Anastasio Jaguar

Anastasio Jaguar

Breve Biografía de ANASTASIO MÁRTIR AQUINO (1792-1833):

Único Prócer salvadoreño verdadero en siglo XIX. Nativo de Santiago Nonualco, La Paz. De raza nonualca pura. Se levantó en armas contra Estado salvadoreño mal gobernado por criollos y algunos serviles ladinos, descendientes, éstos, de aquéllos con mujeres mestizas de criollo o chapetón y amerindia; pues esclavitud inclemente contra: indígenas, negros, zambos y mulatos, era insoportable para el Prócer Aquino. Fue asesinado por el Estado salvadoreño en julio de 1833, —después calumniado hasta lo indecible, tratando de minusvalorar sus hazañas; así como hoy calumnian a Don Hugo Rafael Chávez Frías y, ayer, al aún vivo: Doctor Don Fidel Castro Ruz.

En honor a tan egregio ANASTASIO AQUINO, este blog se llama:

“A N A S T A S I O A Q U Í S Í”

miércoles, 10 de octubre de 2012

GUERRILLERA JAGUAR, 8^ entrega.



                           NOVELA
LA GUERRILLERA JAGUAR
           Por Ramón F Chávez Cañas

          CAPÍTULO III

        Recordemos: primer fruto del hogar Galán-Guerrero fue preciosa nena nacida el 12 de diciembre en 1967, un año exacto después de aquella rimbombante boda de  progenitores; por tal razón fue bautizada con nombre de Guadalupe de la Paz Galán Guerrero, tal cual se relató al inicio. Fueron padrinos en pila bautismal: su tío Manuel de Jesús Guerrero y señora: —mismo tío quien muriera cuatro o cinco años después en simulado accidente de tránsito automotor en acantilados de carretera Troncal del Norte, cerca del pueblito chalateco llamado La Palma, en frontera nororiental con república de Honduras, cuando éste desempeñaba cargo de Inspector Departamental de GN. Nunca se hizo investigación judicial a fondo, sabiendo que tal mayor del ejército salvadoreño era abstemio de drogas mayores y menores, incluyendo alcohol y que ninguno de sus 4 acompañantes resultó con algún rasguño. Gente sabedora del caso, en especial familiares y amistades más allegadas, atribuyen al famoso infame “Chele Medardo”, autoría intelectual de ese posible crimen; pues “Chele Medardo” era Director General de tan infame Guardia Nacional. Pudo haber sido venganza política por rebelión, en febrero o marzo de 1972, del coronel José María hijo, hermano del presunto asesinado; ambos, tíos maternos de nena Lupita.
       
Desde parvulario esta agraciada muñeca fue internada en colegio tecleño de los más famosos existentes entonces en todo el país; colegio en el cual su madre, doña Esperanza, varios años antes se había graduado en exótica especialidad llamada “Menagere”. Ahí estudió toda la primaria y secundaria hasta graduarse de bachiller en Ciencias, Letras y Matemáticas del pasado, pues fantasioso “Menagere”, —que nunca nadie supo de qué se trataba—, estaba corroído por herrumbres de la historia; pero al acto de graduación, a pesar de graduarse con varias bandas de excelencia más medallas al mérito, no asistió su padre por encontrarse “camellando” en el extranjero (EU); ni su madre, por otras razones que se expondrán más adelante. Sólo abuelita Domitila,  hermanito Prosperito y tío Agapito, asistieron a la para ella memorable ceremonia. Esto ocurría a finales de 1984. En marzo de 1985 iniciaría estudios universitarios odontológicos en Universidad de El Salvador. Por ese motivo acudió a sor superiora del colegio tecleño para gestionar pupilaje, pues era muy arriesgado, por guerra civil más  delincuencia común, el viaje cotidiano hasta ciudad Quezaltepeque. Además, se había mudado a casa-hogar quezalteca del tío José Mauricio por no estar de acuerdo con  extraña conducta de su agobiada madre; pero enfrentando hostilidad subliminal de tía política y de primos.  
       
Aquella monja superiora le mostró 40 artículos de 40 reglamentos internos de la institución donde se prohibía, a raja tabla, albergar a particulares. Por supuesto, tan medieval religiosa ponía más énfasis a malditos artículos 40, dándole a entender a  desconsolada señorita bachiller ser ella, ex alumna, persona particular para el colegio presumido, quien podría aprender mañas en Universidad de El Salvador y llegar a soliviantar a todo el internado o contraer, al usar inmundos servicios sanitarios de  misma universidad, esa terrible nueva enfermedad llamada sida, asesina a corto plazo, la cual al parecer no tiene curación actual. En peor de casos, continuó sermoneándola sor superiora con palabras textuales siguientes:
       
—Te puedes convertir en guerrillera comunista, pues en esa universidad (UES) y en esa apóstata Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, UCA que le dicen, adoctrinan muchachos, varones y hembras, sencillos y pueblerinos como tú… ¡No! ¡No! Sólo si abrazaras nuestra carrera religiosa te pudiésemos admitir; pero sin salir sola a la calle.
       
Por educación, más por poco respeto merecido todavía, Lupita se despidió de monja tan pedante haciéndole bendito e inclinando la frente; agradeciéndole a la vez haberle prestado 10mins de atención negativa. Le prometió estudiar con seriedad la última propuesta. Sin embargo, Dios Verdadero no abandona a sus hijos. Esa misma mañana, al salir de su antiguo internado con tambores destemplados, al esperar  autobús para dirigirse hacia San Salvador a efectuar otras diligencias pre-académicas en UES, doña Isabel Granados de Marinero, quezalteca, madre de familia de una de sus mejores condiscípulas, ordenó al chofer poner reversa a fin de saludar a desilusionada ex alumna. Lupita subió a tan elegante limosina al aceptar tomar té en casa de señora de Marinero, allá en  capitalina colonia San Francisco, primera etapa. Enterada doña Isabel del problema afrontado por Lupita, trató de resolvérselo de manera favorable; pero era menester hablar primero con el jefe de familia para poder darle sí categórico. En efecto, doctor Álvaro Marinero aceptó complacido por muchas razones; en especial porque Isabelita, vía telefónica desde Londres, había dado  rotundo sí a inesperada consulta respectiva de su padre. Además, porque señorita Lupita Galán Guerrero sería magnífica compañía mientras durara ausencia de 3 ó 4 años de  tan inteligente señorita bachiller Chabelita Marinero Granados, hija única. Por supuesto: señorita Galán Guerrero no mencionó, en absoluto, áspera entrevista tenida pocos minutos antes con tétrica religiosa católica. Dicho y hecho. Tal pupila se instaló, por órdenes expresas desde Londres, en habitación de su inteligente ex compañera de estudios primarios y secundarios. Señores Marinero-Granados la trataron solícitos, similar al trato dado a su propia hija: al inicio la mandaban y traían a UES en carro patronal, o iban ellos a dejarla y traerla cuando el chofer tenía contratiempos imprevistos; mas, antes de aceptar generoso ofrecimiento, Lupita narró terrible drama familiar por pasadas extravagancias paternas y presentes infidelidades maternas; no obstante, ellos, más cariñosos y solícitos, le brindaron comprensión, más aprecio con respeto. Seis días después de instalada, les explicó capacidad económica de ella para cubrir costes del pupilaje. Entonces, el doctor Álvaro Marinero le preguntó:
       
—Dime, Lupita: ¿cuánto al mes tú puedes pagar y por cuánto tiempo?
        —¢1,000ºº ($400ºº de entonces) y por 6 años—, respondió señorita Galán Guerrero.
       
—Tu economía ronda ¢75,000ºº ($30,000ºº de entonces) —, calculó tan sesudo abogado-economista.
        —No. Tal vez tenga ¢144,000ºº, doctor, —volvió a responder tan guapa jovencita quezalteca. Prosiguió—: pero debo costearme textos, instrumental, más  cuota social de UES asignada a mí en ¢300ºº mensuales ($120ºº).
       
Por espacio de 20 segundos, esposos Marinero-Granados guardaron silencio. Pronto él dijo:      
       
—Mira, niña: gracias a Dios, nuestro trabajo nos da el pan cotidiano y nos alcanza para ti; por lo mismo, pupilaje no te costará un centavo. Me preocupa tu problema de transporte, pues durante estos 6 días de iniciadas las clases ya hemos tenido contratiempos por informalidad voluntaria u obligada del chofer, más por  denso tráfico en horas pico; sobre todo porque Ciudad Universitaria nos queda al extremo norte y nosotros vivimos en extremo sur. Yo te propongo: —continuó hablando  entusiasmado doctor Marinero y esposa asintiendo al mover cabeza de arriba hacia abajo. Él prosiguió: ─con ¢72,000ºº destinados al pago del pupilaje durante tus planificados 6años de estudios universitarios, puedes y debes comprarte un automóvil nuevo, japonés o europeo de 1200cc en cilindrada. Si no posees licencia para conducir automotores, nosotros te buscaremos al profesor quien enseñó a Isabelita. En 3 ó 4 semanas tú podrás marchar a tu Facultad, si nosotros no pudiésemos mandarte o llevarte en días de inesperados contratiempos.

— ¡Gracias, Señores!: ¡Ustedes son mis Ángeles Custodios!,respondió ella con voz entrecortada por súbito llanto y ojos anegados con abundantes lágrimas. Continuó hablando: ─Ahora mismo telefonearé a mi abuelita paterna para que se presente mañana con libreta de ahorros porque ella, según voluntad de mi padre lejano, es tutora del dinero enviado por él desde el Norte, tanto para mí como para mi hermano Prosperito.

En efecto, ese mediodía, por vía telegráfica puso hasta ciudad Quezaltepeque un telegrama urgente, pues en suburbios o barrio El Guayabal donde estaba humilde morada de abuela paterna, no había servicio telefónico residencial. El telegrama rezaba así: “Llámeme urgente ahora 04:00pm. Vía telefónica daré más detalles”. A la hora exacta, por vía mencionada, Lupita expuso plan propuesto por sus anfitriones. Al día siguiente, con inseparable hermano Agapito, abuela estaba bien temprano en  residencia de colonia San Francisco primera etapa, con libreta del “pisto”. Por ser menor de edad, compra del automotor no se pudo llevar a cabo a nombre de Lupita; pero, siendo el doctor Marinero notario de primera clase, se escrituró tal vehículo a nombre del tío Agapito. Por ser venta al contado efectuada a viejo buen cliente, se consiguió 15% de rebaja, saliendo dicho negocio en ¢61,200ºº, que en aquel tiempo, cuando inefable presidente Duarte Fuentes no había devaluado el colón con respecto al US dólar, equivalía a $25,800ºº (cambio oficial) o a más o menos $15,000ºº (mercado negro fluctuante)). En consecuencia: era coche último modelo de prestigiosa marca alemana. Con ¢7,200ºº ahorrados en la compra se pudo sufragar matrícula y pagar el curso de manejo ya referido. Con parte del sobrante, invitó a esposos Marinero-Granados a delicioso almuerzo de etiqueta en uno de los más exclusivos restaurantes capitalinos. En esos difíciles tiempos casi nadie salía a cenar. Más allá de 07:00pm se corría riesgo de ser ametrallado o destrozado por explosiones potentes y no quedar ni para tamales; pero otra desdicha pronto llegó a desdichada y dichosa señorita Lupita: el régimen represivo aumentó presión contra Campus Universitario UES, incluso contra aquellas Facultades laborando en exilio o fuera del Campus, el cual había sido tomado en varias ocasiones, desde 1972, por milicos ásperos. Se sobrentiende: represión comprendía también al elemento humano: alumnos, docentes, empleados; además, saqueo del patrimonio UES. Decenas, por no decir centenas de cadáveres de universitarios asesinados se miraban por doquier en cada amanecida. Este reino del terror cotidiano, semanal, mensual, anual y eterno, desanimó a mozuela Galán Guerrero. Se vio obligada, a mediados de primer año, a cambiarse de Universidad de El Salvador a una de esas mal llamadas “universidades privadas”: centros “pellejos” que de universidades no tienen nada en absoluto, —en esos tiempos sólo Universidad de El Salvador y Universidad Católica Centroamericana (UCA) [la que muy pronto debería llevar el nombre “Ignacio Ellacuría”, uno de sus fundadores, Rector Magnífico de la misma, Filósofo, Profeta y Mártir de El Salvador], eran Universidades Verdaderas.
       
Con firmes por altas equivalencias del primer ciclo a puras cachas terminado, Lupita se matriculó en “facultad de odontología” de cierta entidad o sociedad anónima explotadora de credo religioso protestante, para infundir, en “majada” salvadoreña, respeto por miedo a lo por nadie conocido, y aprecio por lo mismo; pero, así como el eminentísimo médico-cardiólogo mexicano: Doctor Ignacio Chávez Sánchez, había egresado de “pelleja” azteca refundida en lo más remoto de aquel bello territorio, la señorita salvadoreña tenía fe en ser ella raro caso sobresaliente a pesar de todas las corrientes en contra. En efecto, seis años después (1991) había terminado maratónica y compendiosa carrera universitaria. Entonces acudió en procura del dinero depositado por su asesinada abuela en manos del sacerdote italiano Mangana, para pagar  aquellos onerosos trámites de graduación en esa “universidad-negocio”; además, para comprar sillones dentales, compresor, rayos X e innumerable instrumental manual y eléctrico necesario.
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Al haber decidido P r o s p e r i t o marcharse con tío Chemita hacia tierra del Águila, Nopal y Serpiente ella, después de haberlo meditado muchas veces junto a la almohada y consultado otras tantas con Isabelita Marinero Granados, con padres de ésta, y razonando: futuro académico para toda carrera universitaria tradicional y nuevas, cada día era más incierto en El Salvador, tomó sabia decisión de marcharse ella también. Se marchó. En UNAM (México DF) logró hacer valer equivalencias: Después de dos años de estudios complementarios en dentistería, para septiembre-octubre de 1994, se estaba incorporando al registro oficial de profesionales dentales mexicanos.
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        Dedos de una misma mano nunca son iguales, —afirma antiguo y popular refrán—. Así es. Segunda hija del hogar Galán-Guerrero nació dos años después de Guadalupe. Llevó por nombre el materno: Esperanza de la Paz. Era puro retrato del don Próspero: blanca ladina, medio rosada-pecosa su tez, con grandes camanances en mejillas; cabellera lisa, gruesa, rojiza parecida a pelaje de cotuza. Desde parvulario demostró rebeldía contra  maestros y agresividad contra compañeritas; al mismo tiempo, rudeza en  aprendizaje de primeras letras, números, canciones y poemas infantiles. Incluso en  intimidad del seno hogareño era agresiva contra el servicio doméstico, hermanitos y hasta contra la madre. Sólo al padre obedecía, pero siempre refunfuñando. ¿Quién le enseñó vocabularios soeces?... ¡Nunca se supo!... Era mar y sus conchas para “putear, cerotear, o rotear” a quien se le pusiere en frente. Fue expulsada del colegio tecleño “menagere”.
       
Por ser hija del principal lugareño de rural y medio colonial ciudad, tal cual era y es  Quezaltepeque, monjitas de escuela católica San José local, la toleraron hasta lo indecible. Al terminar 6to grado de educación primaria a 14 áridos veranos metafóricos, complacientes monjas, psicólogos, psiquiatras, aconsejaron el abandono de estudios, pues en  colegios capitalinos o de otras ciudades no sería tolerada por mucho tiempo su insolente conducta; además, la directora de escuela San José se negó a extenderle certificación de conducta normal. Al marcharse don Próspero rumbo a EEUU, esta menor estaba en  plenilunio de adolescencia: 13 veranitos. Para ella tal partida fue de tanta alegría como  sería para patacho de bestias caballares ver abierto portón de un rodeo. A pocos meses obligó a la mamá a contratarle maestro conductor de automóviles. Así lo hizo doña Esperanza. Ni don Evodio Quezada, ni don Isaías Solís, principales maestros para enseñar a manejar automotores, pudieron soportar su mal carácter ni vocabulario de cloaca. Total: aprendió a la brava. Por medio de conectes corruptos habidos por décadas en departamento general de tránsito, “benemérito” padrastro le consiguió licencia falsa o “chaveteada”. Demás está decir: dos automóviles nuevos dejados en garaje por Galán Burgos al emprender largo periplo después de cara hospitalización en clínica Santa Sofía, los cuales quedaron casi sin estrenar, fueron tratados cuales enemigos acérrimos por ella y padrastro. En corto lapso de 6 u 8 meses de mal uso, ya parecían peroles viejos, todos chollados; con motores desajustados e interiores más sucios y malolientes, superior a basureros municipales. Al cabo de 18 meses, mentadas maquinas estaban fundidas. Fue menester hacer préstamo hipotecario con garantía de bienes raíces, a muy altos interese bancarios (2.5% mensual) para rehabilitar y poder vender esas chatarras.
       
Exigió con repugnancia e hizo contraer nuevas deudas a su abatida madre para hacer pantomima de fiesta en honor a sus 15 calurosos veranos. En esa fiesta no tan rosa abundaron ebrios escandalosos, mariguaneros apestosos y cien antisociales lacras más, quienes constituían el grueso de sus amistades. Para celebrar tal evento hizo desocupar salón comercial central del bazar Lupita, convirtiéndolo en pista de baile con aparatos eléctricos ensordecedores por música satánica. Menos mal: tal caricatura de fiesta rosa se llevó a cabo desde mediodía hasta 05:00pm, pues no había permiso, porque a 06:00pm empezaba el vitalicio estado de sitio vivido entonces. Había pandillas de drogadictos y delincuentes quienes a posteriori se conocieron con nombre genérico de “Maras”. Estas maras tenían asiento principal en cantón Santa Rosa, periférico e inmediato a ciudad quezalteca, al oriente, rumbo a pueblo Nejapa. Una de estas pandillas era encabezada por el novio de Esperancita. Ella era 2da jefa. Saqueaba la tienda o bazar. Mercaderías casi las regalaba a competidores de doña Esperanza para proveer de tabaco, alcohol, marihuana, anfetaminas y más a su amado y asociados. Contaba con la complacencia y complicidad del padrastro, quien de rutina se mantenía en estado crápula o pos-crápula (borracho o  gomoso), tanto en  comandancia local de GN como en casa de doña Esperanza. En este ir y venir desenfrenado, aquella pobre adolescente Esperancita concibió. Al celebrar su fiesta gris tenía 2 meses de gestación. Luego se rumoró entre mismísima “mara”: Esperancita Galán Guerrero había abortado. Aborto causado por riña tumultuaria al enfrentarse con “mara” de Las Brisas (colonia marginal). Estuvo grave. Agonizó en Hospital de Maternidad capitalino, donde se diagnosticó el aborto, más endometritis casi convertida en peritonitis. Luego, en lapso de dos años, tuvo par de ingresos adicionales por misma causa.
       
Cierto día, estando ambos de malas pulgas, —entenada y padrastro—, entre ellos se desató amarga discusión hasta llegar a agresión física. Fue internada en Hospital José Rosales de San Salvador. 15 días después fue trasladada a Cárcel de Mujeres en municipio Soyapango, acusada de homicidio frustrado en grado de tentativa contra sus tantas veces mencionado padrastro. Por milagro el susodicho individuo no la hizo desaparecer. De la cárcel salió medio regenerada, optando por “formalizarse” con su “chavo” del cantón Santa Rosa. Esto estaba ocurriendo al tiempo de cumplir 18 infernales veranos y su padre estaba por regresar o ya había regresado de sus cinco otoños de exilio voluntario en el gigante del Norte.
                              
En esta actualidad, diciembre de 1994, contaba con 25 estíos medio vitales. Vivía “acompañada” con mismo compañero sexual en mismo cantón. Habían procreado 5 retoños, incluyendo parto gemelar. En apariencia vivían tranquilos en ese cantón Santa Rosa.    

C O N T I N U A R  Á