino Gaínza y Agustín de Iturbide, en secreto profundo avalado sólo por Aycinena, habían pactado anexión de Centroamérica al aún no naciente y después fugaz imperio mexicano de Iturbide; lo cual no convenía a Delgado y secuaces, pues seguirían siendo esquilmados por Aycinena & Co. Esto fue 2do motivo para acudir a EUA… Al fracasar en EUA, —pues gringuitos acababan de librar duras batallas contra Reino Unido quien quería reconquistar sus viejas colonias—, Delgado & Co., en febrero 02 de 1841, decidieron separarse de la Federación Centroamericana, para continuar haciendo su agosto en este ahora “VULGARCITO” de América, con sus narcoarenazis acaparadores de bienes esenciales para el pueblo; acaparados por una docena de manos narcoarenazis, similares a las de Aycinena & Co.-         
                            *Aycinena: similar al Cristiani actual.

lunes, 13 de septiembre de 2010

IV CAUSA  INDEPENDENTISTA CENTROAMÉRICANA
Por Chichipate Cañaverales


        Además del rotundo triunfo Bolivariano sobre soldadesca imperialista española en 2da Batalla de Carabobo, junio 24 de 1821; además de influyente independencia de EUA del yugo británico; y de Gloriosa Revolución Francesa con su Ilustración, Enciclopedismo, más derrotas sucesivas infligidas por Francia a la mal llamada “Santa Alianza”, constituida por múltiples monarquías europeas encabezadas por el papado, hubo otra causa poco divulgada, quizá por considerársele de 2da ó 3era categoría por aquellos y estos historiadores.
       
        El Reino de Guatemala o Capitanía General de la misma, constituido por las siguientes provincias: Chiapas, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. —Obsérvese: El Salvador no existía como tal, sólo estaban las provincias de: San Salvador, Sonsonate, San Miguel, y Alcaldía Mayor de San Vicente—. Entonces, debido a rapiñas características de chapetones, criollos y de algunos ladinitos metiditos o comparsas, aquéllos descendientes de hampones ex presidiarios en calabozos ibéricos, quienes trocaron sus condenas a cambio de libertad en América, —de donde se originaron nuestros actuales narcoarenazis: tricolores, verdes, azules, y desteñido color naranja des-gana-do del último brotón arenarco—, intentaban independizarse del cepo español para continuar ellos, chapetones y criollos, (despreciando en seguida a: amerindios, ladinitos, mulatos y zambos,  comparsas como aquel Pedro Pablo Castillo), mamando escasa leche de la, para ellos, flaca vaca aguacatera centroamericana, constituida ésta por decenas de etnias aborígenes desde Sierra Lacandona hasta selvas del Darién. Esta clase social ambiciosa, pretendía y continúa pretendiendo seguir explotando al empobrecido amerindio, más infinitud de sub razas o mezclas genéticas con otros continentes; así como lo hicieron sus ancestros ibéricos desde finales del siglo XVI (1492).

        En este punto, cuando ejércitos imperiales españoles sufrían derrota tras derrota en: Virreinatos de Nueva España,( México actual), y Nueva Granada, (Colombia, Venezuela, Ecuador), timoratos realistas o conservadores cobardes centroamericanos, se miraban entre espadas y paredes; pues el pueblo de esta Capitanía General o Reino de Guatemala, estaba formado por 90% ó más de patriotas liberales, ansiosos de sacudirse yugos chapetones; pero, inmensas mayorías patrióticas, además de ser esclavos pobres de solemnidad en lo: económico, cultural y religiosidad, eran dominados, valiéndose de terrorismos cristeros en principal, por: obispos, curas, monjas, monjes, más lacayos seglares o laicos seguidores de los mismos; maquinando al unísono para desestabilizar a movimientos populares anti imperialistas ibéricos de entonces; movimientos  libertarios dirigidos por escasos intelectuales honestos, casi siempre curitas patriotas constituyendo 3% de la fanática masa clerical, como fueron tantos ilustrados mestizos. En Guatemala: Doctores: Pedro Molina, médico; Antonio José Irrisari; Antonio Larrazábal; José María Peinado; Simón Bergaño y José Francisco Barrundia. De Honduras: José Cecilio del Valle, sabio jurisconsulto; Francisco Morazán, militar pundonoroso; Dionisio Herrera y Juan Lindo. De El Salvador: Pbro. Doctor Isidro Menéndez, nadie más. De Nicaragua: Tomás Ruiz; Rafael Francisco Osejo, y José Toribio Argüello. De Costa Rica: Pbro. Doctor José Antonio de Liendo y Goicoechea, y Florencio del Castillo. De Panamá: José Domingo Espinar, Víctor de la Guardia. Y  poquitos más en toda Centroamérica; pero, egoísmos guanacos de nuestra microscópica oligarquía, han abolido en planes oficiales de estudios históricos, a inmensas mayorías de héroes centroamericanos; ensalzando sólo a media docena de dudosos o cuestionables valientes nunca Jaguares.

        Ejércitos imperialistas de Fernando VII se abstuvieron de atacar a disidentes del Reino de Guatemala, —además de haber sido aniquilados en Segunda Batalla de Carabobo, Venezuela,  durante aquel  junio 24 de 1821, tal cual ya se dijo—, porque esta Capitanía General estaba en franca bancarrota debido a despiadados saqueos de arcas reales por aquellos tatarabuelos de oligarquías centroamericanas aún vivientes y medio agonizantes. Debido a dichas bancarrotas, los gastos del Reino de Guatemala eran subvencionados en gran parte por Real Tesoro del Virreinatos de la Nueva España (México ahora); y de Nueva Granada (Colombia, Venezuela y Ecuador actuales, se recalca), al sur, subsidiando a Panamá y a Costa Rica. Panamá, por órdenes del gobernador de entonces: español José de Fábregas, decidió anexarse a Colombia.          
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        Buenas razones tuvo el Sabio José Cecilio del Valle cuando se lamentó por haber conseguido, Centroamérica, su independencia regalada; pues, —decía él—, no estar estas parcelas aptas para auto bien gobernarse… José Cecilio del Valle fue electo en 1824, por amplia mayoría,  primer presidente de “Provincias Unidas del Centro de América”; pero, por fraude descarado cocinado en Asamblea Nacional Constituyente con sede en ciudad de Guatemala, impusieron al salvadoreño Manuel José Arce. Le ofrecieron ser vicepresidente, pero del Valle no aceptó. Este mismo Manuel José Arce hizo similar trampa a Don Dionisio Herrera y a Don Francisco Morazán, —después de haber regresado Arce con Delgado, de EUA, 1823, cuando fueron a ofrecernos cuales esclavos salvadoreños a un nuevo amo—. Cosas verdes Sancho amigo…

        Todo salvadoreño, hombre o mujer, genuino unionista centroamericano, debería interesarse en conocer a fondo vida y milagros de nuestros principales Próceres pre, durante y pos independencia de España. También interesarse en estudiar a falsos próceres al respecto, abundantes por cierto desde Chiapas y Soconusco hasta el Darién panameño. En esta Memoria Histórica no mencionaremos a seudo próceres para no fatigar en exceso el intelecto de nuestros inteligentes y dilectos lectores; pues muchos de estos impostores han sido elevados a ese pedestal inmerecido a base de puras propagandas falsificadas y tergiversaciones históricas escritas por mentirosos y mercantilistas historiadorzuelos quienes, por un poco de “menta” o alpiste para canarios tísicos, más ignorancias reinantes todavía en nuestros pueblos, hicieron creer, y son aún creídas, falsedades para crear y criar héroes con pies de barro.

        Recomendamos leer o estudiar HISTORIA DE LAS IDEAS EN CENTRO AMÉRICA, primera edición de Colección Seis; escrito por Don Constantino Láscaris, y editado por EDUCA en 1970. Allí se encontrará abundante bibliografía para quienes deseen profundizar en el tema; además, se hallará datos curiosos diversos: como cuando,  en 1492-96, a indígenas caribeños de Antillas Mayores (La Española) les aplicaron la teoría del “Perro Cochino”, negándoles hasta poseer alma y autorizando al conquistador, —cristero derechista—, para poder, inclusive, asesinar al humano aborigen sin cargos legales ni religiosos al respecto. En 1524, tal aberrante teoría fue introducida en América Central, en donde, con otras formas subliminales, cristeros narcoarenazis en pleno siglo XXI la están aplicando. En 1797, Don Francisco de Miranda, venezolano, ofreció a Inglaterra la mitad sur de América Central, —desde Nicaragua hasta Darién en Panamá—, para que aquella otra imperialista potencia abriera un canal interoceánico a través del Río San Juan, más lagos Nicaragua y Managua, hasta terminarlo en Golfo de Fonseca; asimismo, en 1805, Don Simón Bolívar ofreció, a la misma “Pérfida Albión”, a cambio de armas bélicas más libras esterlinas, —para iniciar la epopeya contra España en Virreinato de Nueva Granada—, el istmo de Panamá, incluyendo a Costa Rica, a fin de abrir el canal 100 años antes de EUA; empero, no debemos ser dogmáticos al creer a pie juntillas este probable incierto dato reportado por Don Constantino Láscaris. Debemos pesar, en balanzas históricas, este miligramo de descrédito contra toneladas métricas de indudables hazañas de Don Francisco de Miranda y de Don Simón Bolívar en pro de Independencia Latinoamericana

        Además, en ese libro de Láscaris se pueden encontrar datos risibles como aquella polémica de los teósofos católicos en Centroamérica: franciscanos, jesuitas y dominicos, discutiendo acalorados sobre si beber “caldo de pollo”  rompía o no el ayuno religioso; o, datos repugnantes, como aquél cuando la viuda de Pedrarias Dávila y suegra del nuevo gobernador en Nicaragua, un tal Rodrigo de Contreras, decidió establecer, en ciudad León o en Puerto el Realejo del  Pacífico nicaragüense, —para dar servicios concupiscentes a marineros—, el primer burdel público  del Istmo Centroamericano; valiéndose, para este caso, de numerosas señoritas indígenas dadas a ella en “encomienda”. Esto sucedió  entre 1540-45; o, atropellos de lesa humanidad como cuando los “¿próceres?” Arce, Delgado y Rodríguez, salvadoreños, fueron a Washington para ofrecer tan diminuto país al naciente imperialismo yanqui. También cuando Delgado, apadrinado por Cañas Villacorta, se encasquetó la mitra de arzobispo cuscatleco sin permiso o nombramiento desde Roma… Cosas veredes, Sancho amigo…