Anastasio Jaguar

Anastasio Jaguar

Breve Biografía de ANASTASIO MÁRTIR AQUINO (1792-1833):

Único Prócer salvadoreño verdadero en siglo XIX. Nativo de Santiago Nonualco, La Paz. De raza nonualca pura. Se levantó en armas contra Estado salvadoreño mal gobernado por criollos y algunos serviles ladinos, descendientes, éstos, de aquéllos con mujeres mestizas de criollo o chapetón y amerindia; pues esclavitud inclemente contra: indígenas, negros, zambos y mulatos, era insoportable para el Prócer Aquino. Fue asesinado por el Estado salvadoreño en julio de 1833, —después calumniado hasta lo indecible, tratando de minusvalorar sus hazañas; así como hoy calumnian a Don Hugo Rafael Chávez Frías y, ayer, al aún vivo: Doctor Don Fidel Castro Ruz.

En honor a tan egregio ANASTASIO AQUINO, este blog se llama:

“A N A S T A S I O A Q U Í S Í”

jueves, 24 de noviembre de 2011

SALVADOR CATORCE


                     S A L V A D O R    C A T O R C E
                Del libro “Historias Escondidas de Tecoluca”
                   Escrito por Ramón F Chávez Cañas

         ¿Cuál fue su natural o legítimo apelativo?... Sólo Dios, él, su familia cercana y amigos sinceros lo supieron, y lo saben; pero, en aquel sabio Pueblito siempre fue conocido por SALVADOR CATORCE. ¿Por qué?… Porque él, siendo muchacho dieciocho-añero, impertérrito afirmaba tener CATORCE. Vox populi o voz de Dios, ubicaba su nacimiento en 25 de enero de 1933. Vino a este mundo antes del tiempo normal del parto: sietemesino o sietillo, a causa del inmenso terror experimentado por la madre cuando, en alrededores de rústica y rural vivienda, aullaba aquella famosa mártir y nocturna Coyota Teodora.
         Salvador Catorce era joven de estatura casi diminuta; de color moreno cobrizo amulatado, pues sus profundas raíces indígenas nonualcas-tehuacanas, alguna vez, en lejano pasado esclavista, se habían cruzado con sangre africana, allá, en latifundios coloniales cercanos pertenecientes a familias criollas: Cañas-Villacorta, o Molina-Cañas, o Jiménez-Molina. Cabellera medio ensortijada, pómulos algo protuberantes, y labios ajucumicados (color de aceitunas criollas moradas o jucumicas, según lenguaje vernáculo en territorio Nonualco) de grosor moderado, daban más pie para sostener esta sospecha. Vivía, junto con padres y hermanos, cobijado bajo techos de rancho pajizo a vera del camino real allá en cantón El Carao. Era genuino remanente de clases desposeídas, quizá liberadas por José Simeón Cañas y Villacorta, dudoso Libertador de esclavos centroamericanos 125 años atrás. Les había, en teoría, liberado del yugo español; pero, continuaron siendo siervos de criollos y chapetones: nuevos amos iniciados en 15 de septiembre en 1821. Desde primera infancia adecuada (07 años), Chambita Catorce, con gran puntualidad acudió a escuela primaria de varones del singular Pueblito, habiendo cursado hasta 6to grado, pues ése era máximo grado al cual pobres estudiantes de aquella época (1947) podía aspirar. Sexto grado, cuando él tenía 12 añitos de edad, lo aprobó con bandas y medallas de excelencia; pero, por extrema pobreza económica reinante en agro de aquel tiempo y todavía, se vio obligado, junto con decenas más, a repetir mismo último grado durante cuatro consecutivos años; no obstante, don Humberto Marenco (magnífico mentor y señor director de escuelita urbana ) le obsequiaba almuerzo cotidiano, pues jovencito Catorce ayudaba en  docencia extra de algunos niños con profundas dificultades para  aprendizaje normal. Luego, cumplidos 14 años por quinta  vez (1950), don Santiaguito Morales Quintanilla, filósofo y filarmónico autodidacta, —hermano paterno del coterráneo ingeniero Doctor H. C. don Manuel de Jesús Merino Argueta (padre de maíces híbridos salvadoreños) —, le dio trabajo en Farmacia Las Américas del soñado Pueblito, regenteada por el mismo don Santiaguito. En esa dorada época, por necesidad o malicia, —se decía—, coqueto Chamba Catorce comenzó a usar lentes transparentes, incoloros, con aros delgados de oropel.  Jóvenes de su camada, a espaldas suyas, se burlaban de él; pues, ni  adultos mayores o viejos, necesitaban usar tales artefactos ópticos. Vestía con sencillez, pero con envidiable pulcritud. Viajero asiduo a ciudad San Vicente o a Virola (Zacatecoluca), para deleitarse con matinée cinematográficas dominicales. Su posible escaso salario mensual le ajustaba hasta para pagar clases, por correo postal, del idioma inglés, anunciadas en  periódicos capitalinos de los cuales, don Santiaguito, su jefe benefactor, era asiduo suscriptor.
          Nunca se prestó para redactar o escribir cartas de amor a sus iletrados coterráneos jovenzuelos. Siempre los remitió a comprar un folletito quincenal llamado: El Secretario de los Amantes y, o, dos cancioneros: El Bonito, y El Ritmo; pues él no podía prestarse para semejantes bagatelas. Estudió el mentado idioma sin contar con  recursos de audios y videos actuales. ¡Lo aprendió a puro papel y lápiz! Para medio perfeccionar oído y dicción, por las noches y en fines de semana acudía al cine local, situado en destartalada casa propiedad de don Felipe Rodríguez Molina (magnánimo señor). Catorce tapaba su visión para sólo oír diálogos, sin mirar letreros castellanos respectivos. También, su bendito jefe farmacéutico le permitía sintonizar, en el radio-receptor de onda corta a pilas de automotor, con grandes antenas aéreas, diversas transmisiones anglófonas. Parece ser: así, con tantas vicisitudes, —según muchos—, Salvador Catorce medio perfeccionó su segunda lengua; no obstante su pulcritud y admirable auto educación bilingüe, trataron de ser empañadas por minorías vulgares pueblerinas, envidiosas y cobardes: lo calumniaron acusándolo de haber hurtado cierta cantidad de dinero (¢500ºº = US$ 200ºº de aquellos tiempos) al señor Morales Quintanilla, su empleador, quien, por ser quien era, prestó oídos sordos a rumores; pero, al poco tiempo, Chamba Catorce demostró su honradez al descubrirse al verdadero hurtador.
                                                    *****
         A finales de años 50’s, gobierno de El Salvador contrató a compañía “Columbus del Perú” para ampliar y balastar carretera secundaria entre ciudades San Vicente y Zacatecoluca, pasando, por supuesto, tangencial al incomparable Pueblito nuestro. Esta constructora peruana provocó gran escándalo, porque casi todos (95%) habitantes pueblerinos, nunca habían visto, ni en película, aquella gigantesca maquinaria: al galgo dinosaurio metálico tragador y vomitador de tierra, piedra y ripio, le llamaban: “catepila”, aun cuando el correcto y severo Salvador Catorce les corregía llamándole: “Ca-ter-pi-llar”. A todas las también numerosas y monstruosas máquinas destrozadoras de arbustos, árboles y paredones, vulgo pueblerino le nombraba: “yondil”, y, Catorce debería perder paciencias explicándoles que esa sólo era marca de fábrica, cuya correcta ortografía era: John Deere.
         Dicha mencionada compañía peruana traía, entre ingenieros y altos ejecutivos de campo, a varios cheles tal vez ingleses o estadounidenses. Tales cheles llegaban a sestear a champa almuercera y cervecera de señora Eva Angelina Barrera, situada al costado sur oriente del parquecito central pueblerino. Ahí mismo pedían respectivas cervezas heladas. Alegres desempacaban sus propias térmicas almuerceras. Esto, al mediodía. También, a eso de 04:00pm, aparecía, en misma champa fresco-cervecera, jineteando su burrita Renault, un genuino gringo tan peche y tan largo cual cocotero viejo, o insecto “chilincoca”, o vara de cohete. Este “tiosamlandés1“ —tal cual les llamara nuestro célebre polifónico;  pero poco recordado artista radial vicentino de ciudad Guadalupe: Guillermo Antonio (Albertico) Hernández—, era veterano piloto aviador de Segunda Guerra Mundial, casado con cierta señora de apellido Angulo, propietaria de tercera parte del latifundio Hacienda Tehuacán Opico, —en cuyos caseríos estaba y está el famoso  por martirizado cantón Cayetana, cuna de protomártires del recién pasado infierno bélico civil salvadoreño—. El tiosamlandés fumigaba extensas plantaciones algodoneras propiedad de su esposa; luego, terminada cotidiana faena, montaba su burrita Renault para llegar a cervecearse a la ya citada champa de señora Eva Angelina Barrera. El tal larguirucho tiosamlandés era llamado, por los lugareños: don míster Kleiton.
                                             *****
         Chamba Catorce, con permiso del jefe benefactor acudía, casi siempre todos los medios días y algunas tardes, al establecimiento mencionado para charlar con los cheles y con el tiosamlandés. Charlaban con fluido idioma inglés ante miradas y oídos atónitos de  señora Eva Angelina y de algunos otros curiosos circundantes de tal champa. Dos semanas después de iniciadas conversaciones jerigóncitas, extranjeros ejecutivos de compañía  Columbus del Perú  contrataron a Salvador Catorce para servir de intérprete en dicho campamento. Tres meses más tarde, cuando Columbus se marchó para continuar su trabajo en carretera primaria del litoral salvadoreño, allá por túneles entre puertos La Libertad y Acajutla, bilingüe personaje nuestro volvió a ocupar su puesto en farmacia de don Santiaguito; pero, varios semanas más tarde aparecieron, en el Pueblito remoto, algunos jóvenes “t i o s a m l a n d e s e s”, jóvenes de uno y otro sexos, con edades similares a la de nuestro admirable y pulcro  personaje bilingüe. Éste, pronto entabló amistad con aquellos chapudos cara-pálidas y, éstos, casi de inmediato le ofrecieron trabajo de intérprete-traductor de textos, pagándole buen salario con dólares de “Alianza para el Progreso”; pues esta alianza era programa estadounidense (gringo) impulsado por el entonces presidente Kennedy†, con objetivo de anular penetración ideológica cubana dirigida hacia Latinoamérica por Doctor Don Fidel Castro Ruz, —Simón Bolívar en siglos XX y XXI—. Jóvenes espías tiosamlandeses venían formando parte del subprograma: “Cuerpos de Paz”. Estos recorrieron cantones y caseríos de aquella inolvidable e inmensa comprensión municipal.             
          
        Cuando terminaron en fracaso programas y subprogramas de tan cacareada Alianza para el Progreso, aquellos muchachos tiosamlandeses volvieron a Tiosamlandia con tambores destemplados. Con ellos también desapareció Salvador Catorce. Se suponía: nuestro mulato bilingüe, con fantasiosos espejuelos de oropel, cuellos, puños despercudidos y almidonados a perfección; leontina sujetando fino reloj suizo de bolsillo; ligas de látex para sostener mangas largas de camisas “arrow”; zapatillas de charol de impecable brillo; cordones de oro macizo al cuello, esclavas de plata boliviana o mexicana, e innumerables sortijas de ¿fina? pedrería en ambas manos, se había ido hacia la nación del norte, donde debería estar triunfando por su envidiable tenacidad.
                                         *****
En preludios del macabro concierto bélico civil salvadoreño (1978-79), cuentan: el ya entonces don Salvador Catorce, volvió a pisar viejas pero finas callecitas empedradas del fabuloso municipio; callecitas adornadas con aceras de jaspeadas lajas volcánicas, labradas a perfección por  nuestra Madre Naturaleza, y cortadas por el hombre para hacerlas medir un metro cuadrado cada una; pues, don Chamba 14 estaba de regreso. Venía de Tiosamlandia  donde había vivido por más de una década. Regresaba más coqueto en el vestir y más chapetón en el hablar; llegó, además, casado con cierta tiosamlandesa  de ojos verdes claros, tez blanca pecosa, delgada, esbelta, pelirroja, y cinco centímetros más de altura con respecto al políglota; aparentando ser ella aproximados doce años menor con relación al esposo; pues éste ya andaba acercándose a dinteles difíciles del medio paquete. Venían acompañados de dos preciosas nenitas, de cuatro y ocho años en sus edades aproximadas respectivas. Por fortuna, para racistas, tales muñecas eran retrato vivo de la madre; pero, por imperdonable desgracia para nuestro ilustre biografiado, murmuraciones al respecto eran agrias. Además de ambos capullos, traían numeroso equipo electrónico audiovisual, pedagógico modernísimo (tecnología de punta, tal cual dicen cursis neoliberales actuales). Alquilaron local o salón contiguo a la todavía existente farmacia Las Américas; pero ya con diferente dueño, porque don Santiaguito era difunto. Ahí, en portales sur occidentales del parquecito central pueblerino, abrieron su academia bilingüe inglés-español, con intención de atender a veinte alumnos en cada uno de  tres turnos laborables cotidianos, incluyendo domingos. Asimismo, en otro local comercial, pegadito al hogar de doña Carmela Parras de López (hija mayor del magnífico don Lino), adyacente a la academia idiomática, esposos Catorce instalaron mediano almacén algo comercial (ferretería, telas, granos básicos, electrodomésticos, etc.), porque no pensaban subsistir sólo con bajas cuotas cobradas en la academia a  niños, jóvenes y algunos adultos asistentes al salón de la, —también cursi palabreja actual: reingeniería lingüística—; pero, mentada floreciente y popular escuela idiomática, más próspero establecimiento comercial, sólo duraron par de años, porque, cuando se desató la Ofensiva Final Guerrillera (10 de enero de 1981), ejército de la tiranía y cavernaria  benemérita”, con pretexto de buscar, para masacrar, destruir o aniquilar nidos guerrilleros persistentes, catearon casas de habitación, locales del centro comercial y cultural pueblerino, habiendo destruido o saqueado tan floreciente academia o, “tecnología  de   punta”,  más inventarios comerciales del almacén y hogar Catorce, entre otros. Dicha quijotesca  dichosa familia, no sufrió agresión física personal alguna, pues la tal tiosamlandesa y él, al instante mostraron documentos migratorios “sobrenaturales”; pronto, dos días después, en ambulancia y camioncito de Cruz Roja Internacional fueron evacuados, sólo llevando utensilios mínimos necesarios. Fueron transportados hasta embajada “tiosamlandesa” en San Salvador… ¡Qué habrá sido de ellos?

CHAMBA CATORCE: donde te encuentres. Hazme el gran favor de recibir fraternal abrazo de este fantasioso aprendiz de escritor  coterráneo tuyo.
    1--  Tiosamlandia = EEUU                                          

                                                F  I  N
                                25 de julio en 1999

9 comentarios:

  1. Me encanta leer cuentos o historietas como ésta, por tener mensajes positivos y propositivos para nuetras actuales juventudes empobrecidas cada día más por causa culposa del neoliberalismo estafador y ladrón del futuro humano en este planeta.

    Es admirable cómo este empobrecido niñito campesino logró llegar y aprobar hasta 6to grado primario sin tener apoyo económico del hogar; también es más admirable cómo su benefactor, Don Santiaguito, le extendió su mano en los momentos más difíciles de un adolescente, incluyendo difícles hasta para adolescentes adinerdos con otros problemas no monetarios.

    También nos alegra muchísimo que el mulatito bilingue haya retornado a su Pueblito, junto con esposa e hijas, para tratar de poner su onza de cemento en la construcción de una mejor niñez-juventud; para lo cual traía la "tecnología de punta" aplicada a la enseñanza del idioma inglés. Lástima grande que don Chambita Catorce haya fracasado en tal intento por culpa de la guerra civil puñetera.

    ResponderEliminar
  2. En toda comunidad humana sobre todo en las autollamadas cristianas, ---Tecoluca no podría ser la excepción---, existen altos porcentajes de haraganes envidiosos y hasta pérfidos quienes nunca pueden ver ojos bonitos en caras ajenas; y quienes rezan a sus santos devotos, día a día, para que a ti o a mí nos lleve el diablo en cuerpo y alma.

    Por supuesto, Don Salvador Rodríguez o 14, como lo llama el doctor Chávez Cañas en sus preciosas "Historias Escondidas de Tecoluca", no podría haber sido la excepción; pues, habiendo sido hijo de nonualcos esclavizados hasta por cura Simeón Cañas Villacorta hasta dejarlos empobrecidos al robarles tierras comunales, fue víctima, don Chambita Catorce, de calumnias, apodos y burlas; pero, él, Chambita XIV, hizo uso de aquel adagio que dice así: "PROMÉTETE A TI MISMO: SER TAN FUERTE QUE NADA NI NADIE PERTURBE LA PAZ DE TU ESPÍRITU...", etcétera.

    ResponderEliminar
  3. Soy hijo de Juan Miguel Parras de Tecoluca, ya difunto. Aunque yo nací en San Salvador y mi padre murió de muerte natural a los 45 años de edad, en esta misma ciudad capital, cuando yo era adolescente de 16 primaveras, muy bien recuerdo largas charlas tenidas con mi padre, las cuales casi siempre se referían a infancia, adolescencia y juventud de él allá en Tecoluca. Por eso, sin conocer a mucha gente aún radicada en Tecoluca, siento querer a tan famoso Pueblito.


    Recuerdo, como si fuese ayer, muchos nombres jóvenes de tecoluquenses contemporáneos de mi papá; a la cabeza está el doctor Ramón F Chávez Cañas, magnífico médico y excelente poeta; además, a don Salvador Catorce, a quien mi progenitor lo apellidaba Rodríguez; pero, la historia de este indito menudo descrita en este blog, está bastante fiel a cuanto yo recuerdo haber oído de mi querido padre.

    ResponderEliminar
  4. Platicando por teléfono con una joven señora Parras Rabanales, nieta de Don Lino por haber sido hija del bachiller José Gilberto Parras, y quien para esas fechass bélica aún era señorita y viajaba de vez en cuando desde San Salvador hasta Tecoluca, me dice no haber conocido ella a ningún medio enano con tal apelativo o apodo; tampoco supo sobre existencia de la esposa gringa e hijas de ambos; mucho menos existencia de academia idiomática en inglés ni el pequeño almacén mencionado en el blog. Le extraña, ---continuó diciéndome---, pues ella se hospedaba en casa de habitación de sus tías Parras Martínez o Farmacia Nueva que, según la narración citada, esa academia inglesa estaba contiguo a Farmacia Nueva.

    ResponderEliminar
  5. Soy Jaime Galileo Chávez, originario y vecino de Tecoluca hasta hace aproximados 30 años. Mi actual domicilio lo he fincado en ciudad Zacatecoluca. Según la historieta narrada y leída por mí en libro "Historias Escondidas de Tecoluca" y vuelta a leer en este blog de Anastasio Aquisí, cuando el apogeo o cenit, en Tecoluca, de don Salvador Catorce (1950-55), yo era un futuro ciudadano salvadoreño-nonualco de entre cero y cinco añitos vitales, por ello no ubico a ese personaje durante tales años.

    Tampoco lo ubico en años subsiguientes (1956 en adelante), quizás porque el nonualco bilingue ya había volado hacia tierras del tío Sam. Tampoco lo ubico a su regreso, cuando vino ya casado y con dos hijitas, más la escuela del idioma inglés; pues entonces (1978-82) era casi imposible visitar al Pueblito por causas bélicas, sobre todo porque Tecoluca era bastión impugnable al estar dominado por la guerrilla asentada sobre meseta Pichincha del volcán Chinchontepec.

    En cantón Platanares del municipio Viroleño o de Zacatecoluca, vive un venerable anciano tal vez ya nonagenario, con estas características generales: altura, colores de piel facial y corporal, vivacidad en el hablar más energía en el servir y otras cualidades que quizás lo hacen ser venerable en aquel conglomerado. Este señor se llama SALVADOR RODRÍGUEZ... ¿Será, por ventura, DON SALVADOR CATORCE tecoluquense?... Lo averiguaré, luego lo comentaré en este mismo blog.

    ResponderEliminar
  6. Al leer la sucinta biografía del zambito o mulatito niño bilingüe tecoluquense apodado Chamba Catorce, de inmediato viene a mi mente la otra interesante biografía del Filósofo Salvadoreño de nombre Francis Fanci... No es posible comparar el autoaprendisaje idiomático para hacerse bilingüe, con autoaprendisaje de Fanci que abarca inmensa gama de conocimientos iniciados hace + ó - 10,000 años: Historia Universal, Filosofía precristiana de Mesopotamia, India, Egipto, Grecia, Roma, Escandinavia, Maya, Inca, etcétera; Filosofía poscristiana de: Francia, Alemania, Inglaterra, Rusia y más.

    Asimismo, Francis Fanci domina, a las mil maravillas, contenidos en tratados religiosos o biblias de todas las culturas politeístas y monoteístas; antropomorfas, zoomorfas, astromorfas y más; pero, lo admirable entre ambos salvadoreños no guanacos, es haber sido y continuar siendo genuinos autodidactas, sin importar quién es superior a quién.

    ResponderEliminar
  7. Así como Salvador Catorce, --- nunca degenere racial de indígenas mayas con africanos, mejor llamados zambos---, ocupó intelecto y constancia para superaciones personales sin dañar calumniando a segundos ni a terceros; asimismo nosotros, mayas-nonualcos, deberíamos demostrar al mundo cuánto aún vale aquella inmensa sabiduría maya precolombina plasmada a perpetuidad en: Calendario Maya, Observatorios Astronómicos en Tikal y Chichen Itza, obras arquitectónicas y de ingenierias, diversas, biblia Popol Vuh, etc.

    ResponderEliminar
  8. ¡¿Cuántos millares de Chambitas Catorce se nos han perdido en estos últimos 200 años desde el primer grito de independencia en aquel 05 de noviembre?!...

    Chambita Catorce, ---mencionado en este interesantísimo artículo del historiador vernáculo: Chávez Cañas y, éste, genuino descendiente nonualco-tehuacano de Tecoluca---, fue, Chambita Catorce, víctima del racismo codicioso y descarado de conquistadores y de codicia-avarienta de colonizadores llegados a planicies nonualcas en valles y mesetas de Tecoluca y del Volcán Chinchontepec, a, también esclavizarnos con el bonito y pérfido apodo de ser ellos, los colonizadores, "Encomenderos" y, nuestros Chambitas catorce de aquella época infernal, los "Encomendados" para ser "cristianizados", jajajajá; pero sólo del diente al labio, pues faenas agrícolas y mineras, propias de bestias mulares, no permitían que nuestros tatarabuelitos o Chambitas 14, llegaran a la anciana edad de TREINTA AÑOS; pues morían poco después de cumplir los 25 debido a pésimos tratos dados a esclavos pipiles por ladrones arrogantes esclavizadores venidos de la madratra España.

    ResponderEliminar
  9. A toda la membresía de Anastasio Aquisí, le recordamos visitar con más frecuencia el blog "Cosas Tan Pasajeras", del intelectual socialista salvadoreño de Cojutepeque: Don Carlos Ábrego, residente permanente en París, Francia.

    Leer y asimilar escritos publicados por Señor Ábrego sobre diversos tópicos de interés nacional y mundial, equivale a ser estudiantes sin aulas en Universidad llamada "La Calle", ---pero no confundir "U La Calle" con aquel ¡saenz lacalle', desteñido arzobispo católico que fuera de San Salvador hasta hace aproximados 3 ó 5 años.

    ResponderEliminar