Anastasio Jaguar

Anastasio Jaguar

Breve Biografía de ANASTASIO MÁRTIR AQUINO (1792-1833):

Único Prócer salvadoreño verdadero en siglo XIX. Nativo de Santiago Nonualco, La Paz. De raza nonualca pura. Se levantó en armas contra Estado salvadoreño mal gobernado por criollos y algunos serviles ladinos, descendientes, éstos, de aquéllos con mujeres mestizas de criollo o chapetón y amerindia; pues esclavitud inclemente contra: indígenas, negros, zambos y mulatos, era insoportable para el Prócer Aquino. Fue asesinado por el Estado salvadoreño en julio de 1833, —después calumniado hasta lo indecible, tratando de minusvalorar sus hazañas; así como hoy calumnian a Don Hugo Rafael Chávez Frías y, ayer, al aún vivo: Doctor Don Fidel Castro Ruz.

En honor a tan egregio ANASTASIO AQUINO, este blog se llama:

“A N A S T A S I O A Q U Í S Í”

sábado, 8 de diciembre de 2012

LOS CONCUÑOS



HISTORIAS ESCONDIDAS DE TECOLUCA
                        TOMO II

        L O S   C O N C U Ñ O S
                    Por Ramón F Chávez Cañas
      
          Isabel de Jesús Salinas Vasconcelos, quien en transcurso de este relato se llamará “Chabelo”, a secas, es tecoluquense del caserío El Paraíso en cantón Santa Cruz Porrillos; hijo del matrimonio “natural” de Don Belfort Vasconcelos†, sanvicentino, con Doña Sara Salinas†, tecoluquense. ─Matrimonio “natural” por no haber habido curas, pastores, notarios, alcaldes, tampoco gobernadores; pero sí había amor eterno o divino─, era, Don Chabelo, hasta 1980, propietario-heredero de muchas decenas de hectáreas o manzanas localizadas en aquellas fértiles praderas costeñas en el sur del ensoñador municipio de Tecoluca; además, propietario, a puro sudor, de similar extensión en vecindades del cantón La Cayetana, localizada a media altura del Chinchontepec o Volcán de Tecoluca; pues ciudad San Vicente no existía (1635), pero Tecoluca sí, por ser ciudad nonualca tehuacana precolombina.

        Allá, en caserío El Paraíso de cantón Santa Cruz Porrillo, Don Chabelo cultivaba granos básicos, en principal arrozales, más crianza de bovinos y equinos; acá, sobre leves faldas celestiales del Chinchontepec, Salinas Vasconcelos se deleitaba sembrando y cosechando caña azucarera hasta cuando, en 1981, la guerra civil salvadoreña (1972-92) recrudeció y, Don Chabelo, con esposa y manada de nueve críos, viéronse obligados a migrar hasta barrio San Jacinto de San Salvador, donde aún viven.

        En 1944, el jovencito Chabelo, apodado desde entonces “Sultán de Santa Cruz Porrillos”, contrajo matrimonio natural con adolescente Segundita Chávez Muñoz, nativa y residente en mero, pero mero barrio El Centro tecoluquense. ─Llamada Segundita porque su abuela paterna fue Doña Segunda Henríquez Angelino viuda de Chávez Rivas─; matrimonio natural que aún perdura sólido, a pesar de celos infundados, sin base, en Doña Segundita.
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         En cambio, Doña Blanquita Luz Chávez de Díaz Chanchanico†, hermana diez años menor que Doña Segundita, en 1952 se desposó por ley civil con Don Manuel Humberto Díaz Chanchanico† quien, en resto de esta narración histórica se llamará Beto Chanchanico o Chanchanico, a secas. Blanquita Luz, al igual que Segundita, fueron genuinas señoritas de la más alta sociedad intelectual y económica de aquel pueblito nonualco tehuacano o Tecoluca, capital precolombina del Nequepio Maya del mismo sublime nombre; en cambio, Beto Chanchanico, esposo de Blanquita Luz, fue oriundo de la hacienda Nuevo Jalisco del cantón San José Mama Soca en municipio Zacatecoluca, departamento La Paz, contiguo a municipio Tecoluca. Hacienda Nuevo Jalisco era propiedad de Don Pedro Díaz Chanchanico†, padre del jovencito Beto Chanchanico.

         Con tantas arduas faenas agro ganaderas del joven Beto Díaz Chanchanico allá en heredad paterna, este muchacho, ya casado, adquirió extensa propiedad adyacente a la adquirida por Don Chabelo, su concuño; ambos lotes agro ganaderos fueron desmembrados del latifundio Hacienda Tehuacán Opico, ─donde ahora, a 03kms distantes al oriente, también está el municipal “Parque Eco-turístico Tehuacán”─. Este otro más joven matrimonio, por mismas razones bélicas salvadoreñas, también debió migrar hasta ciudad Ilopango, en periferias orientales san-salvadoreñas. En recién pasados cuatro años, Beto Chanchanico y Blanquita Luz, con pocos meses distantes, rindieron tributo a la Nada Cósmica; en cambio, el Sultán de Santa Cruz Porrillos con su celosa consorte, están vivitos y coleando. Los Salinas Vasconcelos-Chávez Muñoz, después de nueve partos a término, optaron por la esterilización quirúrgica materna; no así los Díaz Chanchanico-Chávez Muñoz,  a quienes Dios les mandó cinco nenes: tres hembritas y dos varoncitos.
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         Dichos concuños eran uña y carne. Por razones no venidas al caso, Don Chabelo pidió prestado a Don Beto cierta cantidad en miles de colones para devolverlos cuando aquél vendiera suficientes quintales de arroz en granza, de arrozales muy próximos al aporreo en centenares o millares de quintales, pero calculados en fanegas. Con el mayor gusto Chanchanico entregó aquellos varios miles de colones (¿¢20,000ºº u $8,000ºº dólares de entonces?). Cuatro semanas después, ─en noviembre de 1966─ inició aporreo o cosecha del arroz. Sanvicentino Don Carlos Joaquín Cornejo Merino†, entre otros, fuerte acaparador y revendedor de granos básico a mejores precios, con sus cuatro camiones de altos tonelajes hacia hasta ocho viajes cotidianos (dos por cada camión), fletando aquel grano celestial. Cada día, por la tarde, Cornejo Merino llegaba a casa-hogar de Don Chabelo a entregarle el total monetario de lo fletado desde Santa Cruz Porrillos hasta ciudad San Vicente. Esto ocurrió durante aproximados diez días consecutivos. Mientras tanto, Don Beto Chanchanico, ─quien vivía 100mtrs al norte en misma calle o avenida pueblerina, en línea recta, calle diagonal de por medio─, desde una de sus tres ventanas exteriores, a diario divisaba entradas y salidas  del sanvicentino Don Carlos Joaquín Cornejo Merino, cuando éste bajaba de, o abordaba su automóvil Mercedes Benz de último modelo, después de haber entregado los bujillazos de pisto, se supone, al Sultán, quien era y continúa siendo más pechito, sin estar desnutrido, que un Cristo de lata. Luego, el acaparador de cereales y café, salía raudo hasta su hogar de San Vicente: 24kms ida y vuelta.
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         Cierta tarde de aquéllas casi noches veraniegas tropicales (05:30pm), Doña Blanquita de Díaz, sollozando llegó hasta casa-hogar  de su padre: Don Ramón Chávez Henríquez†, situada a 50mts  rectos hacia el norte. El padre de ella, ─quien cenaba acompañado de su segunda esposa: Doña Carmela Cañas Merino de Chávez Henríquez† más sus pequeños y adolescentes hijos e hijas─, puesto en pie fue al encuentro de su sollozante hija mayor. Al preguntarle motivo o motivos, ella respondió: ¡Ay, papá!: Beto se ha desmayado… (¿…?)… Ya tiene tres horas de estar sólo respirando y con apagados quejidos lastimeros cada vez más suaves… Yo le pregunto qué siente… Él sólo mueve la cabeza en negativo… y  globos oculares de izquierda a derecha, pero no habla… (¿…?)… No, papá, no está tilinte. …(¿¡…!?)… Porque me daba pena, papá, venir a molestarlos, pues yo creía ser algo pasajero. Pasada una hora de no mirar mejoría, acudí a mis vecinas inmediatas, Doñas: Juanita Bonilla Chávez de Mira, Tulita de Marenco, Juanita Molina de Ayala con su hija Carmela Ayala Molina. Lo hemos frotado con Siete Espíritus; hasta dos lavativas rectales de pura esencia cafetera le hemos aplicado y sólo ha pataleado… Ese Don Felipe Ayala, idóneo en farmacia”…

         En este punto, Doña Carmela Cañas Merino de Chávez Henríquez, la interrumpió. En seguida, la misma Doña ordenó ir de inmediato a casa del enfermito; llevándose, además de a Don Moncho su esposo, a los niños: Carlitos Borromeo y Héctor Orlandito. Llegaron. La Doña, madrastra angelical de aquel en problemas joven matrimonio, hablaba a Chanchanico con frases reconfortantes y sobando calota craneal al mismo tiempo. En ese instante se presentaron madre y hermanas del desmayado, Doñas: Carmen viuda de Díaz Chanchanico, Josefita Díaz Chanchanico de Castañeda, Luz Díaz Chanchanico de Balladares, y Victoriana de mismos apellidos; al mismo tiempo, el desmayado empezó a rechinar la dentadura, a cambiar sus tonos morenos faciales medio oscuros a morado aberenjenado, y a medio sonreírse con Doña Carmela Cañas Merino de Chávez Henríquez, empezando a esforzarse por articular palabras descifrables, lo cual logró al ver al idóneo en farmacia preparando cánula rectal con enema de estricnina. Chanchanico hasta apretó glúteos en señal de rechazo; siempre balbuceando se logró entenderle esto: “¡Ingrato el Chabelo!”. De inmediato, la joven señora esposa de Beto Chanchanico comprendió causa primaria o única de aquel desmayo no epiléptico. Don Moncho Chávez Henríquez, suegro de aquel rechinador dental, al instante ordenó al idóneo farmacéutico hecho a machete, suspender aplicación de tal enema rectal, ordenando pedir el taxi más inmediato. La señora Cañas Merino de Chávez Henríquez, ordenó a su adolescente hijo Orlandito, ir a prisa hasta casa-hogar de Don Sultán Salinas para averiguar monto de lo adeudado y cobro del mismo. Orlandito, con 15 abrilitos,  regresó con la pólvora mojada por carecer de edad para hablar de dinero, dijo Chabelo. Entonces, aquella dulce madrastra de Blanquita Luz, recorrió rápido esos 100mts planos  para entrevistarse urgente con Cristo de Lata Salinas, quien estaba orondo sobre silla perezosa comiendo miel de ayote enmelado en peroles de molienda panelera propiedad de doña Juana Francisca del Carmen Chávez Henríquez de Orantes Vela
        
         Doña Carmela Cañas, con dulce pero enérgica voz, lo espetó así: “¡Caramba, Chabelo!: nadie hubiera creído que tú jugases bromas tan pesadas; pues todos te hemos conocido, desde niño, como muchacho servicial, inteligente y educado. ¿Por qué tratas así a tu concuño Beto? El pobre está vivo sólo porque respira y derrama, en silencio, lagrimones abundantes. ¡Dame ese dinero, Chabelo, porque ese es el único medicamento que lo puede curar en un santiamén!

        Tan malvado Sultán terminó de engullir el pedazo de ayote en miel para enseguida hablar así: “No, Doña Carmela, suegra también mía: mi concuño Chanchanico está exagerando su fingimiento. Dentro de dos días, el lunes próximo, iré al Banco Hipotecario sanvicentino a retirar esos ¢20,000ºº que le debo. … (¡¡…!!)… No, Doña Carmela: Don Carlos Cornejo Merino, Don Roberto Cea Vega, Don Marcelino Portillo con otros más, cada tarde no vienen a pagarme el arroz retirado durante ese día; sólo vienen a hacer cuentas económicas conmigo, para así ellos depositarme el dinero cada día en el banco ya citado. ...(¡¡…!!)… Óigame, señora de Chávez: en el armario de mi dormitorio creo tener la mitad de lo adeudado. Ábralo y sáquelos, cuéntelos, lléveselos y explíquele que dentro de dos días, lunes al mediodía, le traeré el resto desde San Vicente”.

         Aquella elegante señora de Chávez Henríquez, con una de dos puntas del hermoso tapado católico de percal español, envolvió cien billetes de a ¢100ºº cada uno, partiendo rauda y alegre por haber solucionado ese problema a punto de estallar en luto familiar profundo. Doña Carmela Cañas cruzó la calle, penetró al hogar de Chanchanico, atravesó la sala social principal esquinera; el molino comercial de nixtamal, dos corredores interiores, dos dormitorios de niños y niñas del matrimonio, hasta llegar al aposento nupcial Díaz Chanchanico-Chávez Muñoz, ya repleto con presencia de las siguientes damas: Juana Francisca del Carmen Chávez Henríquez viuda de Orantes Vela; María Agapita Rodríguez Molina de Chávez Muñoz; Arcadia Adolfina Chávez Henríquez viuda de Posada ¿Carriles?; María Josefa Chávez Henríquez viuda de Avelar; Amalia Chávez Muñoz de Morales Guerra y la beata nonagenaria: señorita Soledad de la Paz Henríquez Angelino: ─esta última, tía materna de todas las Chávez Henríquez, por haber sido hermana mayor de Doña Segunda, abuela de Segundita─; asimismo, estuvieron presentes dos hermanas del Chabelo, Doñas: Graciela Salinas Vasconcelos de Cañas Merino y Rosita Salinas Vasconcelos de Rodríguez Molina, con Margarita Alfaro de Rodríguez Molina y señorita beata octogenaria: Cecilia Ayala Bustamante.

         En ese momento de total confusión, con lágrimas e incertidumbre, tal madrastra de ambas hermanas, en débil telaraña, desdoblando una de dos puntas en su tapado católico de percal español, habló: “Mira Betío: Chabelo te envía esto. Cuéntalo”. “Blanquita: cuente ese dinero”, ordenó el recién resucitado, ya sentado sobre el petate de su camastrón nupcial: ─petate sostenido por encordelado de cuero crudo bobino flexible─. “Son ¢10,000ºº”, dijo Blanquita con mediana alegría de conformidad momentánea. “¡¡No puede ser!!”, respondió Chanchanico, con alarido todavía retumbando en cuenca del Chinchontepec y cerros Ciguatepeque  orientales, desmayándose ipso-facto.

         Ipso-facto también aquella sabia Doña Carmela Cañas regresó adonde el comelón de ayote en miel, a narrarle, al pie de la letra, todo lo acontecido. Este Cristo de Lata, al instante cambió semblante, tirando al basurero el otro pedazo de ayote medio comido; abandonando de un salto su confortable hamaca para ir hasta su armario privado a extraer diez paquetitos de ¢1,000ºº cada uno… Llevando asida de un brazo a terrenal virgen del los desamparados, ambos penetraron al aposento del comatoso. Al oír la inconfundible voz del Chabelo, al instante volvió a tomar la posición de loto o del obeso Buda. Él, en persona, contó aquellos restantes ¢10,000ºº. Ya satisfecho a plenitud, sin saludar al murmullo de parientes y vecinos, fuese al baño para aseo enérgico total. Luego de afeitar su lampiña y muy morena cara de nonualco tehuacano, se perfumó con lavanda inglesa Yardley; su tan negra y espesa cabellera la puso en orden con brillantina Glostora; calzó botines cosacos café, vistió  pantalones caqui macartur dos cabos, confeccionados por Don Sapo Martín o por Don Chico Culo: ambos, maestros en sastrería local; más camisa blanca hondureña mangas largas de marca “presidente paz”. Sombrero italiano “Barbissio” adornó sus indígenas sienes. Par de espuelas mejicanas se puso por último. Mientras tanto, el viejo Hilario Mejicanos ensillaba la mula “Rosa Corona”, ─bautizada así por Chanchanico debido a su suavidad en el trotar equino.

         Mientras tanto, el Sultán del Porrillo, ya en su hogar, hizo similares operaciones personales que el concuño.  Montado sobre su caballo “Suave Palmolive”, se paró a nivel de la esquina empedrada de su casa-hogar. Pocos minutos más tarde, aquella pareja concuña se perdía en espesura nocturna del camino real que, pasando por inmediato cantón El Carao, conduce hasta caserío El Paraíso de Santa Cruz Porrillos; pues, a inicios de El Carao, habitaba la señora o señorita “Vaso de Leche”, al parecer novia subliminal de Don Chabelo; y, una legua hacia el sur, moraba aquella vieja coquetona Adelaida, querida virtual de Chanchanico; pero ésta disputada con míster Kleiton, fumigador aéreo en algodoneras de doña Julia Angulo, copropietaria de hacienda Tehuacán Opico y, a la vez, esposa del míster Kleiton.        
                        06 de diciembre en 2012.-               

miércoles, 5 de diciembre de 2012

VERSOS DIVERSOS, 1^ entrega



VERSOS DIVERSOS
                   De
Ramón F Chávez Cañas



C O N T R A S T E S

El queso duro-blandito;
la sexta-décima calle;
la democracia “inSipiente”1;
este país tan chiquito;
el arzobispo Lacalle;
destrozos al Medio Ambiente;

leyes  “antiterroristas”
infundiendo más terror
dizque contra el terrorismo
de los neocomunistas
de este bello El Salvador,
nos llenan de pesimismo.

La llamada “renta media”
tan sacada de la manga
por los neoliberales
para esconder la miseria
con un bikini o una tanga
se está cayendo a raudales.

Los torrentes de emigrantes
que el “tío Sam” nos devuelve
cada día es más creciente.
Fueron frases insultantes
o mentira que aún nos duele,
dichas por el presidente.

La “amistad” del mandatario
de los torvos “areneros”
con el señor presidente
de Washington: cavernario
“Jorge arbusto” y sus aleros,
no le sirve a nuestra gente.

Los soldaditos famélicos
que están asolando a Irak,
tampoco hacen contrapeso
con  riflitos psicodélicos
para poder ayudar
al salvadoreño preso;

quien después de varios meses
de humillación y vejámenes
en esas cárceles gringas
son deportados cual reses,
llegando acá con imágenes
de no pegar un respingo.

El triste “Hermano Lejano”
que ayer hasta monumento
le hizo un alcalde “arenero”,
al regresar no es hermano.
Para “arena” es un jumento
pues ya no manda dinero.

                    1—INSIPIENTE  con S = Loquita.                 
         1ero  de agosto en 2007.-


ÓRDENES PRECISAS

Yo no quiero campanas/ cuando llegue mi sino;
rechazo los rosarios/ durante nueve días.
Ni coronas ni flores/ en mi trance a lo eterno;
ni responsos ni misas/ cambiarán mi destino.
Si fui malo o fui bueno/ o actué con cobardías;
si he ganado la gloria/ u obtenido el infierno,

de acuerdo a esas creencias/ medievales absurdas,
nadie podrá salvarme,/ ni menos condenarme;
pues la balanza fiel/ no podrá nivelarse.
Y vuestros dineritos/ caerán en tan burdas
arcas de mil pastores./ No permitáis se arme
pleitos entre glotones/ tratando de apropiarse

miserables centavos/ pagados por mi alma.
El fuego purifica/ toda materia inerte.
Así, tal cual nací,/ así debo morir.
Mi ser está consciente:/ no merezco una palma.
Eterno sólo es Dios./ No le temo a la muerte.
Ordenarán mis genes:/ ¡Ramón: debes partir!

Nadie puede afirmar/ lo nunca conocido;
entonces se inventó/ aquel verbo crëer.
Crëer en mil absurdas/ cosas de sinrazón.
Viajaré hasta la Nada/ con cerebro dormido
consciente de haber sido/ y ya no poder ser
el conjunto de átomos/ en pobre corazón.

Por eso a mi familia/ yo ordeno ser quemado
en pira funeraria./ Y mis pobres despojos
deben ser esparcidos/ en la poza de El Mango
de mi Río Caliente,/ allá en mi pueblo amado
o sea Tecoluca./ Entonces, yo, de hinojos,
besaré aquellas aguas/ con compases de tango.
                                           
                                02 de agosto en 2007.-



NUESTRO TERCER HOGAR

Iremos a vivir/ a ciudad Vilcabamba
vieja ciudad eterna/ por nadie conocida
en tan Alto Perú/ o en el Perú Amazónico,
región donde españoles/ exclamaban: ¡Caramba
cómo hicieron los Inca/ para encontrar cabida
en una o más ciudades/ con el embrujo biónico!

En ciudad Machu Pichu/ jamás residiremos;
pues, inmenso tropel/ del turismo alocado
frustrará nuestra paz;/ asimismo en El Cuzco,
capital de indios Inca,/ donde nunca podremos
soportar tal altura/ de lugar tan helado.
Si eso no les bastare,/ otro lugar yo busco.

Pudiésemos vivir/ en ciudad Samarcanda
seis veces milenaria/ todavía habitada
en el Uzbekistán/ de/ ex Unión Soviética
en ruta de la seda/ que China ya no manda
a tan bella Venecia/ de/  Italia soñada.
¡Podríase vivir/ conservando la ética!

O en urbes subterráneas/ de región Capadocia
para admirar los frescos/ de primeros cristianos
del distante Bizancio,/ y montar en caballos
exclusivos de reyes/ en área de Anatolia.
Vivir esos milenios/ de asirios a romanos
buscando libertad/ y no ser más vasallos.

El ignoto “Dorado”/ de Voltaire, filósofo,
descrito a plenitud / en gran librito “Cándido”
nos podría albergar/ sin pensar en riquezas.
Ahí nos libraríamos/ del mentiroso teósofo.
Sólo ahí encontraríamos/ rico aroma del sándalo
ignorando, del mundo,/ asquerosas bajezas.

O iremos a vivir/ a nuestra Meso-América:
al Yucatán indígena/ o al Petén milenario;
al Palenque de Chiapas/ o al Copán hondureño;
pero antes de españoles/ en la tierra quimérica:
o patria de mis Maya,/ esa región santuario,
para así despertar del/ milenario sueño

y volver a encontrar/ auténticas raíces
en troncos ancestrales/ antes de nuestra Era.
Ahí podrá vivirse/ ignorando al turista;
abrazando a ancestros/ nacidas de maíces;
dándoles nuestro amor,/ pues no es raza cualquiera:
¡¡son eternos troncones,/ hoy perdidos de vista!!
                                        02 de septiembre en 2007


ELEGÍA POR LUCIANO PAVAROTTI

Haz llegado a lo eterno,/ Pavarotti Gigante.
Tu insuperable voz/ hoy está deleitando
a cortes celestiales/ sin importar mil credos
y a cortes infernales/ do está el judío errante;
pues con tu excelso acento/ siempre estarás reinando
en  Tierra o en cielos/ y en averno de enredos.

Gozarás de lo eterno,/ con relatividad,
hasta cuando este nuestro/ sistema planetario
y en especial la Tierra/ rinda tributo al Sol.
Mientras exista hálito/ en esta humanidad,
tú serás el santón/ en cualquier escenario
con esa tu presencia,/ con aquella tu voz.

El timbre de tenor,/ en edad electrónica
no ha sido ni igualado/ por muy buenos cantantes.
Don Enrico Caruso,/ tenor de discos sordos,
pudiese compararse/ en esta maratónica
carrera de cien divos,/ con tus cuerdas sonantes,
o las cuerdas vocales/ ausentes en mil gordos. 

Otro tenor fantástico:/ Gilberto Luis Duprez
en siglo diecinueve/ dio el primer do de pecho
en el “Guillermo Tell”/ de italiano Rossini.
Fue anterior a Caruso/ este tenor francés,
tenor decimonónico/ con ganado derecho
a compartir mil glorias/ de Vincenzo Fellini.

Al dar el “Do de Pecho”,/ don Enrico Caruso,
rompía los cristales/ a mediana distancia.
Ese es un gran aval/ para Caruso, Enrico.
Tú, Magno Pavarotti,/ con tu garganta en uso,
dabas esa Alta Nota/ siete veces con ansia
en una sola Aria,/ para vencer tal risco.

Has sido el Astro Rey,/ siempre seguirás siéndolo.
Tu imponente figura/ de “Gordinflón” sublime,
con tus cejas y barbas/ negras cual azabache
e infaltable pañuelo, —todo mundo está viéndolo—,
y escuchando tu voz,/ esa voz que redime
a todos los melómanos./ ¡Una voz sin un bache!

Tu imperio de cantante/ en nuestro mundo entero
en esos cuatro u ocho:/ los puntos cardinales,
sonará a lo infinito,/ hasta en humilde choza,
porque música de ángeles/ jamás tendrá lindero,
—aunque hace siglos fue/ sólo de cardenales,
de reyes o de príncipes:/ tal nobleza lujosa—.

En este mismo instante/ estamos escuchando
esas arias divinas/ de Verdi y Leoncavallo;
de Camilo Sanz Saënz,/ Donizetti, y Rossini.
En días venideros/ estaremos calmando
el estrés cotidiano/ para volvernos gayos*
escuchando en tu voz/ a Mozart y a Bellini.

Descansando no estás./ Eso muy bien lo sé.
Por largas temporadas/ tu voz arrullará
a divinas personas/ de los credos cristianos.
En tanto, en el infierno,/ taimado Lucifer,
al no escuchar tu canto,/ en fuego estallará.
¡Creo que en purgatorios/ cantarás con sopranos!

Ya no eres italiano./ Perteneces a todas
las naciones del orbe/ sin importar las razas:
Aria, Maya y Quiché;/ Amarilla, Cobriza,
Negra, Aymara e Inca,/ con diferentes odas,
siempre te alabaremos/ y te diremos: ¡Gracias!
por seguir escuchándote/ y viendo tu sonrisa.

No habrá otro Pavarotti,/ pues tú regresarás.
Tú vendrás encarnado/ en el mismo Luciano
cuando aquellas moléculas/ o los átomos puros
que hasta ayer integraban/ Magna Celebridad
vuelvan a reintegrarse,/ en milenio cercano,
o en un par de centurias./ Entonces los futuros

pobladores del Globo,/ tendrán la dicha inmensa
de poder escuchar,/ tal cual nosotros, ora,
al Genial Pavarotti/ en pura carne y hueso.
Y seguirás presente,/ por la galaxia extensa,
donde haya inteligencia/ viviente a toda hora.
¡Cada doscientos años/ se verá tal suceso!

Pero tu Majestad/ no sólo fue en Bel Canto.
Niños de Guatemala,/ de Angola, de Kosovo
y de otros ignorados/ lugares de esta Tierra,
recibieron tu ayuda./ Entonces, con encanto,
volverás a venir/ a socorrer tu Globo
desgraciado por siempre/ a causa de la guerra.
                                           *Gayos = alegres      
07 de septiembre en 2007.-
          

 POBRECITA DEMOCRACIA

Pobrecita democracia:/ tu bella falda arruinada
por los gañanes eternos/ desde/ Eras paleolíticas;
desde el hombre Cromañón/ hasta actuales plutocráticos
o gobiernos para ricos/ en descarada jornada
para vencer a cerebros/ de los entes sifilíticos
y, sin descaro decir: ¡Aquí están los democráticos!
                                     
Democráticos de mierda/ creadores de cleptocracia
o gobierno de ladrones/ en Pulgarcito de América
quienes con parafernalia/ o propaganda porcina
tratan de desvanecer/ su pertenencia a la mafia.
A los zombis compatriotas/ se los duermen con quimérica
promesa de democracia;/ pero no a corte divina.
                                                   
                                                    08 de septiembre en 2007

     ¡A Y,  L A   P O E S Í A!

Que el Soneto es el rey de los pöemas,
¡nadie lo niega!
Que el Soneto es clavel en la solapa,
dijo con penas
el pöeta Fresedo en veraniega
y triste etapa.

Que sólo endecasílabo es Soneto,
grandes mentiras.
Poniendo consonantes en las puntas,
dijo un sujeto
queriendo darle tonos a sus liras;
liras difuntas.

El Verso Alejandrino es elegante
para escribir.
Le permite un millón de libertades
al gran pensante;
quien con sólida estrofa, su vivir
en cantidades

transmite con su pluma angelical
su pensamiento
desgarrado en metáfora celeste
o en infernal.
Soneto pesimista del momento
en el oeste

que han sufrido desgracias o tragedias.
Con Elegías
saluda las catástrofes o muertes.
Con las comedias
da riendas sueltas a sus alegrías
por buena suerte.

Con Verso Libre escribe el talentoso
versos difíciles
nacientes casi siempre en las entrañas
del estudioso
pöeta raro con metros disímiles;
mas, sin patrañas.

El Soneto no es amo/ absoluto.
Es el talento
expresado con gracia en sonetillos.
Pöeta bruto
no escribirá, jamás, un monumento
ni en mil versillos.

Alejandrino y Hexadecasílabo;
la Silva y Lira,
en pluma de un pöeta verdadero,
nunca de un pícaro,
puede, en la biblia, aplacar la ira
del pendenciero.
                         16 de septiembre en 2007.-

         
                 ¡SORPRESA CÍTRICA!

¡Ah, tramposo vendedor/ de plántulas para huertos!:
nos timaste impunemente/ dándonos gallo-gallina;
nos cobraste por naranjo;/ mas, naranjo-mandarina
fue al cabo de cuatro abriles./ ¡Eso lo miran los tuertos!

Este día, por la tarde,/ con sirvientes muy expertos,
descubrimos en sus ramas/ una pelotita fina.
Estaba casi en la cumbre,/ protegida por espina.
Es la primera cosecha;/ pero no tendrá conciertos

de pöesía ni de música;/ aunque él no tiene la culpa.
Seguiremos abonándolo/ para saborear los híbridos
frutos de ese nuevo cítrico/ tal vez de sabrosa pulpa.

No le faltarán cuidados./ En verano, con los hídricos
riegos en cálidas tardes/ y combatiéndole pupas
para que futuros frutos/ nunca lleguen a ser pírricos.-
                                           19 de septiembre en 2007.- 


A NUESTRA PICHONA PALOMA  ALAS BLANCAS

Hace más de seis semanas,/ Blanquita, una empleada nuestra,
allá, en Gran San Salvador,/ el lugar de su trabajo,
le dio albergue a una paloma/ de llamadas “alas blancas”.
Tal paloma era pichona/ su plumaje daba muestra.
Sola penetró a la tienda,/ colocándose debajo
de nevera, mostrador/ y de unas internas bancas.

Desventurada paloma:/ pichón o bella pichona,
había perdido nido/ por la sierra criminal
que pocos minutos antes/ derribara a  frondoso
árbol almendro de río/ frente a jardín de Pomona
contiguo a una asfaltada/ calle en centro comercial
de nuestro San Salvador,/ Gran San Salvador hermoso.

Blanquita la acarició./ Paloma se mostró mansa
como ave de corral./ Blanquita la echó a una cesta
y a las siete de la tarde/ la trajo hasta Santa Tecla.
El pichón o la pichona,/ bailando una alegre danza,
se paseó por nuestros patios/ y nuestra micro floresta.
En “cinco negritos”, mata,/ puso dormitorio en regla.

Al día siguiente, galga,/ exigía su comida.
Mi esposa, María Elsa,/ solícita la cuidaba
dándole granos de arroz/ y maíces triturados
porque la bebé paloma,/ con garganta deprimida,
no tragaba los enteros/ granos de maíz. Estaba
con el agua permanente,/ y nosotros, sus soldados

cuidando a indefensa ave/ durante pocas semanas.
Yo pasaba a ras de arbusto/ llamado cinco negritos.
Ella nunca se inmutaba,/ quedándose acurrucada.
Salía a comer sus granos/ temprano por las mañanas.
Unos sanates hambrientos/ no la asustaban con gritos
   disputando sus cereales./ ¡Ella no dejaba nada!

Pasados veintidós días/ la paloma alzó su vuelo.
Ya no buscó dormitorio/ del arbusto tan florido.
En un alto aguacatero/ de nuestro vecino hermano
instaló sus reales patas./ Sentimos profundo duelo
porque pensábamos, tristes:/ el ave, haberla perdido
y su dieta cambiaría/ por otro alimento insano.

Pero no. No ha sido así./ A nueve horas del día
y, a cuatro de la tarde,/ la adolescente paloma
aparece en enramada/ moviendo frágil pescuezo
exigiendo su comida./ Nos trae inmensa alegría
servir esos alimentos/ para que nuestra ave coma
con un apetito atroz/ simulando al hombre obeso.

ºSi volviese acompañada,/ o acompañado, es lo mismo,
doblaremos la ración./ Si son tres: triplicaremos.
Si una mancha nos llegase,/ compraremos por fanegas
el pan de sublimes aves./ Esto es puro comunismo:
ellas nos dan sus cantares/ y nosotros pagaremos
dando amores y sustentos/ que es negado allá en las vegas.
                                         21 de septiembre en 2007.-

CONTINUARÁ…